Cleaning Day || O'Archi || Exprés || +18

Recuerdo del primer mensaje :

Jueves 11 de Junio de 2015 - Media Tarde

Todo esto estaba siendo genial, a lo que me refiero es que Darren en vacaciones era lo que más o menos necesitaba a partir del 5 de Mayo, dos días después del nacimiento de Ella, porque sinceramente cuidar de dos bebés era un poco lioso, pero resistía como podía, no lo veía como una responsabilidad o trabajo ya que si lo veía de esa forma sería super odioso el hacer de padre, lo que jamás en ningún pensamiento de un padre o madre debe pasarse porque por Dios, qué tipo de persona ve como carga a sus propios hijos... casos sí habían pero yo era la excepción a la regla no solo por el hecho de que no tuviera aquellos pensamientos sino más bien porque lo tomaba como un juego, todo era diversión y risas, mi objetivo era que el rubito y la pelinegro crecieran en un entorno super alegre y divertido, aunque bueno no solo era mi objetivo sino más bien el de Darren y yo, jajaja.

El día de hoy, tanto como Mathías y Ella terminaron a merced del sueño luego de un baño. Ahora estábamos un poco desocupados, por mi parte no estaba cansado, para nada -¿Limpiamos la casa?- Le propuse a mi chico quien estaba a mi lado, si bien es cierto, la casa estaba un poco desordenada y algo sucia, hacia una semana y media que no la habíamos limpiado por diferentes motivos, la propuesta la hice porque este era el momento oportuno, todos estaban durmiendo y era aún las cuatro de la tarde, aún no había llegado la noche, lo cual era excelente para nosotros.

Cuando el momento del orgasmo estaba cerca empezaba a sentir como mis músculos se tensaban y contraían. Precisamente en ese momento sentía todo eso y el  fin llegó segundos después. Sus manos estimulando mis pezones fue el último empujón para llegar al final. Después de haberme corrido, mi cuerpo siguió temblando durante unos segundos más. Me faltaba la respiración mientras lo miraba con una sonrisa. Me agaché un poco para agarrarlo por las axilas y ayudarlo a que se levantase. -Gracias por esto.-amplié un poco la sonrisa y lo empujé contra la pared para comenzar a besarlo. Giré el grifo y el agua empezó a caer por nuestros cuerpos.  Mis manos le acariciaban a la par que mis besos bailaban sobre los suyos desesperadamente. Me encantaba besarlo; de hecho me encantaba todo de él. -¿Nos sigue quedando tiempo?-pregunté con la ceja alzada. Ahora quería que él también disfrutase igual que yo lo había hecho. sin embargo, no sabía los planes que él tenía para la cena y si nos daría tiempo de hacer algo más antes de despertar  a los niños y tener que prepararnos para salir.

Mi chico me tomó de las axilas, terminé levantándome y pasar al nivel del rostro de mi chico. No esperaba a que me besara, al menos un poquito y tampoco que me acorralara contra la pared. Sentí mi cuerpo sobre aquella pared media húmeda del baño, pero aún así continúe con el beso que él inició, aproveché para introducir mi lengua sobre la boca ajena y buscar su lengua para juguetear un poco. Me separé por unos cuantos segundos, pues empezó a hablar, negué suave con la cabeza -Tú sabes que me gusta hacerlo y verte muy feliz- Respondí a mi castaño, continuando con aquel beso. El agua fue bajando ya que el grifo había sido abierto por la mano de quien me acorralaba, cuando me interrogó si teníamos tiempo, asentí un poco con la cabeza suavemente. -Por supuesto, es mejor si demoramos ya que así los pequeños despertarán por su propia voluntad y no estarán gruñones- Respondí en un tono tranquilo, lo tomé de una mejilla para besarle fuertemente en sus labios -¿Por qué la pregunta?- Susurré, siguiendo besando aquellos labios dulces y perfectos para mí, pasé a morder y tirar de su labio inferior con suavidad.

Siempre fui uno de los chicos altos de mi clase y grupo de amigos, más ahora me sentía pequeño frente a André. Medía diez centímetros más que yo y ,aparte de eso, su cuerpo era mucho más ancho que el mío , por lo que parecía todavía más pequeño a su lado. Lo más gracioso es que me gustaba ser así, acostumbrado a ser siempre el protector estaba bien ser por una vez el pequeño. Mis manos acariciaban su cuerpo de arriba abajo, mojándolo por todos lados mientras no quería separarme de sus labios. Quería tiempo ; mas bien lo necesitaba porque deseaba hacerle sentir ,al menos , la mitad de lo que sentí yo. -Pues porque quiero devolverte el favor.-sonreí de lado. Le di un último beso en sus labios y empecé a bajar. Besé su clavícula y cuello hasta llegar a su pezón. Ahí permanecí unos segundos. Continué bajando, lamiendo aquel tatuaje de su torso. Me detuve una vez más en sus abdominales, los cuales mordí sin dejar de mirarlo con una sonrisa y ,finalmente, llegué a esas dos marcas a su lado del cuerpo que formaban una perfecta V en su abdomen. Jamás vi unos oblicuos así. Acabé de rodillas, con su miembro en mis manos. -¿Puedo?-pregunté con cierto tono adorable.

La pregunta había sido un tanto inocente, aunque sus intenciones eran mucho más que obvias. Sonreí un poco, estaba siendo mojado por mi chico, su cuerpo estaba a muy pocos centímetros que el mío, más bien diría a milímetros y estaba desnudo, estaba por más que obvio cuál serían nuestras intenciones, teníamos tiempo, un poco. Uno de los dos debía dar el siguiente paso. Levanté la ceja derecha ante su respuesta y sonreí un poco por ello -Te agradecería mucho- Susurré, besando por una última vez sus labios, correspondiendo a aquel beso que él inició. Dejando que se apartara y de inmediato sentí sus labios recorrer por todo mi cuerpo, primero una de mis clavículas y bajó hacia mi pezón, sentí su lengua, labio y lengua sobre mi tetilla que había sido atrapada y estimulada por unos segundos. Acaricié los cabellos ajenos con suavidad, manteniendo aquella sonrisa en mi rostro, riendo un poco y bajo por ese mordisco sobre mi vientre. Lo tenía en tan solo segundos más, arrodillado al frente de mí, con una de sus manos tomó mi miembro -Soy todo tuyo, puedes hacer lo que te plazca- Respondí en un tono dulce, en ese momento quería besar una vez más sus labios.

Tenía muchísimas ganas de hacerle disfrutar a mi chico al menos un poco igual que yo. Normalmente ambos buscábamos el placer del otro porque era lo que más nos importaba. Minutos atrás me acababa de hacer llegar al éxtasis arrodillándose frente a mí y ahora me tocaba a mí. Besar su cuerpo era algo increíble que nunca dejaba de gustarme y es que era perfecto. Todo su cuerpo estaba repleto de tatuajes y músculos que le convertían en un auténtico Dios. Además, ver que era el deseo de muchas personas por sus sesiones de fotos pero que era mío me hacía encontrar ese deseo aún con más fuerzas. -¿Todo mío? Me gusta, me gusta.-lo miré desde abajo con una sonrisa de lado. Abrí mi boca y metí la punta de su miembro, la cual empecé a lamer muy lentamente. Aún no estaba erecto del todo y ver como se iba poniendo duro era lo mejor, pues significaba que le gustaba lo que le hacía. Una de mis manos subió por su abdomen para quedarse acariciándole los abdominales que tanto me gustaban. Después de unos segundos allí fui metiéndome un poco más su miembro hasta tenerlo completamente en mi boca. Poco a poco sentía como se ponía duro, acercándose a su tamaño habitual. Quería llevarlo al máximo placer posible y arrancarle los gemidos que se merecía.

-Claro, todo tuyo- Respondí en un tonito de voz ronco, seguido de aquellas palabras solté un ligero jadeo por la forma en que su mano iba moviéndose hacia adelante y atrás con mi miembro tomado. Segundos después, con la mirada fija en sus ojos, poco a poco pude ver como se iba metiendo mi glande en su boca, para que con su lengua danzarina estimulara aquella parte de mi cuerpo de una forma que únicamente él sabía, mi miembro iba creciendo poco a poco dentro de su cavidad bucal. Mis labios estaban entreabiertos dejaban salir suaves jadeos producto del placer al que me estaba llevando mi chico, apoyé la parte trasera de mi cabeza sobre la pared de la ducha, dejándome llevar por ese placer que poco a poco iba aumentando. A medida que se iba metiendo más y más mi miembro a su boca, los gemidos que soltaba se estaban volviendo mucho más seguidos y difíciles de controlar, mordí suave mi labio inferior. Bajé la diestra y empecé a acariciar los cabellos de él con una ligera suavidad. Empecé a mover de una forma lenta mi pelvis hacia adelante y atrás, a la par y no ritmo en el que mi castaño se dedicaba a mamarla.

Hacía unos minutos él se arrodilló para llevarme a lo más alto del éxtasis, logrando que soltase muchos más gemidos de los que creía. André era maravilloso en todo lo que me hacía debido a que ponía todo su empeño y amor. Por eso mismo me tocaba corresponderle de la misma forma y asegurarme de que él también disfrutaba de mí. Notaba como su miembro estaba cada vez más cerca de su tamaño mayor y lo estaba consiguiendo con mi boca. Lo saqué de mi boca y mantuve la masturbación con el mismo ritmo que marqué con mis labios. Levanté un poco la cabeza para darle un beso en aquel oblicuo con forma de V que tenía en su cintura. Jamás había visto esa zona tan trabajada en un chico. Después de eso le mordí en el muslo con cierta fuerza , más de la normal.-Lo siento.-lo miré con una sonrisa de lado y le guiñé un ojo viendo la marca de mis dientes en su pierna. Volví a centrarme en su entrepierna, introduciéndome el glande en la boca para estimularlo con la lengua y mientras, con mi mano libre lo masturbaba rápidamente. Si él quería algo más, que lo pidiese, porque yo estaba dispuesto a darle lo que me pidiese con tal de verlo feliz.

La forma en la que su lengua se movía rodeando mi polla, logró que esta alcanzara el tamaño que estaba buscando, ante aquello sonreí un poco pero no duró demasiado tiempo porque una expresión de puro placer se posicionó en mi rostro. Bajé la mirada para observarlo cuando lo sacó de su boca y empezó a masturbarme con su mano, no sabía lo que pretendía pero le sonreí un poco, mordí mi labio inferior para ahogar unos cuántos jadeos. Mi diestra a medida que movía su cabeza se fue moviendo a su alrededor hasta detenerse en su mejilla y brindarle una suave caricia. Una vez más, sonreí de medio labio por aquel beso que dejó en la zona de mi pelvis -Argh... salvaje- Solté un pequeño gruñido bajo por aquella mordida fuerte que dejó sobre mi muslo, no estaba molesto, más bien todo lo contrario y se reflejó en aquellas risas que solté seguido de mis palabras. Mi espalda se curveó sobre la pared cuando Darren optó por tomar una vez más la punta de mi miembro con su boca, aquello se había puesto un poco más intenso, su lengua pasar por mi orificio me estimulaba demasiado... pronto me correría.

Tenía que admitir que practicarle sexo oral a un chico no era algo que me gustase. Era bastante escrupuloso y creía que utilizar la boca en esa parte del cuerpo requería de confianza para saber que la otra persona tenía la higiene necesaria. Desde que había empezado con André descubrí que se podía disfrutar muchísimo con ello , además de que él no me daba asco. Confiaba totalmente en él y mi cuerpo era suyo para toda clase de goce, igual que el mío era de su posesión. Cualquier cosa que le gustase yo la haría encantado y feliz porque lo amaba. Oírle gemir de esa forma me ponía mucho y me incitaba a continuar con la misma intensidad. Tras unos minutos jugando con su glande volví a meterme su miembro en mi boca y comencé de nuevo a mamársela con fuerza, tal y como él hizo conmigo. De vez en cuando alzaba la mirada para poder ver su expresión e intentar descifrarla con el único fin de saber si lo estaba haciendo bien o mal. Parecía que estaba logrando excitarlo porque sus gemidos se oían en toda la estancia y su abdomen se movía con velocidad por las respiraciones agitadas de esto. Podía saborear cierto líquido en su miembro que indicaba la cercanía a correrse.  Una de mis manos subió por su cuerpo para empezar a jugar con uno de sus pezones en un intento desesperado de darle aún más placer.

De mis labios no dejaban de salir ciertos jadeos y gemidos productos del placer que sentía por las acciones que hacía mi castaño con su boca. La manera en que movía su lengua sobre mi miembro y la forma en que daba ligeras succiones, todas esas estimulaciones me estaba volviendo loco por cada segundo que iba transcurriendo. Eché mi cabeza hacia atrás, recargándola con la pared, mi respiración pasaba a estar entrecortada. De vez en cuando, nuestras miradas chocaban y sonreía de medio labio, verlo en aquella posición... no puedo decir que no me ponía porque lo cierto es lo contrario. Mi cuerpo se estaba tensando a medida que transcurría el tiempo, mi mano buscó los cabellos ajenos para acariciarlo suavemente. Llegó ese momento que poco a poco iba viniendo anunciando y mi chico lo esperaba, pero mi mano empujó la cabeza de mi castaño contra mi cuerpo haciendo que los chorros de semen que salieron de la punta de mi miembro directo a su garganta, esa acción de mi mano había sido una especie de impulso por tanto placer, además un gemido alto dejé escapar a la vez que me iba corriendo... lo hizo bien, perfecto, como siempre.

Lo mejor de hacer esto junto a mi amor era ,aparte del amor que nos transmitíamos, que conocía perfectamente cada sensación y movimiento de su cuerpo. Sabía que cuando echaba su cabeza hacia atrás le quedaba poco para correrse  y que esa mano en mi cabeza era un claro signo de que quería que aumentase el ritmo para hacerle explotar en estos últimos segundos que le quedaban. Estaba encantado con ello y no dudé ni un segundo en marcar un ritmo más intenso y profundo. Cerré mis labios con fuerza, con el único fin de que cada vez que entrara tuviese que hacer mayor esfuerzo y sintiese una estrechez más placentera para él. Igual que él hizo antes, ahora era yo el encargado de llevarlo al límite. Noté como los músculos de su abdomen se marcaban más, al igual que las venas en sus brazos. Eso fue seguido de un último jadeo y el momento que esperábamos. Sentí directamente aquel chorro en mi boca que la inundó completamente haciendo que un poco se regase por mis labios. Odiaba hacer esto y nunca lo había hecho, pero con André era diferente; con él disfrutaba dándole placer de todas las formas posibles. Yo fui su primera vez en dejarse penetrar y él era mi primera vez en esto. La confianza entre nosotros era increíble. Tragué lo que pude y me separé un poco para respirar y limpiar su miembro durante unos segundos más. Desde ahí abajo lo miré con una sonrisa amplia. -Te lo debía.-bromeé por cuando ,minutos antes, fue él quien estaba en esa posición.

Respiraba entre cortado luego de haber expulsado chorros de semen en la boca de mi chico, sin embargo, aunque él acabara continúo haciendo uso de su boca en mi miembro, sentía esa lengua suya pasar por la punta y tronco, limpiando de cualquier rasgo de aquel líquido blanquecino. Dejé que continuara por un par de minutos y pasé a tomarle de las axilas para ayudar a reincorporarlo -Gracias- Susurré sobre sus labios y pasé a besarle con una suavidad pero intensidad, sin embargo este beso duró un poco, porque teníamos un poco de prisa y debíamos salir a comer con los chicos. -Venga, terminemos de bañarnos para irnos a comer- Me di un par de palmadas sobre mi vientre, le guiñé el ojo derecho y pasé a tomar el jabón. Extendí mi mano con el jabón sostenido y pasé a frotar el pecho de mi chico con este, con una pequeña sonrisa en mi rostro. Algo que repetíamos un poco era el enjabonar al otro, como muestra de cuánto nos amábamos y no puedo decir que no me gustaba pasar toda mi mano por todo el cuerpo de él y mucho menos sentir su mano por sobre cualquier parte de mi cuerpo... a ambos nos gustaba y mucho.

No había nada mejor en el mundo que hacer disfrutar a los seres queridos sabiendo aquello que más deseaban. André era mi amor, aquel con el que iba a casarme y el hacer esto solo era una forma más de demostrarle lo que era capaz de darle con tal de sacarle una sonrisa y que se sintiese bien. Estaba convencido de que lo había conseguido al juzgar su rostro. Sin mucha fuerza me levantó para quedarme a su altura. Sus ojos eran hermosos, más ahora me centré en corresponderle el beso con lentitud pero provocándolo con mi lengua. Estábamos solos, no teníamos porqué controlarnos. Me quedé con los ojos cerrados y estos se fueron abriendo lentamente al oírlo hablar. Asentí un par de veces. -Cierto, lo más importante primero.-me separé sin dejar de sonreir y me llené las manos de jabón. Acto seguido comencé a enjabonar su cuerpo. Rectifico, comencé a acariciarle cada centímetro de su piel. Esos músculos de su torso y abdomen eran sencillamente perfectos y jamás iba a cansarme de acariciarlos. Encontrar a una persona con un cuerpo increíble no era muy difícil, pero que tuviese también la personalidad del rubio si que era imposible. Y yo tuve la suerte de encontrarlo. Precisamente por eso nunca iba a dejarlo escapar y compartiría toda mi vida con él , a su lado.