Just The Way You Are [Privado +18]

Ni bien salimos de aquel bar irlandés cuyo nombre en ese preciso momento no podía recordar con claridad, nos dispusimos a localizar un taxi. El plan inicial era que Bentley me dejara en la casa Omega y retornada a buscar a Kitty, quién según sus textuales palabras “se quedaría cuidando el fuerte”... sin embargo como toda idea que se realiza planificadamente algo necesariamente debió salir mal.
Generalmente en las noches de juerga los taxímetros son sencillos de localizar, ya sea circulando por la calle o mediante aquella fantástica aplicación buscadora de ellos que poseía en mi celular, así que salimos confiados pero menuda sorpresa nos llevamos al enterarnos de un inminente para de trasporte que nos forzó a caminar y haciendo que el plan... ¿Que sucedió con el plan? Pues, se fue al demonio. Al comenzar a marchar paso a paso rubo a nuestro destino ni el Delta ni yo calculamos la enorme distancia que separaba el bar de la fraternidad y si a eso le sumábamos el realmente grande estado de ebriedad que afectaba el equilibrio de ambos en verdad aquella idea había sido una redomada estupidez.

En fin... pese a todas las vicisitudes conseguimos llegar a mi hogar relativamente sanos, aunque otra incógnita surgió... ¿Cómo rayos iba a irse Doherty? Le lancé una mirada de un tipo ofuscado al chico que en ese entonces estaba informándome que uno de sus colegas deltas vendría a recogerlo dentro de media hora más. ¿Media hora? Maldición, yo quería ir adentro de una vez por todas, colarme en la habitación de Regnault y simplemente no sé... ¿Estar con él? Dios, no comprendía que me sucedía si era el alcohol, mi falta de raciocinio o simplemente que estaba enloqueciendo pero realmente, realmente, realmente necesitaba ver al Omega ya. Veinte minutos pasaron... Treinta... Cuarenta y tres y yo continuaba sentada en la acera junto a Bent. Cincuenta... Cincuenta y cinco... mis párpados se sentían pesados, tanto que hacían que en cada pestañeo mi cabeza se tambaleara amenazado con sumirme en un sueño profundo. Fue en uno de esos momentos en los que ellos cubrían mi mirada cuando una fuerte bocina llego. -¿¿Que sucede?? ¡Ah, sí, ya era hora! Bueno adiós, nos vemos luego. -Me despedí de mi amigo de manera ida y comencé a tambalearme hacia la puerta de entrada, a estas alturas descartando completamente la idea de visitar a Patrick. Era muy tarde, probablemente él estaba durmiendo, además yo casi no podía sentir mis piernas al caminar debido al cansancio tan grande que tenía.

Caminé por el pasillo de las habitaciones nuevamente contando aunque esta vez no enumeraba el tiempo sino los dormitorios junto al cuales me desplazaba. No sé porque no solía contar de esa forma todos los días, era agradable... -501... 502. -Otros pasos. -503... 504. -Me detuve en seco y sin titubeo abrí la puerta frente a mi adentrándome de igual forma en aquella instancia. Ni bien estuve a varias metros de aquel umbral (el cual cerré detrás de mi) me quité aquellas incómodas sandalias que habían dejado grandes marcas en mis pies debido a la ardua caminata, y el peculiar sombrero, que deposité sobre la silla (donde Zoe y yo dejábamos un montón de cosas que no tenían un sitio determinado), aunque por alguna extraña razón aquella prenda se cayó al suelo. Que raro...¿Quien habría movido la silla?... Me encogí de hombros sin darle importancia y marché hacia la cama lista para dejarme caer en ella, sin siquiera cambiar mi ropa, tan solo estirándome y abrazándome a “algo” (o mejor dicho ¿Alguien?) que no vi porque mis ojos ya estaban cerrados. Rayos, de verdad quería al Omega junto a mi tanto que incluso podía sentir su aroma en aquel objeto el cual mi pierna y mi brazo aferraban (...como me encantaba su perfume...); hasta la textura de ese “algo” me recordaba enormemente a la suavidad de su piel...  Ok, bien... creo que mi nivel de ebriedad llegó a su punto de esplendor con un poco de atraso.

Llevaba días con un proyecto en manos que consumía sin duda la mayoría de mi tiempo libre, sin duda me sentía motivado con aquello pues no pasaba segundo en que mi cerebro no empezara a lanzarme nuevas ideas sobre el aparato que estaba construyendo para uno de los concursos de tecnología del campus, si lograba ganar aquel concurso me enviarían a concursar contra otros estados donde no solo podía llegar a ganar dinero sino también una buena reputación por mis habilidades, era por aquello que no había sentido pasar las horas de la noche pues me encontraba totalmente concentrando tratando de terminar mi artefacto o bueno robot como llamaría cualquiera, mis ojos empezaran a cerrarse un poco cuando cayó la madrugada por lo que decidí detenerme, no porque no pudiera seguir, sino que el sueño hacia que mis cálculos fueran exactos por lo que preferí dejar aquello para mañana antes de cometer un error, así que cubrí todo con una sábana dejándolo en una esquina donde nadie pudiera estropearlo antes de levantarme del suelo estirando un poco antes de ir al baño para prepararme para dormir.

Luego de regresar del baño saque mi remera, para solo quedarme vistiendo un pantaloncillos de cuadros que usaba para dormir, eran realmente cómodos cuando no usabas nada debajo, así que me lance a la cama luego de apagar la luz sin preocuparme donde estarían mis compañeros de cuarto, después de todo era raro que llegaran a dormir en un fin de semana, me acomode bajos las sabanas y finalmente luego de ponerle un mensaje a Breya, esperando que se estuviera divirtiendo me quede plenamente dormido.

No sé cuántas horas habían pasado cuando un peso extraño se sintió sobre la cama, solía tener un sueño pesado por lo que al principio no me importo por lo que me mantuve dormido hasta que mi consiente empecé a funcionar dándome cuenta que no estaba solo en la cama, fue cuando me gire rápidamente algo sobresaltado sin tener idea de quien estaba en mi cama – Hey- Dije rápidamente notando que se trataba de una chica, el olor a alcohol era algo leve pero podía sentirlo – Quien? –Entonces note sin duda que se trataba de Breya lo que me sorprendió aún más, girándome totalmente a verla lo que fue algo difícil pues estaba aferrada a mí – Estas bien?-Susurre algo preocupado aunque era más sorpresa lo que no me dejaba reaccionar del todo sonriendo un poco finalmente, pues parecía que al chica estaba algo pasada de tragos.

Cuando mi cuerpo impactó en la superficie suave y mullida de aquella cama, fui realmente consciente de lo cansada que estaba, por tanto a penas cerré mis ojos pude sentir como las tensiones del día a día, se aflojaban y las vagas ideas que circulaban en mi cabeza desaparecían dejándome en blanco. Me sentía muy, muy cómoda, tan cómoda que apostaba que una expresión de gusto se había plasmado en mis facciones mientras ligeramente apretaba mi agarre en torno al cuerpo del Omega que en ese entonces no llegué a reconocer. En aquel instante las pistas que me indicaban su presencia allí, para mi no fueron más que rastros de un ensueño en el cual mis sentidos se veían alterados por la presencia del alcohol en mi organismo, en conjunción con mi facilidad para “imaginar”, claro.

No tengo idea cuanto tiempo permanecí deleitándome con la reconfortante situación, cuando su voz se hizo presente sacándome parcialmente de mi estado. En una primera instancia no creí que fuera real aunque, segundos después, al continuar escuchándolo su timbre me pareció demasiado audible y compacto como para no ser de verdad. -¡Patrick! -Abrí los ojos de par en par observándolo con el sentimiento de sorpresa plasmado en cada una de mis facciones. -¿Que...? ¿Que haces tú aquí?... -Balbuceé desconcertadamente. ¿¿Cómo había llegado Regnault a mi habitación?? ¿Sería posible que estuviera esperándome? Realicé un paneo general del lugar, con la mirada y prontamente observé objetos que en verdad jamás había visto... ¿Que demonios? ¿Dónde estaba el bonsái? ¡EL SAXOFÓN! Todas esas incógnitas se esfumaron, tan pronto como llegaron, al notar unas pantallas enormes de una computadora, que no se asimilaba en nada a mi notebook tamaño estándar. Ese no era el ordenador de una música... no, ese debía ser el de un genio... ¡Gualá! Mis neuronas hicieron sinapsis y las ideas se conectaron. ¡No estaba en mi habitación! ¡Estaba en la de él! Mi subconsciente había trascendido el sueño y el agotamiento para llevarme allí. Exhalando un diminuto suspiro mezcla de resignación y humor, farfullé lo obvio: -Yo... estoy ebria. -Lo estaba y mucho, no en el punto máximo de borrachera que había experimentado en mis cortos veinte años de vida, pero sí lo suficiente como para pensar todas las incoherencias que acaban de pasar por mi cabeza. -De todas formas, me siento bien. -Le dediqué una gran sonrisa, entre tanto mi mano (perteneciente al brazo que rodeaba su cuerpo en aquella “especie” de abrazo involuntario), acariciaba despreocupadamente su hombro y con un poco de retraso caí en la cuenta que no llevaba una camiseta. Por supuesto, fue imposible que no estudiara su torso desnudo sin disimulo alguno, después de todo estaba expuesto frente a mi...  -De echo... más que bien. -Inexorablemente mis labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa idéntica a la que se encontraría en el rostro de una niña que estaba apunto de realizar una travesura, y quizá así lo era... Solos en su habitación, mejor aún él semi desnudo y yo... yo estaba muy "extrovertida", era el momento propicio para lo que fuera. -¿Sabes? Desde que salí de aquel bar estoy deseando verte. -Lenta pero espontáneamente mi rostro se aproximó al suyo para dejar un suave beso en su mentón. -Entonces... ¿Tus compañeros?... ¿Vendrán a casa hoy?

La manera en que dijo mi nombre me hizo sobresaltarme un poco ya que parecía bastante sorprendida de encontrarme en mi cama, le mire aun con mis ojos rasgados por el sueño intentando descifrar a que se refería cuando escuche su pregunta -¿Durmiendo?- Solté pasando mi mano libre por mi cabello para despeinarme un poco pues era la manera en que solía despertarme del todo, mire a la chica notando todavía que de verdad sus ojos mostraban cierto nivel de alcohol en su organismo, reí cuando ella me confirmo aquello por lo que mi mano fue a su mejilla acariciándola suavemente, sus facciones me hicieron saber que la había pasado bastante bien lo que me agradaba, se notaba que disfrutaba de salir por allí con sus amigos como me había comentado que haría. Note que sus ojos vinieron sobre mi cuerpo lo que me hizo sentir algo raro, no era de los chicos musculosos que solían estar en california pero su mirada me dijo que no le importaba en ese momento- Verme? –Pregunte feliz de escuchar aquello retirando mi mano de su mejilla entonces ella fue la que dio el paso acercándose a mí para besarme pero no directamente en los labios sino en mi barbilla lo que me hizo estremecerme por completo tragando un poco de saliva notando que en realidad estábamos solos en la habitación, mis compañeros de cuarto no habían regresado y ella me lo hacía saber.

Eh… -Dije suave sintiendo como mi respiración se entrecortaba negando con la cabeza- No lo creo –Solté alejándome para ver su rostro, sabía que en sus palabras había un doble sentido, pero también me preocupaba el hecho de que el alcohol fuera el que estuviera hablando a través de sus labios y no fueran sus intenciones reales - Nunca vienen en fin de semana –Solté bajando mi mirada para poder observar la figura completa de la chica allí en mi cama, realmente sería un estúpido en no aprovechar aquel momento, aunque no estaba seguro si era algo malo. – Puedes quedarte si quieres –Mi mano fue a su cintura bajándola a su pierna suavemente manteniéndola en su muslo- Que tan ebria estas?

Asentí con un movimiento de cabeza, pues, claro que estaba durmiendo, me había dado cuenta de inmediato con tan solo ver sus ojos más rasgados de lo habitual, en los cuales, a su vez, se reflejaba un cierto estado de sueño... Sin embargo, aunque mi pregunta no iba exactamente dirigida hacia donde él pensaba, un par de segundos después caí en cuenta del motivo exacto por el cual se encontraba en aquel lugar físico, durmiendo en esa cama, que estúpidamente yo había confundido con la mía.
Pese a lo idiota y excesivamente ebria, que me estaba haciendo lucir toda aquella escena, agradecí fervientemente a mi subconsciente que guió cada uno de mis pasos hacia esa habitación, ya que en vedad sentía muchísimos deseos de compartir un momento de soledad junto a Regnault.
-Sí, verte. -Alejé mínimamente mis labios de su mandíbula por lo cual sin querer estos continuaron rozándola ligeramente mientras a hablaba. La textura de su piel era tan agradable... su aroma, todo en él me invitaba a acercarme.
Aún no comprendía el por qué exacto de esa emoción surgida en mi interior, pero algo en sus facciones y en su personalidad constantemente me atraían, al punto de sorprenderme apreciando su figura (muchas veces a la distancia) por varios minutos e incluso llevándome a tener reacciones como aquella de observar su cuerpo olvidando el recato... Bueno, en realidad... corrección: el alcohol me hacía olvidar la discreción. De alguna forma sentía que el fuego de aquella bebida irlandesa que habíamos tomado con los chicos en el bar, se trasladaba por cada rincón de mi organismo potenciando mis deseos, deseos que no serían tan sencillos de concretar si poseyera la diminuta cuota de vergüenza existente cuando estaba en mi sano juicio.

Demás estaba decir que el ambiente era realmente ameno, la casa morada conservaba ese silencio tan especial que solo se concebía por las noches mientras los ruidosos morados dormían o salían de juerga, ahora solo restaba saber si sus compañeros de dormitorio permanecerían ausentes. Así que dejándome incitar por ese impulso de “accionar”, permití que esas incógnita se escaparan desde mi boca, por supuesto a sabiendas del doble sentido que podría leerse en ellas.  -Fantástico. -Esbocé una diminuta sonrisa, reparando sin molestia alguna en como Patrick parecía estudiar su cuerpo. -Quiero quedarme. -Musité desplazando lentamente mi diestra por su columna vertebral, desde los omóplatos hasta su cintura, mientras retenía un suspiro al sentir su caricia en mi pierna. Levanté el rostro buscando toparme con sus ojos y cuando finalmente lo conseguí, descargué el peso de mi mirada en ellos. Sí, estaba realmente ebria, pero no llegaba al punto de perder la consciencia en si misma o de olvidar lo que pudiese suceder al día siguiente. -Un poco... Aunque no lo suficiente como para hacer algo que no quiero... De echo... en este momento tengo algo de calor... -Me aparté ligeramente y dedicándole una sonrisa cargada de diversión, abrí el primer botón de aquella blusa que llevaba puesta. -¿Deberías ayudarme?... -Quizá con un pequeño incentivo se disiparían las dudas acerca de mi embriaguez.

Sus facciones en este momento se volvían un poco más visibles por la lejana luz que entraba por la ventana que olvide cerrar antes de meterme a la cama, podía notar como su mirada se posaba sobre la mía, sonreí de inmediato pues cuando me miraba me hacía sentir diferente, tal vez no de una manera especialmente cursi, pero sentía que podía lograr cualquier cosa cuando notaba que le gustaba lo que miraba, deje que su mano acariciara mi torso desnudo sintiendo el enorme impulso de lanzarme sobre ella en ese momento pero mantuve mi compostura observándola hasta escuchar su respuesta sobre el estado de ebriedad que tenía, no pude evitar reír un poco pensando en lo que sería correcto, note como se alejaba para poder abrir el botón de su blusa logrando que mis ojos no se separaran del nacimiento de sus pechos, negué con la cabeza unos segundos con algo de diversión mientras una sonrisa de lado se mostraba en mi rostro levantando la mirada para poder observar sus ojos de nuevo – A la mierda lo correcto –Dije estirando mi mano hacia su mejilla para poder acariciarla unos segundos antes de eliminar el espacio entre nuestros rostros besándola con deseo, deseo que ella había hecho crecer en mi desde el primer momento que la vi a través de aquella ventana.

Mis manos bajaron de sus mejillas para dirigirse hacia su blusa o la apertura que ella había dejado hasta ahora, entonces mis dedos se movieron lo más rápido posible soltando cada uno de los botones hasta sentir que finalmente cedía, fue cuando mis manos empezaron a retirar la prenda sin detenerse hasta lanzar lejos sin importar donde caía realmente. Mi mente empezó a preguntarse si realmente había despertado, no sería la primera vez que tenía sueños de este tipo con ella, pero sin duda no iba a detenerme a dudar de la realidad de lo que estaba pasando. -¿Algo mas con lo que necesites que te ayude? –Solté contra sus labios con una curva dibujada en ellos mientras mis manos aprovechaban aquella semi-desnudes para poder disfrutar de la piel de su abdomen subiendo despacio por sus curvas hasta sentir el borde de la tela del sostén que le cubría deteniéndome allí mientras mis labios hacían un camino hacia su barbilla, el sabor, el aroma, toda su persona era embriagante.

El mirar a Patrick siempre producía una sensación un tanto extraña en mi, era como una especie de mezcla entre agrado y desconcierto... Desde la primera vez que lo vi en aquella ventana me sentí de esa forma bastante peculiar, ya que por lo general las personas suelen alterarse cuando otra las estudia directamente por una prologada fracción de tiempo (sobre todo cuando ese alguien es un desconocido), sin embargo él sostuvo mi mirada de una forma bastante asombrosa. Incluso ahora, en ese instante en que mis ojos recorrieron su cuerpo descaradamente o se fijaron en los suyos inexorablemente, él ni siquiera se inmutó, al contrario tan solo sonrió haciéndome suponer que quizá le agradaba tener a mi vista puesta en él, y desde luego en lo personal eso me pareció una excusa estupenda para continuar vislumbrándolo.

Al escuchar su risa luego de mi respuesta acerca de grado de embriaguez en la que el alcohol me había sumido, mis cejas se juntaron ligeramente. ¿Que acaso no me creía? De verdad no estaba tan ebria como para meterme en la cama de un chico contra mi propia voluntad, mucho menos para insinuarmele con tan poca sutileza. No, la bebida era tan solo el motor impulsor de mi accionar, que a su vez, no era más que un fiel reflejo de los anhelos que rondaban en mi mente cuando estaba sobria. Es más tanto él como yo debíamos agradecer que estaba borracha, de lo contrario no creo que tuviera el tupé suficiente como para escabullirme en su cama de esa forma.
Habría replicado varias justificaciones para reafirmar todo eso si no fuera por aquella ocurrencia que reemplazó su ceño fruncido por una sonrisa de diversión, que se amplió al notar como la atención del Omega se dirigía hacia el punto planeado. -Bien. Ya era hora. -Exclamé dejando escapar una diminuta risa, antes de perderme besando sus labios. Intensa, verás y sorprendentemente deseaba aquel contacto con muchísima fuerza...
Así que sin dificultad alguna me acoplé a su impronta, permitiendo que esa pierna que sin querer se había desplazado sobre las suyas, en una especie de improvisado agarre al tumbarme sobre esa suave suferficie, se aferrara a su cuerpo un poco más.


En mi interior si me detenía a meditar lo que estaba haciendo no tendría ni la más remota idea, pero... ¿Que más da? Los impulsos estaban tomando posesión de mis actos y eso realmente me gustaba. No lo sé, Patrick, me gustaba y al diablo todo... ¿Que importaba que solo había estado con un tipo antes? ¿Que estuviera ebria, tuviera sueño y mi cabeza conectara mis ideas totalmente incoherente? Me gustaba y quería estar con él, fin de la historia.
Al instante en el que los botones fueron cediendo ante sus dedos la brisa entrante desde la ventana impactó con partes las partes de mi piel que al quedar expuestas frente a ella se erizaban. Levanté mi torso ligeramente para permitir que aquella prenda resbalara por mis brazos alejándose de mi por completo y dejándonos un poco más equitativos en lo que a semidesnudez respectaba. -No lo sé...¿Tú que cre... -Me interrumpí al sentir el agradable tacto de sus manos en mi abdomen, que al trazar aquel camino sobre mi cuerpo iban dejando pequeños rastros al encrespar aún más mi piel. -Quizá podrías ayudarme con... con... eso sí, besos... Demonios... -Nuevamente las palabras se embrollaron en mi garganta pero esta vez fue a causa de sus labios que ahora se encontraban en mi barbilla. -Yo, mejor no digo nada más... -Una nueva exhalación mitad suspiro, mitad risa coló de mi boca en el preciso instante en el que mis ojos se cerraban tan solo para poder disfrutar mejor de la suavidad de sus labios sobre mi rostro.

No pude evitar sonreír al escucharla replicar que ya era hora, entonces me di cuenta que tal vez ella espero un movimiento de mi parte por mucho tiempo lo que me hizo reprocharme interiormente, pero tenía esta oportunidad para poder corregir tal vez la extrema cautela que siempre tenía para acercarme a ella como si temiera de su rechazo en algún momento, pero ella estaba allí deseando ir mas allá lo que me hizo darme cuenta que tal vez de verdad era momento de dejar todas las dudas o barreras relacionadas con ella caer de una vez por todas, suspire en el momento que mis manos empezaron a recorrerla llegando a su sostén, pero luego simplemente bajaron despacio nuevamente disfrutando de su calor mientras escuchaba sus palabras algo perdidas que me hicieron estremecer un poco, jamás escuche una mujer estar ansiosa al menos no hacia mi o en aquella circunstancia, aquello se debía a que solo había tenido encuentros sexuales un par de veces en mi vida y se habían debido más que todo a una experimento, si un acuerdo al que llegue con una amiga llegando a experimentar juntos justo antes de terminar la secundaria, lo que no me daba demasiada experiencia o al menos la que me gustaría tener en este momento para poder llenar las expectativas de la hermosa chica que tenía en este momento bajo de mi aferrándose a mi cuerpo con una de sus piernas.

Mis manos bajaron despacio por su abdomen escuchándola mientras besaba su cuello lo que me hizo reír un poco, pues parecía que aquella zona realmente era sensible para la chica por lo que me concentre en que mis labios devoraran un poco más mientras mis dedos buscaban el botón de su pantalón para poder soltarlo al igual que su camisa con algo de ansias hasta que sentí que cedía, fue cuando me di cuenta de lo que estaba a punto de pasar, lo que me hizo sentir ansioso, también algo nervioso, pero logro que cierta anatomía de mi cuerpo despertara al instante, si disfrutaba el hecho de pensar en ella siempre en la ducha sacando mi tensión, o al menos de esa manera lo llamaba yo. Me coloque de rodillas despacio para poder llevar mis manos a su pantalón, lo que provoco que me alejara de su cuello mientras mis manos tiraba de la tela aprovechando de aquello para acariciar la piel de sus piernas en el camino, suspire cuando sentí que la prenda salía para dejarla caer también de mi cama notando que la chica ahora se encontraba allí, luciendo hermosa sobre mi cama solo para mí –Espera!-Dije dándome cuenta de algo abriendo mis ojos – No tengo… ya sabes –Dije haciendo una mueca para buscar con la mirada por la habitación como si un preservativo fuera a aparecer de la nada – Ahmmm –Mi cabeza empezó a procesar rápidamente en busca de una solución – Paris debe de tener, ire por uno –Dije rápidamente levantándome de la cama dispuesto a salir corriendo a buscar por toda la casa, pero entonces me gire regresando a donde ella se encontraba para robarle un largo beso – No te vayas… ya regreso –Dije caminando hacia la puerta –Ni te duermas… ni te arrepientas… solo sigue pensando en lo que estabas pensando –Le pedí antes de salir de la habitación cerrando la puerta para caminar a toda velocidad hacia la habitación del sub líder Omega, intentando que mi respiracio

Cuando sus labios impactaron aún con más intensidad sobre mi piel, sencillamente me extravié en ese contacto y en mi cabeza aletargada fue imposible ordenar las palabras para pronunciar una frase coherente, era difícil hacerlo mientras ellos continuaban allí, desencadenando una oleada de nuevos encrespamientos en mi ahora cálido cuerpo. Quizá eso se debía al prolongado período que había pasado desde la última vez que me encontré en una situación similar, o simplemente al echo de que una cuota de mi tal vez deseaba fantasiosamente encontrarse en una escena así con el Omega, lo cual era bastante extraño teniendo en cuenta el escaso tiempo desde que comenzado esa relación que sobrepasaba la amistad, y mi propia manera de pensar.
Sí, a puesto que al verme varias personas pensarían que por mi carácter despreocupado y abierto, mi vida sexual sería bastante casual, sin embargo no era él caso, para mi el relacionamiento físico a ese nivel era algo muy íntimo, que te exponía y pues, simplemente no tenía por qué compartir con cualquiera. Incluso, con el único chico con el que me había acostado, fue con mi ex luego de varios meses de mantener ese vínculo.

Por tanto el estar en su cama, observando como ahora eran los botones de mi pantalón los que iban siendo desprendidos poco a poco entre tanto un diminuto respingo se me escapaba al percibir como una parte del cuerpo ajeno cobraba vida, me hizo considerar tres justificaciones para mi accionar: a) estaba muy ebria para darme cuenta de lo que estaba apunto de hacer; b) finalmente había superado esa traba que no me dejaba disfrutar de aquel placer de la vida de forma relajada; c) Patrick Regnault, en verdad era algo más que un chico que me gustaba. Sacudí mi cabeza borrando esas tres conjeturas. ¿Que importaba el por qué? Tan solo disfrutaría.

Flexioné mis rodillas ligeramente y finalmente entre caricias algo estremecedoras, mi pantalón salió del juego. Instintivamente incorporé mi torso para poder aproximarme a su rostro, deseosa nuevamente de besar sus labios, sin embargo su voz me interrumpió -¿Que sucede? -Le pregunté pestañeando algo sorprendida, hasta que obtuve su respuesta. -No... Rayos. -Esa sí que era mala suerte...  Enfurruñada con la situación fruncí el ceño y las comisuras de mis labios decayeron haciendo un mohín. ¿Por qué demonios no era como esas chicas que llevan un preservativo con ellas a todas partes? -Está bien. -Mascullé distraídamente antes de aceptar su nuevo beso del que me costó separarme. -Sí, no me dormiré, ni nada de eso. ¡Ah! Por cierto... -El muchacho desapareció detrás de la puerta por lo que me levanté a toda marcha y corrí hacia ella. -¡Patrick! -Lo llamé entre susurros pero su figura ya era demasiado lejana, abrí un poco más el umbral dispuesta a seguirlo cuando recordé que estaba tan solo vestida por aquel conjunto de ropa interior color negro. -Mierda... -La habitación de Jesse era mucho más cercana que la de Paris y él siempre, SIEMPRE, poseía los implementos necesarios para un tipo de encuentro como aquel, además en mi propio cuarto había un chico que si mal no me equivocaba tenía novia, seguro entre sus cosas un preservativo sería simple de hallar. Con paso lento me senté sobre la cama nuevamente, aunque al cabo de unos minutos la frustración mezclada con ansiedad me ganó y prontamente me puse de pie. Deambulé por el dormitorio fijando mi mirada en un desconocido artefacto que no llegaba a ver porque estaba cubierto con una sabana, me habría encantado levantarla y husmear pero no creía que fuera indicado...
Apartando mis ojos de aquel sector me detuve a estudiar el escritorio de grandes pantallas donde algunas que otras figuras de acción descansaban junto a cuadernos y hojas llenas de números inentendibles para mortales como yo. Mis manos acariciaron uno de esos hombrecillos plásticos y se detuvieron sobre la tapa de lo que parecía un block de dibujo. Lo tomé entre mis manos y volví otra vez sentarme en la mullida superficie. Al abrirlo me topé con unos dibujos de anime hechos a lápiz, que continuaron vislumbrándose en el resto de las hojas. -Él tiene talento. -Pensé sonriendo ligeramente sin dejar de recorrer aquellas páginas dibujadas, hasta que me topé con una imagen más realista. Mi boca se entre abrió y con suavidad los dedos de mi mano diestra se desplazaron por aquel retrato de un rostro... de mi rostro.

En cuanto salí de la habitación me sentí un poco ansioso por encontrar lo que buscaba, lo primero que hice fue entrar a uno de los baños comunes que teníamos, no hacía mucho tiempo encontré una caja grande de preservativos en el botiquín, por lo que comencé a remover todo sin importarme si desordenaba los implementos, al encontrar la caja sonreí pero cuando sentí el espacio vacío un suspiro de decepción salió de mis labios –Maldición –Dije suave notando que estaba completamente vacía, cerré mis ojos unos segundos respirando para poder pensar con lucidez, entonces pensé nuevamente en Paris, no sabía si se encontraba en su habitación pero era el único Omega en el cual tenía plena confianza por lo que prácticamente corrí por el pasillo hacia su habitación que era la última, entre con cuidado notando la puerta apagada por lo que la encendí de golpe agradeciendo que el chico de rasgos orientales no se encontrara allí, mire todo alrededor unos segundos antes de comenzar mi intensa búsqueda moviendo todo de un lado al otro hasta encontrarme su mesa de noche la cual abrí de golpe encontrándome aquello que ahora se miraba como algo preciado, nunca tuve el interés o el motivo por el cual comprar una caja de preservativos pero desde ahora me pensaría en tener algunos entre mis pertenencias.

Eureka –Solté sonriendo tomando la caja entera sin saber realmente cuantos tomar, entonces me di cuenta que cualquiera que estuviera en el pasillo se daría cuenta de lo que transportaba pues no tenía siquiera camisa, entonces conté hasta 3 para salir lo más rápido posible camino de vuelta a mi habitación algo preocupado de que la chica cambiara de idea –Breya- Dije al entrar como si fuera un convicto que se fugaba de la cárcel, no la encontré en la cama por lo que me quede congelado unos segundos cerrando la puerta detrás de mí hasta encontrarla vistiendo su traje de ropa interior al lado de mi escritorio lo que me hizo mirarla de pies a cabeza unos segundos disfrutando del panorama- Encontré… -Dije suave notando en ese momento que tenía mi boceto de dibujo en sus manos por lo que mis ojos se abrieron como platos recordando los muchos trazos que había hecho de ella mientras no me miraba – Eso… te lo puedo explicar –Dije asustado pensando que ella podría tener una idea errónea sobre mí, pensando tal vez que era algún tipo de acosador, entonces di unos pasos hacia ella intentando retirar el cuaderno de sus manos aunque parecía que era algo tarde.

Como toda persona con sentido común, comprendía que tocar pertenencias ajenas podría acarrear diferentes problemas, sobre todo si el dueño en cuestión te sorprendía en pleno acto, sin embargo al ver la tapa de aquel libro de bocetos, mi curiosidad aliada con el alcohol injerido ya hace unas cuantas horas, ganó la pelea. Observé cada dibujo con una ferviente admiración plasmada en el rostro ya que si bien en algunas oportunidades había comprobado los dotes imaginativos del Omega, no creí que también poseyera una faceta artística y mucho menos, una tan desarrollada.
Los trazos eran conscientes dando pie a hermosas formas que me impulsaban a continuar con mis ojos fijos en ellos pasando hoja tas hoja, como en una especie de trance únicamente interrumpido al toparme con mi propia imagen plasmada allí. Por instinto desvié mi atónita mirada y recorrí con ella el dormitorio, corroborando que aún estaba sola en aquel lugar. Acababa de meterme con un objeto muy personal y conociendo el carácter de Patrick probablemente eso lo incomodaría, de hecho creo que a mi también me generaba un cierto nerviosismo así que tan solo debía dejar aquel block sobre el escritorio en el que estaba y fingir que nada había ocurrido, era simple.  Quise hacerlo, en serio lo deseé, pero las dudas eran tantas que sencillamente me quedé petrificada conjeturando los “por qué” detrás de aquella imagen hasta que su propietario llego.

-Demonios.-Consideré las posibilidades de lanzar el cuaderno nuevamente a su lugar no obstante ya era demasiado tarde, él me había localizado. -¿Que? -Le pregunté  pestañeando sin comprender. -Ah... -Reparé en la caja de preservativos que tenía en sus manos y asentí algo azorada. -Sí, esto... -Di algunos de pasos hacia atrás al percibir como claramente sus expresiones cambiaban al detectar lo que tenía en las mías pero inesperadamente el golpear contra aquel mueble me recordó que no tenía escapatoria. Dios, era una verdadera idiota ¿Primero me había metido a su cama irreflexivamente, luego literalmente me había lanzado a sus brazos y ahora esto...  había tomado una de sus pertenencias sin permiso alguno? -Yo, no debí tocar nada. -Él se acercó a mi para recuperar los bosquejos y sorpresivamente mi cuerpo reaccionó de forma más rápida, volteándome mientras estrechaba contra mi pecho aquel elemento como si fuera algo de verdad preciado capaz de romperse al oír una excusa que justificara su existencia. La última vez que le había preguntado acerca de algo "comprometedor" fue en el patio luego del incidente de la ventana, el cual él negó objetando que tan solo mi pequeño perro había captado su atención... Sinceramente no deseaba que en esta oportunidad sucediera lo mismo porque ahora la diminuta posibilidad de que aquellas ilustraciones tuvieran un trasfondo un tanto más intenso, en mi fuero interno me agradaba.

Lentamente volví a virar mi cuerpo, sin dejar de sujetar los bocetos fuertemente. -Está bien. Explícamelo. -Posé mis ojos sobre los suyos algo aturdida. - ¿Cuando?... ¿Por qué a mi?

Todo de había pasado de sentirme realmente ansioso y excitado a estar ahora algo preocupado además de sentirme patético ante la chica que ahora miraba como en cierta forma tenía cierta afinidad sobre ella desde la conocí llevándome a tener no solo fotografías de ella en mi celular siendo tomadas mientras sonreía con sus amigos sino que también ahora tenía pruebas fuertes de que podía tener una pequeña obsesión que sabía no podía ser agradable para una chica, note como ella tomaba el cuaderno evitando que pudiera recuperarlo lo que me hizo hacer una mueca lanzando la caja que tenía en mi cama pues en realidad los preservativos perdían ahora todo sentido, suspire notando que me daba la espalda por lo que baje la cabeza por unos segundos sin saber que decir rascando la parte trasera de mi cabeza algo avergonzado, entonces ella se giró nuevamente a verme pero no levante la mirada pues no encontraba una explicación que realmente no la fuera a hacer pensar diferente, al menos no en mi mente – Me gusta dibujar –Dije finalmente levantando un poco mi cabeza para poder estar al nivel de su mirada encogiéndome de hombros, mire mi boceto nuevamente, realmente era un objeto preciado para mí, entonces estire mi mano suavemente hacia el cuaderno, no para arrebatárselo sino para tomarlo con cuidado y regresarlo a su lugar.

Realmente no sabía las respuestas a sus preguntas así que solo negué con la cabeza abriendo un par de veces mi boca sin que saliera una palabra de mis labios – Porque… me inspiras –Trague saliva moviendo mis manos algo nervioso, era un habito que tenía cuando hablaba en público o me encontraba en una situación que podría describir como incomoda – Eres hermosa… Algo que vale la pena plasmar en el papel – Mis dedos se movieron unos contra los otros haciéndolos sonar- Sé que me hace ver algo patético, lo siento, no quise acosarte de algún modo –Le indique aun de pie frente a ella esperando realmente a que ella reaccionara rascando mi cabeza aun con algo de nerviosismo.

Era bastante peculiar y algo irónico el cambio de la atmósfera extendida entre nosotros, sinceramente no creí que esa tensión de carácter más bien físico diera paso a la incomodidad en la que ahora estábamos sumergidos.
Mi mirada finalmente se topó con la suya que luego, continuó su camino hacia el bosquejo al que aún estaba aferrada, no obstante cuando nuevamente sus manos se dirigieron hacia el, esta vez lo dejé escapar. Al parecer estaba en lo cierto al creer que aquel era un objeto muy preciado para él y que el tomarlo verdaderamente fue un error, aunque en cierto punto parte de esos dibujos también me pertenecían...
Las preguntas se escaparon incontenibles, hambrientas de respuestas que no estaba segura si deseaba oír, ya que tanto una simple contestación como la anterior me desilucionaria, pero una más rebuscada que se asemejara a las que en mi imaginación se estaban plasmando, me asustaría y no sería correcta si la consideraba desde un punto de vista consciente, dado que el involucrarme aunque sea mínimamente con él seria conflictivo con un nuevo y definitivo viaje a la vuelta de la esquina.
Aún así, fue inevitable dejarlas ir y aguardar la llegada de las palabras ajenas con un fuerte golpeteo de nerviosismo en mi pecho.

- ¿Yo? -Pestañeé con incredulidad, no es que tuviera una imagen negativa de mi aspecto, todo lo contrario estaba satisfecha con el, sin embargo nunca me consideré una chica extremadamente guapa a la que cualquier vestido de luce a la perfección o cuyas facciones atraen por su particularidad, de hecho todo en mi físico bastante común, sin nada destacable ni mucho menos digno de dibujar.
Mis ojos, por otra parte se abrieron de par en par al oír los pensamientos exteriorizados en su voz, quienes gradualmente fueron provocando un fuerte calor en mis mejillas teñidas de un visible rubor carmesí.
-No, en realidad me siento halagada. -Mascullé con plena honestidad, toda aquella situación podía ser vista de una forma bastante romántica si me detenía a reparar en ella. -Tan solo me resulta extraño, pero no sé... probablemente si fuera capaz de realizar algo así también te habría dibujado. -  Reconocía claramente muchas emociones que me generaba sencillamente el sentir gusto por él, ellas desencadenaban en una gran energía a la hora de desarrollar tareas diarias como ir a clases de saxo, quizá en cierto punto eso era inspiración (considerándolo así sonaba bastante viable todo aquello)...

Después de unos segundos, exhalé un prologado suspiro en un intento de tranquilizarme y sin prisas volví a posar las ennegrecidas pupilas en él. -Lo siento Patrick, fui muy entrometida. -Estiré mi diestra para acariciar su mejilla con suavidad. -Y bueno, si hablamos de acosos... supongo que inmiscuirme en tu habitación sin permiso, mejor dicho ¡en tu cama! Es uno muy grande. -Esbocé una leve sonrisa intentando alivianar un poco el ambiente.
-Tú cuando quieras dibujarme tan solo debes decirme... Quizá deberíamos hacer más cosas así, ya sabes, fotografías, citas, esas "actividades"... -por no decir niñerías -...que hacen las personas que están “juntas”... ¡¡Dios!! Lo que quiero decir es que cuando desees hacer algo conmigo, tan solo dímelo, yo estoy contigo ahora. -Me forcé a continuar observándolo aún manteniendo el contacto de la palma de mi mano con su rostro, pese a estar algo avergonzada por todo aquel discurso tan cursi que nuevamente me rotulaba bajo el mote de "idiota". La verdad es que conmutativamente hablando a ese nivel  nunca fui muy buena aunque esperaba que el sentido de mis palabras se comprendieran, ya que sin entender todavía muy bien el cómo o el por qué, había elegido estar hoy allí a su lado solo restaba que él se diera cuenta que esto era real.

Estaba seguro que la chica saldría desesperadamente de la habitación, pero para mi sorpresa, ella permanecía allí escuchando, mas luego para dejarme sin hablar sus labios se abrieron soltando aquellas frases que me hicieron levantar mi rostro encontrándome con su mirada, la chica no estaba indignada, ni molesta, al contrario, ella me miraba con ternura lo que me hizo sentirme tranquilo tragando un poco de saliva mientras sus palabras me hacían sonreír – No… no es nada, solo que no suelo mostrar mis dibujos –Le explique rápidamente para darle a entender que no estaba molesto, en realidad estaba aterrorizado con la idea de que mis rarezas podían hacerla alejarse, pero cada día ella me demostraba que no le importaba mucho que fuera diferente a los demás chicos. Su mano fue hacia mi rostro acariciando mi mejilla mientras yo simplemente mente permanecía inmóvil observándola perdido en su belleza y en aquella comprensión que ella me otorgaba siempre que jamás nunca además de mi padre me expreso antes. – Eso… -Dije algo sorprendido por sus palabras al escuchar “Personas juntas” – Eso me encantaría… lo de salir, pero… me gustaría más lo de poder llamarnos… dos personas que estamos juntas – Le dije sintiendo mi corazón acelerar un poco, no sabía si era una propuesta o si ella lo tomaría de esta manera pero me encantaba la idea de saber que estábamos juntos, no solo eran besos robados o impulsos por algún tipo de manera de distraernos, sino porque teníamos algún tipo de relación que aunque no fuera formal tuviera algún nombre.

Mis manos fueron a su rostro siendo yo el que me acercaba eliminando el espacio que había entre nuestros cuerpos- Breya… yo… -Dije suspirando fuerte mirando sus ojos antes de unir mis ojos contra los suyos con suavidad comenzando a besarla mientras mis manos bajaban por su cuello- Te quiero –Dije contra sus labios mientras estos se movían contra los suyos disfrutando de su textura, sabor y sobre todo aquella sensación que ella creaba en mí, como si realmente me encontrara en otra dimensión, el mundo se borraba y solo podía pensar en su aroma o en la forma en que mis sentidos se intensificaban cuando se trataba de reacción ante su cercanía. –Quiero todo contigo –Solté como respuesta a sus últimas palabras suspirando por la frustración o deseo que tenia de poder besarla con toda la intensidad posible, no sé de donde salió aquella seguridad pero el recuerdo de lo que estuvo por pasar minutos antes hizo que mis manos viajaran por su piel desnudo hacia su cintura haciéndola caminar hacia atrás despacio hacia mi cama- Quiero…–Dije suave dándole a entender lo que deseaba al no saber realmente como llamar aquello “hacer el amor” podría asustarla realmente “sexo” sonaba algo vacío “follar” vulgar, entonces simplemente apreté su cuerpo contra el mío mientras caminábamos llegando al borde de la cama.

Sinceramente en ocasiones como aquella me preguntaba como el Omega lograba tener tanta paciencia conmigo, ya que desde que nos vimos (literalmente) por aquella ventana, solía entrar a su espacio e incluso tomar sus cosas sin permiso como si de mi habitación o mis propias pertenencias se tratase. No tenía idea por qué me comportaba de esa forma tan descortés con él porque a pesar de no ser muy tímida con las demás personas no realizaba acciones como aquellas, sin embargo... no lo sé, él y sus amables expresiones me hacían sentir confiada.
Un nuevo suspiro gigante se desprendió de mi y poco a poco el nivel de nerviosismo se fue mitigando. -Son hermosos, deberías compartirlos... de verdad. -Me permití alentarlo entre tanto una diminuta sonrisa aparecía en mis facciones que ahora ya se mostraban más calmadas.

Procuré con todas mis fuerzas mantener ese estado de ánimo mientras aquella incontenible confesión naciente desde mi boca (quien parecía ser independiente a mi), continuaban surgiendo frase tras frase,  acrecentando el rubor de mis ahora cálidas mejillas. Pese a la enorme vergüenza que toda aquella situación me dio mantuve mi mirada impasiblemente en la suya, dado que comprendía que tarde o temprano tendría que expresar aunque sea una diminuta cuota de las emociones que él estaba haciendo crecer dentro de mi. Aunque fuera difícil, aunque me sintiera ridícula y expuesta tenía que abrirme y confiar... quería hacerlo porque después de todo deseaba estar con él.
Al escuchar otra vez su voz, mi estómago prácticamente brincó y el golpeteo de mi corazón contra mi pecho fue tan fuerte que casi se volvió audible. -Puedes hacerlo si quieres. Digo, después de todo estamos juntos ¿Cierto? -Farfullé sin atreverme a preguntar lo que significaba “estar juntos” para él, aunque las definiciones poco importaban mientras ese lazo entre nosotros permaneciera intacto. Estar a su lado unida en ese vínculo, me llenaba de calor e incluso me volvía esa persona que tenia el valor de decir cosas que nunca había pensado decir...

-Patrick... -Susurré con voz quedada antes de que mis labios fueran atrapados por los suyos en aquel honesto, que me trasladó a esa dimensión tan surrealista donde únicamente existíamos él, yo y los alborotados sentimientos generados. Al separarnos levemente y oír esas dos palabras yo... sencillamente no pude contenerme más. Aproximé otra vez mi cara a la suya y lo besé con unas ansias que iban más allá de lo meramente físico. Podría hacerme adicta a esa clase de caricias. -También te quiero. -Mis brazos rodearon su cintura abrazando fuertemente deseos de trasmitir ese sentimiento en actos, porque solo mediante el habla no bastaba, mucho menos luego de que él manifestara todo lo que había dicho. ¿Como no desarmarse y sucumbir frente a alguien así? Dejé que me guiara caminando por el dormitorio y cuando finalmente estuvimos junto a su cama con nuestros cuerpos realmente cerca, otro de los muros cuidadosamente construidos para proteger mi interior cayó. -Sí... yo igual... -Quería hacer el amor con él, no por una necesidad fisiológica, por estrés, aburrimiento, ni por ansiedad o por cualquier otro tipo de motivo frívolo para tener sexo, sino él era alguien importante, alguien especial para mi.

Cuando ella confirmo que estábamos juntos aquellas palabras hicieron eco en mi cabeza queriendo analizarlas pero realmente era bastante tarde para eso pues parecía que después de todo habían momentos en los cuales mis neuronas no trabajaban muy bien o mejor dicho no trabajaban en lo absoluto, pero con cada una de sus palabras mis labios se curvaban más contra los suyos mostrándole que sonreí aun cuando le besaba y mis manos se mantuvieran ocupadas acariciando su piel desnuda contra mí. Por ultimo su “También quiero” fue lo único que necesite para poder derrumbar aquella pared de temor que me hacía permanecer en control, suspire fuerte contra sus labios mientras ambos nos acomodábamos sobre la cama, quedando yo sobre su cuerpo como minutos antes estábamos antes de detenerlo todo por precaución- Espera –Dije suave cuando me aleje de sus labios para poder tomar las mantas cubriéndonos en parte pues la verdad es que había un pequeño por ciento en mi de que algún Omega ingresara en la habitación, lo menos que deseaba es que alguien pudiera verla por lo que aquello era otra especie de precaución extra de mi parte.

Mi rostro se mantuvo todo el tiempo cerca del suyo por lo que podía sentir su respiración y sabía que ella podía hacer lo mismo con la suya –Ahora –Dije quedándome quieto sabiendo que el siguiente movimiento debía ser mío por lo que suspire intentando analizar todo antes de hablar o mover mis manos – Te desnudare –Dije lo obvio sin poder evitarlo, era algo sistemático en todo y al estar algo nervioso por el hecho de que estaba a punto de llegar al nivel máximo con ella, la chica de la cual estaba enamorado desde meses atrás. Espere algún tipo de aprobación antes de que mis manos viajaran por su abdomen subiendo suavemente hasta encontrar su sostén el cual recorrí hacia su espalda soltándolo suavemente con algo de problemas para sentir al final que cedía y como simplemente con un tirón lo deje caer de la cama sacando solo mi mano. Tuve la necesidad de alejarme para poder observar en la oscuridad sus montes, lo que me hizo tragar saliva pues aunque la nula luz en la habitación impedía que la mirara totalmente la silueta que mostraba era totalmente hermosa, por lo que no dude en bajar mi rostro comenzando a besar su cuello para guiarme directamente a sus pechos besándolo suavemente y a la vez ansioso pues el latir de mi corazón y la respiración agitada solo podía ser reflejo del deseo o un ataque de asma no había otra explicación.

A medida que las palabras fueron surgiendo de ambos me sentí cada vez más aliviada, no porque no creyera que esos sentimientos existieran antes de ser dichos sino porque el simple hecho de pronunciarlos en voz alta derrumbó esa pared que muchas veces se interponía generando una cierta incomodidad. Pese a esa sensación de sosiego, no puedo negar que por otra parte un rincón de mi ser se sintió verdaderamente  nervioso frente a tales pensamientos que ya no implicaban un “yo” o un “él” como seres individuales, sino que se relacionaban con un “nosotros”... Era extraño para mi pensar en plural y más aún que eso se sintiera bien, casi como algo natural.
En fin... supongo que todas esas cuestiones las analizaría más adelante en los confines de la soledad de mi habitación, hoy era un día para dejarse llevar, para celebrar esa el derrumbe de cada uno de los ladrillos de esos muros que ya no limitaban a ese vinculo que poco a poco iba creciendo.

Lentamente mi cuerpo contacto con la suave superficie de aquella cama entre tanto mis ojos observaban cada movimiento del muchacho que en ese momento estaba acomodándose sobre mi, deseosos de que cualquier tipo de lejanía entre nosotros por mínima que fuera se evaporara. -Está bien. -Respondí con voz algo áspera e ida, debido al creciente ritmo de mi respiración y también a que en instantes como aquel no podía pensar con claridad y apostaba que a diferencia de unos cuantos minutos antes, si esta vez surgía algún tipo de imprevisto me sería imposible detenerme.

Tan pronto como llegaron esas cuestiones se esfumaron al percibir como una fina sábana nos cubrió de forma parcial, lo cual agradecí ya que al encontrarnos nuevamente recostados y en aquellas circunstancias los escalofríos provocados por el diminuto viento entrante desde la ventana volvieron a hacer de las suyas erizando mi piel. -Hazlo... -Lo apremié con vestigios de urgencia, trasluciéndose en mi sonrisa. Era bastante contradictorio, pero pese a esos estremecimientos cuya dimensión se potenciaba por la brisa, mi efervescente cuerpo deseaba apartar cada diminuta prenda de el.

Aunque lo físico nunca fue lo mio, (ya que a ese punto de contacto tan íntimo se entraban en juego las emociones y pues, ese era otro de los temas a “superar” en la gran lista de mis defectos) milagrosamente junto a Patrick parecía que todo fluía armónicamente de la mano, lo cual era verdaderamente sorprendente. Ligeramente mi torso se levantó al notar como sus manos se disponían a liberar el broche de mi sujetador, por tanto aproveché esa acción para centrar la atención de mis ansiosos labios en el espacio entre su mandíbula y su cuello, el cual besé con cierta intensidad. A penas sentí como la superficie de la tela se trasladaba por mis brazos, hasta alejarse de mi por completo, interrumpí lo que estaba haciendo para dejarme caer sobre la cama con la mirada fija en el rostro de él quien con la suya estudiaba mi desnudez protegida bajo la obscuridad nocturna. Ese instante de contemplación no duró demasiado tiempo porque su boca otra vez volvió a contactar conmigo (acelerando aún más el desbocado latir de mi corazón) aunque en esta ocasión se dirigió hacia la zona sensible de mi cuello por el cual se trasladó hasta llegar a mis pechos. Si la perdida de mi consciencia ya era grande debido a un par de besos en mis labios, si mi corazón prácticamente quería salirse de mi pecho anteriormente, todo se maximizó al doble. Un sofocado respingo se coló entre mis labios. -Patrick... -Susurré trasladando mis manos hacia su rostro para atraerlo al mio.

Jamás había pensando menos en toda mi vida, había pasado de hasta contar el ritmo de mi respiración a realmente perderme de manera en que siquiera sabía si el aire entraba en mis pulmones, no era consiente de ninguna de las necesidades de mi cuerpo, simplemente me importaba la necesidad que tenía en este momento de ella. Mis brazos se sostuvieron sobre la cama mientras mis labios disfrutaban de su piel bajando poco a poco hacia sus montes los cuales disfrute en totalidad, no era la primera vez que me encontraba a punto de intimar con una chica sin embargo era la primera vez que mis labios, mirada o caricias recorrían un cuerpo femenino de esa manera, trague saliva cuando escuche mi nombre salir de sus labios lo que me hizo romper un poco la burbuja en la que me encontraba, levante mi mirada rápidamente para poder encontrarme con la suya rápidamente notando que su deseo era besarme en aquel momento, mis ojos se cerraron ante el contacto empezando a saborear aquellos besos sin ninguna prisa mientras mi cuerpo de alguna manera lograba acomodarse sobre el suyo como si encajáramos a la perfección mientras mi cuerpo respondí a los estímulos, lo que sabía que ella podía notar en ese momento mientras mis manos se escapaban entre nuestros cuerpo bajando por sus caderas, quería si disfrutar totalmente del momento pero mi cuerpo no podía resistir tanto a la necesidad física por lo que pronto me encontré tirando con mis manos de la última prenda sobre su cuerpo haciéndola resbalar por sus piernas escuchando solamente nuestras respiraciones entrecortadas que batallaban con el beso.

Cuando la prenda cayó al suelo no pude evitar colocarme algo nervioso, no por el momento sino al no saber exactamente qué movimiento hacer ahora, me aleje de sus labios suavemente para poder mirarla, una sonrisa nerviosa se formó en mis labios mientras me alejaba un poco sabiendo que era mi turno de desvestirme, suspire un poco bajando mi mirada entre nuestros cuerpo mientras mis manos bajaban los pantaloncillos lo que era bastante incomodo por lo que solté una risa nerviosa- Espera –susurre haciéndome a un lado para poder sacar la prenda por completo a su lado en la cama antes de girarme nuevamente hacia ella. Abrí mi boca para preguntar un “¿ahora qué?” pero la cerré rápidamente pues realmente no quería hablar demasiado o decir algo estúpido. Entonces me mantuve quieto mirándola mientras me acomodaba nuevamente sobre ella esperando simplemente a su reacción ante el momento mientras mi respiración se relajaba un poco tras sentirme casi correr una maratón.

En mis escasos años de vida jamás había experimentado esa clase de deseo por alguien que traspasaba los límites de un mero capricho o anhelo, convirtiéndose prácticamente en una necesidad. Era extraño pensar en ello, pero mis labios necesitaban saciarse en los ajenos tanto como un hombre aislado en medio del desierto desesperaba por una escasa gota de agua. Así que al observar en su rostro como captaba el trasfondo de mi impronta al atraerlo hacia mi, sentí una cierta satisfacción que obviamente se acrecentó al contactar nuevamente con su boca.
Sencillamente dejé que mis párpados cayeran pesadamente sobre mis ojos y nuevamente me perdí hundiéndome en el mar de sus besos, disfrutando de su textura y calidez que me reconfortaban, pero que también generaban una cierta electricidad en mi cuerpo deseoso de aún más cercanía.
Haciendo uso de esa corriente eléctrica, mis manos en aquel momento poseedoras de vida propia, se deslizaron lentamente por su cuello siguiendo un recorrido que prontamente (luego de trasladarse por su pecho), las posicionó en su espalda donde se detuvieron acariciándola sistemáticamente, como si esa simple acción calmara un poco el gran nerviosismo que se apoderaba de ellas.

En cada beso, en cada caricia, mi mente se desconectó aún más enviando cualquier vestigio de coherencia a un sitio muy lejano al que me encontraba en el presente, dónde el ámbito de los sentidos en su estado más puro eran los que predominaban: Me habría encantado permanecer allí, en ese instante un poco más pero la necesidad se acrecentaba, mi respiración se aceleraba y yo pues... no sabía cuanto tiempo mi cuerpo iba a ser capaz de retener los impulsos que apremiaban. Afortunadamente, la última de mis prendas que aún permanecía inescrutable sobre mi se marchó dejando únicamente como barrera entre ambos su pantaloncillo. Una diminuta sonrisa se dibujó en mis facciones al cruzar mi mirada con las suya y sin más observé como procedía a intentar eliminar a esa susodicha vestimenta. Al entrever debajo de las sábanas como parte de su piel que debía estar cubierta por otra indumentaria una mezcla entre exhalación y risa se me escapo. Así que Patrick era de la clase de chicos que dormían sin ropa interior... Eso era algo muy osado teniendo en cuenta su personalidad. Aún con la necesidad de reír nerviosamente llevé mi diestra hacia mi rostro cubriendo con ella mi boca entre tanto, mis ojos chispeantes miraban al muchacho que aún continuaba luchando por desvestirse ahora a mi lado.

Cuando finalmente la prenda cedió uniéndose con las demás en el suelo, los vestigios de humor se esfumaron dando paso nuevamente a la inquietud. Sabía cual era el paso siguiente de hecho esperaba su llegada sin embargo... ¿Cómo abordarlo?  Fijé mi vista en la suya otra vez intentando encontrar un respuesta y de pronto inesperadamente volví a sonreír, ya que podría apostar que su semblante lucía tan “dudoso” como el mío. -Está bien... -Mascullé con cordialidad, estirando mi brazo hasta localizar la caja de preservativos... -¿Lo haces tú o yo?- Lo interrogué enarcando mis cejas y sintiendo como las comisuras de mis labios se elevaban aún más. -Creo que voy a enloquecer...

Me di cuenta que ella noto mi nerviosismo por sus palabras lo que me hizo reír un poco negando con la cabeza antes de suspirar fuerte para luego mirarla nuevamente acercándome a robar un corto beso de sus labios sintiendo como ella se removía debajo de mí en busca de algo por lo que mi mirada fue hacia su mano para entender que era lo que hacía antes de notar que su mano tomaba la caja de preservativos que acababa de robar descaradamente de la habitación de mi amigo – Lo había olvidado –Dije abriendo lo ojos por completo, lamente haber pasado de aquello por las ansias que sentía en el momento, moví mi cabeza intentando hacer regresar las ideas o pensamientos inteligentes que solían abordarme todo el tiempo, pero parecía que cuando se trataba de deseos físicos, mi entrepierna sin duda le ganaba a mi cabeza. Estire mi mano para poder tomar la caja sintiendo como ahora nuestros cuerpo se rosaban con delicadeza lo que provocaba que sintiera arder cada centímetro donde tenía contacto con Breya. – Creo que… -Dije pensativo antes su pregunta mientras regresaba nuevamente a rodar al lado de la cama abriendo la caja con mis dedos logrando romperla por lo que negué con la cabeza- Te molestaría hacerlo? No quiero romperlo –Dije mirándola algo dudoso mientras esperaba la respuesta escuchando sus palabras de volverse loca lo que me hizo realmente sentir bien pues ella estaba ansiosa tanto como yo, claro que en mi se podía notar debajo de la sabana todo lo que estaba provocando, en cambio ella debía transmitírmelo.

Me removí en la cama sentándome un poco aun con medio cuerpo cubierto por la sabana esperando que ella tomara en ese momento las riendas del asunto, estaba realmente claro con lo que estaba a punto de observar y realmente la idea de ella manipulando aquello en mi cuerpo me parecía totalmente sexy, salido tal vez de una de mis películas para adultos que mantenía oculta en el disco duro de mi computador. –Creo que ya enloqueciste, digo estas aquí… desnuda… conmigo –Le indique, cualquiera chico Epsilon o chica Alpha se sorprenderían de ver a aquella chica realmente hermosa, perfecta en todos sentidos, en la cama con un simple chico invisible como yo, lo que para la sociedad o al menos los elitistas ella estaba cometiendo una locura, una que en realidad me encantaba pues sabía que ella no era como los demás y que me miraba como nunca alguien lo había hecho antes.

Verdaderamente estaba teniendo que esforzarme para conservar mi auto control y no dejarme dominar por esos impulsos de mi físico deseosos de saciarse en el suyo, sin embargo el sentir como ligeramente mi piel se rozaba con la suya sutil e involuntariamente, no me hizo esa tarea más sencilla, al contrario... Mis signos vitales se dispararon y gracias al cielo él Omega volvió a alejarse de mi, ya que de lo contrario me habría abalanzado sobre él dejando a un lado cualquier tipo de decoro. -¿Hacerlo? -Pestañeé distraídamente olvidando por completo mi interrogante de hace unos momentos atrás. -Sí, claro, lo siento. -Mascullé saliendo de ese lapsus de amnesia al reparar en la caja que poseía abierta sobre sus manos. Ayudada por mis brazos me incorporé parcialmente en la cama hasta quedar sentada junto a él y simplemente me limité a mirarlo a los ojos. Demás estaba decir que me habría encantado poseer más experiencia en el ámbito del sexo, simplemente para cargar la situación de un cierto halo de seducción y erotismo, pero en realidad aquel terreno era  escasamente conocido para mi e incluso me consideraba un tanto tímida a la hora de explorarlo. En sí, recorrer un cuerpo masculino no era algo nuevo sin embargo sentir dentro mio que el hombre en cuestión era “importante”, sí lo era y ese fue el punto generador del diminuto nerviosismo.

Pese a todo exhalando un suspiro, con suavidad llevé mis manos hacia el borde de la sábana y fui apartándola poco a poco, mientras acariciaba primeramente la zona baja de su abdomen y luego la de su pelvis, a medida que iba quedando descubierta lejos del amparo de esa tela.
Esforzándome por retener todo titubeo, mi diestra se dirigió hacia el paquete de preservativos más decidida de lo que me habría atrevido a creer y lentamente después de deshacerme del envoltorio de uno de ellos, procedí a realizar la tarea encomendada, mediante delicadas caricias.

-En realidad no creo que mi locura surja precisamente debido a eso.-Respondí con unos cuantos segundos de retraso, al cesar mi accionar. -¿Sabes? Todo eso de las gafas y el aura intelectual es bastante sexy... -Acerqué mi rostro hacia su cuello depositando mis labios en él brevemente. A veces no comprendía porque Patrick no lograba verse de una forma más objetiva, porque además de ser introvertido él también era alguien sumamente agradable, inteligente al punto de tornarse cautivante cada vez que compartía sus pensamientos y sus rasgos realmente captaban la atención de más de una chica. -Me atraes Regnault, en todo sentido.- Ya no habían factores que nos detuvieran a la hora de hacer lo que quisiéramos  hacer, por tanto lo que sucedería dependía  de nosotros. Direccioné mis facciones hacia las suyas e insistentemente me hundí en el mar de sus labios otra vez, entrelazando  mis manos detrás de su nuca.

Mi respiración se detuvo por un largo tiempo, creo que en realidad todo el mundo dejo de girar mientras ella simplemente removía lentamente la sabana poco a poco dejando mi anatomía descuenta frente a ella, no podía decir que no tuve nerviosismo en su reacción ante mi cuerpo, sabía que las chicas tenían sus gustos respecto a la entrepierna masculina pero simplemente me quede expectante ante sus movimientos al colocar aquel envoltorio, mi cuerpo se estremeció por completo ante la caricia que me hizo jadear fuerte sin poder resistirlo, cerré mis ojos unos segundos escuchando sus palabras sobre mis gafas que me hicieron sonreír mientras regresaba a abrir mis ojos sintiendo sus besos en mi cuello, lo que provoco que mis manos fueron a su cintura para atraerla un poco a mi ahora que ambos estábamos sentados en la cama. Ya no teníamos nada que nos detuviera de lo que estábamos por hacer, una ráfaga de frenesí me golpeo por lo que mis manos la hicieron caer en la cama un poco más agresivo de lo que creí mientras mis labios seguían el juego de los suyos, luego de escuchar sus palabras – Me vuelves loco –Dije siendo totalmente sincero sin ninguna barrera por primera vez mientras mi cuerpo volvía a asumir la posición inicial sobre ella mientras nos volvía a cubrir con la sabana.

En cuanto mi mano logro que la sabana nos cubriera hasta la cabeza se dirigió con velocidad hacia la cama para poder sostenerme mientras mi pelvis se acomodaba poco a poco contra la de ella, no sabía mucho de erotismo, romanticismo o de sensualidad pero simplemente dejaba que fuera mi instinto el que me guiara en aquel momento, mis labios se alejaron de los suyos solo para observarla entre la oscuridad sintiendo el calor que emanaba de nuestros cuerpos que ahora se rosaban en su totalidad, intente disfrutar de la imagen de su cuerpo debajo del mío, simplemente era demasiado para mí, cada parte de su cuerpo merecía que lo apreciara por horas pero mi deseo no permitía que aquello fuera posible pues en el momento que mi sexo roso el suyo no tuve más pensamiento en mi mente que finalmente sentirme uno con ella. Gemí nuevamente moviendo mi pelvis de manera en que por primera vez la poseía, mis manos se apretaron haciendo un puño las sabanas por la sensación que mi cuerpo abriéndose camino entre el suyo me provocaban- Dios… -Solté sin respiración sintiendo el cielo entre mis manos comenzando a moverme con suavidad en un dulce vaivén.

En el diminuto instante donde mis últimas palabras se esfumaron al perderse en el aire, mi corazón desbocado palpitó una y otra vez golpeando contra mi pecho de una manera tan estruendoroza, que prácticamente podía escucharlo romper el reciente silencio de la habitación.
Aunque en mi fuero interno, deseé que ese órgano dejara de comportarse de una manera tan ruidosa y delatadora de mi ansiedad, era absurdo si quiera pensar en la posibilidad de contener esa emoción puesto que ella estaba allí, presente, tomando posesión de mi  aletargada mente y de cada rincón  inhóspito de mi cuerpo que poco a poco parecía comenzar a despertar, uniéndose en un juego de inquietud del que nunca antes había sido participe a ese nivel.

Si bien las oportunidades similares a esta en las que me había encontrado tiempo atrás, fueron placenteras y en ellas existía un “cierto nivel importante” de afecto, por un extraño motivo sentía constantemente la falta de algo que le impedía a mi cabeza separarse completamente de mis pensamientos, sumiéndome en una especie de vuelo controlado donde mi cuerpo flotaba pero uno de mis pies permaneciera aferrado al suelo. Durante mucho tiempo llegué a creer que esto era una causa de mi adicción a reflexionar y que desde luego, ese sería el punto máximo de “despegue” de mi racionalidad, posible, sin embargo hoy junto a Patrick todo era tan distinto... Inexplicablemente él lograba romper mis barreras una tras otra, como si estuviera provisto de las cualidades y herramientas exactas para desarmarme... Como si fuera tan importante que cada parte de mi reaccionara revolucionándose ante su presencia... Así que allí estaba, perdiéndome cada vez más en esa realidad alterna donde solo existíamos él yo y el contacto de su piel con la mía.

Un claro suspiro se escapó de entre mis labios al caer debajo de él en la cama, aunque mi boca deseosa de la suya no dejó de buscar sus caricias reiterativamente, y a pesar de que  deseaba aprovechar cada segundo de ese momento al máximo dándole un significado especial, algo dentro mio estaba como fuera de control... El deseo, el deseo de él era incontenible.
-Es mutuo. -Conseguí responder con voz ronca, entre tanto mis ojos observaban como un delgado muro de tela volvía a cubrirnos casi por completo.  Su cadera tan cerca de la mía, acrecentó mis ansias exteriorizadas ahora por el arrítmico movimiento de mi tórax al respirar. Llevé la palma de mi diestra hacia su rostro, cuando este se alejó, y sin más acaricié su mejilla sentidamente. Me gustaba, lo quería y también lo deseaba... ¡Que combinación!... Jamás pensé que terminaría envuelta en esa formula mucho menos debido a un chico con el que por casualidad nos topamos detrás de una ventana. Lentamente mi pelvis se movió acrecentando el ligero rose entre nuestros respectivos sexos con gran expectativa y por fortuna los segundos tortuosos de espera acabaron, su cuerpo se abrió camino en el mio dejándome momentáneamente sin aliento. -Santo cielo... -Jadeé y sin más por instinto me acomplé al suave balanceo que me proponía la figura del muchacho sobre mi, permitiendo que mis piernas cobraran vida propia al envolver las suyas.

La sensación de estar con una chica realmente era increíble, la había vivido solo un par de veces en mi vida, pero ahora que a eso le sumabas que la chica con la que estabas era prácticamente la mujer que veías como imposible, la que te quitaba realmente la respiración al pasar a tu lado sonriéndote, bueno sin duda la sensación no se comparaba con nada. Levante mi rostro al escucharla soltar aquellas palabras cuando finalmente nuestro cuerpos eran uno, no podía creer que yo fuera el culpable de que aquellas palabras de placer salieran entre sus labios, aquella noche me estaba convirtiendo en superman, siquiera había un súper héroe que pudiera conmigo en aquel momento, no me cambiaría por nadie ni por ningún súper poder. Una sonrisa se plasmó en mi rostro mientras comenzaba a transpirar moviéndome suavemente sobre su cuerpo llevando un pequeño vaivén dejando que todo mi cuerpo se estremeciera ante el placer que la chica me brindaba recibiéndome en su centro. Mis manos se aferraron a la orilla de la cama con fuerza para que mi cuerpo pudiera moverse con más libertad contra el suyo evitando que mi peso fuera directo sobre el suyo mientras mantenía mi vista sobre su rostro, observando sus reacciones maravillado por el momento, por cada uno de sus muecas o señales de placer una vez que volvía a embestir mi cuerpo contra el suyo.

Sentí como sus piernas rodearon mi cintura logrando que mis movimientos fueran más profundos cada vez, esto a la vez que los gemidos iban subiendo de volumen saliendo de mis labios del placer. Sin duda mis experiencias anteriores no se comparaban en nada a lo que estaba viviendo en aquel momento, era como poder viajar entre el tiempo y espacio. Era como reescribir nuevamente la definición de placer en si en mi mente. Mi rostro se acercó al suyo para besar sus labios sin detenerme deseando en algún momento poder fundirme totalmente con ella y jamás separarme o tener que detenerme de lo que hacíamos – Breya… humm… -Solté con dificultad sintiendo mi respiración realmente agitada como si estuviera padeciendo de un ataque de asma.

Mientras nuestros cuerpos se friccionaban en ese delicado vaivén constante causado por nuestras caderas, el calor casi sofocante se extendió por todo mi ser y prontamente el sudor se entremezcló con indetenibles jadeos que se escapaban por mis labios hinchados por tanto perderse entre los suyos. Verdaderamente mi respiración era tan acelerada que prontamente en esas significativas descargas de aire al exhalar, comenzaron a colarse gemidos cada vez más notorios y compactos. Con perseverancia, me esforcé por contenerlos ya que pese a la desolación aparente en la que nos encontrábamos dentro de la casa Omega no podía estar cien por ciento segura que no hubiera absolutamente nadie cerca, pero la verdad es que se me hizo complejo pensar con claridad  dado que la sensación que aportaba su hombría al introducirse sistemáticamente dentro de mi era estremecedora y anestesiante, como una droga que me hacía perder consciencia del tiempo y el espacio. La empresa de procurar ser más discreta fue aún más dificultosa cuando mis piernas rodearon su figura puesto que el movimiento de su pelvis fue más intenso, así ni bien su boca me invitó a adentrarme en un nuevo beso, acepté la proposición y me aferré a ella utilizándola como herramienta para acallar el deseo y la excitación, desquitándolos con el ímpetu al besarlo. -Patrick... -Farfullé al separarnos ligeramente debido a la falta de oxigeno. Parecía mentira pero pese a mi acelerado ritmo cardíaco, a la funcionamiento exacerbado de mis pulmones y a la abrasador ardor de cada rincón de mi anatomía, aún quería más o mejor dicho, necesitaba más. Mi cuerpo pedía a gritos fusionarme con él en mayor y mayor medida, lo cual era casi un imposible pero en fin... Como reflejo a esa necesidad mis manos quienes reposaban en sus omóplatos para ayudarme a impulsar el mecimiento de mi cadera se aferraron a ellos con más fuerza y mis dedos prácticamente se enterraron en aquella parte de su espalda. El suave bamboleo de mi parte se tornó más potente, intentando que su virilidad llegara aún más allá, dentro de mi y esa sensación fue deliciosa. -Yo... Dios... -Acerqué mi rostro a su cuello y devoré con mis enardecidos labios el hueco existente entre esa zona y su mandíbula, fascinándome con la textura de su piel, su aroma y su sabor, sin interrumpir en lo más mínimo el movimiento pélvico al que estaba volviéndome adicta. No tenía idea de como lograríamos parar aunque honestamente si pudiera permanecer allí, o mejor dicho así de por vida sin duda lo haría... Estaba tocando el provocador cielo con mis propias manos y extraviándome en él.