The girl running [Patrick]

Corrí descalza por el pasillo de la casa Omega detrás del pequeño canino de pelaje gris, a toda velocidad, ignorando mi acelerado ritmo cardíaco, la falta de aire, e incluso la música que no dejaba de sonar en mis auriculares. La única idea que llegaba a mi mente era correr, correr hasta capturarlo y poder finalmente terminar con esa ridícula situación. ¡No podía ser que Seamair, continuara paseándose por toda la fraternidad con el sostén de encaje negro que acababa de traer de la lavandería! Aún no podía creer que hubiese sido capaz de posar sus diminutos dientes en el pero allí estábamos, corriendo y maldición podía apostar que media docena de mis compañeros ahora sabían claramente cual era mi gusto respecto a ropa interior.

El plan era acorralarlo contra la puerta de entrada, ya que en cuestión de unos metros él se vería obligado a detener su marcha al toparse inevitablemente con ella, sin embargo, al encaminarme a ese lugar me soprendí viendo  un resplandor que no debía estar allí. ¿Que rayos? ¿Por qué está la puerta abierta? Tomé una bocanada de aire para infundirme valor y apuré el paso cruzando aquel umbral detrás de él sin siquiera dudarlo.
El perrito llegó al patio de entrada y sus ideas parecieron agotarse, titubeó pero yo no lo hice, así que "¡Gualá! Me lancé a su lado cayendo sobre el pasto y rodeando su cuerpo con mis brazos. La expresión del rostro del animalito fue fantástica.  Anonadado se quedó allí inmóvil, aunque segundos después percibió todo aquello como un juego, soltó la prenda que aún llevaba en su boca y se arrojó sobre mi moviendo la cola con toda felicidad, listo para lamer mi rostro.
-Eres un diablillo insoportable... -Le dije a mi travieso amigo mientras acariciaba su cabeza y me dejaba caer completamente sobre el mullido suelo repleto de hierba. Él se movió juguetonamente hasta subirse a mi abdomen donde permaneció por un rato ya que luego de un par de besos caninos más, se alejó para continuar correteando detrás de unos arbustos.
Amaba a ese endemoniado perrito que no dejaba de generarme sonrisas con cada una de sus aventuras, lo amaba más aún por como me hacía sentir que pese a estar a muchísimos kilómetros de distancia siempre tendría un pedacito de mi tierra natal en él.
Cerré mis ojos y me abandoné en los recuerdos de un lugar al que nunca llegué a conocer bien, pero que me enseñó que todo lo que nos rodea está conectado con nosotros. - Como mi cuerpo y la brisa en este momento. - Pensé.

No solía salir mucho de mi habitación a no ser de que de verdad fuera una necesidad, esta vez me mantenía frente al mi computador pero para sorpresa no estaba jugando en línea acostumbraba, en este caso me encontraba haciendo un trabajo de redes, al menos empezando el proyecto que empezaba a tomar forma en mi cabeza mientras que cualquiera que viera la pantalla de mi computador solo miraría un código de programación incomprensible para todos aquellos que no tuvieran un conocimiento avanzado en codificación de programas, los parlantes dejaban escuchar la mejor compilación de música electrónica que tenía mientras bebía a la vez un poco de Red Bull para poder mantenerme atento a la pantalla mientras me encontrara inspirado en seguir, que en ocasiones solían ser severas horas hasta que casi mi cuerpo cayera rendido sobre el teclado, pero un sonido me saco de mi concentración, por lo que baje el volumen de los parlantes solo para escuchar los gritos de una chica tal vez a unos pasillos de distancia, me levante de la silla móvil hacia la puerta sacando solo mi cabeza sin lograr mirar nada, por lo que simplemente negué con la cabeza buscando volver a lo mío.

En el momento que estaba a punto de tomar asiento un movimiento por la ventana llamo mi atención, una chica se lanzaba sobre el césped, lo que me pareció bastante inusual hasta que se giró dejando ver a un perro entre sus brazos, entonces reconocí la cabellera, era una de las chicas Omega con las que aún no había cruzado palabra en realidad los pequeños momentos donde pude notar su presencia nunca logre ver su rostro puesto siempre se encontraba sumergida en sus cosas o charlando con alguien más, entonces cuando se giró por completo logre finalmente reconocer las facciones de su rostro, la sorpresa no se dejó esperar, mis ojos se abrieron un poco, por alguna razón no pude retirar mi mirada de ella mientras se encontraba recostada en el césped, cualquiera que me mirara en aquel momento podría decir que la estaba acechando, tal vez era algo de cierto, puesto no deseaba dejar de observarla pero tampoco quería que ella notara que lo hacía – Quien eres? –Susurre para mi asombrosamente interesado en ese momento, había cierta atracción que no podía explicar, tal vez las facciones relajadas de su rostro. Este pensamiento me hizo girarme rápidamente en busca de mi boceto de dibujo, amaba dibujar en especial anime, pero en este caso sería algo diferente.

Me quedé allí, acostada en el suelo receptiva a la información que el entorno me brindaba, como por ejemplo el suave movimiento que ejercía la brisa sobre mis enmarañados cabellos, el contacto con el sol que parecía nutrir mi piel con su calor y brindarme su vigor, y también la tierra bajo mis pies con la que por un momento desee fusionarme para obtener su sabiduría, porque seguro que con el paso del tiempo debe de haber escuchado muchísimas preguntas y un montón de respuestas.
Abrí mis ojos lentamente y observé el cielo de un perfecto celeste que solo lograba cubrir alguna que otra nube pasajera. ¿Por qué no sé dibujar? ¿O tan solo sacar una  fotografía decente? Bufé sonoramente y continué allí, tranquila observando el cielo cambiar, hasta que... hasta que mi sentimental epifanía acabó, porque el medio que me rodeaba puso sobre mi pierna izquierda algo de tacto un tanto "peludo". -¡Oh no! -Permanecí estupefacta sin atreverme a ver mi pierna, como si eso esfumara lo que sabía que estaba parado sobre mi, pero obviamente no lo hizo. Me incorporé de un brinco inexplicable y comencé a moverme hacia todos lados. -Sal, sal, ¡SAAAL! -Repetí una y otra vez mientras sacudía mi pierna fuertemente, aunque aquella perfecta araña de pasto y sus tenaces patas no se desprendía. -¡¡Por favor no me obligues a tocarte!! -Pateé al aire y por suerte, el insecto salió despedido de mi y cayó cerca de los arbustos donde jugaba Seamair. Ella se detuvo y de pronto emprendió una veloz carrera hacia ellos, para refugiarse -Lo siento... -Musité como si pudiera entender mi idioma, mi intención no era matarla, ni lastimarla pero ¡Demonios las arañas son tan horrorosas! Temblando levemente, medité la situación, bien, si volvía a sentarme  quizá otro insecto terminara sobre mi y no sabía si mis nervios soportarían algo así, soy temeraria pero no en lo que respecta al contacto con las "mascotas exóticas". Sino podía tumbarme allí... ¿Entrar en la casa Omega? No, esa no era una opción no quería desperdiciar el día sin embargo no había otra cosa que pudiera hacer, miré en dirección a la fraternidad, intentando localizar mi ventana y por el rabillo de mi ojo me pareció detectar a alguien. Sinceramente no le di mucha importancia, bueno ¿A quién quiero engañar?... Sí, me dio curiosidad. Dejé que mi cabello cayera parcialmente sobre mi rostro para encubrir mi mirada y poder estudiar a esa persona con discreción, aunque esta no fue una gran idea y terminé por descargar el peso de mi mirada en aquel joven directamente y sin tapujo alguno. No lo había visto antes, que extraño... El muchacho parecía mirarme fijamente como yo lo estaba haciendo, supuse que debía ser por todo aquel numerito que acababa de montarme, quizá había comenzado a verlo desde el principio, cuando rodé en busca de mi sostén.  ¡Ah cierto mi sostén!  Me agaché, lo tomé y volví a mirar a aquel hermano desconocido - ¿Si haz visto mi cuadro humorístico por qué no estás riendo? - Le reproché como si pudiera escucharme y una sonrisa un poquito maliciosa se dibujó en mi rostro, tenía una idea... Olvidando a la araña, olvidando el sujetador y toda diminuta fracción de verguenza  que podía quedar en mi cuerpo, me senté de cara a la casa Omega con las piernas cruzadas en postura de indio y encaré directamente al desconocido. -Veamos cuanto tiempo soportas... - ¡Que empiece el reto de miradas!

No fue difícil encontrar el boceto de dibujo debajo de un puñado de comics, no tuve cuidado alguno por lo que solo tire de él dejando que el resto de historietas cayeran al piso, solía ser más cuidadoso con ellas pero en ese momento no me importo, tome uno de mis lápiz de mi escritorio para regresar a la ventana lo más rápido posible esperando que la chica no se hubiera ido del patio delantero aun, para mi buena suerte seguía allí mirando el cielo como si estuviera perdida en algún pensamiento, entonces sin algún motivo obvio mis dedos empezaron a trabajar sobre el papel rápidamente comenzando a trazar las líneas de la silueta, quise poder estar más cerca para capturar las líneas que definían su rostro pero era algo imposible en el momento por lo que forcé la vista lo más que pude para poder capturar aquello que sobresalía de la chica. No sé cuantos minutos estuve allí llevando mi mirada de arriba abajo mientras continuaba el dibujo hasta que de repente la chica reacciono de manera extraña levantándose de un brinco, mis ojos se abrieron sorprendidos pues no entendía lo que sucedía, pero mi vista estaba en el dibujo tratando de terminar con las últimas líneas que recordaba de la chica sobre el césped, obviamente el dibujo no estaba aún terminado pero mi memoria me ayudaría a poder darle un buen acabado después de todo.

Cuando recordé la presencia de la chica levante la mirada rápidamente entonces me di cuenta que ella cruzaba también la vista por la ventana lo que hizo que me pusiera nervioso, por lo que inmediatamente gire mi cabeza hacia un lado como si solo estuviera allí casualmente e ignoraba de que la chica estuviera allí, no sabía si se había dado cuenta de que había estado observándola pero deseaba que solo hubiera pasado por alto, mire de reojo nuevamente antes de retirarme de la ventana pero entonces me di cuenta que ahora era ella la que me observaba por lo que me sentí realmente intimidado, pero me di cuenta que podía observar mejor sus facciones faciales por lo que tuve un ataque de determinación, así que seguí el juego pero no miraba sus ojos, en lugar estaba tratando de reconocer bien sus líneas para poder seguir el dibujo mientras mis manos se movían rápidamente sosteniendo el boceto en uno de mis muslos por lo que era imposible para ella mirar lo que hacía, me concentre en terminar el dibujo antes de que la chica soltara un grito o se alejara abrumada por mi rara manera de actuar con mi rostro totalmente concentrado aun sentado en la silla de mi escritorio que era movediza por sus rodines.

Si una persona desvía la mirada de la tuya evidentemente es porque algo quiere ocultar, aunque tratándose de un desconocido supongo que solo debe de ser vergüenza por haber sido descubierto con la vista fija en otra persona desconocida. Muy bien, eso confirmaba mi hipótesis de que el chico estaba observándome.
Él apartó la vista de mi cuando fue consciente que estaba mirándolo, y sin embargo a pesar de su acción, supe que volvería verme, quizá por curiosidad, quizá porque al comprobar que yo continuaba mirándolo su timidez se iba. -No, no Breya este chico no tiene apariencia de ser muy audaz... -Murmuró la voz de mi consciencia. Sí, eso era verdad pero... ¿Que tal si me sorprendía? Además si había presenciado aunque sea a la distancia toda mi escena de comedia, al menos debía reírse o pagar las consecuencias en un inminente duelo de miradas. Sonreí principalmente para mi misma y me di cuenta que finalmente tenía un plan que me mantendría ocupada los siguientes minutos.
Aguardé  a que el muchacho volviera a posar sus ojos en mi y así lo hizo, aunque tan solo una escasa fracción de segundos antes de desaparecer por la ventana. -Oh, no, eso es injusto... -Fruncí los labios con un poco de desilusión, el chico acababa de aguar mi entretenimiento en dos segundos... Suspiré, aún observando la ventana con algo de contrariedad. Sí, definitivamente era obvio que no permanecería observándome con mis ojos puestos directamente en él. Apoyé mi mano contra el suelo dispuesta a impulsarme hacia arriba hasta estar de pié y justo en el preciso instante en que mi cerebro comenzaba a mandar esa orden, el muchacho reapareció en la ventana esta vez pillándome con la guardia baja y asombrándome (tan solo un poco).
-Genial, no eres tan cobarde entonces, aunque lo eres lo suficiente como para no mirarme a los ojos. -Pensé mientras la sonrisa dibujada en mi rostro se ensanchó. Él miró mis facciones intermitentemente ya que cuando no tenía sus ojos puestos en mi los dirigía a algo depositado en un sitio que no llegaba a ver. ¿Qué estaría haciendo? ¿Se suponía que debía preocuparme o asustarme su extraña forma de actuar? Quizá sí, después de todo era un desconocido... Que usara anteojos y tuviese aspecto de inteligente no aseguraba que era una persona fiable. Ridículo, era Omega, un hermano morado y yo... yo tenía muy poco sentido común. Aparté todas aquellas absurdas cavilaciones que me parecieron más bien pensamientos provenientes de la mente de mi abuela y me dediqué a imaginar que estaría haciendo en ese momento, cual era el motivo por el que desviaba su vista de mi, me aventuré a pensar que probablemente estuviese haciendo tarea, o resolviendo algún problema en su computadora. Sí, apostaba que ese joven era un genio, de esos que saben muchísimo de formulas y de cosas indescifrables para el resto de los mortales y su ordinario coeficiente intelectual.
Al cabo de unos momentos, di por concluido ese pensamiento y me aventuré a mirar en dirección a las ventanas de la Casa morada. -1, 2, 3, 4... 5, habitación 505... -Concluí intentando recordar quienes dormían en ese cuarto.

No pensé mucho en lo que hacía, en realidad de haber pensado un poco en toda la situación lo más seguro era que lanzara el lápiz lo más lejos posible y me alejaría de la ventana sin siquiera pensarlo dos veces, pero el dibujo en este caso se había vuelto más importante, pues cada línea que trazaba iba formando poco a poco el rostro perfecto de la chica de la cual siquiera no sabía su nombre, las miradas se volvían más rápidas puesto solo necesitaba ver pequeños detalles, sin darme cuenta que mis movimientos podía parecer bastante raros aunque la situación por si sola ya era bastante extraña. Estaba por terminar cuando un ruido me hizo salir de aquella burbuja que se había creado por lo que me gire completamente, uno de mis compañeros de habitación entraba de manera despreocupada por lo que mi comportamiento al esconder rápidamente el boceto hizo que llamara su atención “¿Qué haces?” Soltó interesado mientras yo me levantaba de la silla cerrando el cuaderno de dibujo para ponerlo a salvo en uno de los cajones de mi escritorio alejándome totalmente de la ventana olvidándome un poco de la chica, preocupándome más en que el Omega no descubriera que era lo que había estado haciendo a través de la ventana.

Nada –Solté intentando sonar despreocupado pero el chico no parecía totalmente convencido por lo que me miro intentando averiguar lo que hacía, pero simplemente me encogí de hombros intentando poner atención nuevamente en el computador, pero era en vano puesto mi inspiración para programar se había esfumado, tanto como mi ola de valentía al estar en la ventana, no quería regresar a observar nervioso de encontrarme aun con la chica y esa cara de estar tan desubicada por aquello como ahora mi compañero de habitación- Creo que… saldré -Comente apagando la pantalla de la computadora y buscando mis llaves para de esta manera salir de la habitación, camino a la entrada, pero cuando bajaba las escaleras me di cuenta que lo más seguro era que me encontrara con ella por lo que cambie mi camino pensando que la mejor idea era salir por la puerta trasera aunque implicara caminar un poco más.

¿Quién compartiría habitación con aquel muchacho? Reed, no, ella estaba en la 501 y sus compañeros eran Vincent y Jeremy así que podía descartar a esos dos morados de la lista de posibles habitantes de la 505 también.... Zoe, Otto y Ronan, compartían conmigo, y... ¿El resto de los Omegas? Me mantuve allí sentada devandome los sesos para obtener una respuesta a esta pregunta, sin embargo no logré conseguir recordar donde se ubicaban los dormitorios del resto de mis hermanos. ¡Necesitaba alguien que me dijera al menos el nombre de ese chico! No podía ser posible que viviera con alguien y ni siquiera supiera como se llamaba, ¡O sea, era la primera vez que lo veía y convivíamos en la misma casa! ¿Cómo podía ser eso posible? -Que vergüenza. - Me dije a mi misma frotando mi frente "con dramatismo". -Mira si te encuentras con el muchacho por la calle y ni siquiera lo saludas. - Solté una sonora carcajada y me dejé caer otra vez en el pasto. Está bien, a quién quería engañar, en realidad no era por una cuestión de dignidad, simplemente sentía curiosidad por aquel joven ¿Estaba mal? No lo se, pero en fin... después de todo, él permanecía mirándome por la ventana supongo que después de algo así tendría derecho a realizar alguna que otra pregunta. -¡Cierto el "duelo de miradas! - Levanté mi torso rápidamente hasta quedar sentada otra vez, miré por la ventana y él ya no estaba allí. ¿Dónde se habría metido?
Inesperadamente una idea maravillosa vino a mi mente, me incorporé a toda velocidad y cogí el sostén junto a mi y emprendí la marcha a la casa morada.
Subí las escaleras de dos en dos escalones, recorrí el pasillo hasta llegar a la puerta de la 505, y tomé el pomo abriendo la puerta lo suficiente para dejar al descubierto mi cabeza.
-¡Hey tu! ¿Que haces? -Le pregunté cómicamente al un  muchacho que estaba de espaldas, este volteó con rostro de evidente sorpresa, aunque la sorprendida fui yo, juro que mi mandíbula practicamenten se desprendió de mi boca.  Él no era el ÉL que yo buscaba. -Demonios... -Suspiré con evidente frustración ¿A dónde se habría marchado aquel chico? -¿Precisabas algo? -Murmuró el Omega en tono amable pero aún con expresión aturdida. -Yo, emm... esto. -El abrió la puerta como invitándome a pasar y di unos pasa en su dirección pero aún así permanecí junto a la entrada -Busco a un muchacho, es como de... esta estatura. -Levanté mi mano diestra por encima de mi cabeza y proseguí. - Usa gafas, y tiene una mirada... -No supe como definirla. -Peculiar. -Él me observó durante una milésima de segundos reparando en el brasier que sostenía en la mano izquierda y respondió. -Oh, sí, te refieres a Patrick, ese es su costado de la habitación... -Señaló un sector repleto de aparatos tecnológicos. Con que su nombre era Patrick y desde luego, el tipo debía ser un niño genio... - ¿Te molesta si le dejo un mensaje? - Me volteé hacia el chico y esbocé una gran sonrisa, de esas que usan cuando deseas alguien te diga que "sí" y por supuesto el accedió. Durante unos instantes se quedó allí parado como aguardando que le dejara una especie de recado. -Lo dejaré escrito ¿Ok? El asintió y yo me aproximé rápidamente al escritorio que estaba en el sector de "el desconocido Patrick". Tomé un lápiz, una hoja que estaba repleta de números incomprensibles pero que aún así al reverso tenía estaba libre y escribí:



Le agradecí al compañero de habitación del joven prófugo y me marché preguntándome que cara pondría al leer aquella nota.