No Matter Where You Are - Privado

El viaje de Breya fue un paseo de pensamientos e inseguridades, por alguna razón pensaba demasiado en lo que podía pasar cuando volviera, ¿Si ella se arrepentía? ¿Si en todo caso olvidaba o dejaba de lado lo que había pasado justo antes de marcharse? Todo aquello rondaba mi cabeza, ideas que llegaban a desaparecer momentáneamente cuando recibía uno de sus mensajes, no era bueno coqueteando, menos teniendo una conversación normal por mensajes de texto pero me esforzaba para no escribirle algo estúpido o realmente aburrido, inclusive me quedaba por minutos mirando la pantalla antes de digitar una respuesta aceptable. Pero aquel contacto me mantenía esperanzado pues después de todo no era un paso hacia atrás, al contrario. Luego llego su regreso, justo en la semana más atareada del campus, la casa Omega era un lio, todos salían o entraban apresurados para prepararse para las pruebas o simplemente ir como observador de aquellos eventos que solían ser realmente entretenidos, así que realmente no habíamos poder estar solos ni un segundo lo que me intrigaba aún más, pero de todas maneras debía concentrarme para la prueba en la cual sería el representante de la casa morada, por lo que todos trataban de darme consejos o pedirme no meter la pata lo que me tenía más ansioso de lo normal casi sintiendo mi Asma atacarme, aunque tenía años sin tener ataques.

Fue luego de la prueba que regrese a casa a darme un baño, no me sentía mal en realidad lo único que quise siempre fue no ser el último por lo que me sentía realmente orgulloso de mi, suspire mientras sacaba el lodo totalmente de mi cuerpo luego de sacar el traje, el agua caliente se sentía realmente bien luego de tener aquella capa de lodo seco en mi cuerpo por horas. Cuando finalmente salí de los baños vistiendo un short cómodo con una remera pase por la habitación de la Omega, la puerta estaba cerrada por lo que me detuve pensativo simplemente allí por unos minutos antes de que tuviera las fuerzas de poder tocar a la puerta suavemente, no espere que alguien abriera, por primera vez simplemente deje que mi cuerpo actuara solo, así que tome la manecilla para abrir la puerta despacio asomando la mitad de mi cuerpo en busca de la chica – Breya –Susurre como si no quisiera ser atrapado por los demás aunque era realmente normal que unos entraran a las habitación de otros.

El ultimo mes había sido bastante caótico, no porque el estuviera repleto solo de eventos malos, sino que con su partida varios cambios habían llegado a mi vida.
Entre los positivos estaba la resolución de comenzar a centrarme más en mi carrera, las noches de juega cada vez eran menos frecuentes y no precisamente porque tuviera que dejarlas, sino porque las nuevas obligaciones que poco a poco estaban surgiendo en mi rutina, por el avance de los estudios me llevaban muchas veces a priorizar otras cosas. Por momentos, de vez en cuando, también dudo y me pongo a pensar si esa modificación en mi comportamiento en vez  de ser una contraindicación generada por el madurar, no se debería a la tristeza generada por el único acontecimiento negativo: la perdida de mi tía, Ethel.

Demás estaba decir que la extrañaba y que me hacía muchísima falta su compañía, algunos días eran en verdad difíciles y sentía un gran dolor en el pecho causado por la simple idea de no verla más, sin embargo como mi primo, o mejor dicho "mi hermano" Jesse había dicho el día que me informó de nuestra perdida, a medida que el tiempo pasaba, cada vez se me hacía más sencillo recibir los recuerdos relacionados con ella, con una sonrisa.

En fin, un montón de cosas se habían transformado, estas mezcladas con las recientes actividades del campus sobre las cuales giraba casi toda la atención, habían llevado a que no pudiera dedicarle demasiado tiempo a uno de los nuevos factores, o mejor dicho personas, más agradables que había ingresado en mi vida recientemente: Patrick.

El viaje había dejado nuestra relación sin mote, en una especie de "parálisis" y si bien durante el período que estuvimos separados en ciudades distinta solíamos conversar a menudo por mensajes, no tenía idea de como sería el reencontrarnos. En mi interior tenía claro que mis sentimientos no habían cambiado en lo más mínimo, de echo creo que al contrario la distancia fue provechosa para que me convenciera más de ellos y en cierto punto para que me diera cuenta que el chico en cuestión me gustaba incluso más de lo que yo misma me atrevía a admitir; pero pese a que en esas charlas lejanas o en las miradas furtivas que cruzábamos en algunas ocasiones cuando estábamos en presencia de nuestros hermanos Omega, sentía que para él lo ocurrido antes de mi partida, continuaba teniendo valor, “entre la practica y la teoría hay una gran diferencia”, así que no comprobaría que sucedería hasta estar junto a él.

Luego de la Greek Week, volví a casa lo más rápido que pude ya que deseaba darme un baño y simplemente quedarme tendida en mi cama descansando. Algunos de nuestros compañeros se habían quedado rezagados prologando la duración de aquel evento un poco más, por lo cual el hogar morado se encontraba bastante silencioso y calmado, en especial mi habitación, en donde me dispuse a tenderme sobre mi cama, después de proceder a ducharme.
Toqué las sábanas suaves y tersas sobre las cuales estaba tendida mientras cerraba los ojos disfrutando de esa tranquilidad tan agradable. No sé exactamente cuanto tiempo permanecí allí con mis párpados cubriendo mi mirada, sin embargo cuando escuché un leve golpeteo sobre la puerta abrí mis ojos bruscamente. Observé el rostro del muchacho que se asomaba desde aquel umbral y pese a estar algo somnolienta esbocé una gran sonrisa. -Hey, hola. -Musité incorporándome tambaleantemente, para ir en su dirección e invitarlo a pasar. -Ven, entra... que lindo es verte. -Me quedé parada allí frente a él con mis ojos fijos en su rostro como una verdadera idiota.

En el momento en que mi cabeza entro en la habitación me arrepentí, no por el hecho de que no quisiera verla sino porque por un momento me sentí nervioso de no recibir la respuesta positiva sobre mi pequeña intervención en su habitación, recorrí el lugar por completo hasta mirarla tendida en la cama por lo que hice una mueca, lo menos que quería era interrumpirla si estaba descansando. Estuve a punto de disculparme cuando ella se levantó de golpe –No… -Le pedí rápidamente aunque era un poco tarde pues la miraba caminar hacia mi aun un poco somnolienta –Lo siento no sabía que estabas durmiendo –Me disculpe rápidamente mientras abría un poco más la puerta para estar frente a frente, no supe que hacer realmente por lo que solté la manilla quedándome a un lado, no sabía si era buena idea cerrarla o simplemente dejarla abierta así que no hice ningún movimiento con mi mano. Note que al chica estaba con sus ojos más pequeños de lo acostumbrado lo que realmente me parecía bastante tierno, pero más que eso notaba algo extraño en su mirar – ¿Estas bien? –Pregunte suave otra vez en susurros como si intentara no despertar a alguien aunque sabía que todos debían estar abajo entusiasmados por los planeamientos de las actividades, éramos la fraternidad campeón que debíamos defender nuestro lugar.

¿Quieres que me vaya?- Le pregunte sin intensiones de quedarme si ella realmente necesitaba estar sola, odiaba sentirme algo intenso o molesto por lo que prefería que habláramos o algo cuando ella se sintiera bien. Aunque sus palabras me hicieron sonreír un poco bajando un poco mi mirada al suelo como solía hacer siempre que no sabía que decir aunque rápidamente levante mis ojos en busca de los suyos – Es solo que… no… tu sabes… -Dije moviendo mi cabeza un poco tratando de acomodar las palabras de manera que la idea se formulara correctamente – No habíamos podido… hablar… desde que volviste… -Moví mis manos como si intentara explicar algo pero solo me sentía más bobo con aquel movimiento – Ya sabes… lo de salir… me pregunto… ¿Sigue en pie? –Formule finalmente mirando sus ojos aunque tuve que mirar sus labios unos segundos antes de volver a subir mi mirada esperando que ella no lo notara.

A pesar de no comprender exactamente el por qué, últimamente mi cuerpo se cansaba más rápido por lo cual era normal quedarme dormida sin querer, atribuía esto al aumento de las actividades de mis jornadas sin embargo no era la primera  vez que mi vida estaba cargada de ajetreados horarios, así que en cierto punto ese echo me sorprendió. El despertarme debido a la presencia de Patrick, si bien fue sorprendente no me molestó en lo más mínimo, todo lo contrario me hizo darme cuenta que nuevamente sin preverlo mi organismo había sucumbido en un improvisado sueño a una hora más que atípica para dormir. -No te preocupes... seamos honestos ¿Quién duerme a esta hora? Solo los ancianos... -Y al parecer yo... Una ligera sonrisa se dibujó en mis aún adormiladas facciones mientras me acercaba hacia él, deseosa de invitarlo a entrar en mi espacio. No era muy común que el Omega entrara en mi habitación mucho menos sin aguardar una respuesta de mi parte, ese simple gesto que en mi fuero interno traduje como un aumento en la confianza que había entre ambos, me agradó.

Al llegar junto a él estiré uno de mis brazos y con un ligero empujón de mi mano conseguí cerrar la puerta, no sabía si era correcto dejarla abierta permitiendo el ingreso de ojos curiosos mientras dialogábamos... Haciendo más pronunciada esa sonrisa llevé mi diestra hacia la suya pero me detuve antes de llegar a contactarla debido a su pregunta que cayó sobre mi como un baldazo de golpe de realidad. -¿Estoy bien? -Me interrogué, sin encontrar una respuesta clara en la cual resumir los embrollados sentimientos que ni si quiera me atrevía a desmenuzar.  -Me siento mejor ahora que estás aquí. -Murmuré yéndome por la tangente. -¿Tú cómo estás? ¿Que tal todo? -Froté casualmente la tela de la falda de aquella túnica que llevaba puesta reparando en que mi aspecto no era el más adecuado para “recibir visitas”.

-No, quiero que te quedes... -Le aseguré reteniendo un suspiro, desde que había vuelto tenía unas ganas enormes de compartir tiempo a solas con él ¿Por qué querría que se fuera ahora que teníamos la oportunidad? ¿Por una simple siesta interrumpida? Sacudí mi cabeza negando ante aquella ridícula idea y permanecí allí frente a él sin decir nada, tan solo mirándolo como una estúpida niña a la que le devuelven su jueguete preferido que permaneció extraviado durante varias semanas. -Sí... lo sé, todo ha sido bastante caótico, lo siento. -Aunque la mayoría de los elementos que nos impidieron encontrarnos juntos como ahora, me excedían una parte de mi se sentía responsable por la falta de contacto entre nosotros, ya que si hubiera tomado la decisión de haber ido a su dormitorio  en lugar del de Jesse a penas pisé el suelo de La Casa Morada luego del viaje, probablemente no habríamos tenido que postergar tanto esta conversación. De echo el paquete escondido dentro de mi armario destinado para él, continuaba allí inamovible. Dirigí mi rostro en dirección al ropero después recordar aquel pequeño presente, sin embargo no fui a su búsqueda porque sus palabras tenían una importancia mayor. -¿Lo de salir?... Sí, definitivamente sigue en pié. -Afirmé rápidamente debido a el entusiasmo. -Y... ¿Lo de besarnos? -Le pregunté con cierta diversión acercando mi cuerpo al suyo con lentitud al mismo tiempo que mis ojos se posaban sobre sus labios dejando al descubierto un cierto anhelo.

Note que el movimiento de la chica cerraba la puerta detrás de mí dándonos algo de privacidad lo que en realidad me gustaba, era diferente cuando estaba a solas con ella, frente a los demás me sentía aún más torpe, como si fueran a cuestionar todo lo que hiciera o dijera a la castaña, le mire suspirando un poco sintiéndome más relajado cuando dijo sentirse mejor por mi presencia, sentía que algo le pasaba pero ya que no lo había mencionado no quería presionar a hablar al respecto, simplemente le sonreí , me encogí de hombros ante su pregunta – Al menos no tengo lodo por todos lados –Le recordé algo divertido esperando de verdad que la ducha hubiera sacado toda prueba de mis caídas de la tarde, entonces luego pensé en que ella estuvo todo el tiempo apoyándome lo que me hizo sonreír – Gracias por estar allí –Le comente allí en medio de la habitación solo mirándola sin problema alguno de quedarme allí todo el día si fuera necesario contar de poder apreciar su mirada tanto como quisiera.

Carraspee un poco ante mi pregunta, pues siempre fui torpe para hablar con las chicas más aun con una que realmente me gustara como Breya, sonreí por su respuesta relajándome aún más – Que bueno que dijeras eso, estaba algo nervioso –Admití moviendo mis dedos de las manos inquieto antes de estirar una de ellas para tomar la suya ahora con un poco de confianza escuchando sobre los besos lo que me hizo sonreír aún más logrando que mis impulsos despertaran un poco – Bueno, creo que ninguno desea salir ahora… Pero.. podríamos adelantar lo de los besos ¿No te parece? –Comente acercándome hacia ella para cortar la distancia entre nosotros, aun aferrado a su mano dejando que mis dedos jugaran entre los suyos algo torpe acercando mis labios a los suyos para besarla suavemente disfrutando totalmente de aquel dulce sabor ahora sin ninguna prisa o sin que la lluvia estuviera atormentándonos con el frio.

Su pregunta acerca de como me sentía continuó retumbando en mi cabeza y haciendo repercusión en ella al punto de querer realmente encontrar una respuesta clara, una contestación certera de cual era mi estado, pero ese no era el momento indicado... No después de tanto tiempo sin verlo y sin hablar, honestamente no quería arruinar todo con una charla que se adentrara en temas no tan gratos y tan diferentes a los que sí nos respectaban, montando una especie de escena al mejor estilo dramático. Yo no era así...
Aparté todas esas tontas reflexiones sonriendo aún más, aprovechando ese pequeño momento de privacidad en el que nos encontrábamos y que tanto había anhelado desde mi retorno.
-Eso es un avance. -Afirmé uniéndome a el tono jocoso de su voz al recordar la dificultosa pero sobre todo, eterna prueba que había tenido que experimentar el Omega aquella tarde. -No hay por qué... No podía perdérmelo, a demás, no todos los días se ve un “The Flash” morado. -Murmuré encogiéndome de hombros conservando esa excesiva curvatura en mis labios que me hacía sentir algo torpe y extraña. Debía admitir que aparte de verse bastante divertido con aquel atuendo que a mi entender fue un fantástico gesto de gran seguridad y aceptación de si mismo, lo mejor de aquella jornada fue observar su tenacidad, cada eterno salto a uno de esos troncos o a las caídas dentro del espeso lodo no hicieron más que recomprobar su enorme perseverancia de la que no dejaba sorprenderme, yo no sé si podría haber soportado tanto tiempo embarrada brincando sobre esas inestables superficies de madera...  
Ok, está bien, quizá en parte estaba perdiendo la objetividad ya que varios de los competidores habían tenido que soportar mucho en aquella prueba pero a mi solo me importaba él. Exhalando un fuerte suspiro de impaciencia, llevé mi mano en dirección a uno de mis ojos para frotarlo utilizando un poco más de fuerza de la necesaria. Me sentía tan rara... Estaba nerviosa y dormida pero más que dormida me sentía como hiperactiva. -Bien, estoy enloqueciendo. -Me dije a mi misma, recordando que aún estábamos parados en medio de mi habitación sin movernos, aunque esa idea o cualquier otra se esfumó al oír sus palabras posteriores, que en cierto punto sosegaron la efervescente ansiedad de mi interior.

-¿De verdad me crees tan voluble como para cambiar de parecer por un leve viaje? -Le pregunté en forma bromista, apretando ligeramente su mano unida a la mía. -No, no creo que sea una buena idea salir hoy, aunque lo que respecta a los besos... -Dejé la frase flotando en el aire antes de corresponder el contacto con sus labios lentamente, disfrutando de su suave textura y de la nota dulce que en ellos podía encontrarse. Mi mano libre, la que no estaba unida a la suya se posó en su cuello acariciándolo con suavidad y mi cuerpo inexorablemente se acercó aún un poco más, como si cada pequeño movimiento que el hacía dejara a entre ver lo largo que se me había echo ese mes. Sino hubiera sido por la falta de aire o porque en ese momento me di cuenta que quizá, solo quizá estaba apunto de perder la cabeza, no habría apartado mi rostro del suyo.  Al alejarme levente y tomar aire para aliviar el poco común calor que estaba extendiéndose sobre mis mejillas cubriéndolo de un color carmesí, volví a ser consciente de dónde nos encontrábamos espacialmente. -¡Lo siento! -Exclamé algo atolondrada. -No soy una buena anfitriona, ven, sígueme. -Tiré ligeramente de su mano conduciéndolo hacia la sección de aquel dormitorio donde se encontraba mi cama. -Toma asiento, por favor. -Lo invité con una cordial expresión acompañada de un pequeño movimiento de mi brazo. -Hay algo que debo hacer. -Solté nuestro agarre y me dirigí finalmente hacia el ropero, sino le entregaba esa caja en ese mismo instante probablemente me olvidaría. - En realidad me habría gustado más traerte el casco de Jay Garrick pero no creo que me hubiesen dejado pasarlo en el aeropuerto... -Musité arrodillándome en la cama frente a él y pasándole aquel paquete que contenía una estatuilla del susodicho Jay (según internet el primer “The flash”).

Presente. :

Reí asintiendo ante la idea de no sentir más picazón por el lodo que me había cubierto toda la tarde, además con el traje realmente todo se había vuelto realmente incomodo bajo el cuero, era un enorme alivio cuando poder darme esa ducha que tardo aproximadamente un par de horas para poder sacar cada residuo de mi cuerpo, aun en zonas que no me sentía muy cómodo en mencionar. –Un Flash que cruzo gateando la meta –Dije divertido negando con la cabeza, de seguro se había visto realmente cómico en el momento que me había puesto en posición de un niño de 1 año para poder avanzar sobre los demás. Note que rascaba un poco sus ojos por lo que una mueca se formó en mi rostro, era obvio que tenía sueño, no me gustaba para nada saber que no la dejaba descansar pero el beso me había hecho olvidarme completamente de ese tema, en mi rostro no cabía mas felicidad mostrándoselo con una enorme sonrisa, aquella que solo tenía un niño al ver a su súper héroe preferido o mirando un nuevo juguete, en este caso era ella observándome con esa ternura que me hacía sentir realmente en otra galaxia, en mi mente todavía era algo imposible que alguien como ella estuviera interesada en mi románticamente, por lo que si era todo parte de un sueño o ilusión a causa de algún brownie esperaba que no acabara al menos no por ahora.

Está bien –Dije cuando se disculpó pero a la misma vez me llevo hacia su cama, su espacio en la habitación era realmente colorido, original y musical, si me preguntaban la representaba completamente, me senté con cuidado en su cama, no era de las personas que tomaba confianza muy rápidamente pero sabía que aquello era un paso para mi aunque para los demás fuera algo normal - Jay Garrick, me sorprende que sepas quien es –Dije divertido pues era obvio que cualquier amante de las historietas reconocería su nombre, uno de los superhéroes más conocidos de la edad de oro – Hey –Dije asombrado de lo que miraba en sus manos una vez que la chica se colocó frente a mí, mi boca se abrió notando la figura de acción tomándola sin saber que decir, si era realmente infantil en estas cosas –Es genial, mira los detalles –Dije notando el casco con las alas que solían simbolizar a Mercurio, mi boca se mantuvo abierta negando un poco antes de verla –Es genial –Dije mirándola y luego al juguete como si fuera realmente algo sagrado –Se verá genial en mi colección –Termine por decir sonriéndole sin saber que poder darle a cambio por lo que mi boca se quedó abierta unos segundos – No tengo nada para ti –Dije avergonzado aun con El primer the flash en mis manos – Eres increíble –Dije finalmente acercándome a robarle un beso dejando el muñeco de lado para poder tomar su rostro, no era el muñeco en sí que me hacía ponerme así de eufórico, sino el hecho de que ella se mezclara en mis gustos y no solo los criticara como los demás.

Aunque acababa de despertar de aquella imprevista siesta mi falta de cortesía no se debió en lo mas mínimo a la pereza generada por ésta. Siendo honesta yo nunca fui del tipo de personas que suelen realizar invitaciones a su espacio muy a menudo, de echo, los que visitaban mi habitación lo hacían porque sencillamente las circunstancias los habían llevado a eso o por la formación de una amistad, así que cuando se abrían paso en mi lugar, no había nada de especial en aquel gesto, sin embargo estando allí con Patrick la sensación era muy distinta. El verlo sentado en mi cama junto a mis cosas  me hizo sentir (por estúpido que eso sonara) que estaba mostrándole más de mi y que el nivel de confianza gestado entre nosotros poco a poco iba creciendo, aún no olvidaba la primera vez que habíamos caminado por el pasillo hasta llegar a este dormitorio y él se quedó en la puerta sin atreverse a entrar.

-Lo sé... hasta yo me sorprendo de lo polifacética que pudo ser a veces. -Bromeé sentándome sobre mis talones mientras observaba expectante sus expresiones al dejar en descubierto a que súper héroe en forma de muñeco que tenía en mis manos. Hace un par de semanas no sabía absolutamente nada de comics, en mi cabeza ese mundo sse iniciaba en Batman y terminaba en Superman, quizá podía tener en cuenta levemente a X-Men y Spirderman no me era ajeno (aunque no me gustaba para nada), por ende mi nivel de conocimiento respecto a historietas era nulo completamente. En una primera instancia esto no me importo mucho, o sea jamás me había planteado tener que interesarme por esa temática, sin embargo al enfrentarme a la elección de un regalo para el Omega estuve en una verdadera encrucijada. Sabía que su preferido era Flash, sin embargo al ser excesivamente fanático no podía escoger un obsequio demasiado común o obvio porque apostaba que su colección de artículos relacionados con ese súper héroe debía ser enorme, así que tenía que indagar... Únicamente por esto comencé a leer sobre ese universo que tanto lo apasionaba y del que yo no tenía idea y si bien inicialmente me fue realmente complejo entender algo, (porque era tanta la información que internet brindaba al mismo tiempo y cada vez que comenzaba a crearme una idea sobre la historia de uno de ese u otro personaje una nueva ventana se abría y “zaz” debía reordenar mis pensamientos otra vez), aún me pregunto cómo o por qué cuestión acabé viendo toda la temporada de The Flash en dos semanas y leyendo algún que otro cómic del Jay Garrick por internet. -Me alegra que te haya gustado. -Exclamé exhalando un suspiro de alivio, al menos las horas de “investigación” habían obtenido un buen resultado.
-En realidad no esperaba nada a cambio... Yo debía obsequiarte algo porque es tradicional regalar recuerdos de viaje... bueno al menos en mi familia lo es. -Me acallé de golpe, reparando en  lo rápido que habían salido las palabras entre mis labios al recordar aquella pequeña tradición familiar que no sabía si era común. -Gracias, pero de echo, debes explicarme en que consiste todo eso de los multiuniversos, la relación entre el Flash reverso y Flash... Dios, es todo tan confuso. -Sacudí mi cabeza sonriendo antes de acercar mi rostro para corresponder ese leve beso que removió varias sensaciones en mi interior. Me gustaba estar allí, hablando sobre cualquier cosa. Me gustaba estar con él.

Realmente estaba tan emocionado por el objeto que olvidaba el hecho de que la chica debió haber hecho una enorme búsqueda para poder encontrar el objeto en aquella ciudad, pasaba que cuando mis gustos inmaduros eran alborotados de aquella manera no podía pensar por algunos minutos más que en aquello, por lo que mi mente solo pasaba la idea de cómo se vería junto al resto de muñecos de acción que estaban sobre mi cama. Pero cuando hablo sobre que debía contarle un poco más sobre la historia realmente mi atención estaba sobre ella, de repente me di cuenta que por algún motivo se estaba interesando por mis cosas lo que me parecían asombroso de parte de una chica como ella que con esa sonrisa podía simplemente conquistar a quien se le antojara, no pude evitar besar sus labios con ansias, pero ansias por demostrarle lo mucho que significaba para mí que simplemente me consideraba como alguien con el potencial con el cual quisiera salir, una de mis manos fue a su mejilla acariciándola con suavidad dejando el muñeco a un lado concentrándome ahora en solo ella.

Te hare un curso completo –Le respondí contra sus labios bajando mi mano de su mejilla hacia su brazo acariciando su piel con suavidad hasta terminar tomando su mano jugando con sus dedos entre los míos - Al fin encontré algo que me gusta más que The Flash –Dije sin pensarlo para luego alejarme un poco de su rostro dándome cuenta que lo que estaba a punto de decir en mi lenguaje era casi una declaración de amor eterno – Tu –Respondí algo nervioso pero sonriendo antes de hacer una mueca divertida por si ella pensaba que había sido demasiado raro o cursi así lo podía dejar pasar por algo como una broma aunque era realmente sincero al respecto.

No sabía si se debía a aquel viaje, al simple echo de esa sensación de entusiasmo tan típica que suele invadirte al comenzar algo nuevo, o a que él sencillamente me gustaba, pero los deseos de estar allí a su lado parecían potenciarse, maximizando la sensación de agrado al recibir un leve beso de su parte, una caricia o el pequeño jugueteo de sus dedos entre los míos, haciéndome desprender sonrisa tras sonrisa, de una forma tan franca a la que pocos solían acceder conmigo.
Debo confesar que en parte, para mi todo aquello también estaba resultando bastante extraño, o sea estar en ese preciso instante sentados en mi cama a solas, besándonos, no lo sé despertó cierto nerviosismo porque pese a todo pronóstico, en el campo de lo “sentimental” el que cruza lo meramente físico, quizá sea alguien ligeramente cerrada e inexperinte.

En cuanto al regalo fue un verdadero alivio que le gustara ya que sí, en verdad había sido dificultoso encontrarlo pero más aún escogerlo. Mis compañeras en el campus de intercambio solían decir que una persona con gustos definidos es más fácil de obsequiar, sin embargo... cuando sus gustos ya van más allá de un mero hobby y se convierten en un verdadero fanatismo... ¡Rayos! Sí que era difícil. En fin, en resumidas cuentas lo importante había sido que logré mi cometido, aquel obsequio fue bien recibido y el proceso de elección también fue disfrutable.

Cuando finalmente nuestro beso cesó mi sonrisa se tiñó de humor. -Que sea privado por favor. - Agregué en tono jocoso percibiendo como mis labios aún se rosaban ligeramente con los suyos en aquel pequeño diálogo. Todo eso continuaba siendo tan surrealista en mi interior pero a la vez tan natural y sencillo.
Dándome cuenta que aún continuaba sentada sobre mis talones, manteniendo el contacto entre nuestras respectivas manos, estiré mis piernas sobre las suyas con casualidad para quedar sentada sobre la cama. -¿En serio? Vaya sorpresa... -Dejé que mi torso cayera sobre aquella suave superficie en un fingida reacción de incredibilidad y al oír sus posteriores palabras me petrifiqué. Poco a poco apoyé mis codos para levantar mi torso y poder observar sus facciones otra vez. -Esa sí que es una afirmación con mucho peso... casi comparable a decir que me gustas más que el jazz. -Un diminuto escape de aire mezcla de suspiro y risa se me escapó, y por mero instinto flexioné mis rodillas para desplazarme levemente en la cama acercándome a él. Mis brazos rodearon su cuello y con deliberada calma besé una de sus mejillas, dejando cualquier rastro de nervios olvidado. -Bueno, ya que por unanimidad no hemos deseado salir y visto y considerando que en un mes suceden muchas cosas, por lo cual hay mucho de lo que hablar y también “compartir”... -Apreté las comisuras de mi labios con comicidad. -Deberíamos ponernos cómodos. -Tomé un almohadón que estaba cerca y lo acerqué a su pecho para que lo aceptara, esperando que mi gesto no fuera demasiado impulsivo o incómodo para él. -Siéntete como en tú propia casa. -Esbozando una nueva sonrisa, acomodé la falda de aquella etérea túnica y me dejé caer una vez más en mi confortable cama.

Lo que había dicho fue totalmente un impulso pero para nada algún tipo de mentira, me había dado cuenta que realmente me sentía completamente sumergido en lo que era la situación con la castaña, no pasaba día que no pensara en ella y como no quería arruinar lo que estaba creciendo sin duda, además de la duda de siempre si de verdad todo lo que yo pensaba ella estaría de acuerdo o si de verdad se tomaba todo aquello en serio. Pero no era momento de preguntas, mi padre me decía que en cuanto a chicas era mejor dejar que las cosas avanzaran por si solas aunque, claro mi padre no tenía mucho que aportar pues finalmente las chicas no eran lo suyo. En cuando Breya hablo sobre las clases privadas sonreí asintiendo mientras subía a la cama logrando que su cuerpo pasara un poco sobre mi lo que me hizo tensarme un poco, no porque me incomodara, sino porque realmente no era un chico sexual o de aquellos que su primer pensamiento era intimidar, pero tampoco estaba muerto en ese sentido, mi mirada busco seguir la silueta de su cuerpo en especial la trasera aunque rápidamente aparte mi mirada cuando ella pudo verme, admire a la chica en la cama preguntándome si algún día llegaría a ese nivel con ella, lo que me entusiasmo un poco aunque rápidamente intente concentrarme en el tema que ella me planteaba pues no quería sumergirme en pensamientos que luego podía poner en aprietos cierta anatomía de mi cuerpo.

Su respuesta sobre el Jazz no fue una afirmación, pero no me importaba, no necesitaba que ella comparara nada con su gusto por mí, me sentía afortunado de ser yo el chico que este día estaba sentado compartiendo un momento en su cama. Sonreí por el beso en mi mejilla mientras me entregaba una almohada lo que me hizo levantar una ceja un momento pues no entendía – Ah –Dije entendiendo por sus palabras mientras la miraba acomodarse totalmente en la cama bajando su pequeña camisón que nuevamente me hizo mirar hacia arriba en busca de su rostro para evitar malos pensamientos de mi parte – De acuerdo – Comente animado colocando la almohada al lado de su cabeza para poder recostar mi cuerpo de medio lado, de manera en que podía admirar su rostro – No tengo mucho que compartir- Le susurre pues la cercanía me hacia sentir como si necesitara hablar con aquel tono- He estado asistiendo al gimnasio, me sorprender que el ejercicio me hace sentirme con mas energía, aunque todo vean como un spaguetti el cual pueden romper es divertido ir por alla.

Habían varios factores que estaban dando vueltas en mi mente y todos se interconectaban de una forma muy compleja. Por un lado me sentía inquieta, era inevitable no hacerlo teniendo en cuenta que estaba sentada sobre mi cama con un chico que en verdad me gustaba en una habitación completamente desolada con una infinidad de posibilidades acerca de lo que pudiera suceder; sin embargo, por otra parte, el deseo de continuar compartiendo un momento con él me hizo ser consciente de lo rígida que me encontraba posturalmente hablando y eso dibujó una nueva idea en mis pensamientos: si íbamos a seguir conversando teníamos que estar cómodos. Esta máxima fue la única motivadora de mi accionar, por ella estiré mis piernas sobre las suyas de forma extremadamente espontánea que no conllevaba absolutamente ninguna pretensión oculta, aunque desde luego ésta acrecentó ligeramente mi nerviosismo porque sin duda aquel era un contacto que no habíamos tenido hasta ese entonces y obviamente en el fondo yo poseía instintos. Quizá me estaba dejando llevar demasiado, tal vez mis acciones estaban siendo apresuradas o incluso demasiado osadas, pero por algún extraño motivo una parte de mi no sintió que estuviera mal mostrarse de forma más desenvuelta y natural con él, sin tener la necesidad de guardar una determinada apariencia o un determinado protocolo... Esa misma faceta de mi interior sintió que pese a que todavía no nos conocíamos enormemente y que este vínculo a penas estaba surgiendo yo podía confiar en él, podía dejarme fluir a su lado. Esa idea fue verdaderamente extraña dada mi eterna desconfianza pero también sumamente coherente teniendo en cuenta las situaciones anteriormente vividas en las que Patrick había dejado más que en claro ser digno de confianza. No lo sé, mis emociones eran un lío, que no lograba comprender y creía que tampoco lo haría en un futuro cercano, así que lo sustancial era que pese a toda esa carga de inquietud había logrado hacer un pacto para ser yo misma.

Con toda esa maroma de reflexiones en mi cabeza observé complacidamente como él se recostaba junto a mi, haciendo que inexorablemente otra nueva sonrisa naciera en mi rostro. -Vamos... algo para contar debe haber... -Lo incite con amabilidad hablando entre susurros. - Por ejemplo... ¿Que tal tus clases? ¿Sucedió algo digno de mención en mi ausencia? -Me volteé ligeramente hasta quedar apoyada en uno de los lados de mi cuerpo, mientras mi mirada recorría sus facciones fijamente. -¿En serio? Eso es estupendo. Sí, realizar ejercicio da energía, sobre todo cuando pasas demasiado tiempo realizando tareas intelectuales. -Afirmé con seguridad entre tanto sin querer mis ojos se detenían a estudiar su cuerpo. -Bueno, lo importante es que te agrade ir, aunque en mi opinión luces bastante bien... -Mordí mi labio inferior desviando mi mirada con disimulo. -Los hombres delgados son más atractivos al menos para mi...

Al recostarme sobre la cama sentí como sus piernas se mezclaban contra las mías con facilidad, aquello no me puso incomodo, en realidad me gustaba el contacto por lo que me acerque un poco más para poder hablar suave y que de esta manera nadie fuera de la habitación nos escuchara, no porque me molestara sino porque aquella situación de estarnos viendo era algo extraña o bueno diferente para presentar hacia los demás, además no sabía cómo quería ella llevar las cosas pues en mi mente estábamos saliendo como algo más, por lo que era su decisión si deseaba informarlo al resto o mantenerlo en privado para ambos pues solo me importaba lo que ella pensaba. Sonreí cuando escuche hablar de “cosas intelectuales” – Así llamas a lo que hago? Cosas intelectuales –Repetí divertido pues sonaba como si de verdad fuera una especie de genio, en realidad solían compararme más con una rata de computadora que no me molestaba mucho pues era lo que me gustaba, ver cómo podría hacer cosas que nadie más podía solo por mi habilidad con los códigos o entendimiento de las redes cibernéticas – Entonces… supongo que tus cosas son… cosas musicales? –Dije suave recordando que ella siempre estaba sumergida en su mundo, me encantaba verla a lo lejos con sus trabajos o proyectos, siempre sonreía lo que me indicaba que lo disfrutaba totalmente.

No pude ponerme nervioso por un segundo cuando ella hablo sobre su gusto físico sobre mi lo que me sorprendió un poco pues la verdad los delgados no lográbamos conseguir a las chicas – Tienes gustos extraños Breya –Dije suave llevando mi mano con cautela a su cintura para mantener siempre el contacto con ella sintiendo realmente mis ojos algo pesados, el llevar aquellas horas sol con aquel disfraz, más el esfuerzo de avanzar por el tronco logro agotarme bastante pues no estaba acostumbrado a usar mucho mis energías más que para mantenerme despierto en las noches jugando videojuegos – Que bueno que soy extraño entonces, me alegra –Le comente dando por hecho que tal vez al tener gustos raros mi rareza fuera la que llamara su atención sobre el resto de los chicos que solía tener alrededor - ¿Qué te parece si me cuentas algo que nadie sepa de ti por aquí? –Dije suave sintiendo mis ojos rasgarse un poco más del sueño pero sin ánimos de cerrarlos por completo o me quedaría dormido.

La sensación que me transmitía estando allí tendida en mi cama junto a él, fue de una calma muy especial. Su voz susurrante, el contacto de nuestras piernas entremezcladas casi por accidente y la cercanía, le daban a la situación un cierto aire de intimidad que a pesar de mi nerviosismo por lo antes mencionado, resultaba extremadamente agradable y tranquilizador.
Acomodé ligeramente mi cabeza en la almohada para poder observar mejor sus ojos al hablar, entre tanto una nueva sonrisa nacía en mi cara. -No, no... las actividades que tú realizas son “cosas intelectuales que nadie más hace” -Titulé en tono jocoso, a pesar que era cierto. No tenía idea de como algunas personas como Patrick, logra entender todos esos complejos códigos... Recuerdo que cuando iba al instituto, durante un tiempo, tuvimos un taller de informática y en el nos explicaron como funcionaban las computadoras, mencionaron el sistema binario de ceros y unos que hasta el día de hoy con varios años más de madurez no logro entender del todo. Creo que para todo el tema de las computadoras y la tecnología definitivamente tu cabeza debe estar funcionando en otro estrato que casi roce la genialidad. Quizá en parte por eso él desprendía una cierta aura de inteligencia que se potenciaba desde luego con su aspecto intelectualoide (extremadamente atrayente para mi).
-En realidad también serían “cosas intelectuales” porque son mentales, salvo cuando debo hacer ejercicios para mi respiración allí se tornarían “físicas”. -Le expliqué. -Los asiáticos son los que suelen agrupar cada una de nuestras actividades en estos dos grupos “físicas” e “intelectuales”. De echo ellos tienen toda una teoría basada en el yin y el yang en el que se sientan las bases para esa “clasificación” por así llamarla y mediante la cual encuentran una catalogación para cada cosa... pero en fin eso no es relevante...  - Me acallé de golpe ¿Que rayos había sido eso? ¿A quién importaba las teorías de los Asiáticos en aquel momento? Definitivamente estaba perdiendo mi toque, había hablado de más... Seguro el pensaría que era una de esas hippies extrañas que estaban algo locas. - En resumen sí, realizo música y mis cosas podrían ser descriptas como musicales –Intenté arreglar todo mi palabrerío pero volví a lanzar una frase larga lo cual me ofuscó y por inercia me desquité frotando nuevamente mis pobres ojos.

El cambiar de tema de conversación me hizo retomar mi estado de ánimo habitual y al oír su juicio acerca de mis gustos me encogí de hombros, quizá era cierto, tal vez tenía gustos poco comunes. -Puede que tengas razón... -Asentí despreocupadamente, aunque, a decir verdad más que el físico lo que me importaba era que el hombre en cuestión me atrapara con sus pensamientos y personalidad, obviamente una atracción física debe existir sin embargo no solo basta con ella. -A mi me alegra también -Llevé mi diestra en dirección a su mano que descansaba en mi cintura y la acaricié, mientras mis pesados párpados caían sobre mis ojos haciéndome pestañear varias veces. - Algo que no sepa nadie más... -Repetí pensativamente, no tenía idea sobre que contarle, no es que yo fuera un libro abierto pero tampoco había demasiadas cosas que ocultara... Bueno, quizá algunas sí, en especial en lo que respectaba a mi familia. Inexorablemente un nudo apareció en mi estómago. -Yo... tengo un tatuaje. -Musité estúpidamente sin saber que decir. -Mira. -Me volteé en la cama dándole la espalda y corrí mi cabello dejando al descubierto el pequeño trébol de mi nuca. Era una tontería haberle contado eso ya que probablemente varias personas en la fraternidad habían logrado ver ese diminuto símbolo en mi piel. Permanecí allí con mi rostro lejos del alcance de su mirada y luego de respirar añadí en voz baja. -También comencé a trabajar... las cosas en mi casa están algo complicadas, pero descuida no es importante. -Giré mi cuerpo nuevamente para ver sus facciones. -Me gustas. -Dije de la nada.

Le mire atento como comenzó a hablar, por alguna razón me quede fascinado por su respuesta profunda mientras me explicaba lo que ella creaba, no pude evitar sonreír mientras cada palabra salía de su boca, jamás había conocido esa parte de ella donde realmente se miraba intelectual, no porque no la considera inteligente, sino porque era de la chica relajada que me parecía vivía entre melodías y no intentaba complicarse tanto en sus pensamientos, pero realmente estaba bastante equivocado lo que provoco más interés en mi – Eres un poco Nerd también –Le solté riendo divertido al darme cuenta que tal vez teníamos más en común de lo que pensábamos – Me gusta –Le solté rápidamente asombrado de aquello mientras negaba con la cabeza, jamás le había escuchado hablar tanto y con tal velocidad lo que también era algo tierno en ella, más en la manera en que trato de terminar su idea con el tema mientras yo me acercaba un poco más rodeándola con mi brazo sintiéndome un poco más confiado al hacer este tipo de acciones, no sabía si era el sueño o tal vez la adrenalina que seguía corriendo por mi cuerpo luego de la competencia pero simplemente me sentía un poco más seguro acerca de su gusto por mí, al menos ahora mientras nos encontrábamos solos pues no sabía cómo sería frente a los demás.

Disfrute de la manera en que su ceño se fruncía cuando pensaba sobre que contarme que nadie más supiera, entonces note que se giraba logrando que alejara mi agarre para poder ver su nuca, negué con la cabeza un poco sin que ella me viera pues aunque realmente no solía hacer comentarios era bastante observador, por lo que el tatuaje no era nuevo para mí en realidad lo había admirado un par de veces sin que ella lo notara cuando se peinaba de coleta. – Se te ve hermoso –Comente notando que se giraba, sus palabras sobre las cosas en casa me hicieron mirarla con preocupación, jamás habíamos hablado el uno con el otro sobre la familia, por lo que me intrigo saber que pasaba – Puedes contar conmigo si quieres hablar –Dije levantando una ceja antes de sonreír por sus palabras, entonces no pude evitar acercarme a robar un pequeño beso de sus labios del cual me separe al escuchar los pasos fuertes tras la puerta, levante un poco mi cabeza algo nervioso de que alguien abriera pero los pasos se alejaron de la misma manera en que se acercaron – Cerca –Dije rascando uno de mis ojos , era normal sentirlos un poco irritados cuando no usaba mis gafas por mucho tiempo.

Reí ligeramente, sí, era cierto que a veces podía ser una persona bastante adepta a lo intelectual, de echo solía pensar mucho y en mi cabeza había todo un mundo... Incluso si bien todos los músicos son bastante reflexivos y obsesivos en cuanto a su profesión lo mio ya era algo extremo...
Pero en fin... generalmente no me atrevía a mostrar esta faceta de mi tan abiertamente porque seamos honestos a la mayoría de las personas no les agrada alguien que hable en demasía de cosas complejas, sobre todo a los hombres... Y...¿Para que gastar energías en charlar con alguien que no desea escucharte?  -Eso me agrada. -Respondí con una gran sonrisa, que se desdibujó al proseguir con la charla.

-Gracias, es algo penoso... así que honestamente no creo que este sea el momento adecuado para hablarlo. -¿Honestamente? Si hubiera sido honesta tendría que haber dicho que en realidad no tenía el valor suficiente como para hablar de eso en aquel preciso instante... Quizá a fin de cuentas, en el fondo, sin que él se diera cuenta teníamos más en común de lo que aparentábamos en la superficie... Después de todo a mi tampoco se me daba bien eso de mostrarme a mi misma. Instintivamente mis ojos se posaron en los suyos y paulatinamente descendieron observando cada una de las facciones de su rostro con atención, jamás había tenido la oportunidad de mirarlo tan cercanamente con calma, sin prisas. Demás estaba decir que él era un hombre verdaderamente hermoso, sus ojos verdes ligeramente rasgados resaltaban sobre la tez clara de su piel pareciendo refulgir de manera en que al mirarme podía sentir que ellos eran capaz de leer hasta el último diminuto pensamiento que pasaba por mi cabeza, aunque obviamente esto no era así, tal vez tan solo deseaba que así fuera. Extendí mi diestra y me aventuré a tocar parte de uno de sus pómulos con mis dedos, permitiendo que mis cavilaciones se colaran por mis labios, obteniendo como respuesta un efímero beso.

Inexorablemente mis párpados cayeron sobre mi mirada al sentir el ligero contacto de su boca, cuya causa de interrupción no fui consciente, hasta que la voz del Omega se hizo presente sacándome de aquel ensueño en el que prontamente había caído. -Muy... -Musité al procesar algo tarde lo que había sucedido. -Habría preferido que alguien nos encontrara aquí por accidente, de esa forma nos ahorraríamos de las explicaciones futuras. -Murmuré espontáneamente sin pensar aunque inmediatamente agregué: -Obviamente si alguna vez llegamos a esa instancia... -Insinué. Sinceramente no me importaba demasiado que los demás se enteraran que algo más que una simple amistad estaba gestándose entre nosotros, sin embargo no tenía idea que deseaba él o que aspiraciones tenía para esto... sin embargo... aún no era tiempo de apresurar las cosas con esas cuestiones...
Miré como sus manos iban a parar a sus ojos frotándolos. -Tienes sueño, deberías dormir. -Le reproché mientras contradictoriamente uno de mis brazos rodeaba su cintura capturándola en un abrazo que acercó mi cuerpo al suyo. -Sería demasiado egoísta decir que no quiero que te vayas... ¿Verdad? -Mi agarre entorno a su cuerpo se hizo ligeramente más fuerte ante la tentativa de una posible partida, extrañamente necesitaba su compañía.

La imagen que siempre tenía de la Omega en mi cabeza era de una persona realmente feliz, siempre con una enorme sonrisa para los demás, por lo que ver una luz de tristeza en su mirada cuando tocamos el tema me hizo preocuparme de inmediato, le observe intentando poder adivinar que pasaba por su mente, pero era absurdo, me daba cuenta que sus ideas eran siempre tan completas que tal vez jamás podría adivinar que pasaba por aquella cabeza. Mi rostro no mostro ninguna expresión cuando decidió pasar del tema, pero sin embargo me hubiera gustado poder servirle de apoyo si es que estaba pasando una mala racha. Aunque ella tenía razón tal vez simplemente quería despejar su mente, por lo que entonces respetaría su decisión, era mi manera de ser, siempre mantenerme expectante hasta que fuera el momento, por lo que simplemente asentí con la cabeza aceptando el hecho de dejar aquello atrás antes de poder disfrutar de sus labios una vez más, empezaban a ser realmente adictivos, además de que por alguna extraña razón sentía que debía aprovechar de aquellos momentos donde la chica estuviera dispuesta a devolverlos, como si todo fuera una especie de situación monetaria donde podía llegar a aburrirse o simplemente pasar de la situación, era como si muy dentro de mi esperaba lo peor, el momento donde la chica decidía dejar todo de lado para volver a ser solo amigos, tal vez era mi modo de autodefensa, prepararme para lo peor para ser destruido por completo.

Cuando el ruido de los pasos se alejó mire a la chica, lo que me sorprendió pues no había preocupación en su mirada, sus palabras me hicieron mirarla fijamente sin saber exactamente como tomar aquella revelación – No te importa que te vean conmigo? –Solté mas como afirmación que como pregunta, en el fondo una luz de orgullo se encendió, por un momento me di cuenta que ella estaba allí en la cama conmigo y con nadie más, realmente aquel momento era especial por lo que pude sentir mis mejillas arder por la enorme sonrisa en mi rostro – Puedo quedarme –Comente intentando sonar algo despreocupado, pasar la noche con ella podía tomarse de diferentes maneras, más que todo físico, por lo que tuve miedo de que me mal interpretara y me mandara a dormir a la perrera con las mascotas – No solo soy un elfo del guild más poderoso de wildwars –Comente hablándole sobre mi personaje de uno de mis juegos preferidos online –También soy un excelente mago ocultista –Comente tomando el borde de la sabana antes de tirar de ella para cubrirnos con ella de golpe totalmente riendo un poco por la broma – Ahora no estamos –Susurre como un niño acercándome completamente a ella bajo la manta- Aunque funciona mejor sin luz.

Generalmente cuando las personas suelen ver un ápice de tristeza o afectación en las facciones ajenas tienden a preguntar constantemente que sucede ignorando completamente si ese alguien no desea hablar, o si el tema que generaba ese sentimiento negativo era tan complicado que no podía exteriorizarlo en voz alta... No lo sé, a veces creo que los seres humanos en nuestro afán de querer ayudar nos perdemos y pasamos por alto lo que en verdad el otro desea. De corazón, el silencio y la consideración prestada por Patrick fue digna de agradecer. Era extraño pero a medida que el tiempo transcurría junto él podía sentir que me entendía cada vez más, o quizá simplemente nuestras personalidades se acoplaban bien... También cabía la posibilidad de que yo estuviese delirando.
En fin... era consciente que en parte ocultarle lo que estaba sucediendo dentro mio era algo bastante egoísta ya que no reflejaba claramente la confianza que él se merecía, aunque definitivamente más que hablar de pesares prefería intentar disfrutar cada segundo a su lado y después de todo él simple echo de estar juntos en mi cama ya era una gran demostración de confianza de mi parte porque no era común en mi rutina que un chico ocupara el lugar que el hoy ocupada en ella.


El sonido de aquellos pasos que tardé en procesar, generaron otra vez, algunas que otras incógnitas las cuales opté por postergar nuevamente, aunque parte de mi postura ante aquel tema salió a relucir mediante unas espontáneas palabras. -No, claro que no... ¿Por qué me importaría? -Aseveré con calma observando sus ojos fijamente. -Por supuesto, es lógico que sería extraño ya que hemos sido amigos y supongo que todo el mundo está acostumbrados a vernos como tal, sin embargo no es que estuviéramos haciendo algo malo. -Agregué encogiéndome de hombros. Tal vez era muy pronto para salir a decir abiertamente a la fraternidad entera que algo había cambiado entre nosotros, sobre todo cuando eso aún no estaba definido y quedaba tanto camino por recorrer, aunque desde luego, no por ello era necesario que anduviéramos escondiéndonos o cuidándonos de no ser vistos juntos como si  el cambio en nuestra relación fuera un secreto de estado, ya eramos adultos, teníamos derecho a hacer lo que tuviéramos ganas. Inesperadamente me percaté de su sonrisa que me contagió plasmando en mi rostro la misma expresión. -¡Sí! ¡Fantástico! -Exclamé enérgicamente acercando mi rostro para dejar otro irreflexivo beso en sus labios, completamente entusiasmada ante la expectativa de retener su compañía un rato más.
-No tengo ni la más mínima idea de lo que dijiste. -Mascullé con fingida seriedad. -Aunque... me agrada que tengas dotes ocultistas. -Levanté velozmente mis piernas entre risas, al ver como una de sus manos tiraba de las mantas sobre las cuales estábamos acostados e inmediatamente me refugié bajo ellas imitándolo. -¿Somos casi invisibles? -Farfullé siguiendo su broma, parecíamos dos niños jugando a no ser vistos.  -Un segundo. -Con rapidez salí de debajo de nuestro improvisado escondite y en puntas de pié corrí hacia la pared donde se encontraba la llave de luz. -Ahora sí, nadie podrá encontrarnos jamás. -Susurré volviendo adentrarme en las arrulladoras mantas, mientras delicadamente, acercaba mi cuerpo al suyo a penas visible en aquella densa e intima obscuridad, que le otorgaba otorgar a la escena un cierto halo de magia.

La chica simplemente poco a poco me iba dejando sin palabras, me di cuenta que tal vez era tiempo de dejar en mis experiencias del pasado y simplemente dejarme llevar sin tener esa duda siempre de lo que podía estar pasando o si de verdad se daría cuenta de que sin duda no era la mejor elección de chico para salir entre todos los que podía llegar a conocer, era difícil dejar aquella barrera de siempre esperar lo peor pero lo podía intentar con ella. Sus palabras me dejaron sin habla, era totalmente cierto, no estábamos haciendo nada malo, asentí sin dejar de sonreír respondiendo a su beso al ver que había emoción en sus facciones en el momento que ofrecí quedarme, me hacía poner un poco nervioso sobre cómo debía actuar el hecho de estar en la misma cama, tal vez ella esperaba que hiciera algún tipo de movimiento para intentar algo más, tal vez si no lo hacía se decepcionaría un poco, pero estaba el otro lado donde si lo hacía a lo mejor se podía ofender un poco, además de pensar que tal vez mis intenciones sobrepasaban los limites, era algo difícil siempre saber cómo actuar en el momento preciso por lo que sin que lo notara suspire un poco antes de reír al darme cuenta que no había entendido una palabra de lo que había descrito, sin duda luego le mostraría algunos de mis juegos para que al menos tuviera una idea general de lo que estaba hablando.

Por un momento fui casi un niño bajo la sabana como si hubiéramos construido un fuerte entre las almohadas, entonces mi boca se abrió sin pensar solo deje que las palabras salieran por si solas- No existe nada más fuera de estas sabanas que importe –Dije acercándome en busca de otro dulce beso pero entonces me detuvo para salir hacia el interruptor lo que me hizo quedarme quieto sin mover un musculo dándome cuenta en ese momento de lo que había dicho, trague saliva notando que regresaba, por lo que mis brazos la rodearon totalmente, la falta de luz logro que me diera cuenta lo cansados que se encontraban mis ojos, por lo que sentí la necesidad de cerrarlos para dejarlos descansar – Jamás – solté dándole la razón mientras mi rostro se escondía en su cuello disfrutando de su aroma para disfrutar de un dulce abrazo, solo sintiéndome intimo con ella lo suficiente para ser el chico más afortunado por este pequeño momento, mientras me dejaba llevar poco a poco por el cansancio.