One thing, yes or no? || Ruby.

Sin saber como me encontraba subida en un taxi con dirección a la casa Omega. Desde que me entere de lo del viaje a Las Vegas había tenido ganas de venir a hablar con Ruby. Quería dejar claro nuestra relación o lo que sea que tuviéramos en este momento. No venia con las intenciones de que se arrodillara y me pidiera ser novios o algo por estilo. Tampoco esperaba eso. Solamente quería aclarar la situación, saber si siente algo por mi o simplemente fue sexo aquella vez después de esa fiesta. También quería preguntarle si era cierto lo que había escuchado. En este sitio como es normal las cosas pasan de boca en boca y llegas a escuchar cosas que no quieres escuchar. Aunque por mucho que me dije que no podia ser cierto, al ver el tipo de prendas que tenia mi hermana en la maleta pude saber que no era un simple rumor. De todas maneras me gustaría que me lo dijera Ruby, y obviamente quería que me diera unos buenos motivos.

Le pague al taxista antes de bajarme del taxi, observando después la casa Omega, sin duda por fuera era el doble de bonita que por dentro... aunque bueno, por dentro ni siquiera era bonita. No era ningún secreto de que no la gustaba aquella casa, era como si hubieses juntado a veinte personas y cada una hubiese comprado cosas diferentes y las hubiesen puesto sin tener en cuenta los colores o el estilo. ¿Es que a estas personas no les importaba la estética de una casa y la decoración? Negué con la cabeza, caminando a la puerta bajo la atenta mirada de alguno de los omegas que estaban fuera. Nada mas entrar cerré los ojos ante aquel olor tan... particular en esa  casa. La verdad que Ruby también olía a porro la mayoría del tiempo, pero en el ya me había acostumbrado. Subí las escaleras para ir a su habitación, deseando que no estuviera durmiendo aunque con las horas que eran seria para matarlo. Cuando llegue a la puerta de su habitación saque el espejo junto a mi labial del bolso para poder retocarme los labios, asegurándome de que todo en mi rostro estaba bien. Después saque la colonia, perfumandome un poco, no quería tener aquel olor. Toque varias veces a la puerta, abriendo un poco esta y asomando la cabeza por esta—. ¿Ruby? —No quería entrar por si estaba ocupado, o por si alguno de sus compañeros estaba haciendo alguna cosa, no quería molestar.

Mi mirada paseaba cansada por encima de las partituras que con el paso del tiempo ya habían perdido sentido. Ni siquiera usando mis gafas era capaz de leerlas con claridad y si eso no expresaba lo cansado que estaba, entonces no tenía idea de qué podía hacerlo. Pero había prometido al dueño del club en el que trabajaba que tocaría en su boda si a cambio recibía una buena paga. Todo fuese para sacarme esa deuda de encima y volver a ser un ciudadano libre... o algo así. ¿En realidad? Sólo estaba practicando aquella pieza sin cesar por no querer comenzar a empacar. Porque nunca había aprendido a hacerlo y no tenía ningún interés en hacerlo ahora, de todos modos, prefería ordeñar cabras antes que sentarme a escoger qué era lo más adecuado para un viaje al desierto; además, estaba seguro de que si quería empacar, tenía que ser ropa limpia... y de esa no tenía mucha. Mi vida era un desastre y yo estaba siendo ahogado lentamente por ella sin darme cuenta. Dramático, pensé.

Suspirando, estiré el cuello antes de comenzar a tocar de nuevo, sintiendo como los vellitos de mi nuca se erizaban al escuchar aquella nota desentonada que salió sin querer cuando la sorpresa de haber escuchado mi nombre me hizo separarme doce centímetros del suelo en un salto inesperado. "Ay," me quejé, cerrando un ojo y arrugando la nariz mientras descansaba la posición y dejaba caer mi brazo con el violín a un lado. Con la izquierda todavía sosteniendo el arco, empujé mis gafas sobre el puent de mi nariz y me giré hacia la puerta ara ver de quién se trataba casi ahogándome en mi propia saliva.

"¡Hey!" Soné entusiasmado, pero en realidad estaba confundido. Independientemente de la situación, ver a Sarah (o si quiera imaginarla) dentro de la casa Omega no era algo cotidiano y evidentemente causaba impresión. De todos modos, me abstuve a preguntar qué hacía acá y, en cambio, dejé el instrumento sobre mi cama y terminé de abrir la puerta para invitarla a pasar. "De saber que vendrías habría hecho un esfuerzo en dejar esto más... presentable." Bromeé en un tono bajito y rasqué mi nuca con la diestra; con la cabeza gacha, mirando el desorden que se basaba en un montón de partituras y ropa regadas por todas partes, ¿y yo? Ni siquiera llevaba camiseta. La vergüenza que me inundaba se hizo notable cuando sentí la temperatura de mis mejillas subiendo y, por instinto, arrugué la nariz otra vez.

"¿Estás bien?" Y por supuesto que eso fue lo único que se me ocurrió preguntarle... Ruby strikes again.

Debería haberme sorprendido al verle sin camiseta pero dado a lo que venia no iba a dejar que me afectara aquello, aunque si que le hice un repaso con mi mirada a cada uno de sus tatuajes. La ultima vez que le vi así ni siquiera me fije en ellos, si que sabia que estaba tatuado obviamente pero no hasta que punto. Era consciente de que estaba extrañado de verme aqui, todos sus compañeros se habían extrañado asique era una cosa totalmente normal que a él también le pasara—. No te preocupes, después de ver la casa esto no es que me sorprenda. —Dije en tono de broma, esperaba que no se tomara a mal aquel comentario. Pase dentro de la casa y agarre lo que parecía una camiseta que había en el suelo—. ¿Has tenido una noche loca sin mi? —Alce una ceja, volviendo a bromear. Su cuarto no estaba tan desordenado como el seguramente lo veía aunque claro, comparado con mi cuarto si que estaba bastante desordenado. Me pasee por la habitacion guiada por mi lado cotilla, ¿que esperaba encontrar? nada que no supiera ya, pero seguía mirando por todos lados.

Su pregunta me hizo girarme, es normal que me preguntara si estaba bien pues había venido hasta aqui. Ambos sabíamos que no hubiese venido si no quisiera algo—. Hmm, bueno. Digamos que si, que estoy bien. —Dije con una pequeña sonrisa, empezando a buscar las palabras adecuadas en mi cabeza para decirle todo lo que le tenia que decir, no quería agobiarle ni hacer que saliera corriendo de esta habitacion—. Y perdón por interrumpirte con el violín, si quieres puedes seguir, no me molestas. —Dije nada ver el violín, se me había olvidado completamente que lo estaba tocando cuando llegue, al final si que me había desconcertado verle sin camiseta. Me acerque hasta el, despeinando un poco mas su pelo con una de mis manos mientras le miraba—. Pero he venido a hablar contigo. —Murmure agarrándole del brazo para hacer un poco de fuerza y sentarle en la cama, si íbamos a hablar no lo íbamos a hacer de pie.