25 de Diciembre || Me arrodillo para decirte cuanto te amo || Dandré ❤ || +18

24 de Diciembre- Tarde
-Ileana, mil gracias por tanto ... y tanto amor- Sonreí con sutileza dejando un ramo de claveles sobre la tierra, la tumba de quien en vida fue aquella mujer, con la que pasé bellos, hermosos e inolvidables momentos pero por cuestiones del cruel destino me separó terriblemente de ella ... yo quería seguirle, pero alguien no me dejaba, Mathías, el pequeño rubio que ahora estaba conmigo y quien dependía mucho de mí ... es cierto que había intentado suicidarme pero otro alguien no me dejó y ese alguien era la persona que menos esperaba ... Darren ... ¿Por qué el destino lo metió en mi vida, una vez más? ... ¿Era una señal? ...
Con Ileana, aprendí a amar, a reconocer aquel sentimiento que habría jurado nunca más lo llegaría a sentir en toda mi vida pero me equivoqué, bien equivocado; ese sentimiento se hizo presente hacia Darren ... Ahora me pregunto, Ile, ¿tu fuiste quien lo mandaste? ... ¿Es la persona con la que estaré bien en el futuro? ... Darren, parecía ser enviado por alguien celestial porque su gentileza era inhumana, ese día, en las vísperas navideñas, el detallazo que se envió, el traer consigo a California a Mathías... Ese día, sabía que Darren era especial pero estaba cegado, no quería admitir que lo que sentía hacia él era ... AMOR.

-Si Darren es la persona que enviaste para el bienestar de ambos... te lo agradezco mucho, no sabes cuan feliz, agradecido y ... Reí bajo... Demonios, por qué no podía decirlo, porque no podía decir que estoy enamorado de él. -Muchas Gracias Ile, hasta pronto- Hablaba con la tumba, sonriente de lado y enseguida volví al departamento de Darren, quien estaba cuidando a Mathías pero, que pronto se iría a la Cena Navideña que tendría con sus familiares, yo le dije que no se preocupara por mí, que estaría bien en compañía de Mathías viendo dibujitos animados navideños y ese tipo de cosas.
Llegué y Darren salió, dejando despierto al bebé, lo cargué en brazos. -¿Qué opinas de Darren?- Le pregunté al pequeño ciertamente hablando en serio pero lo único que recibí en respuesta fue un ta ta, reí un poco pero noté que en la manera en que lo dijo lo hizo alegre, contento... él estaba contento. -... Darren- Murmuré su nombre y en ese momento tras ver el reloj, empecé a hacer llamadas a compañías de servicios que arreglaban, decoraban y hacían cenas.

24 de Diciembre - 11 pm
Mathías se había quedado dormido, alrededor de las diez de la noche luego de haberlo bañado con agua calentita y darle de comer, mientras yo me había encargado del pequeño rubio, los empleados de aquella compañía de servicio dejó arreglando todo para la velada con complejo de madrugada que tendríamos... ¿Por qué hacia ésto? ... Decidí que era momento de una vez por todas de gritar a los cuatro vientos que yo, André Gael O'Sean estaba enamorado de Darren Archibald.

25 de Diciembre - 00:00 am
Me fui a duchar y luego, salí a la habitación en que me estaba alojando por este último mes y medio para luego ponerme ropa formal, pantalón de tela, camisa blanca manga larga, corbata y el saco de tela, todo en un conjunto negro con blanco, la corbata tenía aquellos toques sumado, un gorro navideño sobre la cabeza.
Apagué las luces y con el encendedor en la mano esperé a su llegada. Esperando que lo que haría sea lo correcto, no quería tampoco dañar una amistad como la que teníamos, si lo haría ... me sentiría devastado.

Tenía la gran suerte de vivir a poco más de media hora de distancia de mi familia y eso me permitía hacerle visitas casi todos los fines de semanas. Éramos una familia pequeña pero muy unida que siempre aprovechaba la ocasión para reunirse y disfrutar.  Siempre oía a algunos de mis conocidos y amigos quejarse de tener que tomar aviones para visitar a los suyos y yo simplemente me montaba en el coche y apenas me daba cuenta cuando ya había llegado. Como venía siendo normal, este año volveríamos a cenar todos juntos y luego volvería a casa para dormir un poco y volver al día siguiente a almorzar. Hablé con André por si quería venirse ya que a mi familia no le importaría que viniese conmigo un amigo aunque por dentro pensasen que había algo más…ese algo que yo deseaba que ocurriese y que parecía algo imposible.

La música sonaba fuerte y Mathías se encontraba en la alfombra de mi dormitorio jugando con los tres perritos mientras preparaba mi traje de chaqueta para asistir a ver a los míos. El pequeño parecía completamente adaptado a quedarse conmigo a solas mientras que su padre salía y la verdad es que no me importaba quedarme con él porque era demasiado bueno, tanto que parecía alguien mayor. De vez en cuando me miraba y se reía al oírme cantar junto a la música y me imitaba haciendo ruidos raros que solo él entendería. Jamás creí que esto fuese a funcionar pero encontré a dos compañeros de piso ideales para convivir. André ya estaba trabajando de nuevo en algunas campañas y me ayudaba con los gastos, por lo que tenía que admitir que esta situación no me desagradaba lo más mínimo, por no hablar de que aquel rubio me gustaba tal vez más de lo que quería admitir. Cuando al fin vino pude acabar de arreglarme y me marché rápidamente en el coche junto a mis tres enanos peludos porque eran parte de la familia y allí jugarían con los perros de mis abuelos.

La cena transcurrió con normalidad, como cada año, y nos pusimos a hablar de cientos de cosas aunque acabábamos siempre contando recuerdos de cuando éramos pequeños. Todos nos sentamos frente a la chimenea de mi abuela a seguir hablando y comer polvorones aunque a mí no me gustasen demasiado. Como era de esperar, me preguntaron por ese nuevo compañero de piso e insistieron en que debí haberlo traído a la fuerza para conocerlos. Sí, estaban seguros de que era mi pareja. Ojalá. Era agradable estar juntos  aunque tenía la gran suerte de estar cerca, como ya dije antes. Cuando llegó la hora indicada nos fuimos yendo uno a uno hasta quedar cada vez menos.  Los regalos nos los daríamos al día siguiente cuando volviésemos para almorzar, lo cual era super guay porque vendría y los vería puestos bajo el árbol como cuando era pequeño. Vale, era una estupidez pero yo era bastante infantil algunas veces y esa ilusión de los regalos me encantaba.

Los tres cachorros decidí dejarlos con mi abuela para que estuviesen con los demás perros, así que el camino de vuelta estuvo yo solo cantando las canciones que salían en la radio, como siempre. Al girar la puerta de casa encontré todo apagado porque los chicos estarían dormidos, así que entré con cuidado. Miré muy bien por donde andaba para no pisar ningún muñeco de Mathías y entonces me encontré con André perfectamente arreglado y un sombrero navideño. -¡Casi me matas del susto!-bromeé y luego miré a todos lados sin entender nada. -¿Qué es todo esto?-pregunté con el ceño fruncido, soltando la chaqueta negra en el sofá para quedarme solamente con la camisa blanca y la corbata.

Escuché a lo lejos, el sonido de las puertas abrirse. Lo que provocó que dirija aquel encendedor hacia las velas que estaban sobre las mesas y encendí una, luego la segunda y así pasó a la tercera y la última cuarta. Sonreí con levedad al tenerlo muy cerca y empezó a hablarme, siempre con aquel toque de carisma y broma a la vez, es algo típico y que me gustaba de él ... para mí, todo él, su personalidad, físico ... era perfecto.
-¡Hey, Darren! ... no digas eso, no soy tan feo para matarte del susto- Comenté, siguiéndole la broma, solté una risa similar a una carcajada y me aparté un poco dejando ver la mesa, la cena que había preparado, sobre los platos yacía una poca porción de una típica cena navideña.

-Es una pequeña cena...ammm ¿Navideña? - Dije en un tono medio nervioso pues la verdad es que me sentía extraño, no sabía cómo empezar esta confesión. Sabía que el menor ya había comido por lo que debía persuadirlo para que no me la rechace, aunque no creía que sea de ese tipo de personas. -Vamos, toma asiento. Hazme el favor de por lo menos cenar conmigo- Murmuré y empecé a empujarlo para que tomara asiento sobre una silla y pues la decoración de la mesa, era de esas típicas, cuando se tenían esas citas en casa; los platos estaban bien alineados junto con los cubiertos, aquel ramo de rosas infaltable y las cuatro velas distantes, formando un cuadrado

Sabía que esto no le podía dar buena espina a mi peque... ejem, a Darren, aún no sabía si el menor sentía lo mismo que yo a él ... tenía miedo a no ser correspondido, si eso sucedía, si no sería correspondido, todo cambiaría, no podría mirarle fijo a los ojos, me mantendría por completo incómodo y eso conllevaría a irme de la casa y nuevamente, seguro, me deprimiría ... Esta noche me estaba jugando todo o nada.
Hice que el menor se sentara sobre una silla, con leves empujones y luego me fui a sentarme en una silla. -Provecho- Murmuré y yo no pude comer, no podía, los nervios me mataban internamente... Solté un suspiro y dejé los cubiertos aún lado, solo tomé de la copa y me levanté de nuevo de la mesa.
Me acerqué a él y me arrodillé cerca de él. Le tomé de la mano suavemente y la besé con suavidad -Darren, desde aquel 13 de Noviembre que llegaste a mi vida por una segunda ocasión, no te voy a mentir pero por hacerme recapacitar te odie ... a medida que los días pasaban con la rehabilitación, tu personalidad fue eliminando por completo ese odio de mí, antes de que tú trajeras a Mathías con tu forma de ser me cautivaste y al final, créeme que me terminaste enamorando ... Darren como dice la canción de Reik de Sabes- Solté una pequeña risa para romper el hielo, fue estúpido de mi parte, pero no podía evitarlo, así soy yo. -Cuando llegaste tu te metiste en mi ser, encendiste la luz, me llenaste de fe, tanto tiempo busqué, pero al fin te encontré ...Tan perfecto ... como nunca imaginé- Al final me levanté un poco, alcé la cabeza para estar al nivel del menor ...-Te amo Darren- Susurré, muy cerca de sus labios y antes de que respondiera o reaccionara lo besé en los labios.

Al igual que cada Noche de Navidad en casa con mi familia las horas pasaban una detrás de hora con rapidez y ni cuenta nos dábamos. Muchos de mis amigos salían juntos a alguna discoteca y no me importaba que lo hicieran porque cada uno pasaba las fiestas con quien quería. Yo ,en cambio, era de los que pensaba que estas noches especiales eran para la familia y que con los amigos podía irme cualquier fin de semana. Insistí mucho para que André viniese y este usó ese argumento mío de que debía estar con mi familia y nada de amigos. Fue tonto por no venir, pero ya conseguiría que viniese algún otro día aunque nada mas que fuese para pasar un almuerzo normal allí sin ninguna fiesta importante. Lo primero que vi al llegar fue a él vestido como si viniese de alguna gala y ,detrás de él, una mesa perfectamente arreglada con algunas velas que la iluminaban. No era feo, para nada, pero sabía que dijo una broma y me reí con él. -Un poco cara de monstruo si que tienes eh, con perdón.-decidí seguirle la broma ya que decirle algo como “Lo sé, eres guapísimo” o cualquier cosa así podría interpretarlo como un coqueteo y enfadarse por ello. Él me encantaba, más eso no tenía porqué ser mutuo ¿verdad?

Me acerqué un poco más para comprobar que se trataba de una cena navideña como la que había degustado hace unas horas. Ya había cenado pero cualquiera que me conociese sabía que amaba comer y mientras tuviese comida delante de mí no pararía. -¿Has hablado con mi abuela para cebarme entre los dos?-pregunté entrecerrando los ojos como si lo mirase de forma amenazante, obviamente se reiría de mí. -Vale ,vale , cenaré contigo. -reí sintiendo como me empujaba hasta hacer que me sentase en una de las sillas. Antes de que dijese “provecho” me encontraba con la boca llena por un poco de jamón. -Provecho.-pronuncié como pude al tener la boca llena. -¿Qué tal habéis estado? ¿Comió Mathías?-seguí devorando todo lo que tenía frente a mí porque estaba delicioso. -Mi familia dijo que debías haber venido. Los perritos se quedan allí a dormir  y mañana nos reunimos de nuevo para almorzar y ,obviamente, esta vez vendrás.-le señalé con el tenedor y asentí con la cabeza. -Seguro que Mathías se divierte mucho corriendo por el jardín.-no paraba de hablar pero es que André me provocaba esa confianza con la que me resultaba imposible callarme.

De repente se arrodilló frente a mí y agarró mi mano para depositar un beso sobre esta. Tragué rápidamente lo que tenía en la boca. -¿Qué haces?-pregunté con una risa nerviosa porque no comprendía nada. A medida que avanzaba en su monólogo sentía como mis mejillas se iban poniendo rosadas y deseaba morirme de la vergüenza que estaba pasando. Lo miraba a los ojos, esas dos perlas azules en las que podía perderme. Era imposible que André me estuviese diciendo que estaba enamorado de mí, algo debía de estar mal. Quería reirme y decirle que no iba a caer en esa broma , más no era capaz de articular palabra alguna para rebatirle sus frases. Sus besos se encontraron con los mios y mi corazón se aceleró hasta casi el límite. No sabía como actuar y tardé varios segundos en poder respirar. -André… ¿qué quieres que te diga? No puedo creer que esté pasando esto. ¿Significa que tú quieres ser …ya sabes … mi novio?-mi voz tartamudeaba como nunca. Negué con la cabeza ante la incapacidad para comunicarme y le besé. Esta vez no me quedé quieto, sino que moví mis labios lentamente contra los suyos , acariciándole la nuca con una de mis manos, la cual pasó a su mejilla en el instante que separé nuestros rostros. -Esto es el mejor regalo de Navidad de toda mi vida.-sonreí ampliamente. Olvidé la posición en la que se encontraba él y cuando le abracé le hice perder el equilibrio y ambos caimos sobre el suelo. Lo miré y me levanté rápidamente avergonzado por lo que acababa de hacer. -Lo siento, no debí ser tan impulsivo.-odiaba parecer tan tonto pero muchas veces salía el Darren tímido que escondía dentro de mí.

Off: Mi UP 300 para Dandré

Solté una pequeña risa por ese comentario que soltó Darren, sabía que era a son de broma, porque de lo poco que conocía a Darren, estaba muy seguro que no sería capaz de hace una ofensa de esa manera, ahora que lo pensaba bien, a aquel chico ni siquiera lo había visto molesto ¿El vive en un lecho de rosas alrededor?... Parecía ser una de esas personas difíciles de hacer enojar, lo cual era una mala señal por lo que me evitaría el esfuerzo de ponerlo de mal genio porque me encantaba verlo sonreír y, adoraba su sonrisa.

Últimamente estaba en otros lares pero menos en la realidad, ya que no me había percatado de que Darren le gustara comer, pues creí que era lo contrario, fue por esa razón que la cena era en una menor proporción... imperdonable. Solté una risa por la pregunta que dijo y negué con la cabeza. -Estoy muy seguro de que tu abuelita cocina mucho más rico- Comenté sereno, aunque no había probado ninguna de las dos comidas, ni la de su abuelita ni la que estaba servida en la mesa, tenía muchos nervios para poder comer.
-Hemos estado bien, Mathías y yo nos pusimos a jugar con la pelota, vimos algunas series de dibujitos animados por la teve y por la laptop y sí, ya comió. Ahora duerme- Respondí en un tono medio infantil ya que todo era cierto, vimos dragon ball z, bob esponja, los simpson ... es hermoso volver a hacer esas actividades con Mathías y de lo tan cansado que estaba por las actividades que hicimos terminó durmiéndose sin la necesidad de un biberón, cayó como piedra sobre su camita.
Me sorprendí mucho por lo que el menor dijo, levanté la ceja con los tenedores en las manos sin aún tocar la comida -Vale, mañana iremos al almuerzo ... y querrás decir gatear, pronto correrá pero ahora no- Agregué y es que aún el pequeño no podía caminar por su propia cuenta, pero sé que después, mañana lo logrará y correrá muchísimo.

Asentí suave con la cabeza a su pregunta de yo querer ser su novio, pero ese beso que le di en sus labios fue la acción suficiente que confirmara y validara a cualquier otra palabra, ese beso fue lo que selló por completo mi respuesta e iniciaría a algo que estaba muy seguro, tenía esa corazonada de que sería algo hermoso ... ser el novio de Darren, será una experiencia muy hermosa.
Cuando de sus labios le escuché decir " -Esto es el mejor regalo de Navidad de toda mi vida.-" me quedé un poco extrañado ¿Acaso él quería ser mi novio? ¿Acaso ya éramos novios? ... una sonrisa ingenua pero con altas expectativas y dulzura apareció en mi rostro pero se borró cuando el menor me abrazó, perdí un poco equilibrio a causa de ello y terminé sobre el suelo, golpeándome un poco la espalda pero eso no importaba porque lo tenía a él sobre mi cuerpo, lo cual me ... me había gustado, sentí un extraño cosquilleo cuando lo tuve sobre mi cuerpo, cuando lo tuve muy cercano a mi cuerpo. Solté una pequeña risa cuando el menor tímidamente se disculpó y negué suave con la cabeza. -No te preocupes- Murmuré pero cuando se fue apartando de mi cuerpo, tiré de su brazo con suavidad para que de nuevo quede sobre mi cuerpo y aproveché para rodearlo con mis brazos y no dejarlo escapar ... no quería. -Darren ¿Quiéres ser mi novio? Pregunté en un tono suave casi un susurro sobre sus labios me acerqué un poco más y besé por una segunda vez aquellos labios que me habían dejado atontado en una primera vez.

Mi capacidad de comer era algo que jamás entendería. Hacía unas tres horas había cenado varios platos cargados de mi abuela, además de bombones y ahora tenía otra cena frente a mí que estaba devorando como si llevase días sin probar bocado. Era extraño que comiendo todo eso siguiese manteniéndome delgado o , al menos, normal y sin mucho exceso de peso. Admito que necesitaba un poco más de gimnasio porque me había salido un poco de barriga debido a estas fiestas donde no se paraba de comer. -Nadie supera a las abuelas en la cocina. Es algo imposible de superar.-sonreí con la boca llena. -Pero esto está delicioso; serás un buen abuelo cocinero.-bromeé sin dejar de comer ni un solo segundo.  Lo miraba fijamente mientras hablaba de Mathías porque ese pequeño se había convertido en una prioridad para mí ya que era imposible no amarlo. -Entonces se lo pasó bien. Recuerdame que mañana avise a mi abuela para que le prepare algo de almorzar y así no nos tenemos que llevar un biberón ni nada.-aconsejé. Mi abuela hacía unas comidas deliciosas que pasaba por la batidora y quedaba con un sabor exquisito. -“Correr” solo era una expression. Aunque yo tengo miedo de que empiece a corer porque si gatea tan rápido imagina lo rápido que correrá. Será imposible de pillar.-reí a carcajadas imaginando a André detrás de su hijo a toda velocidad. -Mathías McQueen.-sentencié.

Si hubiese bebido un poco seguro que diría que esto era una ilusión o efecto del alcohol que se me pasaría cuando me recuperase. Esto no podía ser real. André era físicamente perfecto y por dentro había demostrado ser alguien muy fuerte como para fijarse en mí, un simple chico. Sus besos y sonrisa me estaban resultando un sueño y hasta que no nos caimos al suelo no me di cuenta de que estaba ocurriendo de verdad. Estaba avergonzado por haberme caído sobre él y no podía evitar mi vergüenza en mi rostro. Sin embargo, me abrazó con fuerza para que no fuese capaz de separarme de él y me preguntó aquello que me dejó completamente helado. El corazón me iba a mil teniendo su cuerpo bajo el mío tan pegados y sus labios unidos a los míos. Me separé un poco y suspiré. -¿De verdad quieres que sea tu novio? Porque yo sería feliz aceptando.-confesé con una gran sonrisa.

Negué con la cabeza ante su afirmación, esta comida no había sido preparada por mi persona, yo no sabía cocinar, mas bien era un caos total dentro de ella -No, te quivocas, yo... yo no preparé esta cena, soy un desastre en la cocina- Asentí suave con la cabeza, desviando la mirada hacia mi plato que aún seguía sin ser tocado por mi persona.
Cuando Darren empezó a hablar, yo, en mi mente empecé a imaginarme a Mathías gateando con tatan rapidez y él muy detrás corriendo, ya casi sin aliento, queriendo o al menos haciendo el intento de atraparlo, fue gracioso que eso se me halla pasado por mi mente, pero en sí, espero con muchas ansias el día en que el pequeño empezara a dar sus primeros pasos sin ayuda alguna. -Se vería a dos mayores de edad con la lengua afuera, todo exhausto, queriendo atrapar a un pequeño bebé- Bromeé y solté una pequeña risa a mi comentario ... el momento que tanto había esperado se acercaba.

Esa respuesta que tanto me perturbaba por fin había llegado, no podía creer, cuando Darren se me separó para decirla, aquel "estaría feliz aceptando" ... no, sinceramente, era algo que no podía creer; nunca en mi vida habría pensado que una persona como él, con su físico, esa personalidad que tanto simpatiza a muchos ... Este día me autodeclaraba el hombre más afortunado del mundo, al desde ese mismo segundo tener a un hombre como el que tenía cerca de mí, como Darren Archibald.
La emoción fue algo que me empezaba a ganar, estaba por demás decir que yo, en ciertos momentos, me dejaba llevar por ella y mucho, aún más cuando son momentos donde la felicidad sobre pasa los límites humanos y lo único que quiere hacer es llorar como medio de expresión lo cuánto estaba feliz. Sentí que mis ojos se habían humedecidos, producto de las lágrimas que se empezaban a contener allí. -Darren, hoy, esta madrugada de navidad, me has hecho el hombre más feliz de mi vida al aceptarme dentro de tu corazón- Dije y próximo lo abracé con fuerza. -Lo siento, la felicidad es más fuerte que yo- Añadí, mencionando la razón del porqué del par de lágrimas correr por mis mejilla.
Me separé un poquito de él y lo tomé del rostro para de nuevo besarlo ... esto era una realidad, un libro se había creado con páginas en blanco llevando en su portada el título "Darren y André".

¿Qué pensaría André de mí viendo que era la persona más comilona de la historia? Estos días juntos me hicieron confiar en él y ya no me controlaba a la hora de comer, así que si me apetecía sentarme frente a un plato y luego otro no me cortaba, pues la convivencia creó esa confianza. Lo cierto es que no sabía qué haría cuando se fuesen porque me había acostumbrado a tener con quien hablar cada día y ese pequeño bebé que solo quería jugar. -¿Entonces? ¿La compraste en algún lugar?-pregunté con una de mis cejas levantadas y me encogí de hombros luego. -No importa, está buenísima igual.-sonreí sin dejar de comer con tristeza de ver como iba bajando el contenido. -¿Tú no vas a comer o qué? -pregunté curioso. -Porque si no quieres me como yo lo tuyo.-bromeé y reí un poco, limpiando mi rostro con una servilleta para volver a reir por su comentario acerca de Mathías. -Sería imposible de alcanzar, tiene una velocidad que ni él mismo conoce.-seguí la broma.

Todo parecía surrealista ahora mismo y seguía sin creerme nada pero lo cierto es que estaba ocurriendo y no podía hacer otra cosa que asimilar poco a poco que era verdad, que André se me estaba declarando tumbado  en el suelo y conmigo encima, agarrado por sus manos para que no me pudiese ir. Eran tantas las emociones que pasaban dentro de mí que parecía frío porque no era capaz de asumir todo lo que estaba oyendo. Era como si estuviese en un sueño y supiese que me despertaría en pocos segundos, por lo que no quería dejarme llevar. ¡Pero esto era real!  -¿El más feliz por haberte aceptado? Estás consiguiendo que me sonroje.-susurré escondiendo mi rostro en su pecho y sentí su pulso acelerado. Sin lugar a dudas André estaba muy nervioso hablando del tema y me parecía aún más adorable que se comportase así. Aquel abrazo me reconfortó y no dudé en darle un beso en el pecho, por encima de la ropa. Tras el beso vi que sus lágrimas eran de verdad y mi corazón dio un vuelco. -Eh, eh, no quiero verte llorar más.-dije serio mientras me ponía de rodillas y tiraba de su brazo para que se quedase sentado sobre el suelo. -Ya te vi llorar una vez y es algo que me destrozó, así que no quiero que llores nunca más.-susurré con una sonrisa a la vez que mis pulgares se pasaban por sus mejillas para limpiarle las lágrimas. -A partir de ahora no más lágrimas; ni de felicidad ni  de tristeza. Que eres demasiado guapo como para desperdiciar esa sonrisa tan preciosa que tienes.-amplié mi sonrisa y me acerqué para darle otro beso en sus labios. -Venga, levanta y come algo.-aconsejé levantándome y agarrando su mano para ayudarlo. Vamos, Darren , disfruta de este sueño todo lo que puedas.

Suspiré agarrando el vaso para darle un largo sorbo debido a que no paraba de comer y hablar prácticamente sin respirar. Podría asustar a alguien, pero lo cierto es que André ya me vio comer en estos días aquí y sabía lo que disfrutaba en las comidas porque sí, así de comilón era desde siempre. Con la servilleta limpié luego mis labios que se quedaron mojados. Mientras tanto no dejaba de mirar a aquel rubio que tenía al otro lado de la mesa. No me molestaba que fuese comida cocinada por otros porque lo importante era el detalle. -Lo hicieron muy bien. No pierdas el teléfono porque seguro que llamaré alguna vez.-confesé mirando alrededor de esa hermosa mesa perfectamente decorada. -Ya te he dicho que está buenísimo. Solo quieres que siga repitiéndolo para alimentar tu ego ¿no?-reí un poco al hacer aquella broma que seguramente no entendería el otro, pero no importaba  porque mis bromas siempre eran asi y nunca eran entendidas.



Y todo cambió de repente en apenas unos minutos en los que André confesó que sentía algo por mí, algo diferente a una amistad. La verdad es que creí que solo yo confundiría esta amistad con algo más y oírle decir eso era algo que no esperaba. A cualquiera le gustaba oir algo así de alguien que le gustaba y era algo increíble que pensase todo eso de mí. Agradecí el tener la cara escondida en su pecho porque si no sería imposible aguantar todas esas palabras sin sonrojarme. No me avergonzaba sonrojarme delante de la gente, más no quería quedar como un tonto frente a él. Me parecía una broma que me llamase guapo un hombre que físicamente era perfecto. -No me creo que me digas perfecto cuando tú si que lo eres.-confesé con una sonrisa con mi corazón aún acelerado.  Al limpiar su cara de lágrimas le di un pequeño pico sobre sus labios porque me nació hacérselo. -A partir de ahora solo risas y bromas. La vida es muy corta para estar sufriendo.-repetí de nuevo porque lo único que quería era hacerle olvidar todos sus problemas y que fuese feliz, preferentemente conmigo. Quise levantarlo y confiaba en hacerlo, por eso no pude oponer resistencia cuando tiró de mi brazo y acabamos sobre el suelo conmigo sobre él. Comencé a reir cuando habló su apetito y le pellizqué la mejilla. Cuando me dijo esas palabras fui incapaz de hablar y me quedé con las mejillas tornándose cada vez más rojas. Lo tenía sobre mí con todo su cuerpo pegado al mío, nuestros labios juntos y sus manos acariciándome. -Dime de nuevo que me quieres porque es imposible que sea cierto esto…Es demasiado bonito.-susurré acariciándole la espalda y besándolo con ganas. Abrí un poco mis piernas para dejarle hueco y que se acomodase sobre mi cuerpo con cuidado y sin estar incómodos.

Levanté la ceja un poco cuando Darren comentó de que no pierda el teléfono, eso significaba que le había encantado y eso me llenaba de mucha alegría, la verdad me encantaba de que le halla gustado tanto la comida como la decoración -No te preocupes el número lo tengo grabado en el celular, para cualquier ocasión, ellos estarán presentes y sonrientes- Agregué en un tono tranquilo, medio infantil porque estaba super emocionado, moví mi cabeza hacia arriba y abajo, de manera que asentí mis palabras, pues los meseros y decoradores de dicha empresa llegaron sonrientes, lo que era bueno puesto que así te ganabas a tu cliente, ellos se ganaron mi seguridad. Solté una pequeña carcajada por lo que dijo, a la par de las risas que él. -No, solo quiero re asegurar de que te halla encantado, no más- Dije en un tono tranquilo y sincero, pues lo único que importaba en esta velada era él, Darren.

Me extrañó de que el menor me halla dicho que yo era perfecto ¿Eso era lo que él pensaba de mí? ... creí que la única persona perfecta entre nosotros era él, yo no era perfecto, ni siquiera me acercaba a serlo, porque no podía hacer algunas cosas como cocinar. Negué suave con la cabeza. -Yo no soy perfecto, Darr.- Dije en un tono bajito, pasando una caricia hacia sus cabellos -Tú si lo eres, eres mi hombre perfecto- Murmuré tratando de ser dulce, al menos yo consideraba que ser dulce era algo que me resultaba algo difícil (aunque si le salió, sumada aquella sonrisa que nació como resultado del momento, en realidad, amaba mucho a Darren). -De aquí adelante solo risas, bromas y amor... Darren- Le dije en un tono bajo, mencioné su nombre en un tipo susurro suave. Mirándolo a los ojos, no podía creer que el chico me halla detenido en mi llanto de alegría, de aquí en adelante trataría de no derramar más lágrimas, al menos, no delante del chico, tal y como se lo había dicho, sería una promesa por mí mismo, para demostrarle mi amor por él.
Levanté la ceja curioso ante lo que había acabado de decir ¿Cómo era eso posible de que no creía? ... Bueno, la situación era super extraña porque llevábamos viviendo bajo el mismo techo casi un mes y medio, ambos sabíamos muchas cosas de nosotros incluyendo cosas íntimas allí y dar así ese giro inesperado, parecía que Darren no se esperaba que yo declare lo que sentía por él. -Lo repetiría todas las veces que tu quieras, porque ese sentimiento será constante, formas millones- Dije en un tono bajo, en contra de sus labios. Sonriendo con aquella picardía -Te Amo Darren- Susurro de nuevo para besarlo nuevamente, una vez más. Subo mis manos un poco más a su torso llegando a sus pezones, a los cuales empecé a acariciar y pellizcar sin ninguna intención alguna de dañarlo... eso era lo que menos quería, ahora.

Como buen amante de la comida intentaba probarla de todos los lugares posibles para así elaborar una lista de los mejores restaurantes a los que asistir. Esta comida se iba a colocar en el ranking de las mejores porque venía lleno de casa de mi familia y aquí seguía comiendo, por lo que estaba delicioso. Una gran ventaja es que te lo traían a casa y eso era lo mejor. Más de una vez que llegaba tarde de la universidad y no me apetecía cocinar agarraba el teléfono y llamaba a cualquiera de estos restaurantes. -Luego te lo pediré para apuntarlo en mi agenda también.-advertí tranquilamente para continuar con todo, aunque ya quedaba más bien poco. Asentí otra vez con la boca llena. -Sí, tienes un 10 en preparar la cena de hoy.-hablé como pude y con las manos indiqué el número diez. ¡Me costó mucho esfuerzo teniendo el tenedor agarrado!

Esta cercanía de repente era lo que todo el mundo desearía con él. Vamos, cualquiera que se encontrase a André en una discoteca lo miraría y se acercaría para bailar con él e intentar disfrutar de una buena noche. Yo lo tenía ahora conmigo y lo mejor es que no como un simple polvo, sino que acababa de confesar que estaba enamorado de mí y nada podía hacerme sentir más lleno de orgullo. Que él me llamase perfecto parecía una broma. Solo tenía que mirarse al espejo y hacerse una critica física y psíquica para ver quien era el realmente perfecto aquí. -No seas cabezota. Eres un chico increíble que ha hecho un hijo increíble y ha luchado más de lo que cualquiera con tu edad. -confesé. No era una simple forma de darle ánimos, sino una celebración por haber conseguido convertirse en alguien mucho mejor. Solo por eso se merecía lo mejor del mundo. -Sobretodo amor, mucho amor…-sonreí ampliamente acariciándole la espalda muy lentamente para poder memorizar cada centímetro de su piel por si esta era la última vez. Una sonrisa de tonto se dibujó en mi rostro y correspondí a aquel beso, saboreando sus dulces labios. -Demuéstrame que es verdad…hazme el amor ya…aquí mismo.-estábamos en la alfombra más cómoda del mundo y no quería que se separe de mí ni un solo segundo, aunque fuese para ir a la cama. -Eres un sueño para mí.-susurré sobre sus labios. Mis manos bajaron hasta su pantalón para quitarle la correa e intentar bajárselos.

Solté una corta risa por lo que dijo no por sus palabras sino por el hecho de que lo halla volvido a repetir -Jajajaja, lo sé, lo sé ya te lo daré, todo a su tiempo- Susurré lo último, mirando sus ojos fijamente, los tenía de un tono café que cada vez que se emocionaba, éstos se irradiaban por la alegría del muchacho, no sabía qué es lo que había hecho para encontrarme con una persona como él. Yo era una de las personas que me costaba expresar mis sentimientos, bueno, la verdad solo era un sentimiento y ese era el amor, me costaba expresar pero mucho más reconocer, él no se hubiera imaginado y peor yo que desde ese 13 de Noviembre, el día en que se convirtió en mi super héroe personal quedé enamorado como él ... yo no lo sabía, no, hasta el día de hoy. Una sonrisa dibujaba en mi rostro, conmovido por lo que pasaba a mi alrededor, por lo que estaba pensando, recordando ese suceso, mi último cumple años, pero sus palabras me salvaron de aquel abismo que formaban los recuerdos melancólicos...
-Jajajaja, vamos Darren, yo no he preparado la cena, no me des el crédito de ello- Y yo lo reconocía porque simplemente marqué un número de celular y esperar, no hice la gran cosa.

"ha hecho un hijo increíble y ha luchado más de lo que cualquiera con tu edad" Esas palabras se repitieron en mi interior una y otra vez, llenándome de sentimiento por ello, debía admitir que quería llorar pero como mi ahora ya, novio, me había dicho, no me quería ver llorar más, ya había bastado con ese acontecimiento de hace un mes y medio -Sí, pero estuve a punto de renuncia a todo... a mi vida- Murmuré dejando pasar unos segundos -Y lo sabes... pero por una extraña razón apareciste tú y me hizo reconsiderar todo- Le dije en un tono bajo, mis palabras eran con la mano en el corazón -Por esa "sencilla" aparición y todas las palabras que me dijiste esa noche lluviosa, te convierte en una persona mucho más increíble que yo para mí y Mathías- Extendí una de mis manos, la libre, para acariciar la mejilla, alzando los cabellos que amenazaban con topar la frente de mi pollito. -Mucho amor- Llegué a susurrar, mostrando una sonrisa cómplice, dejando que el menor acaricie mi espalda de aquella manera mientras que yo gustaba de sus labios, en un beso suave y lento, quería ir mucho más lejos esta noche, mucho más pero debía parar en caso de que él lo quisiera.
Las palabras siguientes de Darren me desconcertaron un poco, eso era lo que quería y eso era lo que tendría, aquella sonrisa que mantuve en mi rostro se ensanchó un poco, con un toque de picardía y con brillo en los ojos lo miré -Haré todo lo que quiera mi novio- Murmuré, distanciándome un poco para quitarle la prenda superior que el menor tenía, llegando a observar su cuerpo marcado con músculos, después llegué a sacar mi camisa de una manera sensual.
Minutos más tarde, ambas prendas terminaron sobre el suelo y yo empecé a sacarme los zapatos solo con mis pies mientras que la parte superior de mi cuerpo se iba desplazando hacia el cuerpo ajeno para rozarlo y sentir un contacto directo con la piel de su torso desnudo, el calor empezó a invadir mi cuerpo. -Tú eres como un super héroe para mí... me salvaste de la muerte- Susurré en contra de sus labios, acercando más para besarlo, dejando que empezara a bajar mi pantalón, pedí permiso para introducir su lengua dentro de su boca. Mis manos se fueron desplazando por todo el pecho de él, acariciando con suavidad como si de un muñeco de porcelana se tratase, un muñeco frágil, lindo y cálido.

Si algo conocía a la perfección de André es que cuando se le metía algo en la cabeza luchaba por esa idea, exactamente igual que yo. Ya me había repetido mil veces que la comida fue comprada ya hecha pero yo seguía viéndole mérito a él y no porque solo hubiese llamado, sino porque se le ocurrió la genial ideal de quedarse solo para preparar esta velada. Eso si que se merecía un halago. -Pero has preparado la mesa, has dormido a Mathi, has esperado y  se te ha ocurrido sorprenderme. Eso si merece un crédito ¿no?-le miré mal pero obviamente como broma ya que no iba a enfadarme por algo así. Dijese lo que dijese iba a darles las gracias por esto y halagarle por haberlo planeado todo mientras cuidaba a un bebé. Además, también tenía que agradecer estos días en casa en los que no me sentí solo. Me gustó independizarme y vivir solo, pero eso no significa que a veces no me sintiese mal en soledad ¿no? Bueno yo creía que tan raro no era eso.

La historia de André era como otras tantas repletas de drama y sufrimiento en el que la persona,cuando la superaba, se convertía en alguien merecedor de respeto. André se merecía precisamente todo eso y una gran admiración por haber superado algo tan fuerte como era perder a la persona que quería justo cuando tenía un bebé que ambos hicieron con amor. Es cierto que si eso no hubiese pasado jamás nos habríamos conocido o ,al menos, no de esta forma. Lo que tenía más claro de todo es que yo estaba ahí para hacerlo feliz y que olvidase todo lo malo que vivió. -Sí, estuviste a punto de renunciar a todo ¿pero lo hiciste? Ahora estás aquí con tu hijo y eso es todo lo que tiene que importante. Debe crecer con todo tu amor, sabiendo que es el hijo más deseado de todos.-aconsejé. -Yo simplemente aparecí porque no podia dejar que alguien se quitase la vida por un mal momento. ¿Sabes? Yo tuve un accidente justo cuando me enteré de la infidelidad de mi pareja. Estuve varios meses en silla de ruedas sin saber si caminaría de nuevo y nunca me rendí. -expliqué. No ocultaba a la gente mi tragedia, pero tampoco iba contándole a todo el mundo que sufrí un accidente y que ahora tenía algunas cicatrices por mi cuerpo. No, no era algo que dijese por ahí.

Tantos besos y caricias solo lograban encender aún más mi cuerpo hasta el punto de querer estar con él de manera más íntima sin nada de ropa que nos impidiese estar pegados completamente. -¿Todo todo?-dije pícaro para volver a  hablar sin darle opción a respuesta. -Aún me cuesta creer que soy tu novio. Wow.-sonreí dándole otro beso esta vez en su nariz. En pocos segundos nos encontrábamos sin camisetas y con las manos de André paseándose por mi torso desnudo. Cerré los ojos para responderle aquel beso y luego le obligué a separarse. Hice que diese la vuelta para apoyarse contra el sofá y entonces me senté sobre su regazo para continuar besándole con ganas mientras que mis manos sse peleaban ahora con el botón del pantalón ajeno que no quería salir.

A como de lugar, con aquellas palabras, siempre Darren terminaba convenciéndome y haciéndome sentir bien, me sorprendía de que existiera alguien como él, bueno quizás halla muchos pero yo solo conocía a alguien como él, era especial para mí, creo que por eso ese sentimiento había despertado una vez más. Lo amaba, tanto por su personalidad como por su físico -Vale, Darren. Tengo el crédito por eso y no por la comida preparada- Terminé diciendo eso pues él me convenció ¿Qué más podía hacer?. Solté una pequeña risa seguida de mis palabras, esos ojos cafés que él tenía era como una fuente de chocolate que cada vez que los observaba fijamente provocaban un ligero brillo en los míos.

-Por ti no renuncié, por Mathías y por ti- Murmuré siguiendo con las caricias a su tersa piel de su rostro, las yemas de mis dedos lo acariciaban como si se tratara de una frágil rosa con pétalos que no quisiera dañar. Aquella sonrisa que tenía en mi rostro poco a poco se fue borrando a un gesto de preocupación ya que la verdad no sabía aquella parte de su vida, aún había un poco más por la que conocer a aquel chico, no lo conocía mucho, con ese pequeño relato me lo demostró. Sin embargo, lo conocía, lo suficiente para asegurar que era la persona que amaba, que es esa persona que despertó ese sentimiento que creí que nunca más lo haría, el amor en mí estaba muerto para mí pero cual ave fénix renació y todo gracias a él.
-Eres un gran ejemplo a seguir- Asentí suavemente con la cabeza -Cuando sea grande quisiera ser como tú- Añadí en un tono burlón y divertido más bien fue por el hecho de que yo ya tenía 27, mientras que el 21, aunque en sí, él era un ejemplo a seguir, un ejemplo grande de superación.

-Todo- Respondí entre el beso, mis labios seguían junto con los de él. Las palabras del chico me desconcertó un poco ya que más bien yo debería decir algo como ello, aún no podía creer que tenía a una persona como Darren como mi novio, vaya regalo de navidad que el destino me dio. "Gracias" -Créelo, no es un sueño. Sientes mis caricias, sientes mis besos, mi aliento, mi cuerpo cerca del tuyo, mi calor y mi amor al igual que yo- Murmuré. Me obligó a separarme y terminé con la espalda apoyada sobre el sofá que estaba cerca. Lo rodeé con mis manos en su cintura y correspondí de nuevo con aquel beso que el menor había iniciado, poco a poco fui moviendo mis manos para llegar al botón de su pantalón y abrirlo, para después descenderlo sin su bóxer.
Bajé la mirada un poco hacia aquel bulto que tenía formado en su entrepierna. -Estás durito- Comenté en un tono divertido con una pequeña sonrisa en mi rostro, con mi mano lo atraje más hacia a mí para empezar a besar su cuello con suavidad, mordiendo en ciertas ocasiones de una manera ligera sin hacerle daño pero lo necesario para dejar una marca allí.