Movie's Time || O'Archi || Exprés

Miércoles 20 de Mayo - Noche
Poco a poco la fecha marcada se acercaba, el viaje con los chicos, nuestros amigos, estaba tan cerca a tan solo semanas, menos de un mes, menos de cuatro semanas. Sentía la emoción correr por mis venas, era cierto que estaba super emocionado con la idea de viajar hacia tierras latinas, al menos conmigo no tenía problema alguna con el asunto del idioma, puesto que aún lo recordaba y Español era uno de mis fuertes en la universidad y en el colegio, más aún en la universidad, aunque claro no era un experto al cien por ciento pero de igual manera teníamos a nuestra guía, Amelie, la rubia que provocó que aquella loca idea se me viniera a la mente.
Darren, Ella, Mathías, los cachorros y yo ya habíamos cenado, por un lado Pegaso y Stitch ya estaban durmiendo, pero Ella y Mathías no, más bien estaban muy despiertos, especialmente el pequeño rubito que había comido yogurt de fresa, algo que le encantaba a él. Los platos habían sido recogidos, lavados y guardados, la mesa estaba limpia, estábamos todo listo y apenas eran cerca de las ocho y media, al parecer, nos habíamos excedido un poquito con este tipo de cuestiones. -¿Y bien?- Pregunté, mirando al castaño mientras yo cargaba a la pequeña, Mathías estaba caminando por ahí, no sabía exactamente, desvié la mirada en la niña y me puse a jugar con ella, recibiendo sus sonrisas tiernas y una que otra risa.

La tarde fue normal, sin nada de extraña o complicada. Ella seguía despertando cada tres horas más o menos para comer y Mathías se pasó varias horas coloreando y recortando. Desde que le enseñé se había convertido en todo un amante del dibujo y eso no traía nada malo, sino al contrario: el niño desarrollaba su imaginación y aprendía más que viendo nada más que la televisión. A su lado estuve yo haciendo resúmenes y estudiando para los exámenes. André estuvo a cargo de Ella y descansando un poco porque se pasó toda la noche con la pequeña que estuvo especialmente llorona; normal, tenia muy poco tiempo.

Después de cenar recogimos todo como hacíamos siempre y nos encontramos con que era muy temprano aún y los niños estaban completamente despiertos. Miré a André y me encogí de hombros. -Podemos ver una peli con los niños ¿no?-sugerí con curiosidad. Con Mathías veíamos muchas películas y no sería bueno que con Ella también. -¿Mathi, quieres ver una peli?-grité un poco y enseguida apareció el pequeño rubio corriendo y  acto seguido los perros despertaron y le siguieron animados.

Escuché aquella propuesta de mi novio y poco a poco sentí que una sonrisa se iba armando en mi rostro, era una estupenda idea. Empecé a moverme hacia la habitación buscando uno de las películas que tenía en aquel cuarto pero me detuve de golpe por lo que hizo mi castaño. Fue demasiado curioso y extraño el que halla alzado la voz de esa manera y todo emocionado provocando que Mathías y los perritos aparecieran a donde estábamos, sonreí enternecido cuando el pequeño abrazó los pies de su papi. -Vamos Ella, nos toca ir a ver la película- Le dije en un tono divertido a la pequeña quien soltó una pequeña risa y con la pequeña manteniéndola con un solo brazo me metí en el dormitorio, donde empecé a buscar y buscar.

Al final regresé con tres opciones de películas, me acerqué a Darren y se las mostré con la mano que no cargaba a la pequeña -Dragon Ball Z, Digimon o La Saga de las doce casas- Comenté un tono divertido, estaba muy emocionado ya que sería la primera película que le mostráramos a Ella, además de que aquellas tres series animadas me encantaban muchísimo y ni qué decir de Mathías, quien se quedó asombrado y a la vez muy feliz al ver aquellas tres opciones, extendió su dedido y al final señaló la de Digimon.

Lo mejor de esta convivencia era cuando teníamos nuestros momentos todos juntos ya fuese comiendo, viendo alguna película o ahora o simplemente hablando. No sé, estando con todos me sentía en paz y con una tranquilidad increíble que me encantaba. Éramos una familia y disfrutar de ellos era lo más importante. Cuando Mathías vino corriendo me agaché estirando los brazos y lo levanté con fuerza lo más alto que pude, abrazándolo luego. -Nosotros mientras prepararemos el sofa.-solté al pequeño y fuimos a abrir el sofá para convertirlo en una cama en la que poder tumbarnos. -Dame los cojines, Mathías…no, el rojo…exacto, ese.-cuando me lo entregó le revolví los cabellos y se fue a buscar el otro.

André y Ella aparecieron con tres películas y el rubito aceptó rápidamente la de Digimon. Tenía que asimilar que ahora las películas con ellos serian infantiles y tampoco me molestaban. Apagué las luces e introduje el CD en el reproductor. Rápidamente los dos perros vinieron con nosotros y golpeé el sofá para que se subiesen con nosotros. Stitch se me puso entre las piernas, Pegaso a un lado y al otro lado estaba Mathías con su peluche. La peli empezó y se hizo el silencio.

Darren cargó a Mathías y lo levantó hacia arriba como a él le gustaba puesto que rió super fuerte y contento. Asentí un poco con la cabeza cuando mi chico habló, afirmando para que ellos se encarguen de acomodar el sofá para poder ver la película, con la nena yo me dirigí a la habitación.

¿Estaba sorprendido? La verdad es que no, cuando el pequeño eligió la película de Digimon Adventure y tal como el consentido de la familia terminamos por ceder el gusto al rubito, aunque no lo ocultaba ya que esa película a mi me encantaba. -Mathías me leyó la mente- Comenté en un tono divertido, solté una pequeña risa y acomodé un poquito más a Ella para poder con la mano libre tomar la manita del bebé quien ya quería estar sobre el sofá que ya estaba acomodado para la situación, para ver aquella película ... en familia ♥.

Me senté con cuidado para no estropear a la bebé, golpearla sin querer o cosas así y una vez que terminé sentado sobre éste, de inmediato sentí el cuerpito de Mathías a mi lado, estaba levantado mirando a Ella con detenimiento y una sonrisa amplia -Ella- Dijo su nombre en su tonito de voz y asentí con la cabeza, revolviendo los cabellos, eso sucedió en el minuto en que mi novio estaba poniendo la película. Quien se acomodó a nuestro lado al igual que los perritos, Mathías empezó a acariciar a Pegaso, uno de los cachorritos, podía acostarme en el sofá pero no quise porque era Digimon lo que estaba viendo, una sonrisa apareció en mi rostro cuando empezó.

Conocía a Mathías muchísimo porque tanto tiempo juntos hizo que fuese descubriendo su personalidad de niño pequeño. Por eso no me pareció extraño que acabase eligiendo Digimon porque alguna que otra vez veía la serie en uno de los canales de televisión. Cuando me sentaba con él me acordaba de esas tardes junto a Charlie comiendo chocolate y viendo animados esa serie mientras nuestra madre nos decía que tuviésemos cuidado de no manchar nada. Obviamente siempre acabábamos nosotros manchados.

Mientras se iban acomodando en el sofá encendí el reproductor y luego introduje el CD. Si Mathías fuese mayor seguramente estaría haciéndole ahora mismo palomitas u otra cosa, pero me parecía feo ponerme yo a comer algo que a él le iba a apetecer y que no podía. Así que nada de comida  y nos ahorrábamos el tener que hacer deporte luego.

Una vez que comenzó la película se hizo el silencio y comencé a acariciarle la cabecita a Stitch con una mano y con la otra la rodilla de Mathías, esa rodillita gordita y rodeada de carne suave. Él ni se quejaba y es que era el niño más cariñoso que podía existir en el mundo. Miré por encima de él a André, quien tenía entre sus brazos a la pequeña morena que seguía medio dormida medio despierta.

Sentí que la mirada de mi novio llegaba hacia mi, desvié la mirada por unos segundos al castaño y luego la bajé hacia la pequeña quien parecía estar media dormida, el sueño le ganó pero no la culpaba. -¿Quiéres cargarla?- Pregunté en un tono bajito, dejé que me respondiera y terminé acercándome para dejar a la nena sobre sus brazos, dejé un beso en la frente de la chiquita quien bostezó y después un besito en la frente de mi chico.

Regresé a mi posición anterior para poder ver la película que había puesto mi chico y elegido el rubito, se trataba de la primera película de Digimon Adventure 01, o el capítulo de introducción de aquella serie que más amaba y al parecer Mathías estaba como yo porque en su rostro de concentración se veía lo cuánto le interesaba la dicha. Tomé al pequeño de la cintura y lo puse en el espacio que estaba formado en mis piernas, pues pasé a sentarme cruzado de piernas, escuché que solo dijo un suave Tah porque de la pantalla se veía que ya había aparecido el huevo y que los chicos Kari y Tai lo tenían y estaban cuidando de ese huevo nacería Botamon, tomé las manitas del pequeño y empecé a acariciarlas con suavidad.

Estuve mirando a André unos segundos y este pareció pillarme, por lo que sonreí y asentí cuando me ofreció tomar a la pequeña. La sostuve con cuidado cuando este la dejó sobre mis brazos y la acomodé. La pequeña se movió un poco y se acurrucó en mí. Sonreí ampliamente ante el beso de André y volví a mirar a Ella. -Mi niña preciosa…-susurré agachando un poco mi cabeza para darle un suave besito en su cabeza. Luego vinieron otros besos mientras sentía su mano en mi mejilla, recorriéndola hasta llegar a mi oreja y quedarse agarrada. -Eres un monito.-bromeé y ya me callé para no molestar a los otros chicos.

Estaban completamente concentrados en la película, con las bocas semi abiertas y sin hacer ruido. Se notaba que estaban contentos con la decisión y no iba a ser yo quien les molestase. Stitch se levantó un poco y apoyó su cabeza delicadamente sobre una de las piernas de Ella, haciendo que esta se moviese un poco. Parecía que los perros entendían que debían cuidar a los niños porque siempre estaba uno de ellos protegiendo a uno de los dos bebés.

Levanté la ceja derecha cuando escuché aquellas palabras salir de mi chico, por un momento, una vez más, desvié la mirada -Es tu hija- Dije en un tono bajo con una cierta dulzura, me acerqué de nuevo a su rostro para besar su mejilla. Sentí que la pequeñita estaba apunto de dormirse y negué ligeramente con la cabeza -Vamos, cariño. Haz el intento de hacerla dormir- Comenté en un tono burlón, ambos sabíamos que Ella el cien por ciento de las veces que le intentaban hacer dormir a través de música, algunas veces fallaban y otras no, no era como el rubito cuando era muy pequeño, que ni siquiera el castaño lo acurrucaba y cantaba la primera estrofa y ya caí en los brazos del sueño, con una sonrisita típica en él en su rostro, muy feliz.

Se escuchaba por fuera el sonido de la melodiosa canción que Darren cantaba, sonreí amplio por ello ya que optó por hacer dormir a la pequeñita, reina de la casa. Noté que Mathías se volteó a mirarlo y les dedicó una sonrisa amplia, soltando su manita de mi agarre para acomodarse un poco en mis piernas. Reí un poquito y le acaricié los cabellos -Mira Mathías ya mismo nace- Comenté en un tono bajo, casi en un susurro, puesto que me acerqué a su orejita, señalándole la pantalla de la televisión porque el huevo que Tai y Kari estaban cuidando iba a eclosionar, de él nacería botamon.

Me sentía raro con Ella y eso era algo que no iba a admitir a cualquiera. Aquella pequeña niña llegó de repente y pensar que estuve a punto de dejar a André porque había traído al mundo a esta preciosidad me destrozaba el corazón, era como si tuviese que ganarme el perdón de la morena para poder continuar. Sí, era todo muy raro. -Mi hermosa y preciosa hija.-sonreí ampliamente. Al contrario que Mathías, dormir a Ella era más complicado y seguro que se trataba porque era mucho más bebé. Sin embargo, alguna vez lograba dormirla y hoy iba a hacerlo. Aprovechando que el sofá estaba abierto me tumbé y la coloqué a mi lado, acercándola a mí para que se acurrucase. Tras darle un besito en su nariz comencé a cantarle muy bajito.

Oía de fondo a mis dos hombrecitos que se dedicaban a observar aquella película que les apasionaba. Era adorable ver así a Mathías, pero mucho más ver a André con su edad disfrutando tanto con algo así. -Vamos, cariño , duérmete.-susurré en el oído de la pequeña durante una pausa que hice para respirar. Seguí cantando una de mis canciones muy muy flojito para no molestar a los otros dos. Mientras, sentía como el sueño también me invadía a mí.

El pasado había quedado atrás y mucho más aquel momento en que conocí la "ira" de mi castaño, ese enojo en esa misma noche que nació Ella, no lo culpaba porque quizás yo reaccionaría así e incluso podría reaccionar mucho peor pero no, él optó por ir a su habitación y encerrarse que estarme golpeando, insultando o echando de la casa, hasta desde ese punto de vista soy afortunado. Me llenó de orgullo y ciertamente nostalgia el escuchar como Darren le dijo a la pequeña hermosa y preciosa, pero mucho más por lo de "hija". Quizás él nunca se habría imaginado tener una hija o hijo de ese modo, que un hombre de la nada llegue a tu vida para darte amor y a dos pequeñines, era como de película pero real ... y ese hombre era yo; y, Darren fue quien me abrió las puertas de su corazón.

Levanté la ceja derecha cuando observé a Mathías bostezar, no solía hacerlo cuando veía este tipo de películas, en eso caí en la cuenta de que quizás se deba porque mi castaño estaba cantando, parecía que la música era un somnífero para el caballerito rubito. Dejé que el menor apoyara su cabecita sobre mi cuerpo y acerqué mi mano a su barriguita y le empecé a acariciar suavemente, le sonreí amplio y recibí como respuesta una sonrisa pero aún mejor, una amplia, dulce y hermosa.
Él ver que Botamon evolucionó a Koromon me llenó un poco de nostalgia, desvié la mirada en Mathías y sonreí un poco más él parecía ser ese Koromon y luego mis ojos azules terminaron en Ella, la relacioné como Botamon. Esa relación entre las etapas del digimon y los bebés, me pareció graciosa. ¿Qué seguirá después para Mathías y Ella? ... El crecimiento de ellos era su "digievolución".

Todo el mundo , cuando era pequeño , se imaginaba como sería su vida de adulto. En qué trabajaría, dónde viviría, cuántos hijos tendría etcétera. Lo normal es que persiguiesen esa ilusión o deseo hasta conseguirlo y si no llegaban ,al menos, se quedaban cerca. Pues de todas esas cosas que había pensado me daba cuenta que no cumplí ninguna de ellas y que era solamente una vida totalmente diferente. Pensaba que si no llegaba a conseguir todo sería infeliz y ,sin embargo, aquí estaba siendo el chico más feliz del mundo con una vida totalmente diferente. Tenía una pareja a la que amaba, dos hijos adorables, mis mascotas y una casa donde estar todos juntos. No deseaba nada más.

Acurrucado a Ella cantaba lo más flojo posible para no molestar a los otros dos. De lo que no me di cuenta era de que me iba entrando el sueño a mí también. Estos días eran completamente agotadores cuidando a los dos chicos, asistiendo a clases y teniendo luego que estudiar. Era complicado ,sí, pero no me quejaba de nada. Mis ojos se fueron cerrando abrazado a la pequeña. De repente los volví a abrir, no sabía si había pasado mucho o poco tiempo pero estaba realmente cómodo ahí. Me fui incorporando poco a poco para ver a mis dos hombrecitos.

Por un momento en mi cabeza se proyectó la imagen de un chico ya adolescente con los cabellos rubios de tez blanca y a su lado una señorita media morena con el cabello negro, lacio y largo. Al parecer se trataba de Mathías & Ella, me pareció tierno el haberme imaginado aquello, desvié la mirada en el pequeño rubito, quien se esforzaba en exceso para ser un gran hermano y acaricié su cabecita, revolviéndole los cabellos, como respuesta a ello, sentí cómo el menor se iba acurrucando en mi pecho para dormir, de seguro debió ser por el haber escuchado un poco a Darren, así era el chiquito, loquito.

Continué con las caricias suave sobre los cabellos rubios del pequeño hombrecito mientras continuaba viendo la televisión, me contenía las ganas de gritar de la emoción que me producía el ver aquella película, no quería asustar a mis chicos, Mathías ya estaba dormido.
Pasó alrededor de media hora y en la pantalla se reflejó a un Parrotmon, el malo de la película, sonreí mucho por ello pero mucho más por ver a TK, uno de los niños elegidos -TK se parece a Mathías- Murmuré y escuché un leve sonido a mis espaldas, mi mirada se desvió y noté a mi chico con la cara de dormido, solté una pequeña risa porque al parecer se quedó dormido junto con Ella -¿Hora de dormir?- Le pregunté en un tono bajito, con una sonrisa tranquila.

En estos momentos tan simples era cuando más en paz me sentía. Los problemas se olvidaban y solo me centraba en disfrutar de mis tres personitas aquí presentes. Hace un año mis mejores momentos eran de fiesta con mis amigos y ahora había tanto que prefería quedarme aquí sin molestar a nadie y sin que me molesten. Sentía que el tiempo se paraba cuando estábamos juntos y llegado el momento de separarnos para ir a la escuela era bastante jodido porque quería estar siempre con ellos. Pero bueno, también separarnos un poco era bueno para desahogarnos y despejarnos porque sería todo bonito pero también teníamos muchas responsabilidades, así que el trabajo o la universidad nos servían como terapia también.

No sabía cuanto tiempo había estado dormido, la verdad, mis ojos se cerraron allí acurrucado con Ella y no fui consciente de que me dormí. La pequeña tenía ese olor característico de los bebés que te hacía querer pasarte todo el tiempo abrazado a ellos. Me levanté un poco al oir a André y allí estaba super motivado viendo la película con el pequeño dormido en sus brazos. Negué con la cabeza. -Tranquilo, sigamos viendo la película. Yo ni me he dormido siquiera.-dije aún con los ojos semicerrados y me senté con cuidado de no despertar a la niña. -Mathías se durmió también.-sonreí un poco.

Negué ligeramente con la cabeza por lo que llegué a escuchar de mi castaño, decía que no se había dormido pero se notaba no más en su rostro que se había quedado una siesta. -No seas un tontito, si te dormiste- Dije en un tono divertido, llamándolo tontito con muchísimo cariño. Cuando lo tuve cerca me acerqué para besarlo en la frente, me separé uno segundos y le terminé dedicando una pequeña sonrisa mientras miré por unos segundos al pequeño rubito. -Sí, creo que se durmió cuando empezaste a cantar primerito, recuerda que el somnífero del caballerito es la música- Comenté en un tono divertido y con cautela, empecé a moverme y dejar a Mathías cerca de Ella, el pequeño bebé se removió un poquito y se giró, terminó abrazando a la morenita que dormía plácidamente. -Nos quedamos atrás, Mathías es el mejor hermano mayor del mundo- Dije en un tono burlón y bajo, tocaba habar bajo al igual que reír, no debíamos hacer tanta bulla para que los pequeñines no se durmieran.

Me moví un poco más y terminé abrazando de lado al castaño -¿Estás seguro que no quiéres ir a dormir?... La película ya mismo se acaba y los pequeñines cayeron dormidos- Susurré cerca de su oído, dejando un beso sobre su suave mejilla, mientras me dispuse a ver la pantalla que mostraba la forma en que evolucionó Agumon a Greymon, genial.

Fue estúpido decir que no me quedé dormido cuando en mi cara se debía notar además de que seguramente André me miró estando dormido. -No me dormí.-entrecerré los ojos como si de una mirada desafiante se tratase, todo era una tontería más mía. Con mi mano acaricié la mejilla de Mathías, quien parecía estar perfectamente acurrucado en su padre y no podía culparlo porque yo también adoraba dormir abrazado a él. -Seguro que se durmió porque estaba cómodo apoyado en ti. Se duerme muy bien ahí.-sonreí ampliamente, bostezando un poco. Aunque intentase negarlo me había quedado dormido y aún seguía estando medio dormido y medio despierto. No era culpa de nadie, sino que descansaba todo lo que quería y por eso cualquier momento así era bueno para dejarme llevar.

Cuando André juntó a los dos niños me quedé mirando la reacción del rubito de abrazar a su hermana para protegerla. Sin duda alguna iba a ser un gran hermano mayor. -Es porque es el machito de la casa y debe proteger a la nena.-asentí siguiendo la conversación. En cuanto el mayor me abrazó me acurruqué sobre su pecho ,dejando una mano sobre su abdomen. -No no, a ti te gusta la peli. Veamos el final  y ya nos acostamos.-murmuré acariciándole la barriga. Era imposible estar más cómodo.

Cuando me miró con aquella mirada desafiante no pude evitar reír, negué ligeramente con la cabeza -Lo hiciste- Comenté en un tono tranquilo, con una pequeña sonrisa. Ante aquel comentario de que mis brazos se duerme plácidamente, levanté la ceja derecha -¿En serio?- Pregunté en un tono bajo, imaginándome a Mathías y Darren dormidos por una almohada como mi figura, por aquello solté una ligera carcajada que provocó que el rubito se moviera un poco, apenitas fue y para abrazar un poco más a Ella, por lo que hice un ademán de silencio, a pesar de haber sido yo, el causante de aquel ruido, quedé con una sonrisa de lado. Me pareció adorable lo que dijo de que el rubito protegerá a la nena, asentí suavemente con la cabeza -Lo sé, como todo el caballerito que es- Susurré.

Se recostó en mi pecho y asentó una mano sobre mi abdomen, le miré con una pequeña sonrisa tierna, estos momentos en que pasábamos juntos, en familia, era lo máximo, lo que me alegraba en totalidad mi día. Pasé una mano por la mejilla de mi novio, empecé a brindarle suaves caricias mientras mi mirada estaba fija en la película.

Tenía esa costumbre de aunque me pillasen dormido lo negaba por alguna extraña razón que no llegaba a comprender. Era cierto que durante los primeros minutos después de despertar me encontraba en un estado de confusión que no me permitía pensar con claridad, y eso era lo que estaba sucediendo exactamente ahora. -Lo que tú digas, pero  yo tengo razón.-era muy cabezota y André ya sabía eso. No podía borrar la sonrisa mientras miraba a los dos bebés juntitos y con los bracitos de Mathías abrazando a su hermana recién nacida. Habíamos tenido mucha suerte con el pequeño rubito que en ningún momento se puso celoso, sino que se mostró super protector con la otra. -Es como su papi.-sonreí.

Cuando estaba acostado sobre su pecho me encontraba más cómodo que en cualquier sitio. -Si, aquí es donde más cómodo se está. Escuchar tu corazón me tranquiliza…y seguro que al pequeño le pasa igual.-confesé. Metí mi mano en  su camiseta para acariciarle mejor la zona abdominal. No buscaba provocarlo ni nada sexual, solo quería sentir su piel.

-Vale, tú tienes la razón- Respondí en un tono divertido, la verdad es que terminé por cederle la razón cuando no la tenía, tal y como lo solía hacer la mayoría de las veces, aunque claro, ambos estábamos conscientes de la verdad para que no halla mal entendido alguno en la situación; y, ahora, su rostro más o menos dejaba ver que si se había dormido mientras andaba con Ella.
Me fue curioso que el castaño mencionara de que el rubito era como yo, puesto que mi pensamiento era que el menor tenía la actitud y cualidades junto con los valores de su mamá, eso era una herencia que sin duda él lo dejaba ver, yo ante él no me podía comparar y mucho menos asemejar -¿Por qué lo dices?- Pregunté en un tono bajo, mirando fijamente a su rostro.

Su mano empezó a acariciar mi abdomen, solté una suave risa por aquellas palabras que dijo, dudaba de que mi torso sea lo ideal para dormir -Mathías quedó dormido porque te escuchó la suave melodía de tu voz al cantar- Dije en un tono bajito, centrándome un poco más en la pantalla ya que se acercaba el final de la película, una sonrisa amplia apareció en mi rostro. -Espera- Le dije en un tono bajo para sacarme la camiseta que traía puesto y lo acomodé una vez más en mi pecho, esta ocasión le acaricié la mano que estaba sobre mi abdomen, por eso fue que me quité aquella prenda.

Sonreí de manera graciosa, entrecerrando los ojos y poniendo así una cara bastante cómica en la que parecía un chinito. En fin, gané y terminó dándome la razón, aunque ambos sabíamos de sobra que me quedé dormido y lo volvería a hacer pronto.  Estas tonterías eran las que hacían que estuviese mucho más enamorado de él porque no intentaba contener a mi niño interior, sino que me seguí el juego y me dejaba ser el payaso. Realmente él también era un payaso aunque se pusiese serio cuando era necesario. -Siempre la tengo, rubio.-le guiñé un ojo sin borrar la sonrisa. -Lo digo porque es igual de leal y protector que tú. Y esa sonrisita…lo miro y es como si te viese a ti.-confesé.

Tal vez a Mathías le gustase cuando le cantaba, pero como se estaba acurrucado a André no se estaba en ningún sitio. -Te aseguro que aquí se está mucho más cómodo.-dije dándole unos puñetazos flojos en su pectoral. Alcé una ceja cuando se quitó la camiseta y me acomodé de nuevo sintiendo ahora su cálida piel. -Tú siempre siendo un exhibicionista eh.-dije divertido y le abracé de nuevo antes de darle un beso en su pecho y seguir allí.

-Siempre la tienes, pollito- Comenté en un tono divertido, diciendo lo último a modo de broma, ahora muy pocas veces lo llamaba así, no era porque no quería, sino más bien como se me olvidaba, estaba más acostumbrado a llamarlo por su nombre, Darr o sino amor, más me gustaba lo último porque ... la verdad, no sé, por qué, pero estaba super contento de tenerlo como pareja y mira que ahora ya cumpliremos cinco mesesitos. Me pareció curioso de que mi castaño me diga eso, no lo creía, yo sigo insistiendo que el rubito es más un Kuffó, aunque no conozca a susodicha familia, apenas y recuerdo la cara de algunos de sus integrantes, recuerdo la intimidación que me provocó el Sr. Kuffó con esa mirada de negación, negué con la cabeza para despejar esos pensamientos, aunque sirvió para negar a lo que mi amor había dicho -No es cierto, Mathías es único- Respondí con una sonrisa amplia.

Sentí dos ligeros golpes dirigidos a mi pecho, levanté ambas cejas por lo que pronunció -Insisto que fue por tu voz- Agregué, debía hacer que Darren reaccione ya que él es muy bueno cantando, tiene una hermosa y genial voz. -¿Exhibicionista?- Pregunté en un tono bajo, riendo, estaba acostumbrado a llevar poca ropa, hasta en el trabajo era así, no me debía culpar, además de seguro que a él le gustaba más que esté así, sentí aquel beso en mi pecho, parpadeé un par de veces curioso. -No continúes, porque harás despertar a mi amigo- Susurré en doble sentido y reí bajo luego de ello.

Una relación se basaba en muchas cosas y una de ellas que no podía faltar era el buen rollo entre las dos personas componentes de la relación. Entre nosotros siempre estábamos gastándonos bromas y diciéndonos tonterías, aunque también nos poníamos serios cuando era necesario. -Ya no soy un pollito, soy un gallo de corral.-bromeé un poco. Desde que nos conocimos me llamaba así , supongo que porque André utilizaba apodos para dirigirse a la gente a la que tenía cariño. Yo no solía hacerlo, así que lo llamaba André , rubio, amor o varias cosas más de ese estilo. -Claro que es único, pero me recuerda a ti. Estoy seguro de que cuando sea mayor será hasta más guapo que tú.-dije entre risas no muy fuertes. Seguramente fuese una belleza, pero para mí no había nadie mas guapo que su padre; tenía tanta suerte de tener a un hombre tan perfecto por fuera como por dentro.

Negué repetidamente , más sabía que cuando comenzábamos así pasaría un rato hasta que uno cediese porque éramos bastante cabezotas ambos. -Bueno, fue por una combinación de ambas cosas. ¿Contento?-le guiñé un ojo. Me entraron ganas de soltar una carcajada que tuve que contener. -Si, bastante. Siempre desnudo por ahí.-aunque quisiera quejarme no podría porque ver a un dios así por mi casa era un regalo; yo no dejaba de ser un joven acabado de salir de la adolescencia. -Perfecto, yo no puedo darte un beso ahí porque te provoco, pero tú te pasas el día desnudo provocándome y no te digo nada.-lo miré con cara de enfado, aunque él sabría que bromeaba una vez más.

Solté una pequeña risa por lo que dijo, una suave para no despertar a los pequeños -Jajaja, vale, vale, Claudio- Lo llamé por Claudio ya que así se llama el gallo que aparece en los Looney Tunes, fue gracioso Jajajaja. Sin duda alguna el que Mathías fuera todo un chico muy guapo en el futuro, mucho más que yo, no me sorprendía, en el pequeñín corría la genética O'Sean & Kuffó; y, bueno, de lo poco que recordaba la familia de Ileana es un poco más atractiva que yo, aunque igual deberíamos esperar, pero se reflejaba en la actitud de Mathías que había salido en mayor parte a su mamá -Claro, Mathías desde ya es más guapo que yo- Respondí en un tono burlón, mi comentario es certero.

Asentí ligeramente con la cabeza -Demasiado contento- Me acerqué para dejar un beso sobre sus labios. Era gracioso que mi chico resaltara el que yo ande por nuestro hogar con poca ropa pero era algo inevitable para mí -No es cierto, no ando desnudo- Negué e hice un pequeño puchero, tomando el elástico de mi bóxer -Siempre ando en bóxer- Le comenté dejando de tirar el bóxer. Levanté la ceja derecha curioso por lo que había agregado mi novio -¿En serio?- Pregunté en un tono bajo, justo en ese momento la película dio a su fin, miré fijamente a mi novio.

Ahora me llamó Claudio y si no me equivocaba se refería al gallo de los Looney Tunes. Seguramente sería por ese personaje , ya que André era realmente igual de infantil que yo, un niño pequeño en un cuerpo de hombre. -Así me gusta, Piolín.-sonreí con carita de niño bueno.  Mathías era guapísimo desde que lo conocí y con el paso del tiempo se iba volviendo más aún con esa sonrisita, sus ojitos y ese cabello rubio tan suave. -¿Y qué harás cuando sea mayor? Ya me estoy imaginando una portada de revista donde diga “Y el hijo superó al padre. O’Sean vs O’Sean”-dije con voz solemne y acto seguido comencé a reirme más fuerte de lo que debería. Rápidamente me moderé y vi como los niños seguían dormidos.

Correspondí aquel beso corto con una sonrisa. -Así me gusta, vivo para hacerte feliz y que estés contento.-asentí varias veces. Alcé una ceja cuando negó andar desnudo siempre y tiro del bóxer, dejándome ver desde mi posición un poco de su entrepierna pero tampoco iba a encenderme por verla; no era tan guarro y caliente. -Claro, claro. Con unos bóxers apretados y pequeños que dejan poco a la imaginación.-seguí con lo mío y la película terminó. -Creo que deberíamos acostar a los pequeños y luego me comeré un yogurt…tengo hambre.-me encogí de hombros. En mi familia era una costumbre despertarse a mitad de la noche con hambre, éramos así. -¿Te parece bien?

Solté una carcajada cuando me llamó piolin, la verdad es que no me lo esperaba, aunque sí me imaginaba que mi castaño viera programas como los Looney Tones, porque vamos, eso fue la infancia de muchos, incluyéndome, además era super gracioso, todo un clásico. -Si yo soy piolín, tu eres el silvestre que trata de comerme- Comenté en un tono divertido y terminé soltando una carcajada un poco fuerte, me fue un poco inevitable, pero callé de nuevo para que ninguno de los bebés despertara.
Levanté la ceja ligeramente, de cierta manera si todo seguía como iba, es decir, si el pequeño rubito crecía como lo estaba haciendo, quizás termine llevándose a cabo aquella "lucha" -Mathías me ganaría y por mucho- Terminé riendo a la par que mi novio pero un poco más bajas, le silencié con un pequeño beso en los labios.

-No digas eso- Comenté con un puchero en el rostro, negué ligeramente con la cabeza -También vives para amar a Mathías y Ella; y, para ser amado por nosotros tres y los cachorros- Dije en un tono bajo, suave y dulce, mostrándole una corta sonrisa. -Tu también deberías andar así para estar a la par ¿No crees?- Le pregunté, en referencia a que ambos debíamos a andar solo con un bóxer puesto por la casa, no teníamos nada de que avergonzarnos porque ya habíamos convivido mucho para andar diciendo que teníamos un poco de vergüenza el uno del otro.
Terminé asintiendo y apagué la televisión junto con el reproductor, levantándome poco a poco y extendiéndole la mano para ayudar a reincorporarse -Tú tomas a Mathías y yo a Ella, ¿vale?- Le propuse, abrazándolo de lado, con mi mano en la cintura ajena.