Two women and one baby || Amelie , Kitty, Dandré & Mathías

> 13 DE FEBRERO DE 2015 <

14 de Febrero, este día puede decirse que es una más de las fechas más conflictivas de todas, acompañando a Navidad y el día de los Reyes Magos, desconozco de sus orígenes, no hay necesidad del por qué indagar en aquella fecha, aunque sí, muchos decían que esa fecha fue creado por "malditos" empresarios que solo buscaban que la gente consuma y consuma ... ¿Puedes identificar a boca de quien podría salir esas palabras? ... Quizás de personas enfermitas de la cabeza como en Cuba, los supuestos socialistas... pero bueno, eso no es algo que me pusiera a juzgar, tan solo me acordé de las cuantas clases de Micro y Macro economía que tuve que cursar para llegar a graduarme en la universidad ... ¿Por qué ahora? ... Pues bien, Darren sabía que yo viajaré el 15 de Febrero, le comenté que tendría una sesión de fotos en Inglaterra, era correcto, pero lo que no le dije es que también me mandaron a cerrar un trato ¿Qué quiere decir lo último? ... Si cerraba bien el negocio, tenía la posibilidad, muy alta, de terminar como gerente lineal de la empresa, ya no ser solo un modelo más, sino también iba a ser gerente. Genial, ¿verdad? ... Estaba super emocionado por ello, que empezaba a recordar las clases de economía y me ponía a leer uno que otro dato en internet respecto a cómo hacer un buen negocio.

El 14 de Febrero es el día del amor y la amistad, un gran y hermoso día, que hace un año lo compartí con Mathías, cuando éste tenía 6 mesesitos ... el tiempo pasó volando. Ahora, cómo tenía a Darren a mi lado, me tocaría celebrar aquel día juntos, los tres. Tuve la idea de decir a Darren para salir la noche del 13, un Viernes 13, que miedo jajaja. Él aceptó pero por ello, surgió un problemita, pues como sería una noche de parejas, Mathías no estaba en el plan, al pequeño no le importaría.
Ante ello, nos vimos con la necesidad de pedir un favor a otro amigo nuestro más, en este caso ya no queríamos molestar a Zsadist y Julietta, que a pesar que la disfrutaron mucho, cuidando a Mathías, era muchísimo pedirle de nuevo y, apenas había transcurrido una semana después de aquel favor, pero bueno decidimos que no, para otra ocasión sería. Tenía el celular en la mano, en la mañana y directamente llamé a Amelie, le comenté sobre la situación, a decir verdad, me molestó un poquito por la idea de la cena, pero a la final le pedí de favor que viniera a cuidar a Mathías junto con una de sus amigas sigmas ... Conocía el dato de que aquella fraternidad estaba inundada de chicas super simpáticas, amables y solidarias.

Por la noche, ya estaba vestido, un poco semi formal, solo iba a hacer una cena más, mañana sería el plato fuerte, por así decirlo . -Jajaja. Mathías ¿Cómo se ve tu papá?- Pregunté, Darren aún seguía arriba, arreglándose, yo me vestí y peiné rápido, para poder tener oportunidad de cargar a Mathías, quien se rió cuando le pregunté con aquel tonito ciertamente infantil, lo levanté un poco y después recibí un abrazo de su parte. Le acaricié los cabellos, cuando sentí que se acurrucaba en mi pecho. -Papá- Escuché decirlo con su voz fina y de bebé, solté una leve risa y le desordené los cabellos, a modo juguetón, ante eso, se separó un poco. -Papá te quiere mucho, Mathías- Le di un beso en su frentecita, en espera de las chicas y Darren.

"Vive como si cada día fuera el último", era el consejo convencional, pero a ver quién tenía fuerzas para eso. ¿Y si llueve o te duele la garganta? Francamente, no era práctico. Mucho mejor, con diferencia, esforzarse por ser buena, valiente, audaz y aportar algo. No exactamente cambiar el mundo, pero sí la pequeña parte que nos rodea. Echarse a la calle con  pasión, mi máquina de escribir eléctrica y trabajar duro... en algo. Cambiar vidas a través del arte, tal vez. Cuidar las amistades, ser fiel a los principios, vivir apasionadamente, bien, con plenitud... experimentar cosas nuevas. Querer, y ser querida, si se tiene ocasión. San Valentin siempre había sido una fecha de mi agrado, jamás había tenido que pasar una de estas sola porque siempre me metía de una relación en otra. Para cuando acorde el dos mil quince había sido una historia completamente distinta. Trate de ignorar con todas mis fuerzas aquel pequeño vació que sentía en mi pecho. Últimamente no había demasiado tiempo como para recordar, entre los estudios,   preparativos para la feria, la fiesta y la bienvenida a varios ingresantes Delta la universidad estaba echa un revoltijo. Seguía decorando los pequeños corazones para el puesto de Cupido con cinta color roja cuando mi celular comenzó a sonar.  Del otro lado estaba André, un tanto fastidioso con su tono de voz pidiendome el favor que cuidara durante la noche al pequeño Mathias. De inmediato emboce una gran sonrisa, sabía que la pareja no era de confiar a demasiadas personas su pequeño fruto de amor y en ese instante estaba de lo más complacida con la situación. Acepte sin ningún tipo de condición y consulte el horario en el que creía prudente que estuviese allí.

El día paso bastante rápido y en menos de lo que esperaba ya me encontraba dentro de la ducha, con los últimos preparativos para poder marcharme de la residencia. Mi familia era abundante y de gran diversidad, entre ellos había un gran grupo de primos de la misma edad que el pequeño Mathias. Su rostro me había un tanto de ilusión hacia mi familia y despertaba un melancolía que solo mi patria podría provocar en mis entrañas. Estando cerca suyo me sentía mucho más argentina que nunca estando en California. Preparé en un pequeño bolso unos cuantos entretenimientos artesanales que tenía pensado para el infante en caso de emergencia y unos libros de medicina por si en algún momento de la noche tenía un tiempo libre para terminar con los quehaceres.  Caminé en dirección hacia la habitación de Kitty y luego de preguntar a varias hermanas, efectivamente la sublider no se encontraba dentro de la residencia. Le envie un mensaje solo por si acaso "¿Donde te has metido cronopia? Podría haber jurado que te vi entrar en la casa durante la tarde. Solo por si acaso, iré yendo hacia la casa de André. Te veré allí, xoxo." Enviar.

Tomé las llaves el automóvil y comencé a dirigirme rubio hacia el lugar indicado. Verifique la dirección solo por si acaso... siempre era bastante vergonzoso golpear en la puerta equivocada. Para fortuna de todos el trafico estaba bastante calmado y no tuve demasiadas dificultades para llegar. Probablemente no representaba un problema para ninguno llegar hasta la pequeña ciudad universitaria en cuestión de unos minutos. Una vez que conseguí estacionamiento estaba completamente preparada para mi tarea de niñera.

Presioné mi dedo sobre el timbre y me balancee sobre mis talones mientras aguardaba pacientemente. La verdad era que estaba completamente encantada con la ubicación del hogar... quizá deberia considerar dentro de mis posibilidades mudarme a un departamento, siempre habia fantaseado con estar completamente sola y manejar mis tiempos. Embocé una gran sonrisa en mi rostro en cuanto la puerta comenzo abrirse, dejando al descubierto dos figuras masculinas. Me acerqué rápidamente para abrazar a André de forma cariñosa y depositar un pequeño beso sobre la suave mejilla de Mathias. —¡Hola bonito! ¿Me recuerdas? — Musité dulcemente hacia el niño y extendí mis brazos para poder cargarlo mientras cerraba la puerta con uno de mis pies. Vaya, a esto llaman "mujeres del siglo veintiuno", somos multifuncionales.  Deje mi bolso a un costado de la sala y centré mi mirada en mi amigo quien ya estaba completamente listo para la cena. — Vaya... que bonito que te has puesto.  — Musité con la punta de mi nariz arrugada. Con mi mano libre tomé la suya y le hice dar un pequeño giro para tener una vista de 360 grados de su imagen. — Guapísimo .— Agregué como broche de oro mientras acomodaba ligeramente el cuello de su camisa, simplemente era inevitable, me gustaban los pequeños detalles. — ¿Y Darren? — Interrumpi frunciendo mi ceño, un tanto extrañada que lo estuviese aún en la sala con nosotros.

Las clases habían comenzado y ya se había adaptado más o menos al ritmo que debía seguir en la universidad en lo que restaba del semestre. O al menos eso era lo que Kitty deseaba creer, puesto que le era sumamente necesario mentalizarse lo suficiente para poder hacer que el tiempo no se le hiciese poco a la hora de tener que reorganizar sus obligaciones; dejar espacio para sus estudios, sus materias, el sin fin de trabajos y libros que debía leer y la poca vida social que debía mantener y que parecía volverse nula en época de clases. Tsk, enserio que la universidad le saturaba más de la cuenta y lo peor es que todo se le venía encima justo cuando había comenzado a sentirse grata en lo que hacer nada respectaba. Nunca había disfrutado tanto el tiempo libre, increíble le parecía que ahora sucediera. Todo se lo debía a sus compañeras de fraternidad y eso era algo que en verdad no sabía si realmente agradecer.

La castaña había tenido un día normal de clases, incluso, le quedo tiempo libre para para salir a un mirador que quedaba muy cerca de la universidad con su amiga Kels. La única expresión que pudo amoldarse al paisaje que la de ojos celestes tenía en ese momento fue la de “un lugar reconfortante y fuera de cualquier contexto” . Se sentía bastante convencida de que jamás en su vida había visto un atardecer tan precioso y mucho menos con Kels a su lado, lo que hacía algo mejor el momento. Con su chica fresa que solía joder día y noche, puesto que era  una de las personas más importantes en su vida. Sí, esa tarde se le había soltado la vena sensible y como si aquel paisaje fuera el perfecto, ahí estaba, dispuesta a decir todo y a la vez nada. Sabía que sería todo para ella, pero nada para los demás que muy seguramente al convivir con ella tanto tiempo, podrían descifrar que pensaba con apenas verla. La castaña podría ser un libro abierto, pero ciertamente de su boca no saldría nada, algo muy de Kitty.  

Pelirroja y morena departieron de lo que  fuera un tranquilo y alentador fin de tarde. Sin duda aquella salida ambas la habían estado necesitando, sobre todo Kels a quien la irlandesa se había negado dejar sola en esta fecha dado los  últimos acontecimientos que habían golpeado blasfemamente su vida. Estaban sumidas en medio de una charla bastante singular cuando Kitty sintió vibrar su móvil en uno de los bolsillos delanteros de su pantalón. Rápidamente le sacó y entresonrió con un dejé de dulzura  puesto  que al igual que la rubia, la de ojos celestes se había emocionado en sobremanera cuando ella le había propuesto que le acompañará  a casa de un par de amigos a cuidar un bebé que según la chica era la dulzura hecha niño –“ Pecosa!, si estuve pero salí con Kels de urgencia. No te preocupes que allá estaré,  me vine preparada para ello. Besos”- y respondió en la mayor brevedad el mensaje, precediendo luego a levantarse y despedirse de su amiga quien no puso problema pues ya le había comentado que debía irse más temprano aquel día.

Le tomó cerca de una hora llegar a la residencia del pequeño, la castaña llevaba consigo algunas cosillas con las que divertirían al niño,  unas cuantas sodas y algo de frituras para que Amelie y ella pasaran sin problema el resto de la noche.  Kitty oprimió un par de veces el timbre una vez se vio frente al umbral de la puerta. Se sentía algo inquieta pues no estaba muy segura de cómo se le daría eso de ser niñera. Su experiencia con pequeños había sido casí nula, pero no por ello podía negar que le encantaba compartir  momentos con estos, sacaban de ella lo mejor de  sí, es como si fuese otra persona, una mejor persona en esos pequeños momentos. –Hola, Soy Kitty, compañera de Amelie- la chica extendió la mano una vez un joven de cabello castaño apareció frente a ella – Supongo que eres el padre de Mathias- suspiró con emoción –muero ganas de conocerle ya!- y Kitty esperó a que le hicieran pasar.

San Valentín se acercó, aquella festividad que nunca había celebrado por la sencilla razón de que siempre estaba soltero o acababa de sufrir un desengaño. Mi vida amorosa jamás fue sencilla. Partamos de que tuve dos parejas serias y las dos acabaron estando con otra persona , demostrando que si estuvieron conmigo fue para dar celos ¿no? Esos golpes me hicieron volverme un anti San Valentín, aunque este año era algo sumamente especial. Había conocido a André, un chico que se convirtió en mi pareja y con el que incluso vivía. Podía sonar a locura el convivir con una pareja de pocos meses y su bebé, pero pareció que nos adaptamos perfectamente y que ahora éramos una pequeña familia; grande si añadíamos a mis tres perritos hermosos. El rubio insistió en que saliésemos a cenar como parte de la fiesta y no pude negarme a esa sonrisa y ojos.

La otra vez llamamos a Zeta y Juls, quienes hicieron un trabajo excelente. No queríamos aburrirlos de tantos favores, por lo que esta vez recurrimos a Amelie, quien también era conocida de André. Me encontraba en el baño mirándome al espejo y terminando de peinarme. Tenía muchos pelos ya e iba a tener que pelarme porque era imposible de soportar y encima el calor agobiaba más. Mi vestuario estaba formado por unos jeans vaqueros y una camisa; nada demasiado formal pero tampoco cutre. Queríamos que esto fuese una cena normal y por eso no estaba bien ir como si fuese una boda. Tras un buen rato terminando de prepararme salí al salón donde se encontraban todos ya. -Siento la tardanza.-sonreí acercándome a las chicas. -Cuanto tiempo , Amelie.-le di un par de besos y luego vi a su acompañante. No la conocía de mucho pero si recordaba su nombre de alguna visita que hice a las Sigmas cuando June o Brooke me invitaron. -Kitty ¿verdad? Me han hablado maravillas de ti.-comenté dándole dos besos también. -Los cachorros han cenado y están en mi dormitorio. Si quieren dejarlos sueltos por la casa pueden hacerlo, solo están ahí por si os dan miedo. Ya les he echado de comer pero Mathías todas las noches les da una galletita a cada uno y ellos ya se han acostumbrado. Así que puede que os la pidan.-expliqué sin dejar de sonreir. -Y no sé como agradeceros esto, sé que es complicado cuidar a un bebé pero verán que este es adorable.-acaricié la cabecita de Mathías.

Me acerqué hacia Kitty luego de las presentaciones correspondientes con André para darle un caluroso abrazo y me encargué de tomar sus cosas, para dejarlas junto a las mías. Era bastante bonito poder sentirse cómoda en otro lugar que no fuese la residencia y aún más si tendríamos a nuestro cargo unas criaturas tan preciosas. Salude con emoción a Darren una vez que apareció por las escaleras y lo observe de arriba abajo, como si estuviese dando una pequeña aprobación de su apariencia. La verdad era que desde que se había marchado de la universidad lo podía ver poco y nada. Pero cada momento de encuentro se convertía en algo que apreciaba más. Escuche atentamente todas sus explicaciones y asentí lentamente con la cabeza, demostrando que estaba prestando completa atención. — No se deben preocupar por nada. — Susurré con un tono dulce y deje una pequeña caricia sobre el hombro de ambos. — Tengo sus números... también los números de emergencia y hoy por lo único que se tienen que preocupar ustedes dos es por divertirse.— Agregue brindándole un pequeño guiño a los dos.

Tomé cuidadosamente al pequeño Mathias entre mis brazos y lo miré con cierto brillo característico en mis ojos cada vez que veía a un niño pequeño. — ¿Saludamos a los papis? Dale un mua, un mua. — Susurré al pequeño mientras lo alcanzaba en dirección hacia el rostro de ambos muchachos para que él por sus propios medios pudiese depositar pequeños besos en las mejillas de ambos. Imité su gesto con sumo cariño. Y una vez que todas las despedidas correspondientes se habían realizado, tomé el picaporte de la puerta para ver como se marchaban. Definitivamente ese par era una de las parejas más bonitas que había cruzado en mí vida.

Una vez sola tendí el niño en brazos de Kitty cuidadosamente y miré hacia ambos lados, en busca de las habitaciones ¿Como sería posible que los cachorros no hicieran ningún tipo de ruido? Abrí varias puertas hasta que dí con el clavo. Dos pequeños perritos comenzaron a saltar de par en par en mis piernas y solo pude dejar escapar unas cuantas carcajadas de mis labios.—Hola bonitos... — Susurré con cierto aire maternal mientras me agachaba hasta su altura para poder dejar pequeñas cosquillas en sus cuerpos. Aunque podría haber pasado todo el día en esa misma posición, me decidí por apagar la luz del cuarto y dirigirme una vez más hacia la sala.— La verdad es que no creo que ninguno de ellos nos cause problema. — Comenté con toda la sinceridad instalada en mi tonalidad. — Y nosotras podremos tener tiempo para conocernos un poco más. — Aseguré con una sonrisa, un tanto entusiasmada de tener la oportunidad de tener una noche entera para hablar acerca de nosotras.

El timbre se escuchó y en seguida fui a atender con Mathías en mis brazos, apenas vi a Amelie y me dieron ganas de abrazarla puesto que me agradaba muchísimo, era una gran amiga. -¡Hola!- Saludé emocionado, el bebé cuando escuchó su pregunta giró su rostro para mirarme y sonrió -Amme- Dijo en un tono juguetón, soltó una pequeña risa que fue acompañada por la mía, me pareció un poco gracioso la actitud del pequeño Mathías, quien después de unos segundos extendió su cuerpo estirando sus manitas para ser cargado por Amelie, lo hice retrocediendo un poco para que pudiera pasar, solté otra risa cuando ella mientras cargó al nene se encargó de cerrar la puerta con su pierna, eso si no lo sabía. Jajaja.
-Jajajaja gra...- No llegué a completar ya que la chica me hizo dar un giro de 360 grados, para poder ver hasta el más mínimo detalle y se reflejó cuando ella arregló con su mano libre, el cuello de la camisa, el pequeño rubio soltó una risa coqueta por ello, creo que le resultó gracioso al risueño -Muchas gracias Amelie- Dije en un tono bajo, con una sonrisa amplia en mi rostro.

Después de alrededor de cinco minutos llegó la amiga de Amelie, memoricé su nombre cuando se presentó y asentí suavemente con la cabeza -Un gusto, Kitty- Extendí mi mano para un saludo formal, creo que me había pasado de formalidad con ello -Mi nombre es André- Me presenté con una sonrisa en mi rostro y un tono amigable. -Sí, está con Amelie. Adelante- Le di paso para que entrara a mi hogar, cerrando con suavidad la puerta -Acompáñame- Empecé a caminar hacia donde se encontraba la rubia con el pequeño rubito con una sonrisa en mi rostro.
Apenas llegamos al lugar y Darren bajó, se encontraba fantástico como siempre con aquel atuendo, mi sonrisa se ensanchó por eso y negué suave con la cabeza -No te preocupes Darren, un elegante retraso no hace nada mal jajaja- Comenté en un tono burlón, soltando una pequeña risa, mientras mi chico saludaba a ambas dándole un par de besos. Mathías estaba jugueteando con los cabellos de quien la cargaba mientras el castaño hablaba, dando las últimas instrucciones, me conmoví ciertamente un poco al observar a Darren expresarse como un líder, cargo que ocupaba en el club de canto pero que lastimosamente no lo he visto.
Respondí con un beso en la frente al beso en la mejilla que Mathías me brindó -Hasta más tarde, pequeño- Susurré en un tono divertido, cuando Amelie se distanció un poquito, asentí con la cabeza -Muchas gracias por este enorme favor... muchas gracias a ambas- Agradecí para después tomar a Darren de la mano y así salir del lugar, confiaba mucho en ambas chicas, se veían muy adorables y además sin que ellas se den cuenta Mathías había dado un visto bueno al mostrarse contento al lado de Kitty y cargado por Amelie.