Dulce, muy dulce mañana || Dandré ❤ || +18 || Exprés

Recuerdo del primer mensaje :

No podía creer, parecía haber estado viviendo un sueño. Todo, absolutamente todo parecía haber sido sacado de alguna película de drama o algo así ya que era extremadamente raro lo que sucedía. Por favor, vamos que un intento de suicidio que termina "bien" por una persona que de la nada, en su auto, llega y se mete en tu vida, que esa persona terminara siendo tu pareja ... la persona a la que más ames, la persona que ... que te haga sentir feliz y vivo cada día, en cada mañana que ni medio abres los ojos y ya lo ves, allí, al lado de tu cama, con aquella sonrisa que también es generada por el mismo sentimiento.
Actualmente, Darren se había convertido en mi novio, a partir del suceso de aquella madrugada, en esa cena, del 25 de Diciembre. Habían transcurrido unos cuantos días, que pasaron volando, de un abrir y cerrar de ojos ... el tiempo vuela cuando estás feliz, cuando cada minuto que vives estás extremadamente feliz y con la persona que amas ... obviamente sin contar a Mathías, aquel pequeño que dormía en su cuna desde que llegó.

Esta mañana, abrí los ojos suavemente estaba abrazando a Darren quien estaba en una semi pose fetal, sonreí porque me agradaba la forma en que dormía él, no era como quienes se pasaban removiendo durante toda la noche. -Buenos Días- Susurré cerca de su oído y metí mi mano derecha por debajo de su remera, acariciándole suavemente su torso, besando su cuello una y otra vez, sonriente.

Nuestras tonterías y jueguitos nos hacían disfrutar de cada segundo que pasábamos juntos. La vida era muy corta para no vivirla y había que disfrutar cada momento como si fuese el último, porque estaba demostrado que las sorpresas no siempre eran buenas. -Eso dices ahora, ya me darás la razón luego.-respondí como pude. Teniéndolo sobre mí embistiéndome y dándome tanto placer me quitaba la respiración y hacía complicado que respondiese bien a sus palabras. Sin embargo, hice lo posible para hablarle con claridad.

Empezar todos los días así era un auténtico regalo y no es porque fuese simplemente sexo, sino porque la realidad es que no había nada más bonito que amanecer sintiendo como otra persona te amaba y respetaba como nadie. Aquellas embestidas cada vez más fuertes me iban sacando gemidos más sonoros que luchaba por controlar en los labios del que era mi amor verdadero. -Te quiero, te quiero, te quiero…-repetí rápidamente mientras lo apegaba lo más que podía a mi cuerpo. Compartir mi vida con él era una ilusión que esperaba ver cumplida durante todos los años que me quedaban de vida. Aquel cambio de postura le hizo entrar aún más profundo en mí y sentía el final cerca. Mi miembro se había endurecido de nuevo y llevé una mano a él para comenzar a masturbarme con velocidad para volver a correrme. Mientras, más gemidos salían.

Me resultó entre adorable y gracioso el hecho que mi novio halla hecho un esfuerzo para poder decir aquellas palabras, para llevarme la contrario, quizás si, quizás no, pero lo hizo entre aquellos jadeos y gemidos que eran provocados por el ritmo que ejercía sobre las embestidas, opté por darle al final la razón -Claro- Susurré, tomándole de las piernas y abriéndolas un poco más, subí mis manos hacia los lados de su torso, ejerciendo caricias suaves por su tersa y blanca piel.

Mis labios buscaron los ajenos pero en esta ocasión en vez de besarlos, terminé atrapando su labio inferior entre mis dientes, tirando de él con suavidad, sintiendo el cálido aliento ajeno golpear mi rostro por esos sonidos de placer que cada vez y vez soltaba. Estaba por terminar dentro de su persona, dejé de sentir su miembro golpear con mi torso porque él se lo tomó y empezó a masturbarse, a pesar de ello la punta de su miembro golpeaba en ciertas ocasiones el área más arriba de mi ombligo. De un momento a otro, mi cuerpo se tensó y terminé por correrme dentro de mi miembro, un sonido un poco alto y grave salió de mis labios. Mi cuerpo estaba a punto de colapsar, un poco, terminé apoyándome sobre la cama con el codo para no aplastar a mi amor -T... Te amo- Susurré entre cortado, con la respiración agitada y cerca de su oído, empecé a moverme una vez más, dejando hasta la última gota de semen en su interior.

Era complicado hablar y respirar, además de controlar los gemidos, cuando estábamos haciendo algo así. Con André el sexo era diferente ,obviamente había amor, pero también era una forma de estar más unidos aún. No sé, no me salían las palabras para explicar lo que era hacer el amor con una persona a la que amaba tanto, pero estaba convencido de que ningún polvo superaba el hacer el amor con mi pareja. El rubio abrió mis piernas un poco más aún, como si necesitase adentrarse más en mí y ,al menos yo, lo necesitaba sentirlo al completo.

Mi entrepierna había despertado de nuevo y comencé a masturbarme rápidamente con el único fin de volver a correrme a pesar de haberlo hecho hace unos minutos. Las embestidas iban a un ritmo descontrolado y me costaba muchísimo el callarme para no despertar a Mathías. Finalmente vi como las venas del cuerpo ajeno se marcaban  y acababa por correrse en mi interior, cayendo sin apenas energía. Continué masturbándome y el siguiente fui yo. Grité un poco y de mi miembro salió el semen que llenó ambos cuerpos. -Yo más. -murmuré casi sin fuerza y le di un beso corto antes de tumbarme  de nuevo para descansar. -Y así es la mejor forma de empezar el día.-reí un poco. -Ahora toca levantarnos.-dije, más no era capaz de hacerlo.

Lo tenía bajo mi cuerpo, tenía la respiración agitada y mis ojos azules fijados en su rostro con una pequeña sonrisa que se desvanecía en momentos por aquellos leves jadeos que soltaba, aún tenía mi miembro en su interior, quería dejar todo mi semen de aquella corrida dentro de él, mi mirada se desvió en el momento en que noté en el gestos de placer y al segundo sentí un líquido cálido sobre mi vientre. Sonreí un poco más por lo que dijo, correspondiendo a medias aquel corto beso que inició -... con la persona que amo- Agregué a lo que mi chico comentó, mi tono de voz era dulce. Poco a poco mi brazo lo coloqué bajo su cuello para de su cabeza guiarlo a mis labios y empezar un nuevo beso intenso.

Me separé de sus labios, así como poco a poco fui sacando mi miembro que había perdido intensidad de él y asentí a lo que dijo. -Vamos- Me levanté de la cama y miré mi pecho, pasé el índice de la diestra por mi vientre limpiando un poco el semen que llegó allí y aquel dedo me lo llevé a la boca y lo lamí con la lengua en un gesto lleno de picardía, saboreando su semen. Le guiñé un ojo -Te espero en el baño- Dije en un tono bajito y empecé a dirigirme hacia el lugar que le había mencionado, antes.