Ashley F. Clayton; ID

Ashley nació en LA. Hijo de una popular artista y de un conocido actor de teatro. Su padre podría haber sido una estrella en Hollywood, pero jamás le gustó el cine (salvo quizás si hubiera podido actuar en los años 30 o 40). Su madre era conocida en el mundillo del arte con cuadros y esculturas modernistas aclamadas por la crítica. A Ashley nunca le faltó de nada, pero sus padres nunca fueron ostentosos o amantes del lujo. Tenían una casa familiar en LA, grande por la gran cantidad de espacio que necesitaban, pero el único gran lujo de la casa era un cine en el sótano (siempre provisto de películas antiguas) y bueno, una piscina. También contaban con áticos o lofts en ciudades importantes de todo el mundo (NY, Londres, París y Japón). Gastaban el dinero con cabeza y prudencia en cosas prácticas.

Ashley fue un pequeño milagro tardío. Sus padres tenían ya treinta y muchos cuando le tuvieron, cuando ya habían perdido la esperanza de alguna vez tener hijos. Aun así no lo mimaron demasiado: ellos habían tenido que buscarse la vida desde bien jóvenes y pensaban hacer lo mismo con su hijo. Ashley se pasó la infancia entre bambalinas del teatro con su padre y cubierto de pintura con su padre. Aprendió de ambos sus especialidades y todo lo demás en la escuela. Era un culoinquieto deseoso de aprender cualquier cosa, pero al miso tiempo se distraía con el vuelo de una mosca. Las clases nunca fueron del todo lo suyo, pero conseguía aprobar gracias a su curiosidad insaciable y a la buena redacción que tuvo siempre.

Otra razón de que Ashley odiara el colegio fue sin duda lo mal que se le hicieron pasar los abusones. Entre su nombre (que aunque sea unisex parecen haberse adueñado de él las mujeres), su figura delgaducha, rasgos dulces y pelo largo solían tomarle por niña adultos distraídos y profesores en su primer día de clase. Los niños crueles lo aprovechaban como insulto. Ashley tenía en alta estima a las mujeres, pero aun así los insultos dolían. Pero lo peor de aquellos años fue que a su madre le diagnosticaron Alzheimer. Fue una de las pocas que sufren la enfermedad a una edad tan temprana. Estuvo cinco años perdiendo la memoria poco a poco, hasta no reconocer a su esposo o a su hijo. Finalmente se suicidó. Ashley tenía trece años en aquel momento.

El instituto no fue mucho mejor. Lo cierto es que fue mucho peor. Ashley podía contar su número de amigos con una mano. Entre los matones del instituto y la muerte de su madre se convirtió en un chico muy solitario e independiente. Su padre en ocasiones actuaba fuera de LA y pasaba semanas viajando. Ashley se cuidaba sólo, aprendió a cocinar, era responsable, no tuvo problemas con ello. Aprendió a ser feliz consigo mismo, sin necesitar de nadie más. Pero aquel también era el momento de los chicos-con-las-chicas. Ashley tenía buenas amigas chicas, las adoraba, las quería… pero no las deseaba. En una fiesta (en la que se coló con un par de amigas) terminó acostándose con un quarterback que despertó bastante cabreado. Desde aquel incidente empezó a hacerle la vida imposible y sus restantes años en el instituto fueron un infierno. Además la experiencia sexual fue bastante… mala. Dolió, fue corta, algo asquerosa y demasiado íntima para él. No era como en las películas, ni por asomo.

Cuando al fin terminó el instituto (un año tarde, ya que repitió) decidió alejarse de LA por un tiempo y viajar por diferentes ciudades. Buscaba trabajos cutres con los que pagarse la estancia y usaba el tiempo libre en escribir, actuar o pintar. No ganaba apenas con su arte, pero conseguía algunos caprichos (como comida de calidad, alguna prenda bonita, viajes, etc.). Estuvo unos años con aquella vida bohemia, disfrutando de la vida, encontrándose a sí mismo Sólo. Hacía amigos y conocidos, pero siempre se mudaba a otra ciudad antes de echar raíces. En aquel tiempo intentó de nuevo acercamientos con su mismo sexo, pero siempre terminaba igual: con un Ashley dolorido, levemente asqueado y totalmente arrepentido. El sexo no era lo suyo. Obviamente lo intentó con mujeres, pero con el mismo resultado (quitando lo de dolorido). Así que decidió que la asexualidad era una bonita posibilidad.

Volvió a casa cuando su padre le invitó a la boda. Sí, volvía a casarse. Ashley no podía culparle, aunque podría haber escogido mejor segunda esposa. Ella era otra actriz, pero tenía una mentalidad mucho más cerrada. Lo peor es que contagió a su padre. Estuvo viviendo con la feliz pareja unos meses aunque no fue la mejor de las ideas. Su padre estaba empeñado en buscarle una novia y no paraba de hablar de nietos. Quería un futuro para él. Ashley decidió ir a la universidad (cosa que nunca encontró necesaria) para complacerle y cambiar un poco de aires. Pero las palabras de su padre (y de su nueva madre) hicieron algo de mella en él: ¿y si tenían razón? ¿Y si estaba mal? ¿Y si era antinatural y por eso el sexo sólo le causaba desagrado?

Aunque nunca había sentido la necesidad de decir que era gay (nunca llegó a sentirse gay en realidad), al entrar en la universidad decidió ocultarlo por completo, ser un chico más. Aunque nunca fue un chico más. Ya un persona extraña por naturaleza, solitario y áspero. No era raro verle sin novia, algunos dudaban si quiera que tuviera amigos. Su padre le presentaba chicas maravillosas que engrosaban su lista de amigas o conocidas, pero ninguna era la adecuada. Si es que alguna vez habría una adecuada. Decidió no darle más vueltas y vivir de su arte, de sus amigos y de las nuevas experiencias que la universidad le brindaba.

Ashley es una persona solitaria y gran enemiga de las etiquetas. Y aun peor le caen los grupitos. Siempre tuvo una actitud muy escéptica ante las fraternidades y lo que representan. Piensa que sirven para crear enemistades, burlarse y aprovecharse de los novatos y crear codependencia. No las odia, no criticará a nadie por pertenecer a una (tal vez sí, pero no mucho), pero se encuentra mucho más a gusto disfrutando de la universidad por su cuenta.

Mascota: Un gato azul ruso llamado Eleganza.
Pertenencia más preciada:
Mayor miedo Padecer Alzheimer como su madre o perder la memoria de alguna otra manera.
Pareja: Nadie.
Canción que te describe: El-Oh-Vee-Ee (The Used)
Otras cosas:
—Su madre decidió el nombre de Ashley porque era una forofa del cine clásico y su película favorita era Lo que el viento se llevó. Pasó su adolescencia y juventud enamorada de Ashley Wilkes, no de Rhett Butler como el resto de sus amigas.
—Podría haber pedido ser llamado por su segundo nombre, pero en especial tras la muerte de su madre, se siente muy orgulloso de llevarlo. A pocas personas deja si quiera que le llamen Ash: Ashley está más que bien.
—Fuma y bebe más de la cuenta. Siempre le ha gustado una cosa del rock & roll: su filosofía. Vivir intensamente, aunque fuera menos tiempo. Tiene una vena temeraria y con muy poco aprecio a su vida que nunca termina de entender. Eso sí, pasa de alucinógenos o drogas de diseño: esas joden el cerebro. Eso es otro tema: él prefiere estar muerto que jodido.
—Se queja de muchas cosas, pero luego no es demasiado revolucionario. No cree que las manifestaciones pacificas ayuden en algo, el mundo está demasiado podrido como para cambiarlo con palabas dulces. Pero él es un artista, no un guerrero; por lo que tampoco va a cambiarlo a hostias.
—La música y la danza son dos disciplinas artísticas que se le resisten. Adora escuchar música pero es nulo para tocarla. Baila de una forma muy peculiar, aunque no del todo ridícula. Pintar es su fuerte, también el dibujo simple; es un gran actor y no se le da mal escribir. La escultura es un arte que él admira de sobremanera pero que se le resiste con uñas y dientes.
—Su padre (aunque americano) es hijo de italianos, por eso su segundo nombre tiene este origen.
—Su madre no se suicidó realmente, fue un… suicidio asistido. Su padre la ayudó. Ella le pidió al inicio de su enfermedad que la matara cuando no pudiera recordar a sus seres queridos y él cumplió su promesa. Ashley lo supo y lo aceptó. Quería a su madre y lloró su pérdida, pero él hubiera pedido lo mismo.