Un Encuentro Singular { Libre }

Si bien era cierto que al llegar a norteamérica me moría por ver algunas personas que extrañaba con la vida, ninguna se comparaba con las ansias que esperaba ver a Singular, mi hermoso perro dálmata que habitualmente vivía en la residencia de mis padres en beverly hills, pero que en vista de la creciente relación que estaba teniendo con Zsadist decidí que era mejor que se quedaran juntos, seguramente le haría mejor el contacto con otras personas más aparte de la señora Matthews que cuidaba gran parte de nuestra casa, y a Zeta parecía encantarle pasar el rato con el travieso Singular, después de todo se entendían muy bien, y nada me hacía más felíz que ver felíz a mi perro.

Aparqué afuera de la mansión de Malone tirando un cubo que parecía de basura pero ni fui capaz de percatarme de eso por que llevaba la música algp elevada. Apagué la radio y caminé animada sosteniendo unas bolsas hacia la puerta. Toqué el timbre y esperé sonriente observando el lugar. Era bastante tranquilo y espacioso, seguramente aquí se sentía como en casa, con la leve diferencia que compartía con otro tipo de personas, y me alegraba que no fuera la casa de los toros donde seguramente no le prestarían la atención que este muchacho requería.

Volví a tocar el timbre. y aguardé impaciente en la entrada.

Ya había almorzado un par de costillas a la parrilla acompañada con salsa barbacoa y con papas horneadas. Cualquiera se sorprendería de mis cualidades culinarias. Ambos perros también almorzaron su buena porción de alimento. Todavía me sorprendía seguir con Singular bajo mi cuidado, Bev llego hace días pero ni siquiera llamo o pregunto por su ‘’hijo’’, quizás se olvido de del perro y ahora era mío. Ja. Como si eso realmente fuera posible.

La temperatura del día era muy elevada. Bajo los rayos del sol era todo un sufrimiento, gracias al cielo que los entrenamientos eran por la noche, de lo contrario sería muy peligroso salir a practicar deportes con un clima tan intenso. Por esa misma razón deje que los animales se quedaran dentro de la casa, además todo el interior de la casa estaba fresco gracias al constante aire frio que salía del aire acondicionado. Hace poco más de 30 minutos que estaba en funcionamiento y se podía notar el cambio de temperatura. Tanto Nerón como Singular estaban tirados en el sofá listos para una larga siesta luego de haber comido tanto. Entre tanta silencio pude escuchar los dos llamados a la puerta. ¿Quién era? Seguro una persona bastante impaciente. En el camino hacia la puerta pude escuchar mas llamados a la puerta, el timbre no dejaba de sonar y eso comenzó a molestarme.

Abrí la puerta dispuesto a insultar a quien fuere que estuviese haciendo tanto escándalo. Era Bev, al fin se digna a visitar a su perro. — Vaya… por un momento pensé que abandonaste a Singular y que era mío a partir de ahora. — Comente con una sonrisa abrazando a la chica a modo de saludo. — Tu bebe esta en el sofá descansando, vivir conmigo es muy agitado. —

Cuando me abrieron la puerta exclamé un efusivo - Ya vineee! - muy energico como acostumbraba a ser, muy energica y de buen humor. Aproveché que tenía los brazos extendidos y abracé a Zeta en forma de saludo palmeando su espalda pero en seguida me solté para autoinvitarme dentro de la casa - ¿Dónde está?, ¿Dónde está? - preguntaba igual de ansiosa como entré. El ex-toro me indicó el sitio donde descansaba Singu pero yo antes ya lo había notado, y pareciera que él también porque me miraba levantando las orejas, la cabeza y meneando la cola. - Ven aquí muchacho! - le grité volviendo a abrir los brazos y dejandome caer sobre mis rodillas. Singular corrió de forma instintiva, como siempre lo hacía cuando yo hacía ese gesto. Rápidamente me lamió las mejillas mientras yo reía y acariciaba su espalda - ¿Por qué te demoraste tanto? - le pregunté en tono de broma - haz perdido agilidad, parece que te estan sobrealimentando - reí mirando de reojo a Zeta, mientras jugaba con los laterales del hocico de mi perro. - Alguien te pegó eso de la buena vida y la poca verguenza amor? - le comenté hablando como si le hablara a un niño mientras estiraba la boca y luego libere una enorme carcajada. Me alegraba verlo felíz, se notaba que estaba bien cuidado - y Este caballero? - pregunté ladeando la cabeza notando la presencia del otro perro - Hola! No te conocía!, ven acá ... - le llamé palmeando mi rodilla - Zeta! no me dijiste que tenías otro perro... le hubiera traído una camiseta también! - hurgué en una de las bolsas de couché grueso que traía conmigo y saqué una pequeña camiseta del Inter de Milán - No sabía si te gustaban, pero traje una para ti también, obviamente es más grande - le comenté señalando las bolsas donde había un reloj italiano, una botella de vino y una cartera italiana de mujer - Traje algo para tu hermana también, pues supe también que se quedó con él - Sonreí pensando en lo poco que conocía a la hermana de Zeta, ni siquiera sabía que edad tenía, pero toda chica en la vida necesitaba al menos una cartera del diseñador italiano que sea. Todos eran maravillosos.

Se podía decir que el pequeño dálmata ya era parte de la familia. Estuvo hospedado en mi casa por largos días y era imposible no caer bajo su encanto. Era un cachorro inquieto y muy cariñoso, demás estaba arreglar que era un consentido a más no poder y era comprensible, con esa mirada de cachorro mojado convencía a cualquiera y obtenía lo que quería. Pequeño manipulador. Aproveche el reencuentro para cerrar la puerta principal y regresar a mi lugar, en el sofá individual ya que los caninos estaban en el sofá grande disfrutando del fresco ambiente. — ¡Hey! No lo sobrealimente, salimos a correr todas las tardes y las noches también… el perro está bien. — Nadie cuestionaba mis deberes como cuidador de perros, ni siquiera bromeando. Mire a Beverly con una sonrisa en mis labios muy tentado en lanzarle un cojín por insinuar que mis cuidados perjudicaron a Singular. Gire en dirección al segundo perro de la casa, Nerón, quien levanto las orejas cuando Beverly lo llamo y fue a su encuentro sin pensarlo dos veces. Los invitados eran una atracción especial para Nerón, se mostraba muy curioso con las visitas y no dejaba de acosarlos hasta oler la última parte del cuerpo del desconocido. — Su nombre es Nerón y no dejare de olfatear hasta que se canse. Es algo pesado. — Explique aceptando y suponiendo que Beverly no iba a tener mayores problemas con eso, creo que ella y Nerón eran una buena mezcla, perfecta para el comienzo de una nueva amistad entre ellos. — Bev, no me digas que compraste algo para mi. Lo del regalo era broma, no iba a secuestrar a Singular si no me das un regalo. — Deje escapar una pequeña risa. La rubia comenzó a inspección entre la cantidad de bolsas que trajo consigo.

¿Qué busca? ¿Qué compro? Espero que sea algo masculino, sabía que los gustos de la Alpha estaban muy relacionados con el rosa y todas esas cosas de niñas… así eran todas. Beverly me sorprendió con el regalo que tenía para mí. Saque una pequeña bolsa transparente con la remera oficial de Inter de Milán, la típica camiseta a franjas verticales azul y negro. Quede admirado con la belleza de la vestimenta, amaba la ropa deportiva, era una de mis debilidades. Y no solo eso, trajo una para su amado perro. — No debías Bev. ¡Esta increíble! Gracias. — Apoye la remera a un nivel bastante elevado, no quería que ninguno de los traviesos de cuatro patas hiciera de las suyas y arruinara mi regalo. Tome la cartera para mi hermana, quien estaba de viaje pero regresaría pronto. Sonreí a modo de agradecimiento por milésima vez. Bev realmente no tenía que hacerlo pero no negaría regalos así, amaba mi nueva remera. — ¿Te quedas un momento con nosotros? Así conoces a Nerón. — Linda invitación. Tenía la aceptación casi asegurada.

-Vaya!, ¿Qué es esto?, ¿ te has vuelto deportista Singu?- Le pregunté ami cachorro como si él pudiese responderme, en cambio solo me muraba relamiendose de vez en cuando y meneando la cola.
Noté que el segundo perro se me acercaba curioso pero cauteloso y enseguida, sin miedo alguno le extendí mi otra mano - Hola, acercate! vamos!,que para eso tengo dos manos - le invité y se acercó olisqueando timido mientras que Zeta me señalaba que su nombre era Nerón, como el emperador romano. Solté una pequeña risotada ante su comentario sobre Nerón y le acusé enseguida - ¿Viste como te trata tu amo Nerón?, ¿por que no te vienes conmigo?, yo no te diré que eres pesado, solo que eres mono. - reí - tengo un patio tan bonito como este, y para que vamos a dejar pasar que estoy visiblemente más guapa que Malone, no te ofendas Zeta pero es verdad- agregué fingiendo seriedad por sobre mi hombro pero eso no le quitaba el tono de humor a la frase. Finalmente Nerón parecía entender que no era una amenaza y decidí extender mi brazo para acariciarle la cabeza y luego el lomo. - Aww... mirale, me quiere.... - señalé pasando del lomo a su cabeza y luego a su cabeza de nuevo, sin embargo, al notar que Singular semicontorcionaba su cuello para volver a quedar bajo mi otra mano libre me reí, eran celos - Singu llevo más de 6 años dandote amor, dejale un poco al resto - le reprendí en tono juguetón y puse más atención a mis caricias para darle lo mismo a ambos. Noté que Zeta abría mis presentes de Milány volví a ponerme de pie sacudiendo mis manos y avanzando cerca de él. - Espero que sea tu talla, y que el reloj luzca bien en tu muñeca - le sonreí - Gracias por cuidar a Singu, parece muy felíz aquí - comenté contemplándole dar vueltas en círculos para agarrar su cola, cosa que habitualmente hacía para llamar la atención- Casi siento celos de que haya encontrado nuevas amistades, apuesto a que ni tiempo tuvo de extrañarme - pensé en voz alta sonriendo,en el fondo no hablaba en serio. Me gustaba pensar que había generado lazos con otras personas, en general solo yo era la loca del perro.

Me crucé de brazos, mirandoles, entonces me invitó a pasar un rato - Eso!, no sabía cuando sería que lo pedirías - bromee riendo - ¿Por qué huele tan rico?, ¿Qué estamos cocinando? - pregunté en tono cómplice, como si con mi hiperventilamiento fuera a sonsacar un jugoso secreto, en el fondo sabía que yo sumada a la cocina era un tremendo caos, no había persona más inútil en ese lugar que yo.

Nerón tenía sus desconfianzas para acercarse a Beverly, muy posiblemente por la presencia de otro perro. Gracias al cielo no tuve problema con la convivencia de Nerón con Singular, se llevaron muy bien, sin peleas ni mordidas ni gruñidos. Todo paz y amor entre ellos, hasta se hicieron compañía al dormir. — Claro que te extraño, el primer día no dejo de llorar… gracias a él tuve una noche muy larga. — Sonreí al recordarlo. Me entro desesperación por no saber qué hacer con el pobre animal, hice de todo para animarlo pero sus llantos perduraban a pesar de todos mis logros. — Pero no te preocupes, luego estuvo bien… pensé que iba a portarse peor. — Junto con Nerón, ambos eran un dúo dinámico de la destrucción. La primera vez que saque a ambos perros a correr fue un error muy grande. Estaban enloquecidos, y se complotaban perfectamente para conseguir que yo cediera. Luego de ese día del infierno tuve que turnar horarios para poder sacar a ambos perros, por supuesto que por separado.

Acomode las cosas de la recién llegada e invitada a la cena. — ¿Cocinas rubia? Eso tengo que verlo. — ¿Una rosa con habilidades ajenas a las compras y la moda? Un caso muy particular, difícil de encontrar pero no imposible. Algo que decía que Beverly no tenía ni idea de la cocina, ni siquiera lo mas mínimo. Una Kassandra duplicada a la perfección, solo que con un gusto muy extraño por los monos, algo que Kass obviamente no tenia. — Estaba por preparar pasta, por lo menos era una idea ¿Tu qué quieres? — Pregunte con amabilidad y con una sonrisa. Beverly era la invitada, tenía que agasajarla de alguna manera. — Pero antes que nada necesito tu ayuda ¿Puedes alimentar a los perros? Ahora te indico en donde esta el alimento y en donde comen. — En realidad podía hacerlo yo pero venga, ver trabajar a una Alpha no tenia precio, algo que podía disfrutar y mucho.

Ambos fuimos a la cocina, los perros nos siguieron muy de cerca porque saben que es hora de comer. El hambre los dominaba poco a poco. — Abre esa puerta que tiene la huella, ahí está el alimento y dejas dos puñados en cada plato. Solo dos porque comieron demasiado hoy al medio dia.  ¡Oh si! El cajón pequeño tiene los platos, solo debes abrirlo y ya — Me quede apoyado con los brazos sobre la mesa, mirando a la rubia, ansioso por ver en que terminaría todo esto.

OFF: Alimento de perros + Cocina

-No es cierto!- solté incrédula casi interrumpiendo cuando mi amigo el castaño describía como supuestamente mi dálmata lloriqueó en mi ausencia - ¿Lloraste Singu? - le pregunté mirandole, y cuando el canino notó mi mirada supo que le hablaba. Lo supe porque me miró meneando la cola emocionado, no entendía bien por qué a los perros les encantaba que uno les hablara con voces divertidas, nunca fallaba, se alegraban mucho, y eso que probablemente entienden el 5% de lo que uno les dice.

-Aww... no es cierto, lo dice para que yo crea, pero mi Singu es un macho bien portado, verdad que si? - le dije bajando una vez más a su altura para acariciarle un poco la cabeza, y luego el hocico. Singular ladró una vez lo cual me pareció como si asintiera, me reí de forma espontanea, ¡cómo amaba a ese perro!.

Mientas caminabamos hacia la cocina Zeta me preguntó que si cocinara, y me pareció una buena broma - Pf... por supuesto que no - solté, pero entonces supe que recién pensaba cocinar algo, y parpadee volviendo a pensarlo - aunque... podría intentarlo? - hice una mueca de caos - bajo tu propia responsabilidad, eso si, no digas que no te advertí - mostré mis palmas y me alejé entrando a la cocina. Era un lugar francamente adorable, muy acogedor, similar a nuestra cocina en la casa alpha pero con pequeños detalles que la hacían ser visiblemente más hogareña. A veces nuestra casa era tan elegante que rozaba lo frío e impersonal. - Que bonito lugar - comenté pasando la yema de mis dedos por las encimeras y echando un vistazo curioso por la ventana ¿Quién decoraría la casa de Malone?. - Oh, ¿Seguro que no han comido estos caninos?, juraría que percibí un leve olor a barbacoa cuando llegué... - entrecerré los ojos mirando a Zeta como diciendo " a mi no me engañas", pero solo terminé riendo - Bien.... ya voy - dije buscando con la mirada el supuesto mueble con una pata - no puede ser! ¿Es este? - pregunté con tintes de incredulidad nuevamente en mi voz, pero era evidente, se trataba del mueble. Lo miré encantada y comencé a buscar el supuesto cajón, al abrirlo fue realmente una experiencia - No! debo tener uno como este en casa! - y ahi estaba aceptando mi condición de compradora compulsiva y es que no podía resistirme al diseño que iba más allá de la estética, cuando el decorado era más funcional que estético, era clever y hablaba muy bien de la persona que le poseía.

Cogí un puñado de alimento canino, pero decidí que era poco, así que me ayudé con las dos manos, aunque mi mente todavía estaba flipando con el mueble de la comida para perros, por lo que boté alguna que otra galleta en el suelo e inmediatamente Nerón reconoció una oportunidad en mi torpeza - Buen chico - le dije mientras volvía a ponerme de pie para tomar otro par de puñados de alimento.

— ¡Claro que es cierto! — Agregue con seguridad y con una pequeña risa de fondo. La verdad que recordarlo me causaba risa, pero en su momento fue preocupante. Llegue a pensar que Singular no iba a superar el abandono momentáneo de la rubia y que no estaría a gusto en mi casa. Por suerte sucedió lo contrario, y en gran parte se lo debía a Nerón, quien fue su compañero de travesuras y juegos hasta el día de hoy. — Te ama y lo dejaste ¿Cómo no iba a llorar? Pobre animal. — Busque molestar a Bev siendo demasiado dramático con la situación. La rubia amaba a su perro, era su punto débil, el nexo entre su perfil de Alpha y ese lado cursi y amable que reflejaba con Singular. Era su hijo, en otras palabras. Con Beverly como invitada debía pensar en duplicar la ración de comida. No sabía que ayuda podía aportar Beverly, tampoco tenía muchas ganas de averiguarlo… desconfiaba y la rubia no hizo merito para impedir que siga pensando lo mismo.

Observe a Beverly quedar admirada por la sutileza del pequeño rincón de los animales. Toda la mansión tenia detalles simples pero que quedaban geniales, ahorraban espacio y servían de mucho para la estética de la vivienda. Mi padre tenía buen gusto, he de admitirlo y sus arquitectos eran los mejores. Además de ello toda mi familia estaba familiarizada con la fabricación de muebles, era normal ver este tipo de cosas entre los Malone. — ¿Barbacoa? Eso fue hoy al medio día, y fue genial… la mejor barbacoa que hice hasta ahora. — No estaba mal auto alagarme siempre que sea con sinceridad. Lamentablemente solo tenía el juicio de los perros para comprobar mis palabras, una pena, quedaría al misterio de Beverly creer o no. — Genial ¿No? Sabía que iba a gustarte. — Gire el cuerpo para comenzar a buscar las cosas necesarias para iniciar con la cena. La salsa no era un problema, hacer los fideos llevaba un poco más de tiempo. ¡Beverly podría ayudarme!. Pensé rápidamente, recordando que la rubia ofreció su ayuda con una advertencia. Pero vamos ¿Quién podía causar un desastre haciendo una simple masa?

Los perros estaban entretenidos con su alimento, incluso devoraron los pequeños trozos que cayeron fuera de los platos de metal. Omití esa parte, a cualquiera puede pasarle ¿No? — Ya se con que vas a ayudarme. Harás la pasta. — No fue una pregunta. Fue una afirmación. No importaba los peros, ni las excusas. — Yo voy a indicarte que vas hacer y todo saldrá bien. — Intente sonar muy convincente, tanto para dar confianza en la rubia como para convencer mis inquietudes sobre la idea. Deje la harina junto con los huevos sobre la mesa. Volqué una cantidad necesaria de harina sobre la mesa hasta crear una especie de volcán con un orificio en medio. Como no podía ser de otra manera, manche la mejilla de Beverly con un poco de harina. No podía estar serio todo el tiempo, mi lado infantil tenía sus pequeños momentos de aparición. — Vas a romper los huevos ahí en medio, luego mezclas todo hasta crear la mesa. ¿Podrás? — Limpie mis manos con un el trapo de cocina. A mí me tocaba la salsa, que era un poco más complicada pero tampoco demasiado.

Si bien era cierto que Singular y yo eramos algo más que apegados, también era cierto que con el tiempo se había vuelto más independiente. Singular no era ningún cachorro, tenía algo así como 4 años ya, y mientras más cosas conocía más curiosidad sentía por el mundo que nos rodeaba, por lo que no le imaginaba echándome de menos de forma desconsolada todo este tiempo que estuvo solo por más que eso me rompía el corazón, pero agradecía que Zeta hiciera el intento por consolarme para lo cual solo devolví una sonrisa y una mirada sospechosa, pues me costaba creer en sus palabras.

Luego de llenar el tan adorable pocillo de los perros con alimento canino noté como algunas pequeñas galletas permanecían esparcidas por el piso de la cocina, miré a Zeta mientras hablaba de la pasta, y desvariaba sobre como hacerla. Aproveché que estaba algo distraído para mover con el pie algunas galletas más cerca del plato sin quitarle la vista de encima mientras él hablaba, así pensaría que le prestaba atención, pero en el fondo escondía el desastre que había dejado. Cuando mi cometido estaba algo acabado puse atención en la última parte - ¿Cómo?, ¿Huevos? ¿Para qué? - pregunté confundida echando una mirada rápida a la cocina nuevamente como si buscara algo - ¿No vamos a usar estos... spaghettis que se compran en la tienda, de tablitas, meterlos al agua y ya? - es que vi a mi ama de casa hacerlo millones de veces, y simplemente encontraba que ya era mucha sofisticación hacer la masa uno mismo, aunque debía admitir que la pasta hecha en casa era la mejor, y lo decía porque venía llegando del continente de la pasta donde parecía un sacrilegio cocinar lo que yo estaba proponiendo y fue bajo esa perspectiva que finalmente me auto convencí - vale, será bajo esa forma - asentí y comencé a hurgar en los cajones como pedro por mi casa - vamos a necesitar, un delantal, y algo para mi cabello - y no lo decía por motivos de la higiene que requería cocinar, si no porque no estaba dispuesta a embarrarme el cabello con alguna clase de masa extraña o harina, - Claro que podré solo necesito encontrar un delantal - afirmé mientras quitaba algunas cosas del cajón bajo la encimera - ¿sabes que deberíamos hacer también? - decía mientras sacaba y sacaba tiestos haciendo un desorden - un programa de tv - cocina.! - solté bajo una sonrisa traviesa abriendo otro cajón, como si se tratara de la mejor idea en el mundo entero- podríamos montar un escenario, en esta adorable mesa que tienes al centro, yo nos grabaré con nuestro teléfono, será asombroso, ya verás - me puse de pie para abrir una encimera de las flotantes - ¿Donde guardas los delantales Zeta? - pregunté curiosa mientras daba con el cajón de los alimentos al parecer - mira!, he encontrado la harina por mi misma - me giré sosteniéndola sobre mis manos mientras sonreía como si se tratara de un gran logro. - Esperame, ya vengo, traeré mi teléfono para grabar o si no Kass jamás me creerá que realmente estuvimos cocinando - dije como si se tratara de toda una nueva experiencia. Mi voz se perdió en un hilo pues salí rápidamente del lugar para ir en búsqueda de mi bolso y mi teléfono celular, mientras que los perros ahora tenían muchos objetos tirados que olisquear.

Note que la castaña estaba en su mundo y no había comprendido absolutamente nada. — Te estaba explicando. — Le tire un poco de harina para manchar su rostro, ese sería el regaño por cada vez que Beverly decidiera ir a su mundo de fantasía y no escucharme. — Ese sería el plan b por si llegas a arruinar la pasta que vas hacer pero no lo harás. No si me escucharas. — Ahora deje una marcha de harina en la punta de su nariz. Beverly terminaría toda blanca, ya lo estaba imaginando.

Tuve que ir a buscar el delantal para Beverly sino la cena no iba a llegar jamás. Deje que Beverly tuviera sus delirios pero cuando hablo sobre un video gire el cuerpo en su dirección. ¿Estaba bromeando? ¡Como podía pensar en hacer un video si ni siquiera escucho mis indicaciones! Intente detenerla pero fue tarde, la rubia ya tenía el móvil en mano y preparado para hacer una captura del momento. Supuse que debía rendirme por el momento y jugar en la misma sintonía que la Alpha para poder cenar algo decente esa noche. Tome uno de los tantos delantales que había en un pequeño armario junto a la heladera, camine hacia Beverly para dejar la prenda de vestir cubriendo todo su rostro. — Disculpa que no sea de tu color ni tamaño, somos muy varoniles en esta casa. — Aproveche el descuido para tomar control del móvil de Beverly. — Solo acepto el video si soy yo quien es el camarógrafo. — Le dije de forma seria y segura. No iba a aceptar un no por respuesta, que yo sea quien filme era la única condición a cumplir para que sigamos con el absurdo juego. Busque la cámara entre las aplicaciones y finalmente pude encontrarla. Lleve el móvil a la altura del rostro de Beverly, el cual se ve reflejado en la pantalla del aparato electrónico.

Quizás no era mala idea, sería divertido. — Ya deja de jugar y por favor ve a cocinar que muero de hambre. — Todavía no pulse la opción grabar, pero la rubia no tenia porque saber ese detalle. Solo quería fastidiarla un poco antes de iniciar con el video en sí. Puse una expresión rara, como si algo raro hubiera sucedido. Mire a Beverly conteniendo las ganas de reírme y representando el mejor papel de mentiroso de la historia. — Rubia ¿Qué es eso blanco de tienes en tu cabellos? No me digas que estas comenzando a quedarte con el cabello gris. — Comente, haciendo obvia referencia a una inexistente cana de color blanco. Las mujeres tenían un problema con eso, no aceptaban el paso de los años.

Sentí como el polvo blanco caía sobre mi rostro producto de la reprimienda de Zeta - Oye! - reclamé sacudiendome un poco de las ropas que traia puestas, parecía que era mi karma arruinar ropa bonita con harina siempre. - No lo voy a arruinar! - reclamé - Me he visto todas las temporadas de Master Chef, estoy preparada, de verdad- asentí un par de veces solo para reafirmar el hecho de que podía hacerlo, lo decía bastante segura, como si ver programas de cocina de pronto te hacía un chef de la mejor clase, además había comido en los mejores restaurantes siempre, tenía un paladar muy refinado según yo, no había forma de hacerlo mal.

Fuí hacia el recibidor para tomar mi bolso y regresé todavía llevando alguna que otra mancha de harina en la cara, pero ni cuenta me daba, yo solo caminaba de buen humor por la emoción que me provocaba ser estrella de un programa de cocina - Si lo subimos a youtube, podríamos ser la sensación, es decir... esto podría no ser simplemente un programa de cocina me entiendes?... - dije comenzando a exponer mis delirios con toda naturalidad. - sería toda una experiencia! - exclamé como toda la publicista que era, en medio de un brainstorming interno - Zeta, no quiero presumir, pero tengo unos cuantos seguidores - afirmé peinandome el cabello con los dedos para quitarme la harina y luego ponerme el delantal - Bah, tonterías todo se ve bien en mi - rodé los ojos bastante poco humilde mientras me hacía un nudo en la espalda y miraba a Zeta notando una sonrisa en sus labios mientras se hacía con la cámara - Hey! - exclamé arrrugando medianamente el entrecejo - ¿Eso no estaba prendido cuando dije eso verdad? - Me preocupaba, a nadie le gustaba ver chicas presumiendo su aspecto físico, debería editar esa parte del video más tarde si quisiera conservar mis "seguidores". Intenté quitarle el celular, pero él solo me mandaba a cocinar - Vaya, no sabía que nos encontrábamos en Hell's Kitchen ahora mismo - rodé los ojos cruzándome de brazos dando a entender que no recibía ordenes de nadie. Entonces comenzó a hacer bromas de la harina que probablemente tenía en el cabello - Ay no... - murmuré volviendo a peinarme el cabello con los dedos sacudiendo algunas hebras para que el polvo saliera - Esto, Malone, son canas, canas que me sacas por causa de tu mal humor - comenté ya habiendo sacudido bastante mi cabello girando la mitad de mi cuerpo para hablar con los perros que se encontraban presentes - Es peor que el chef Randy - bromee susurrando a un tono normal, ladeando mi mano sobre el contorno de mis labios para simular un secreto que de eso no tenía nada. Miré a Zsadist con picardía y me ubiqué detrás de la mesita caminando no sin antes entornar las caderas de un lado al otro pensando que me grababan. Me giré ondeando el cabello con mucha actitud para la camara. En la casa Alpha solíamos grabar videos estúpidos todo el tiempo, claro, siempre bajo el hermetismo de nuestras cuatro paredes, aunque con Jackson, lo hacíamos bastante más frecuente, él era estudiante de cine, y yo solía hacer el tonto para él muchas veces, por lo que hacerlo una vez más era casi un juego de niños- Hola mis queridos amigos de Youtube - dije evitando soltar una risotada - Durante el día de hoy, haremos todo eso a lo que nosotros le llamamos Pasta - dije intentando sonar sofisticada dejando un par de cerradas de ojo con coquetería que estuvieron totalmente fuera de lugar - éstos son los ingredientes.... - me apresuré para tomar el paquete de harina, y presentarlo extendiendo la otra mano en el aire, muy modelo de show de concurso - Harina, huevos... - dije enseguida, y me apresuré a tomar la bandeja de la misma forma, pero ésta se abrió y todos los huevos cayeron al piso haciendo un desastre- No!- alcanzé a exclamar notando como no solo se manchaba el piso, si no que, también mis zapatos. Me tapé la cara con ambas manos con un enorme sentimiento de culpa - Eso no debía pasar - lloriquee con la cara tapada de verguenza por ambas manos.

No me sentía mejor luego de saber que Bev era fanática de una serie de cocina, muy famosa por tener a uno de los tiranos de las cocinas. Yo veía muchas luchas y no por eso me consideraba un profesional del kick boxing o boxeo. Mire a Beverly con una leve sonrisa, demostrando que no estaba cien por ciento seguro de sus habilidades. Nunca había visto a una Alpha con habilidades culinarias. Sin dudar, Beverly resaltaba en la moda y en las compras… hasta donde sabía. Tenía expectativa, quizás la rubia llegue a sorprenderme y tenga habilidad en la cocina. No estaba seguro de nada, solo tenía que esperar para tener una respuesta. — No, no entiendo pero es divertido. Comienza. — Sonreí de lado, mirando a la rubia a través de la pantalla del móvil. Todavía no había grabado nada, solo quería molestar a Beverly. — ¿Y así saludas a tus seguidores? Ni siquiera un saludo o una presentaciones, muy mal rubia. — Reí un poco fuerte. — Oh ¿No tenia que filmar eso? Lo siento. — Mentí sin perder la risa.

— Oye… tu eres la vieja, no me culpes a mí que soy un excelente productor. — Baje el móvil, ya dejando de jugar por solo 5 minutos. Fue entonces cuando Beverly pudo notar que no había capturado nada anterior a este momento. Un alivio para la rubia, no había capturado su momento de sumo egocentrismo. Me quede un poco confundido. Yo no veía esos programas de cocina aunque si reconocía al famoso cocinero tirano. Ni idea de su nombre, supuse que era el sujeto que Beverly había mencionado. — Ese es el loco que regaña a todos ¿No? El rubio. — Intente recordar rasgos del sujeto, había visto el programa pocas veces… no era fanático pero su programa era muy atractivo, sobre todo porque su trato con los demás era un poco excesivo. Ese detalle diferenciaba al programa del resto.

Ahora si, era el momento de grabar a Beverly en su papel de chef súper destacado y reconocido. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no reírme por todo su show. Filme a una distancia prudente para tener un fondo muy vistoso y que Beverly fuera la figura principal de la toma. Note que la caja de huevos no estaba cerrada, cuando Beverly quiso tomarla me sobresalte bastante. — ¡No! Que se van… — Ni siquiera pude terminar. Cerré mis ojos escuchando como los huevos caían y estallaban en el suelo. La rubia se alarmo pero ya fue tarde. Ni siquiera quería mirar al suelo, sabía que el desastre tenía una calificación de 10. El video quedo en pausa por ese momento. Mire a Beverly, quien estaba muy apenada por lo sucedido. ¿Cómo fue posible? Solo tenía que romper unos huevos y ya… efectivamente lo hizo pero en el sitio equivocado. — Mira esto ¡Es un desastre! — Tome el móvil de Beverly para continuar con la grabación. Esta parte seria de “bloopers”. Hice una primera plana de los huevos regados por todo el suelo, y fue alli cuando note que los zapatos de la rubia estaban manchados también. La segunda toma fue de la tragedia que sufrió Bev en sus costosos zapatos. A mi parecer todo estaba bien, solo tenía que limpiarlos y ya… pero también estaba seguro que la rubia haría todo un escándalo por ello, a modo de niña de 5 años.

— A los subscriptores de Bev… por favor, colaboración con esta tragedia. — Comente para que mi voz quedara en el video. — Y ahora un cambio de rol. Beverly, te toca limpiar el desastre. — Filme el rostro de la Alpha, sonriendo ampliamente. Iba a sacar provecho del momento. — Vamos rubia, la gente quiere ver que tal lo haces. —

Sin lugar a dudas, Zeta no dejaba de sorprenderme, pues mi primera impresión del muchacho que conocí por casualidad en la playa y del que mi perro se enamoró perdidamente de la forma en que solo un canino homosexual podía, ok tal vez no estaba enamorado de él de esa forma, pero sin duda su cariño por Zeta fue lo que finalmente nos unió, y a pesar de que en un principio veía un chico algo serio y distante, ahora podía notar que escondía una parte divertida, pero no divertida como todos los chicos en california, que saben divertirse por las noches y viven la vida de forma alocada, si no que, divertido por que podía enfrentar una broma y comportamientos algo ridículos e infantiles, que no todo el mundo toleraba de buena forma, sobretodo un epsilon que tan bueno era para juzgar al resto, bueno, tal vez allí radicaba una de las razones por que ahora era un "ex" epsilon.

-En serio no puedo creer que no conozcas al chef Randy - le dije mucho antes de dejar el desastre en su cocina en el que ahora nos veíamos involucrados. - Sí, es rubio pero yo diría que tiene el cabello cubierto por canas llenas de sabiduría culinaria- describí de forma soñadora como toda una fan de los realitys de cocina. La verdad era que no entendía bien que era todo eso que atrapaba al mundo en esa clase de programas, yo no estaba dispuesta a perder mi tiempo en un lugar como ese trabajando para servirle al resto o limpiar, pero las creaciones de las personas, el talento, era algo dificil de ignorar y que debía admirarse, como cualquier clase de arte, incluso pensé en que si ya estábamos en éstas de cocinar, entonces le motivaría la idea de cambiar el plato y hacer cupcakes, temáticos, y luego tal vez un pastel con forma, como los de buddy. Yo sin duda haría uno adalmatado como mi singular, y él podía hacer uno como Nerón, bueno, tal vez no resultaría. Todavía Zeta me parecía bastante serio, pero... "tal vez... con la motivación adecuada" pensaba mientras caminaba a la cocina y montaba mi espectáculo de la mejor forma, le comentaría mi idea luego de que viera el fabuloso equipo que haríamos con la pasta, pero tuve que arruinarlo, y con ello mis zapatos. Definitivamente no servía para esto - No Zeta! Lo siento mucho!, de verdad. - grité realmente apenada mientras agitaba mi tacón en el aire para quitarme el huevo de encima - Mi sandalia esta arruinada - musité dejando un puchero en mis labios mientras le contemplaba y al mismo tiempo oí al castaño bufar sobre como todo era un desastre - Oye ¿Crees que he querido darle un baño de huevo a propósito a estos tacones?. Eran nuevo, y eran Prada. - señalé de pronto casi sintiendome ofendida, pero no tanto como cuando llamó a mis seguidores a colaborar con una tragedia - ¿Crees que tengo cara de caso filantrópico tambien? - entrecerré los ojos sin poder creerlo, yo no era motivo de causa benéfica para nadie. - Zeta creí haberte señalado que éstos - señalé mis tacones - son prada, y que éste - señalé mi vestido - es barneys - pestañee ligeramente para darle a entender. Estaba segura que ahora, que estaba claro no ayudaría nuevamente a arruinar mi vestuario.