Natural Mystic - [Patrick]

¿Cómo es posible que la cultura occidental desprecie a las personas que son capaces de escribir una cita tan magnífica como esa? Aún no lo comprendo, sí, nuestros hermanos asiáticos probablemente tenían un montón de carencias, como el machismo de su sociedad, e incluso los sistemas dictatoriales que seguían amedrentando gran parte de sus países, sin embargo no podemos negar que en cuanto a lo sustancial de la vida, a la filosofía del vivir en si mismo, estamos a años luz de lograr lo que ellos lograron. Varias personas dicen que al ser una cultura milenaria esto es lógico, pero en mi opinión su sabiduría no solo se los da el haber vivido miles de años sobre la tierra, se las de su capacidad de recordar y de mantener su patrimonio cultural, y también a su manera de concebir el universo, como algo donde los opuestos y el cambio son vistos como saludable, como equilibrio.
Desde luego con la facilidad de comunicación de el mundo en la actualidad es lógico que las redes de la globalización vayan afectando el pensamiento de los jóvenes (Corea del sur, en la ropa juvenil de los adolescentes es una gran prueba de esto) aunque si observo a mi al rededor, hoy por hoy es común ver varios chicos de otras partes del mundo que también se contagian de ellos, cantan sus canciones, consumen sus animes, e incluso en los más adultos también podemos apreciarlo, en los profesionales, por ejemplo cada vez es más habitual que un médico recomiende terapias alternativas, entonces esto me lleva a la pregunta inicial, y pienso que aunque cueste, poco a poco más gente se abre a conocerlos y inmiscuirse en la posibilidad de navegar por su camino de sabiduría.


Inmersa en todas esas cavilaciones generadas por un libro, me senté junto a los canteros de la huerta morada con el nuevo integrante de mi pequeña familia, el bonsai, quién desde hace aproximadamente un día adoptó el nombre de "Miyagi" en honor a un maestro ficticio de igual nombre.
Sinceramente, no era una empedernida de las tradiciones Orientales, pero como naturalmente me generaba curiosidad, así que cuando el regalo llegó en medio de la feria, cuando abrí la caja y vi al diminuto árbol, me quedé sin palabras, y dejarme en silencio a mi si que es tarea difícil. No tenía ni la más remota idea de quién fue la persona culpable de dicho regalo, pero se lo agradecí internamente, y se lo agradecería cada vez que mi bonsai diera nuevas hojas y prosperara.


Aunque no todo es color de rosa, tener un árbol en miniatura era "cool" Pero... ¡¡Rayos!! ¿Cómo se supone que voy a ser capaz de mantenerlo con vida? O sea... ¡¡¡Acababan de regalarme un ser vivo!!!  ¡Y no un sencillo de cuidar como una tuna! No, no, no, era uno en el que dabas un paso en falso y "ZASZ!" Dile adiós a tu verde amigo.
Todas esas ideas prácticamente me hicieron volver neurótica y juro que casi experimento un ataque de pánico. Salí corriendo, con lo primero que encontré hacia la agropecuaria y para mi suerte ellos me asesoraron, de echo me prestaron ese libro para que comprendiera "los secretos tras el cuidado de un bonsai" (según me dijo el dueño del local, como lo indica el libro "cuidar un bonsai es todo un arte que refleja tu personalidad") y en conclusión terminé por encontrarme allí sentada filosofando sobre la vida, sobre Asia y esperando darme cuenta si el clima era lo suficientemente seco como para dejar a Miyagui en el patio durante un par de horas. ¿Debería hablarle mientras estuviese allí? Dicen que es bueno para su crecimiento si un dueño se muestra presente. -Hola Señor Miyagui, bienvenido a su hogar, espero que... - Un ruido leve se escuchó, voleé y... - ¡Oh no! ¡Madre mía! ¡Que susto! ¡Lo... lo siento yo no te vi! ¡No, no estaba hablando con el árbol! ¡Bueno sí! Pero... ¡Hey! ¡Tu eres Patrick, estuve buscándote desde del día de la ventana! -Exclamé esbozando una enorme y clara sonrisa desbordante de astucia. ¿Cómo había sido capaz de entrar en la huerta sin verlo? Definitivamente sufría de desorden atencional o algo así.

Tenía que admitir que desde el día que había probado mis primeros Browníes con hierva mi interés por indagar en los resultados tras fumar algo habían cambiado de ser nulos a parecerme una buena práctica, al menos la manera en que te sentías tras comer alguno de aquellos pastelillos eran tan genial como jamás había pensado, por lo que me dispuse a conseguir un poco para mi uso personal,  estuve por pedir algo a Reed, pero no la encontré por la casa y llamarla me parecía algo demasiado para una solicitud tan peculiar, por lo que espere a poder encontrarme con ella por la casa en el día, pero entonces recordé que muchos hablaban sobre el jardín y la pequeña huerta que tenían los Omegas, a simple vista parecía un invernadero casero donde todos hacían algo de trabajo, algunos con vegetales, otros simplemente parecían disfrutar de llenar sus manos de barro, en mi caso no era muy bueno con los seres vivos a menos que se tratara de mi perro, el cual se mantenía en casa de mi padre, el cual realmente extrañaba un poco. Entonces me coloque mis gafas antes de levantarme de la cama dejando mi comic a mi lado mientras bajaba rápido para poder ir a la puerta trasera esperando lograr encontrar alguna planta de cannabis la cual pudiera examinar o quien sabe algún poco de  guarnición especial de los chicos morados.

Al entrar en la huerta me sorprendí con encontrarme con la espalda de una chica aparentemente hablándole a una planta, entonces al notar el pequeño árbol me di cuenta de quien se trataba, una sonrisa se formó en mis labios aunque inmediatamente me di cuenta que ella podría darse cuenta de mi presencia por lo que intente regresar en mis pasos, pero fue demasiado tarde pues la chica parecía estarme hablando, me coloque nervioso al instante deteniéndome como si me hubiera descubierto en una travesura – Yo? – Dije algo tartamudo –Soy Patrick si –Le respondí sin saber si debía irme o simplemente seguir caminando como si nada pasar aunque no sabía cómo actuar de manera casual, entonces le escuche hablar sobre el incidente en la ventana, mis mejillas se calentaron un poco mientras mi rostro era un poema de muecas hasta que decidí pretender no saber de qué hablaba –El día de qué?-Le pregunte tragando saliva- No sé de qué hablas… -Comente intentando dar la mejor actuación de mi vida, aunque recordaba el dibujo que permanecía oculto entre mis pertenencias.

Como siempre tardé un par de segundos en que mi mente captara toda la escena, y luego, caí en la cuenta de que mi primera hipótesis fue errónea, Patrick acaba de llegar, no estaba presente en la huerta antes que yo, y si no me equivocaba, otra vez estaba intentando escabullirse hasta que mis palabras lo retuvieron. Juro haber visto como su cuerpo reculaba en un par de pasos rumbo a la puerta. Entrecerré los ojos levemente, pero aún así, dejé que mi buen humor y mi estado de ánimo divertido continuaran presentes. -Lo se. -Asentí pronunciando mi sonrisa. Me pareció detectar un dejo de duda en sus acciones, como si no supiera que hacer si quedarse o irse, quizá el muchacho no estaba acostumbrado a ser tan casual. Probablemente era uno de esos niños genios que vivían en su perfecto mundo de orden, de computadoras y estudio, aunque algo desestructurado debía tener, después de todo era Omega. En fin... como buena samaritana que era, en caso de ser así, debería ayudarlo, no podía ser que continuara por la vida así titubeando, sí, eso mismo, tenía que contribuir al descubrimiendo de su "Yo no cuadrado" después de todo - Tarde o temprano deberá aprender a ser casual. -Pensé y estirando mi mano diestra di un golpecito en el suelo, frente a mi -Ven, siéntate, hay suficiente espacio para los dos. -Lo invité en una especie de gesto cordial, aunque las reacciones del chico continuaban siendo desfavorables y mis palabras siguientes parecieron descolocarlo aún más, lo cual me hizo suspirar ligeramente con contrariedad. Su accionar fue completamente predecible, supongo que todas o casi todas las personas en el planta habrían echo lo que él hizo, intentar escaparse por la tangente, sin embargo, vamos su actuación fue tan mala... Cada una de las expresiones de su rostro daban paso a otra aún más cómica que la anterior llenándolo poco a poco de un aura un tanto infantil que casi me generó ternura. Era como un niño, incluso se ruborizaba... Reí ligeramente, no con intención de burlarme, ni de ser irónica, sino porque sencillamente me resultó cómico. -El día que tuvimos ese "duelo de miradas" mediante la ventana... -Señalé mis ojos con mi dedo índice y medio y apunté con ellos en dirección a su rostro de forma bromista. - Que por cierto gané. -Agregué acomodando mi camiseta despreocupadamente con algo de ufanía fingida. -Vamos compañero... no tienes que fingir, no conmigo. ¿Que hay de malo en mirar a una persona desde una ventana? Si me hubiese molestado o te hubiera visto rostro de "asesino serial" ¿No crees que me habría ido? Sí, lo habría echo, despreocúpate... - Sinceramente no le veía nada de malo a lo ocurrido aquel día, obviamente no era normal, uno no mantiene contacto visual durante tanto tiempo con un desconocido, pero seamos honestos ese chico no tenía el más mínimo aspecto de acosador maléfico.  ¿Que daño podía hacerme? - Además yo también te observé. Dejemos esto como nuestro pequeño secreto ¿Está bien?

Me detuve en seco mirándola cuando me di cuenta que la intensión de la chica era seguir hablando, hasta tal vez tener una conversación, me quede perplejo con mi boca sema abierta pensando en que sería bueno para decir pero cuando estaba frente a alguien el cual me atraía mi cabeza nunca procesaba tan rápido, a veces me preguntaba cómo era que los números simplemente formaban ecuaciones en mi cabeza en segundos, pero cuando se trataba de hablar con chicas era un completo estúpido. Ella palpe el suelo, primero me gire buscando alguna señal de vida a nuestro alrededor, tal vez un miembro omega que pudiera librarme de la situación o un milagro divino, tal vez un meteorito, o bueno era algo improbable, tal vez algo de basura espacial que cayera en aquel instante golpeándome en la cabeza para dejarme inconfidente era algo más probable. No podía creer que ella hablaba con aquella tranquilidad sobre el hecho de que la había estado observando de manera extraña aquel día a través de la ventana de mi habitación – Creo que…. Nadie tiene rostro de asesino serial, ya que nunca saben de quien se trata luego de muchos crimines, es por eso que pasan desapercibidos pues parecen personas insignificantes –Comente algo ingenioso puesto era lo que pensaba, siempre que alguien tomaba un tema que me parecía curioso simplemente decía las cosas sin pensar dando a saber mi opinión.

Di unos pasos despacio terminando por sentarme donde la chica me pedía quedándome en silencio sin intensiones de mirarla directamente observando el pequeño bonsái intentando no sonreír ni mirarme algo misterioso respecto a el- No… yo miraba… -Dije pensativo tratando de encontrar una salida puesto no iba a aceptar aunque la miraba a ella directamente- Miraba a tu perro, un canino simpático –Me encogí de hombros intentando verme casual-Lamento que pensaras que te miraba a ti…. –Dije finalmente mirándola mientras recargaba mis brazos en mis rodillas ya que mantenía mis piernas flexionadas.

Lo observé frunciendo el ceño levemente al ver la cantidad de gestos, movimientos y expresiones extrañas que hizo en respuesta a mi. En verdad ese caso si que era peor de lo que pensaba. ¿Aquel Omega tendría una especie de fobia social o algo así? Que rayos... Parecía que prefería que la tierra lo tragara antes de hablar conmigo. Lo observé por unos segundos especulativamente como si fuese un ser de un planeta ajeno, y de improvisto sonreí ya que una diminuta idea comenzaba a gestarse en los confines de mi extraña y retorcida mente.
Di otros golpecitos en el suelo invitándolo nuevamente a sentarse en mi natural espacio, cuando su brillante razonamiento me pilló un poco de improvisto. -Touché -Canturreó la voz de mi consciencia, retuve una nueva sonrisa y contraataqué. -Está bien no debería haber agregado la palabra "serial" luego de asesino, a lo que me refiero, es que hay personas que tiene esa especie de mirada... -Abrí mis ojos y me puse tensa. - De locura que los hace parecer psicóticos, como si pudieran ser capaces de asesinarte o algo así. -Me encogí de hombros, él no parecía tener aspecto de ser capaz de atentar contra mi vida, aunque era raro... Debía admitirlo, pero ¿Quién era yo para juzgarlo? La normalidad no era uno de mis atributos.
Y otra vez, sin poder predecirlo Patrick me soprendió sentándose frente a mi. Bien eso era un avance, esta vez sí permití que mi rostro reflejara simpatía, aunque mi rostro cambió casi al instante al verlo continuar negando todo lo sucedido el "día de la ventana". -Claro...-  Mi sonrisa se volvió casi sarcástica, sin embargo me esforcé por encubrirla permitiendo que decayera y me apresuré a agregar. -Seamair es un personaje muy particular. Aunque pensé...-Titubeé como lo haría una chica que se siente rechazada. -Que, quizá... yo te resultaba llamativa o... atractiva... -Fijé el peso de mis ojos sobre él, para darle dramatismo a la escena y me autogolpeé mentalmente para retener la inminente risa que apremiaba por manifestarse.