Entre padre e hijo ► Eddard Malone

Nunca se hablo del tema de nuevo. Tampoco quería hacerlo, nombres o escuchar el nombre de mi hermano me ponía de malas siempre. Intentaba no cruzarme con mi hermano mayor pero el estaba allí siempre, esperando a mi llegada para comenzar a fastidiarme. Todo sería mucho más fácil si el buscara lo mismo que yo, simplemente alejarse como si no nos conociéramos. Por otra parte estaba mi padre, quien solo quería paz en la casa al igual que mi hermana menor Brenna. La paz existiría si solo Wade fuera un poco más maduro y respetara las leyes de la casa pero no lo hacía. ¿A alguien le importaba? No, claro que no, era Wade “el hermano sufrido” que podía hacer lo que quisiera. Bufe por ese pensamiento. No quería hablar o pensar más en Wade, me importaba muy poco mi hermano y ahora que no estaba en casa podía disfrutar de la paz que siempre hubo antes de su llegada.

Luego de la práctica de ayer llegue súper cansado a casa. Me bañe y quede desmayado en la cama. Al otro día me desperté muy temprano. No tenia clases ni trabajo, por lo que disfrutar de una mañana tranquila en casa. Camine hacia la cocina aun con mi ropa de dormir. Supuse que mi padre no fue a la oficina porque las llaves de su coche estaban en la mesa. Prepare un poco de café, mi combustible de todos los días. Deje que la maquina hiciera el trabajo, pero mientras esperaba fui a buscar a mi padre, tenia algunos asuntos para hablar con él. Toque la puerta del estudio y posteriormente abrí la puerta. — Buen dia, padre. — Dije desde la entrada a la sala. — Tengo que hablar contigo. — Agregue dejando cierto misterio. — Estoy preparando café ¿Quieres un poco? —

— No, bueno si… no lo sé. — Mas que ayuda solo quería avisarle de mis planeas para estas vacaciones. Desconocía si mi padre tenía ganas de viajar con la familia, posiblemente era asi pero yo no estaba de ánimos para seguir con este teatro. Sin Wade quizás podía pensarlo, pero ya con su presencia la situación era complicada. No me molestaba que mi padre deseara ganar el amor de mi hermano, era su deber como padre pero yo no lo haría, eso nadie iba a cambiarlo. Deje la puerta algo abierta para ir a buscar el café a la cocina. Llene una taza y listo, regrese para poder charlar con mi padre. Me gustaba su estudio, tan pacifico. Era genial estar allí. Me senté en un pequeño sofá de cuero y comencé a beber de mi café. Era una delicia. — No sé si tienes planes para las vacaciones, yo estuve hablando con Brooke y creo que iré a Manchester. — Viajar a Manchester implicaba ver a la familia de nuevo. A los millones de primos que aun tenía allí, a mis abuelos que tanto preguntaban por mí. Tenía viejos amigos también en Manchester. En fin, mi vida pasada estaba allá y mi novia estaba ansiosa por conocer esa historia de mí.

— No quiero ir a un hotel, pensaba que si podías… prestarme las llaves de la casa que tienes allá. — Luego del divorcio mi padre hizo su vida en una nueva casa, dejando la anterior a la arpía de mi madre… a quien obviamente no quería ver ni de casualidad. Ese era otro tema, mantener mi viaje a Manchester en un secreto. Quizás esta era la parte mas complicada para mi padre, no decirle a mi madre que su segundo hijo estaba por viajar. De nuevo tome mas café, pensando las palabras correctas antes de decirlo. — No quiero ver a mama. Agradecería que no le dijeras nada. — Definitivamente esas palabras no eran las correctas pero ya había hablando, no podía remediar la frialdad de mis palabras.

Suspire de forma pesada. Como si no quisiera que mi padre conociera a Brooke. Claro que quería, aunque últimamente ambos estaban sin tiempo. Mi padre con su empresa y con UCLA. Brooke liderando a las locas de las Sigmas, con sus estudios y también entrenando con el equipo de voleibol de UCLA. Y yo entre clases, trabajo y con el equipo de Soccer. Si podía hacer coincidir un horario para un encuentro entre los tres sería algo mágico. — Hablas como si yo no quisiera que la conocieras. Sabes que no tienes tiempo, ella mucho menos. — Jugué con la tasa entre mis manos, dejando que el calor del café pasara a mi cuerpo. Últimamente era algo complicado hablar con mi padre. Cada quien estaba en la suya y teníamos poco tiempo para compartir. Lo mismo pasaba con Brenna, apenas veía a mi hermana. Y pues Wade… aunque intente llevarme bien con mi hermano no lograba obtener nuevos resultados, siempre era rechazo.

— Pensé que mi mama llamaba para saber de sus hijos. — Alce mis hombros. Por mi no había problemas, no iba a atender a sus llamados pero ¿Y Brenna? ¿Wade? ¿Acaso no preguntaba por ellos? Una parte de mi no quería creer eso de la mujer que no crio, mucho más a mi hermanos que a mí. — ¿Y tu no vas a contar nada? No me digas que no ligaste con ninguna profesora porque no voy a creerte decano. — Pique a mi padre mientras sonreía de forma picara. Era un Malone, la esencia de la familia estaba en su sangre, era evidente que las chicas caían a sus pies. Profesoras e incluso alumnas, las zorras nunca faltaban en una universidad.

Suspire resignado. — Aunque no creas de verdad intento no molestarlo, que no me afecte, llevarme bien con mi hermano pero es inútil. Con Wade todo es imposible. — ¿Abatido? Muy posiblemente. Brenna era la única que podía convivir con Wade sin peleas ni nada. Mi padre tenía que mimarlo para obtener algo de atención y no de la mejor atención que pueda recibir. Mi hermano era un odioso con mi padre, quien a pesar de todo opto por recibirlo en casa sin reproches o quejas, con el mismo amor que un padre le tiene a su hijo. Alce los hombros, estaba despreocupado por la situación. Pensé que mi madre cuestionada todo lo que hacíamos. ¿Qué estudian? ¿Qué hacen? ¿Tienen pareja? ¿A dónde iras en las vacaciones? Al parecer no era así, o quizás mi padre no quería hablar del tema de mama.

Escuchar hablar a mi padre de mujeres era algo complicado. Casi nunca lo hacía, como si hubiera perdido la esperanza de volver a encontrar a alguien, como si no le interesara ni siquiera intentar pasarla bien con una compañía femenina. Termine mi café, y deje la tasa sobre una pequeña mesa para evitar causar un accidente, mi brutalidad siempre estaba al asecho. — Sigo pensando que puedes, y deberías, salir con una mujer. — Como todo terco nunca dejo pasar la oportunidad para animar a mi padre a vivir la vida. — Nunca quieres hablar, siempre rechazas a todas. Ya debes invitar a alguien a salir. — Desplome mi cuerpo en el sofá, como lo hacía cuando era más joven, quizás con 15 o 16 años. — Invita a la profesora nueva a Alaska. —

— ¿Qué lo deje tranquilo? — Tuve que callarme para no comenzar de nuevo. Como se atrevía a decir que yo sigo el estúpido juego de Wade, no hago más que evitarlo desde que llego pero es Wade quien siempre termina metido en mi camino. Nadie me comprendía, todos creían entender la situación pero no tenían ni la menor idea. Todos pensaban saber la solución a esto pero no era así. Wade y yo no podíamos convivir en una misma casa. Me da igual que mi padre le guste ser usado por Wade, yo no dejare que ese idiota haga lo que quiera conmigo. — ¿Qué te hace pensar que no llego? Ni siquiera dejar que las mujeres se acerquen. Te volviste un solitario amargado y llevas años sin salir con una mujer. — Me levante del sofá, no podía hablar con mi padre, era imposible. No quería ver que Wade era el problema ni tampoco acepta rehacer su vida con una nueva mujer.

Me dirigí hacia la entrada de la oficina, la misma entrada por donde había llegado hace algunos minutos. Antes de irme me gire para compartir unas últimas palabras con mi padre, no servirían de nada pero era agradable decirle lo que pensaba de todo esto. — Solo no vas a poder olvidarla. Ella te cambio sin pensarlo, no duro ni dos años están sola y tú no eres capaz ni de compartir un café con los profesores… ¿Qué enseñanza me dejas? ¿Dejar que una mujer se lleve lo mejor de tu vida? Por favor… ni que valiera la pena. —

Off: perdona por tardar tenía examen y exposiciones D:.
PD: Ha desaparecido la profesora T_T

— No se ira. Tiene casa, hace lo que quiere… su propio padre no es capaz de limitarlo ni controlarlo ¿Cuáles son sus motivos para irse? Jamás estuvo más mimado. — ¿Por qué nadie comprendía? ¿Por qué todos decían lo mismo de Wade? ¿En dónde estaba aquella persona que acabaría con todo esto? Wade solo estaba malacostumbrado y solo, eso no le da derecho a ser un idiota con quienes le dieron un techo para vivir. Negué con la cabeza con una sonrisa irónica en mi rostro. — Antes me iré yo de casa. — La mire con seriedad. Según mi madre, mi mirada de enfado era muy similar a la mirada de mi madre. Fría, distante y muy profunda. La mirada delata mi molestia siempre y todos lo sabían. Me detuve en la entrada de la oficina de mi padre, deje la puerta semi abierta para irme cuando el jefe terminara de hablar. — No necesitas acostarte con todas pero un café de vez en cuando, una salida fuera de lo laboral para despejar la mente… — Tengo la sensación de estar hablando sin sentido, mi padre no iba a cambiar su forma de ser a pesar de mis miles de comentarios o sugerencias.

Sus palabras sonaron algo extrañas. Por un lado si quería ser como mi padre, un hombre de familia, dedicado al trabajo. Pero por el lado contrario no quiero estar amargado por un matrimonio que no funciono. No veo justo el sufrir por una mujer por años. — No creo vivir encerrado sin divertirme, ya me conoces… no soy de los que sufren por las mujeres. — Sentencie con la misma seriedad que mantuve en estos últimos minutos.

No podía creer lo que estaba escuchando. Mi padre mismo aceptaba todo lo que decía ¿Y todavía se queda sin hacer algo al respecto? Meneo la cabeza con una sonrisa sarcástica. ¿Y debo esperar a que Wade se aburra para poder tener una vida mejor? Que equivocado estaba mi padre si pensaba así de mí. Aunque quisiera agregar algo más sobre el tema de conversación no lo hice, me ahorre saliva, hablar con aquel hombre era inútil. Mi mano golpeteo inquietamente la madera del marco de la puerta, ya estaba perdiendo la paciencia. Me quede allí por respeto, si por mi fuera me hubiera ido hace muchos minutos atrás. — Apuesto a que en todas las horas del día, nunca te tomas un tiempo para cambiar esa cara de serio que llevas siempre. Aunque no lo admitas, necesitas una mujer.— No era tan complicado. Saque cuentas mentales acerca de la última vez que mi padre tuvo una salida con alguien del sexo femenino. Hace décadas ¿Qué había pasado en medio? Nadie merece estar estancado por una separación, como si fuera algo malo.

Asiento con la cabeza varias veces, sin darle demasiada importancia. Deje la oficina al segundo siguiente, moviendo los pies de forma lenta y pausada, siendo un completo flojo por las mañanas. De pronto me acuerde y tuve que regresar para asomar la cabeza por la entrada a la oficina de mi padre. El seguía allí, con el mismo semblante de siempre. — Hoy tengo que salir con Brooke, dudo mucho llegar para la cena. No me esperes. — Sujete el picaporte de la puerta, jalando de este y poder dejar a mi padre de nuevo en su oficina, el único lugar en el mundo donde se lo ve cómodo o eso creo.