Dulce, muy dulce mañana || Dandré ❤ || +18 || Exprés

No podía creer, parecía haber estado viviendo un sueño. Todo, absolutamente todo parecía haber sido sacado de alguna película de drama o algo así ya que era extremadamente raro lo que sucedía. Por favor, vamos que un intento de suicidio que termina "bien" por una persona que de la nada, en su auto, llega y se mete en tu vida, que esa persona terminara siendo tu pareja ... la persona a la que más ames, la persona que ... que te haga sentir feliz y vivo cada día, en cada mañana que ni medio abres los ojos y ya lo ves, allí, al lado de tu cama, con aquella sonrisa que también es generada por el mismo sentimiento.
Actualmente, Darren se había convertido en mi novio, a partir del suceso de aquella madrugada, en esa cena, del 25 de Diciembre. Habían transcurrido unos cuantos días, que pasaron volando, de un abrir y cerrar de ojos ... el tiempo vuela cuando estás feliz, cuando cada minuto que vives estás extremadamente feliz y con la persona que amas ... obviamente sin contar a Mathías, aquel pequeño que dormía en su cuna desde que llegó.

Esta mañana, abrí los ojos suavemente estaba abrazando a Darren quien estaba en una semi pose fetal, sonreí porque me agradaba la forma en que dormía él, no era como quienes se pasaban removiendo durante toda la noche. -Buenos Días- Susurré cerca de su oído y metí mi mano derecha por debajo de su remera, acariciándole suavemente su torso, besando su cuello una y otra vez, sonriente.

Era algo muy extraño lo que había sucedido durante estos días porque mi vida cambió casi de repente sin haberlo esperado. Llevaba mucho tiempo sin tener pareja y creía que me quedaba mucho más tiempo soltero hasta que André se declaró en aquella cena que me preparó y comenzamos lo que era nuestra relación. Contábamos con algunas ventajas como el que ambos estábamos enamorados y compartíamos casa pero eso mismo decían que podía convertirse en una desventaja al no tener espacio para cada uno. Bueno, eran tonterías que no me importaban porque solo pensaba en vivir al máximo el tiempo junto a él y al pequeño Mathías. Por ahora ,los pocos días que llevábamos fueron más que buenos y ,sonaba feo, pero no nos soltamos ni un segundo de besarnos y abrazarnos. A fin de cuentas éramos dos chicos veinteañeros con necesidades físicas ¿no?

Me encontraba durmiendo en mi posición de siempre con André abrazado detrás de mí. Normalmente me gustaba ser el protector y el que llevase las riendas pero el instinto paternal del rubio hacía que me encantase ser mimado y cuidado por él; de hecho, me encantaba dormirme con él abrazado fuertemente a mí y yo besando su mano. Volví al mundo de los despiertos , como yo le llamaba , en el preciso instante en que sentí su aliento en mi oído seguido de esos besos y su caricia por mi pecho. -Buenos días.-dije estirándome un poco y girando para quedar de cara a él y darle un besito corto en los labios con una sonrisa. -Muy buenos días, mejor dicho.-sonreí más ampliamente.

Al parecer mi suave susurro había sacado del frágil sueño a mi pareja, quien abrió los ojos y se volteó para mirarme y luego saludarme con un beso corto en los labios, aquel que no me había dado oportunidad de corresponderlo. Sonreí con suavidad retirando mi mano por unos momentos y la extendí para acariciarle la mejilla.
Resultaba que Darren tenía una peculiar forma de vestir cuando dormía, pues cuando hacía frío dormía con pijama  y cuando no lo hacía dormía con una camiseta y bóxer, nada más; mientras que yo, sea cual sea, la temperatura que me rodeaba dormía solo en bóxer, me resultaba un poco incómodo dormir con otra prenda encima y esa experiencia la viví las primeras semanas que vine a vivir con él, pues luego de esas dos primeras semanas, la tensión, por así llamar a aquella incomodidad, se rompió y nuestra confianza mutua aumentó, dándome la oportunidad y aquel "lujo" común de dormir así.

-Muy buenos días, cariño- Saludé en un tono bajo, dejando de acariciar su mejilla para abrazarlo con un brazo, con intención de apegar mi cuerpo más al suyo. Sonreí dulce y enternecido, era para hacerlo, al despertar con la persona que más quería, acerqué mi rostro para besar sus labios con suavidad y pasión, mientras mi diestra se iba colando por debajo de su remera y acariciar su espalda.

Aún me costaba asimilar que tuviese a mi lado a alguien como André y que no fuese alguien con quien pasé la noche, sino mi pareja. Yo era alguien muy cariñoso y dormir con alguien abrazado a mí era una forma de descansar al 100%. Cuando sentía sus brazos rodearme y su aliento en mi cuello me quedaba dormido en unos pocos segundos. No pasaba frío, ni calor, porque estaba feliz aunque solo llevásemos unos días oficialmente juntos. Bueno, aún apenas había contado a alguien sobre esta relación porque no me importaba la opinión de los demás, sino disfrutar de él. Tener a un hombre como el rubio a mi lado y con poca ropa era un ejercicio de concentración muy elevado; vamos, solo soy un chico de 20 años y tenía a mi lado a un modelo semidesnudo.

No pude decir nada más porque me quedaba embobado mirándolo a esos orbes claros que me enamoraban más y más. Con una sonrisa me abracé a él, rodeándolo por la zona baja de su espalda y besándolo despacio. Saborear esos labios era otra de las cosas que aún no terminaba de creerme ya que todo parecía un sueño. Para algunos sería una estupidez tener pareja pero yo tuve siempre muy mala suerte y encontrar a alguien así era eso, un sueño. -Que cariñoso te has despertado.-sonreí de lado, mordiendo su labio inferior y tirando de él.

Correspondí al beso que recibí de Darren, con suavidad mientras acariciaba directamente la piel de su espalda, suave y cálida, nuestros cuerpos estaban cálidos por el calor generado por el abrazo. Me separé un poco y escuché lo que dijo, como siempre tan gracioso, esa característica me fascinaba mucho en el menor. Sonreí de medio labio -¿Sí? ... Jajaja que bah, yo soy cariño, siempre- Dije en un tono divertido y, al menos yo me consideraba así, una persona cariñosa y, eso se reflejaba en especial en los momentos en que pasaba con Mathías, en la personalidad del pequeño, lo alegre que era por ser bien criado y cuando estaba al lado de Darren.

Dejé que me mordiera el labio inferior y levanté la ceja, reí un poco por ello. -Upa, al parecer aquí hay un cachorrito de lobo hambriento por comer carne- Dije en un tono burlón y ciertamente infantil, soltando otra risa más por mi comentario y con mi mano libre, le continúe acariciando suavemente -Darren, quiero recordarte una vez más lo mucho que eres para mí, lo cuanto que te amo ... mi pequeñote- Sonreí con lo de "mi pequeñote" era un apodo temporal, hasta conseguir el adecuado, obviamente lo decía con todo el cariño con el que me podía expresar y a continuación le di un beso en los labios, mientras lo seguía yo poco a poco me fui subiendo encima de él, con cuidado sin aplastarlo, mis extremidades se apoyaron firmes en la cama.

No había nada mejor que tener un despertar así al lado de la persona que quería. Llevábamos pocas noches juntos pero los amaneceres eran perfectos sabiendo que estaba él abrazado a mí y que lo primero que oiría serían sus buenos días seguidos de un beso y su sonrisa…esa sonrisa que me dejaba embobado mirándolo sin poder desviar la mirada. -Lo sé.-sonreí a su comentario pues si algo sabía del rubio desde que lo conocí es que era cariñoso con todos aunque dependía de cada persona y su parentesco.  Yo también era muy cariñoso, así que encontré a mi compañero ideal.

Alcé una ceja cuando hizo esa comparación con un lobo y luego reí. No había que ser muy listo para saber que los hombres ,biológicamente, nos despertábamos un poco contentos en cuanto al tema sexual se refiere y tener a un hombre así en mi cama no ayudaba a que me controlarse. Sus caricias en mi cuerpo me transportaban a otro mundo y sus palabras me hacían sentir orgulloso de tenerlo a mi lado. Dejé que se acomodase sobre mí y con mis manos continué acariciando su fuerte espalda que me encantaba acariciar. -Te quiero tanto.-susurré sobre sus labios para continuar besándolo y bajando mis manos por su espalda. Cada centímetro de su cuerpo me gustaba más que el anterior y temía caer más enamorado y luego sufrir, pero resultaba imposible controlarme con alguien que me hacía sentir tan bien. Introduje mi lengua en su boca para profundizar el beso sin dejar de acariciarle.

Profundicé el beso, lo más que pude saboreando sus labios y cada centímetro del interior de su boca, con mi lengua que la introduje con el fin de jugar con la ajena. Por la necesidad de respiración, me separé poco a poco, después de unos minutos y le miré allí, sobre mi cuerpo con aquel rostro de hermosura, esa sonrisa que me enamoró, le sonreí enternecido. Extendí mi diestra y le moví sus cabellos que tapaban un poco su frente. -Yo mucho más- Susurré y le dejé un beso sonoro en la frente, con todo el cariño y amor que existe dentro de mí hacia él.

Bajé de nuevo los labios para de nuevo besarlos con cierta suavidad, deseo, cariño y pasión, las cuatro juntas, en aquella acción. Durante el beso, empecé a mover mi pelvis hacia arriba y hacia abajo, generando roces con la entrepierna ajena. Sonreí pícaro, pues con solo un par de movimientos, ya lo había sentido duro al chico, debajo de mi cuerpo, me separé por unos segundos del beso. -Eh, alguien más despertó- Dije en un tono burlón y reí con suavidad, tomándolo de la cabeza para besar sus labios, una vez más, haciendo que con la mano, el beso sea más profundo, sin dejar de mover mi pelvis.

Cada beso con él despertaba cada centímetro de mí como si fuese el primero y esa era la magia que me hacía darme cuenta de que estaba enamorado de él y que , a pesar del miedo por comenzar algo de nuevo, no podía parar de dejarme llevar. El instinto protector que demostraba conmigo me encantaba y cuando me besaba en la frente me sentía protegido por él ya que era verdad que aquella muestra tenía ese significado. Sonreí ampliamente cuando  volvió a decirme que me quería más; no me cansaba de oírlo de sus labios. -No creo.-le guiñé un ojo.

Mis manos seguían paseándose por ese cuerpo perfectamente formado como si se tratase de algunas de esas estatuas griegas cinceladas a la perfección. Pero André no solo era bello por fuera, sino que por dentro era más increíble aún y era lo que hizo que pasase de atraerme a gustarme mucho. Como cualquier chico de mi edad no era capaz de evitar ciertas cosas y una fue que mi cuerpo se terminase de encender con sus besos y  roces. No pude decir nada porque me encontré de nuevo rodeado por su brazo y con sus deliciosos labios sobre los míos. Dejé que una de mis manos bajase hasta llegar a su trasero para acariciarlo por encima del bóxer. -Hay algunas cosas imposibles de esconder y con ese movimiento pones a cualquiera.-bromeé un poco volviendo a morder su labio inferior.

¿En serio no creía?, levanté la ceja curioso por lo que dijo, la verdad, es que de lo que tenía en mente, este sentimiento, el del Amor no tenía límites cuando en realidad se estaba enamorado ... -Está bien, te lo demostraré- Murmuré, después de que Darren me guiñó un ojo y es cierto que las acciones dan veracidad a las palabras. Le sonreí con aquella ternura, me encantaba tenerlo a mi lado, dormir abrazado con él y ahora, tenerlo bajo mi cuerpo, él estaba semidesnudo, tenía solo una remera y su bóxer.

Las manos de él empezaron a andar por toda mi espalda, mientras yo lo besaba en sus labios, retiré mi mano de su cabeza para dejarlo reposar y así yo acercarme mucho más a él, me separó unos pocos milímetros después de unos minutos y cuando escuché su comentario, solté una pequeña risa por lo que dijo. -¿Sí? ... Yo soy el encendedor de tu mecha- Dije siguiéndole la broma, dejando que muerda mi labio.
Seguí con el movimiento de mi pelvis hacia adelante y atrás, rozando el ya, bulto que el menor tenía por debajo de su bóxer. Levanté la ceja derecha, cuando sentí las manos ajenas sobre mis glúteos. -Eh, despacio travieso- Reí un poco más. Mis manos bajaron a su torso y empecé a acariciar por encima de la camiseta sus pectorales. -Estorba- Susurré con el ceño fruncido y me separé un poco --Vamos, cariño. Levántate- Le murmuré y esperé a que levantara un poco la espalda para quitarle la remera que tanto estaba estorbando y la dejé caer sobre el suelo.
-Mucho deporte ¿No? Jajaja- Reí por mi comentario y bajé mis labios a sus pectorales, tomando un pezón con mis labios y jugar con él dentro de mi boca, con mi mano derecha le empecé a pellizar con suavidad el otro pezón del menor.

Yo lo quería muchísimo a pesar del poco tiempo que llevaba a mi lado y no dudaba de mis sentimientos. Sus actos y palabras me demostraban que él también me quería, pero era normal que tuviese miedo de perderlo. No sé, sentía algo especial entre nosotros y tenía que conseguir que esto funcionase de verdad porque estaba convencido de que el amor que sentía por él no se podía comparar al de ninguna de mis otras parejas o “casi parejas”. Despertar con alguien así diciendo esas cosas era la perfección completa. Para mí era importante ver que André me quería como pareja pero que también existía ese deseo porque el amor también era pasión y desenfreno ¿verdad?

-Que yo me encienda así es culpa de esos brazos repletos de tatuajes y tu sonrisa perfecta.-susurré con una sonrisa pícara. Yo me consideraba un tío normal y tenía sobre mí a un modelo que muchos desearían tener. ¿Lo mejor? Pues que lo nuestro era amor y eso nadie podía conseguirlo de ninguna forma. Otra de las cosas que me encantaban de él era su humor y esas bromas que gastaba incluso en momentos como este. Le hice caso sin dejar reir para poder quitarme la camiseta y quedarme con la misma cantidad de ropa que él. Mi entrepierna ya había despertado hacía mucho y esos juegos con mis pezones solo lograron que tuviese más ganas de seguir con esto. -Y más deporte que haría contigo. -bromeé entre gemidos , acariciando su hermosa cabellera rubia.

Mi lengua se movía de manera circular, estimulando el pezón del menor a la par que pellizcaba el otro con mi diestra. Dejé pasar unos segundos para hacer uso de mi otra mano, llevándola sobre la entrepierna del menor, aquel bulto que tenía formado por mis movimientos anteriores. Empecé brindando caricias con mis dedos para después agarrar firme y empezar a mover hacia arriba y hacia abajo, masturbando con una suave velocidad mientras succionaba el pezón que había tomado con mi boca, me separé después y lo observé fijamente, su rostro estaba un poco rojo por el calor que habría empezado a sentir y de sus suaves, dulces y tiernos labios salían suaves jadeos y gemidos.

-Darren- Levanté mi rostro para depositar un beso en sus labios, bajando mi diestra a la cintura del chico, dejé de masturbarlo y empecé a bajar la única prenda que me impedía darle mucho más placer, al amor de mi vida. Poco a poco el bóxer se fue desprendiendo de su cuerpo que tanto empezaba a adorar. Sentí la punta de su miembro rosar con mi entrepierna, lo que generó que sonriera con cierta picardía y moví mi pelvis, de nuevo, hacia arriba y hacia abajo, mientras aquel beso intenso y pasionado seguía.
Separé mis labios de los ajenos y fui descendiendo con besos cortos desde su cuello, que siguió hasta su torso, su ombligo y bajando a la entrepierna del menor, teniendo aquella erección delante y muy cerca de mi rostro. Lo tomé con mi diestra y pasé mi lengua desde su pelvis hasta la punta y bajé un poco más hasta sus testículos, atrapando uno con mi boca y jugar con éste dentro de ella, permanecí así por un tiempo, mientras masturbaba al menor con cierta velocidad leve.
Me saqué el testículo del menor para pasar de nuevo a su miembro, empecé a lamer toda su extensión una y otra vez, para después meter su glande dentro de mi boca, lamer y succionar, sintiendo ese sabor salado de pre cum por la excitación dada, levanté la mirada, una llena de picardía y deseo, que se topó con los ajenos. -

Este momento en el que me encontraba bajo André mientras él me hacía todo lo que quisiera era algo que no cambiaba por nada. Era cierto que me encantaba besar cada centímetro de su cuerpo y acariciarlo pero en situaciones así veía que yo le gustaba a él de la misma forma que él a mí. No quería parecer un idiota siempre pensando en el miedo de que saliese mal algo tan bonito como esto y ,poco a poco, comenzaba a meterme en la cabeza la idea de que lo idóneo era dejarse llevar y disfrutar de que alguien me quería. Claro que ,las malas experiencias pasadas siempre estarían presentes aunque intentase dejarlas atrás.

André sabía perfectamente qué zonas de mi cuerpo tocar para lograr darme placer y eso demostraba que me conocía bastante a pesar del poco tiempo que llevábamos. Nada podía ir mal teniendo a un chico asi conmigo que se preocupaba por darme placer en cualquier momento. Apenas podía hablar con sus besos en mi pecho y su movimiento de mano en mi entrepierna que deseaba recibir un poco más de atención. Era increíble como un tipo normal como yo era deseado por un semidios como André; me sentía super afortunado. No puse impedimento alguno a la hora de bajarme los bóxers porque eso solamente estaba molestándonos para continuar con algo que necesitábamos los dos. Con cada beso en mi cuerpo lograba que mis vellos y mi piel se erizaran , pero cuando llegó a mi miembro dejé escapar un gemido más sonoro que todos los anteriores. Por puro instinto cerré los ojos y arqueé mi espalda , tomando las sábanas entre mis puños cerrados con fuerza. -Me matas con estas cosas…-susurré llevando una mano a su cabello para revolverle y ejercer fuerza sobre su cabeza y así indicarle el ritmo que me gustaba.

Darren había susurrado dichas palabras, lo cual hizo que dibujara una sonrisa en mi rostro, sintiendo después, su mano pasar por mis cabellos, con una suave caricia. Continué haciendo lo mío, en esta ocasión metiendo la mitad de su miembro de mi boca, alejé mi diestra de su entrepierna y la subí, en conjunto con la izquierda, directo, al pecho del menor, empezando a acariciar su suave y caliente piel, pasando unos dedos "inconscientemente" por sus pezones, los cuales yacían duros y rígidos, procedí a pellizcar y juguetear con ellos.
Poco a poco tenía el miembro de mi novio, en el interior de mi boca, a cada segundo me lo metía cada vez más con cierto cuidado para no ocasionarme alguna arcada, hasta que logré meter toda su extensión dentro de mi boca, pero lo saqué casi en seguida, pues su tamaño ... podría decirse que no era normal. Solté una risa algo bajo por aquel pensamiento y subí unos segundos para dejar un beso sobre sus labios. -Espero que estés listo para lo que se viene- Susurré con cierta picardía, mordí su labio inferior y tiré de él con suavidad.
Bajé de nuevo y con la boca atrapé su miembro y, directamente me lo llevé a la boca y empecé a mover la cabeza hacia adelante y arriba, guiado por la mano de él, quien era el único que sabía a cuanta velocidad quería, aunque le cogí el ritmo a la de velocidad de su mano y empecé a hacerlo mucho más rápido, en el interior de mi boca mi lengua se pasaba por todo su extensión, entre succiones y suaves mordisco leves que ejercía sobre la punta; mis manos, en ningún momento dejaron de jugar con los pezones de mi chico.

Si alguien sabía una forma mejor de despertar por la mañana le invitaba a que me la dijese porque yo creía que no había mejor despertar que tener a alguien como André para hacer el amor. Éramos dos chicos jóvenes con unas hormonas que nos empujaban a tener cierta actividad sexual que se  había convertido en algo diario e incluso  repetido. Podría sonar a guarro, pero me encantaba cada vez que vivíamos un momento íntimo como este cuando teníamos tiempo y Mathías dormía.

Sus caricias en mi miembro con su boca me elevaban al paraíso. Sus manos subieron lentamente hasta mi pecho para estimular mis pezones que se encontraban ya duros ante tanta excitación. -Joder…-susurré mordiéndome el labio con fuerza porque todo mi cuerpo estaba experiementando sensaciones increíbles. Sentir ese beso me hizo sonreir ampliamente para mirarlo a aquellos preciosos ojos que perdí cuando bajó , de nuevo , a mi miembro. La velocidad con la que me masturbaba aumentó y los gemidos salieron mucho más rápidos y fuertes de mi boca. -No puedo más.-avisé notando lo poco que quedaba para que me acabase corriendo. Una parte de mí quería llegar ya el final mientras que otra parte no porque deseaba que esto fuese eterno. El consuelo que tenía es que íbamos a pasar toda la vida juntos para repetir esto cada vez que quisiéramos. Apreté con fuerza la sábana a la vez que mis músculos se tensaban y anunciaba con mas fuerza el final que estaba acercándose.

A medida de que pasaba los minutos, mis manos no dejaban de sentir por debajo y entre mis dedos sus pezones, que estaban rígidos como dos pequeños botones de carne que adornaban su pecho, pellizcaba inquieto y tiraba de ellos con cierta brusquedad hacia adelante, mi intención era causarle no dolor, sino más placer porque mientras lo hacía con mi boca y lo que sucedía dentro de ella no paraba, es más cada segundo aumentaba el ritmo, con su mano encima de mi cabeza, acariciándome y tirando de mis cabellos, de manera inconsciente ... ambos nos habíamos sumergido al deseo carnal mutuo.
Escuché lo que dijo, pronto se vendria, levanté la mirada y la choqué con la ajena, mirándolo con deseo, amor y queriendo decirle: "Hazlo, es lo que ambos queremos, amor". Aumenté el ritmo de mi boca a la vez que empezaba a sentir que estaba a punto de llegar... lo esperado llegó y sentí ese líquido espeso y salado dentro de mi boca.

Darren no se imaginaba, cuanto extrañaba aquel sabor, aquel líquido, sentir y saborearlo en mi boca, desde ese veinte y cinco, su cuerpo se había convertido en una cierta adicción para mí. Tragué un poco y me saqué su miembro de mi boca, con ayuda de mis brazos fui escalando hacia sus dulces y suaves labios para dejar un beso allí.
Empecé a mover mi pelvis, la cual con aquel bulto que sin querer se había formado en mi entre pierna rozaba con el miembro semi flácido del menor, que había perdido intensidad por la corrida.

Me encontraba en una nube de emociones y sensaciones que no podía explicar. El trabajo que estaba haciendo con su boca en mi entrepierna lograba sacarme gemidos y sus pellizcos en mis pezones solo ayudaban a que fuesen más notorios aquellos gemidos que comenzaban a oírse con fuerza por la habitación.  Le había avisado hacía unos segundos de que iba a acabar por correrme y su mirada solo me dijo que siguiese sin preocuparme. Normalmente no a todo el mundo le gustaba que se acabasen en su boca pero si el rubio me lo permitía no iba a perderme la oportunidad de experimentar semejante placer indescriptible. Llegó el momento en que acababa. Cerré mis manos en puños, una apretando la sábana y la otra tirando de su cabello mientras de mi garganta salía ,más que un gemido, un gruñido. Mis músculos se tensaron y varios chorros de semen salieron disparados al interior de la boca de mi novio.

Subía lentamente hacia mí y yo sabía lo que tocaba ahora, por lo sonreí de lado intentando recuperar la respiración.  Comencé a besarle los labios con aquel sabor diferente pero igual de delicioso porque así eran sus besos de perfectos. Su miembro estaba completamente erecto rozándose con mi cintura y estaba deseoso por tenerlo dentro de mí. Bajé lentamente mis manos por su espalda hasta llegar a sus bóxers que fue quitando sin dejar de besarlo en la boca. Tras lograrlo miré hacia la mesita de noche donde se encontraban los preservativos y luego negué sonriendo.  -No me hace falta eso. Quiero disfrutar de ti al 100%. -confesé con aquella sonrisa boba de enamorados. Ahora tocaba lubricarlo un poco para que no me doliese al entrar. Escupí en mi mano y la llevé hasta su miembro para comenzar a masturbarlo y ,de paso, mojarlo para que me penetrase con facilidad. -Me encanta cuando te pones así.-susurré.

Las suaves manos de Darren se dirigieron a mi espalda, allí sus caricias fueron bajando poco a poco, sentía como sus pulgares se deslizaban hacia abajo, pues había tomado mi bóxer y lo empezó a bajar, terminando con el miembro erecto afuera, el cual rozaba con el ajeno a medida de que nos movíamos en aquel beso que se tornó con mucha más pasión a medida de que pasaban los segundos.
Con la ayuda de mis piernas, me quité por completo aquella prenda inferior, me extrañé cuando Darren había hablado, hizo que desviara mi mirada hacia una de las mesitas, donde se encontraban preservativos, me separé un poquito de sus labios y lo quedé mirando fijamente, los movimientos de mi pelvis eran más suaves, pero se sentía placer ante el roce. -¿Sí? ¿Al 100%?- Pregunté con cierta inocencia pero después solté una pequeña risa, amaba tenerlo en esa posición, bajo mi cuerpo.

Él tomo su diestra y escupió en la palma de su mano, levanté un poquito la ceja y cuando se fue dirigiendo a mi entrepierna, sabía porque lo hizo. -A mi me encantas todito- Murmuré cerca de sus labios, sentía su respiración muy cerca y media agitada por el momento, sonreí de manera dulce cuando su mano llegó a su destino. -Te Amo- Lo besé una vez más y aprovechando que me masturbaba de una manera tranquila, empecé a mover mi pelvis haciendo que su mano llegase por todo mi miembro, sentía humedad sobre él.
Dejé pasar uno minutos y terminé con el beso, tomando su labio inferior entre mis dientes y tirando de ellos. Me acomodé sobre la cama, separándome un poco de él. Tomé sus piernas y las hice que con ellas rodeara mi cuerpo, abriéndome espacio para su entrada. Meti a mi boca los dedos índice y medio para mojarlos un poco y llevarlos a la entrada de mi chico, pasando por allí e introduciendo con suavidad un dedo, el cual provocó que un gemido se escuchara en la habitación, pasé a meter el otro, ahora tenía dos en sus entrañas, empecé a moverlos de manera circular. Le miré con una pequeña sonrisa pícara después los saqué de él y la hora había llegado, metí poco a poco mi miembro en él, empezando por la punta, una sensación extraña sentí en mi interior pero quería mucho más y continué hasta meterla toda en él.

Era algo increíble como los músculos de la espalda de André estaban tan formados y era algo que me encantaba. A ver, yo era un chico joven normal y un físico espectacular como el del rubio me encantaba. No significaba que fuese superficial, ya que André me demostró que era perfecto por dentro también, pero ante un cuerpo así no podía comportarme de otra forma que manoseándolo todo lo que pudiese. No podía creerme como alguien podía gustarme tanto por dentro y por fuera al mismo tiempo. Era imposible que una persona fuese tan perfecta; no, no era natural ni normal que yo tuviese tanta suerte de tener a mi lado al modelo.

-Sí, al 100%.-respondí con una pequeña sonrisa. Cuando lo tenía sobre mí todo su cuerpo estaba contacto con el mío y sentía su respiración y pulso. Estar así y compartirlo todo con él era sencillamente perfecto y no cambiaría estos momentos por nada en el mundo. André podía parecer un poco duro por esos tatuajes y ese cuerpo, pero en momentos así se comportaba como la persona más adorable que existía y con sus sonrisas y besos me hacía sentir el hombre más afortunado el mundo. -Me haces la persona más feliz del mundo.-dije con sinceridad, buscando sus labios para darle otro beso.

Mi mano seguía en su miembro, masturbándolo con toda la fuerza que podía sin causarle daño. Los movimientos de su cintura ayudaron a mantener el ritmo y sentía que todo mi cuerpo ardía al notar aquel trozo de carne tan duro en mi mano. Sus dedos se abrieron paso en mi interior y le rodeé con las piernas para facilitarlo todo. Gemía mientras lo besaba porque la simple preparación para lo que venía ahora me daba placer. Sin embargo llegó el momento y su miembro fue abriéndose paso. Rápidamente mordí mi labio para calmar un gemido más fuerte que podría despertar al pequeño bebé.

Sus respuestas me reconfortaron, me dieron un poco más de seguridad, porque eso significaba que no solo yo era feliz a su lado, la felicidad era mutua, de los dos. El menor siempre me lo repetía y yo no me cansaba de ello, no me cansaba de escuchar lo cuanto que me quería, que me amaba, de lo tan afortunado que era al tenerme pero él no se imagina lo cuanto yo lo quiero, lo amo, lo cuan feliz al tenerlo cerca, al poder llamarlo "novio"... al poder decir que "Darren Archibald es mi pareja"... no se imagina y ese sentimiento es muy grande, a pesar de que no solía decirlo, no mucho comparado como él.

Sentía como mi miembro se hacía paso por las entrañas del menor, solía ser cuidadoso, no quería dañar a Darren, quería que disfrutara igual o más que yo. Esta posición me gustaba ya que podía verlo, mi mirada fijé en su rostro, mientras poco a poco introducía todo mi miembro en él. -Shhh... no eleves tu tono de voz- Dije en un tono bajo y ciertamente bromista, desplacé mi cuerpo hacia adelante provocando la cercanía de nuestros rostros, le di un beso esquimal de manera infantil y divertida, sonriendo amplio. -Eres mi novio, yo soy tu novio- Susurré al final para después darle un beso en los labios empezando a mover mi cadera hacia adelante y atrás, empezando con leves embestidas en su interior, metí mi lengua dentro de su boca, buscando la ajena para entrelazar y jugar con ella. Mis manos acariciaban los costados del torso de Darren con suavidad y cierta sutileza.

Cuando estaba a solas con André solo me apetecía dejarnos llevar y disfrutar uno del otro todo el tiempo necesario. Podría parecer pervertido o un guarro pero es que esta unión iba más allá del sexo; era una forma de ver que nuestro amor era de verdad. Algunos decían que no era lo mismo, pero yo distinguía perfectamente un simple polvo frente al acto de hacer el amor con la persona que quería. Además, no había nada mejor para empezar el día que sintiéndome la persona más afortunada del mundo con un hombre a mi lado que me cuidaba tanto como el rubio. Juntos estábamos formando una nueva familia que nos hacía ser felices por lo que nos había tocado. Ambos sufrimos en nuestra vida con algunas situaciones y esto era una oportunidad de ser felices que no podíamos desaprovechar por nada del mundo. Yo no estaba dispuesto a perder el tiempo, viviría cada día al máximo...como si fuese el último.

Con fuerza se iba abriendo paso dentro de mí de la manera tan cuidadosa de siempre. André siempre intentaba cuidarme y ese carácter protector era otra cosa que me enamoraba más de él. Tuve que esforzarme mucho para no gemir más fuerte de lo que quería porque podríamos despertar a Mathías, quien dormía a unos metros de nosotros; desventaja de no tener puertas ni paredes en la casa. Reí al oir su advertencia y le pellizqué la cintura. -Ya veremos como luego eres tú el que grita más.-bromeé. Sabía perfectamente que dentro de unos minutos, con la velocidad, sería él quien tuviese que controlarse también. Lo abracé con fuerza cuando su cuerpo se pegó al mío, apretándolo aún más con mis piernas. -Lo sé. Mi novio y por eso te amo.-susurré sobre sus labios percibiendo cada una de sus embestidas que iban aumentando la fuerza poco  a poco. Era adicto a él y no me avergonzaba decirlo porque era la realidad. Busqué con sus labios para besarlos como si los hubiese extrañado y necesitase probarlos una vez más. Mientras tanto, mis manos se paseaban por su espalda, palpando cada uno de sus músculos hasta llegar y detenerse en sus nalgas, las cuales apreté con fuerza.

Solté una suave risa por lo que dijo, pues también tendría que controlarme después, controlarme para no soltar gritos y así no asustar a Mathías -Me intentaré controlar- Susurré. Segundos más tarde, sentí como apretó todo mi cuerpo con sus piernas, haciendo que la penetración sea un poco más profunda, mordí mi labio con sutileza para no llegar a soltar un gemido alto, mi novio me tenía rodeado desde la cintura mientras yo lo embestía con suavidad sin llegar a meter todo mi miembro dentro de su interior, quería que él me lo pidiera, pidiera a gritos bajos ¿Eh? ... Sí, gritos bajos. -Vamos amor, pídeme que te la meta toda- Lo dije en un tono bajo, lleno de picardía y lujuria. Sin esperar su respuesta, dejé de moverme, le tomé ambas piernas, para ponerlas firmes y de una sola estancada metérsela toda, un gemido suave salió de mis labios.
Lo dejé con todo mi miembro dentro de sí, sin moverme, él busco mis labios y yo correspondí a aquel beso, retomando de nuevo las embestidas pero con una mayor intensidad y velocidad, mientras lo hacía sentía el miembro de mi macho rozar entre nuestras propios vientres, sonreí de medio labio ante ello, dejé de besar sus labios, buscando su cuello para atacarlo con mordidas suaves, chupes y besos en toda su extensión. Los gemidos bajos que él soltaba me prendían, eso era algo que no se lo decía mucho pero lo sabía. Sus manos agarraron con plena firmeza mi trasero y como respuesta, di un pequeño fuerte mordisco en el lóbulo de su oreja para incentivar a que suelte, con mis manos acariciaba sus muslos.

No quería decir nada malo porque para mí todo esto era perfecto, pero tenía que admitir que teniendo a un bebé con nosotros debíamos controlarnos. Al comprarme esta casa sin paredes me dijeron que la intimidad se iría, pero eso era algo que nunca me importó pues yo era feliz teniendo esta casa para mí. Sin embargo, teníamos que controlarnos de vez en cuando para no dejarnos llevar por el momento y acabar causando un trauma al bebé. -A ver si puedes.-soné igual de tentador que sonaron sus palabras. Si quería jugar a provocar , jugaríamos los dos. Esas primeras embestidas eran tan lentas que podía sentir a la perfección como mi interior se iba dilatando para dejarle paso, apretándolo al mismo tiempo con mis piernas.

Quería pedirle que entrase completamente como él dijo, y no porque me lo pidiera, sino porque de verdad quería sentirlo al 100%. No me dio tiempo a abrir la boca cuando noté como estiraba mis piernas y me metía su entrepierna de una sola vez, arrancándome un gemido alto que no pude contener al no esperar que ocurriría esto. Ahora el ritmo cambió, comenzando a convertirse en uno más salvaje que el anterior. Por supuesto que me gustaba, ya que con André me encantaba experimentar y hacer cosas que normalmente no hacía. Entre besos y mordiscos llevé mis manos a apretar su trasero con fuerza, algo que pareció no gustarle mucho pero que obviamente iba a seguir así porque desafiarlo ahora conllevaría ver un André más salvaje aún. -Más fuerte, tú sabes.-susurré para tentarlo.

-Lo haré, mi amor- Dije en un tono suave pero con un toque notable lascivo y de picardía. Las primeras embestidas si fueron lentas, quería que el interior de mi castaño se dilatara para así aumentar el ritmo y brindarle el máximo placer que le podría dar, sus acciones ayudaban, la mitad de mi miembro salía y entraba con suavidad de su cuerpo.

Ese gemido alto que soltó hizo que desviara por unos segundos la mirada hacia la cunita donde dormía, Mathías, por esos segundos la velocidad de las embestidas bajaron, estaba un poco preocupado hasta que me fijé que el bebé seguía durmiendo, el rubito al parecer era un poquito diferente a su padre y tenía el sueño pesado. Luego devolví mi mirada, mis ojos azules se centraron en el rostro del menor que yacía bajo mi cuerpo. -Gritón- Me burlé en un tono divertido dije aquella palabra, aunque era inevitable de que mi chico que gritara luego de estacada profunda en su interior, acerqué mi rostro hacia el ajeno y le di un corto besito de esquimal para que no se sintiera culpable por ello, no podía decir que lo entendía, nunca he sentido eso.

Retomé el mete y saca, sintiendo como mi miembro cada vez se hacía paso dentro del interior de mi chico provocándole placer a mí y a él, en la habitación se escuchaban los gemidos suaves que salían de sus labios, mis leves jadeos y además de ello el sonido provocado del choque de mi cuerpo contra el suyo provocado por las embestidas. Esas palabras que Darren dijo no hacían nada más que incentivarme a actuar brusco con él y él estaba conciente de eso, más de una vez lo había hecho y confirmó que le funcionaba -No- Respondí a secas en un tono tajante, pero después de un par de segundos le mostré una sonrisa pícara, que fue más que suficiente para decirle que esa palabra no fue más que una simple broma. Le tomé por la cintura y alcé un poco sus piernas para dar paso a unas embestidas más intensas, fuertes y rápidas que provocaban que soltara suspiros sobre su cuello. Mis dientes, cada vez que mordía su piel, lo hacían con fuerza dejando una pequeña marca allí, dando a decir que: "André, su novio, estuvo aquí" ♥.

Gritar y poder gemir sin control estaba genial para llegar al orgasmo, pero era innegable que esta prohibición para poder hacerlo debido al bebé que dormía a nuestro lado era aún más atractiva. Hacerlo controlando cada gemido para no despertar al otro producía más morbo y ,por tanto, más ganas de continuar sumidos en este jueguecito. A este ritmo inicial era fácil callarme porque no me dolía tanto como para gritar, sino que podía aguantarlo perfectamente y solamente gemir flojito en su oído. Sin embargo aquella estacada fue tan sorprendente como dolorosa y me sacó aquel grito que se oyó en toda la casa.

Aún mi interior no se había dilatado del todo y André entró a la fuerza sin avisar, así que ahora no podía culparme. Reí ante su palabra y le pellizqué el trasero. -Seguro que tú gritarías como una niña.-le susurré en el oído con tono pervertido y a la vez de broma. Si me hubiese avisado me habría preparado; olvidaba que esta clase de jueguecitos le gustaba al rubio y más hoy que parecía haberse levantado mas cariñoso de lo normal. Recibir unos buenos días así te daban energía para aguantar hasta la noche…o te la quitaba toda también.

A continuación volvimos a lo nuestro y las embestidas ya eran más profundas. Después de aquella estacada todo mi interior se había medio adaptado al tamaño y ahora es cuando venía disfrutar mejor de todo. Como venía siendo habitual, le pedía más porque cuando lo hacía, André se transformaba completamente y me regalaba los mejores polvos de mi vida. Que fea sonaba la palabra “polvo” para nosotros dos, pero realmente era eso, solo que con mucho amor también. Fruncí el ceño ante su negativa y entonces fue aumentando la fuerza y velocidad progresivamente. -Deja de llevarme la contraria.-le di una nalgada y cerré los ojos para gozar más. Los gemidos intentaban salir de mis labios pero se encontraban con que besaba su cuello, por lo que el hueco para salir era mínimo. Aun así algunos se escuchaban. -Sigue así, por favor.-supliqué mordiendo su cuello al mismo tiempo que él a mí. Mis manos seguían en sus nalgas, palpando aquel músculo cada vez que me embestía.

Solté una pequeña risa por el comentario en un toque pervertido dijo Darren, negué suavemente con la cabeza -Te equivocas ahí, amor- Respondí en un toque divertido, entre risas bajas y suaves, pues ambos sabíamos que estábamos prohibidos de hacer mucho escándalo, teníamos que aguantarnos todas las ganas de soltar gritos, gemidos y jadeos en alto; y, sinceramente, esa prohibición daba un toquecito agregado de "morbo" a la situación ... ¿Por qué será que cuando al ser humano, por lo menos, a la mayoría de nosotros, el escuchar la palabra "prohibido" lo tomamos como un incentivo más?

No podía decir que no me gustaban aquellos jueguitos que mi novio y yo teníamos a la hora de llevar a cabo este tipo de actos, en este caso, a mí me gustaba llevarle la contraria para saber cómo reaccionaba ante ello y, en esta ocasión lo hizo dándome una fuerte nalgada que provocó que un leve gruñido saliera de mis labios, mientras lo miraba fijamente y embestía a una considerable velocidad, sus acciones, esos besos y mordidas que llegó a hacer en mi cuello no hicieron nada más que excitarme, sin duda mi miembro aún seguía palpitante en su interior, me provocaba placer el sentir sus paredes internas, soltaba en ocasiones suaves gemidos. Moví un poco mi cabeza para buscar los labios ajenos y empezar un beso con pasión, mi cuerpo lo apegué mucho más, empezando a sentir como su miembro se frotaba contra el vientre de ambos, un líquido sentí por esa zona, de seguro era el preseminal. Con mis manos alejé las manos ajenas de donde se encontraban y después lo tomé firme de las piernas para proceder con una penetración más intensa.