Don't [Privado]

Desde que las chicas Alpha habían cometido aquella invasión a la casa de mi fraternidad simplemente decidí que no iba a ser partícipe de una tontería como aquella, no podían pretender que un Lawson simplemente durmiera en un cuarto lleno de personas como si se tratara de un centro de  o campo de ayuda para  las personas sin techo, me parecía fuera de lugar el hecho de que me hicieran compartir mi cama pudiendo fácilmente pagar una suite o algo con más estilo para las chicas, pero bueno simplemente el líder había decidido por el resto  de nosotros, no me desagradaba Ethan pero simplemente me parecía que su razonamiento estaba nublado por los encantos de la hermosa rubia que tenía como esposa, así que realmente no era muy lógico últimamente. Ni siquiera quise argumentar con alguno de ellos, solo tome la decisión de mudarme a mi yate durante todo el tiempo que fuera necesario para poder mantener mi privacidad.

Aquella mañana luego de mis clases subí a mi auto con dirección a la casa de mi fraternidad,  dispuesto a tomar algunas de mis posesiones para poder llevarlas a mi embarcación, así que minutos después estaba cruzando las puertas principales  de la mansión Épsilon caminando con tranquilidad hasta subir al nivel de las habitación, al entrar en la que sería mía encontré un completo desorden, claro las chica simplemente dejaban sus cosas donde se les antojara sin siquiera, esto me saco un poco de quicio suspirando pues aunque no era el chico más ordenado del mundo detestaba de verdad que tocaran, movieran o desordenaran mi espacio, fue rápidamente mi closet para tomar una de mis mochilas de gimnasio para empezar a acomodar algo de mi ropa en ella con algunos libros de mi clases  o artículos que necesitaba para mi carrera, pues como futuro medico te pedían herramientas especiales para hacer tus prácticas y no las dejaría allí sin protección alguna de aquella presencia femenina que en realidad me desagradaba bastante, no por el hecho de que me disgustaba la compañía de las rosas al contrario me encantaba admirar su belleza, pero aquello de mudarse con nosotros lo encontraba sin sentido y desagradable.

Suerte, sin duda era algo que poseía desde siempre, en todo aquello que deseara y pidiera. Generalmente siempre se evocaba a cosas positivas, pero desde mi llegada a California había mejorado sin duda. Tenía dos días que había puesto un pie en mi ahora nueva universidad y los nuevos acontecimientos ya me habían rondado, pero sin duda el mas importante había sido la quema de la casa de la fraternidad a la que había entrado desde el momento en que se registró mi inscripción. Y era lógico, ¿en cual mas podría estar?
Solo en una ocasión conseguí ver el antiguo hogar de las Alpha phi por dentro, para que en el siguiente momento tuviese que mudarme a la fraternidad hermana en donde ahora tendría que vivir. No entendía porque no solo se compraba una nueva mansión o nos ibamos a vivir a algún otro lugar para nosotras solas. Dudaba que el dinero fuese un impedimento y supuse que la intención concreta era mas que nada pura diversión, claro, sacar provecho de aquella tragedia... si es que al final resultase como tal.

Ya conocía la mansión de los Epsilon, ya que mi querido hermano pertenecía a esa fraternidad, y el día que regresé de Francia y después de nuestra salida nocturna, Edward me había explicado todo aquello que necesitaba saber antes de entrar y me enseñó en donde vivía ahora. Irónicamente volvíamos a vivir bajo el mismo techo.
Esa mañana decidí salir a conocer mejor todo el campus, aun no me integraba a clases y esperaba que no fuese muy pronto. La primera noche que había pasado en el cuarto de un integrante de los Epsilon había conseguido tener la habitación solo para mi, quien fuese el dueño había desaparecido y si acaso había regresado en la noche, habría tenido que dormir en el pasillo.
Caminando por el pasillo y escuché ruidos provenientes de mi ahora habitación, dibujé una pequeña sonrisa de lado y entré.

Abrí la puerta un tanto enérgica y le sonreí al chico que estaba guardando cosas, cerré la puerta con el pie y me acerque a el aún sin dejar de divertirme aquella escena. En su rostro era claro que detestaba aquello y parecía que quería salir corriendo de ahi.

Me aventé sobre su cama y mordí mi labio inferior al ver su rostro, era bastante guapo y había algo de familiar en el. No le tomé mucha importancia a ello y posé mi mirada en lo que guardaba

Le guiñé un ojo y saqué mi celular. Recordé que traía los zapatos y estaban sobre su cama, así que me los quité y los aventé con toda la intención

Sonreí con sarcasmo y me quedé viendo su rostro. Me senté sobre la cama y ladee mi rostro

señalé con la cabeza las prendas interiores que aún estaban en el suelo

Me concentraba en lo que hacía pues la verdad no quería tardarme mucho más tiempo, simplemente quería mi ropa, ir por Elvis mi mascota que vivía en el jardín trasero de la mansión y listo, encaminarme hacia el yate donde estaría lejos de la molesta sobre población de lo que era mi residencia que ahora para mí era una casa de acogida cualquiera a pesar de que las personas que estuvieran fueran de la misma clase, me parecía algo demasiado rebajado y precarista el hecho de tener que meterlas en una habitación o cama que no les pertenecía solo por el capricho de cierta rubia a la cual respetaba simplemente por ser una de mis antiguas amigas de niñez y le tenía cariño pero aun así no dejaba de lado que todo aquello era una estupidez. Justo cuando estaba buscando mi computador en uno de los cajones escuche la puerta abrirse por lo que me gire para encontrarme con la silueta de una chica que ahora se dirigía a mi cama por lo que suspire mirando nuevamente los cajones escuchando sus palabras pero sin mirarla al final – No, me gusta tomar las pertenencias de otras personas –Dije con sarcasmo pues era bastante obvio que si estaba allí tomando objetos por los closets era porque me pertenecían.

Lo se… Es por eso que es mi cama, no duermo en cualquier lugar –Le comente respondiendo con algo de veneno en mis palabras, no podía evitarlo cuando algo me molestaba o cuando realmente quería ser grosero y en este caso era un poco de los dos. – No agradezcas no estás ahí por mi gusto, estas ahí porque mi líder es un dominado –Le comente dejando caer mi mochila al suelo para luego ir en busca de mis zapatillas de correr que estaban a un lado de la cama, al mirarla de reojo note el juego en sus palabras junto al guiño del ojo que significaba que deseaba provocarme y en provocaciones era un experto por lo que no caería en su juego así de fácil – Tranquila tengo muchas más –Le comente mirándola unos segundos pues por unos segundos sentí que la conocía de alguna parte aunque aún no sabía dónde por lo que seguir en lo mío tomando el calzado para meterlo en el bolso.

No me preocupo –Le comente tomando todo finalmente podría irme del lugar – En lo que a mí respecta no me volverás a ver por acá hasta que esta ridiculez acaba… -Le solté colocando guiñándole el ojo esta vez yo – Puedo gastar mi tiempo en cosas mejores que soportar niñas berrinchudas, solo trago con mujeres en la cama.

Aun sentada en la orilla de su cama, crucé mi pierna sobre la otra, a la vez que me sostenía con las manos tras de mi. No pude evitar hacer una mueca, me fastidiaba un poco que este chico careciera de sentido del humor, ya que pensaba que, de entre todas las fraternidades, los chicos Epsilon eran quienes mas les gustaba la diversión, en especial en circunstancias como esta. Suspiré ruidosamente y rodé los ojos, esbozando una sonrisa en mis labios de forma caprichosa

-Podrían haber sido las cosas de quien, parece, se divirtió en tu cuarto antes de que yo llegara -

Sonreí de lado con cierta burlona  y con una pluma que estaba tirada levanté del suelo la parte baja de un bikini que, probablemente habían ocupado en la piscina.  Le puse de frente la prenda y alcé una ceja sin evitar seguir sonriendo de la misma manera cuando se topo con aquella prenda que pendía de un lado a otro.

-Dudo que esto sea tuyo aunque esta sea tu habitación... a menos que seas un chico excéntrico -

Reí y se la coloque sobre su cabeza, dándome la vuelta al siguiente instante y regresando a la cama otra vez para volver a sentarme.

-Excelente! Ya tenemos algo en común. Tampoco estaría aquí sino fuese por la "desdichada desgracia" que nos ha sucedido. Dime ¿donde se encuentra esa hospitalidad Epsilon? -

Dije en tono fingidamente dramático y sarcástico y continué

-Así que, mi querido compañero de cuarto, tú no lidias con niñas berrinchudas y yo no lo soy, y solo tratas con mujeres en la cama y casualmente yo estoy en una... -

Dije mordiendo mi labio para evitar reír, al mismo tiempo en el que, con la mano le daba pequeños golpecitos al colchón, como invitándolo a sentarse, para después acostarme sobre la cama al tiempo en el que estiraba los brazos hacia el, a manera de juego, para que se calmase un poco y si quiera pudiese tener una conversación con el dueño de mi temporal aposento.
 

-Oh vamos, acabo de llegar a California. Tuve un largo viaje desde Francia, ¿No podrías ser mas amable conmigo? Nuestras fraternidades son tan unidas... y tu te comportas tan serio. Dime ¿tengo la culpa de que nos hayamos quedado tristes y "desamparadas" por culpa de la otra fraternidad? -

Dije al tiempo en el que me sentaba en la cama y entrecruzaba las piernas

-Te pareces tanto a un viejo amigo mio... la misma forma de ser cuando nos conocimos. -

Eso ultimo lo había dicho mas para mi que para el, observando su rostro o su cuerpo cuando este iba y venía por sus cosas. Mientras, recordaba esos años antes de irme a vivir al viejo continente. Después de unos segundos en silencio finalmente le dije

-¿Tan si quiera me puedes decir tu nombre?-