So thanks for making me a fighter || Christy N. Koch

De todas las cosas que me estaban ocurriendo en estas vacaciones , sin duda , la que más me sorprendió fue la de la llegada de Christy. No podía creerlo cuando me llegó el SMS diciendo que tenía que venir a estudiar a UCLA y que ya me contaría lo que ocurría. La emoción se me notaba y rápidamente se lo conté a todos mis conocidos, llegando incluso a hablar con las Alpha para que la tratasen bien. Las chicas entre ellas se amaban, pero quería asegurarme que la rubia era bien acogida por las que iban a ser sus hermanas durante su estancia en UCLA. ¿No era emocionante? Volvíamos a estar en la misma ciudad y ,con ello, miles de recuerdos cruzaron por mi cabeza. Nos conocimos en una época dura en la que necesitábamos a alguien en quien apoyarnos y tuvimos la suerte de coincidir ,además, en nuestro problema.

Como le prometí  me encontraba en el aeropuerto una hora antes de su llegada por si se adelantaba el aterrizaje.  Estaba nervioso y crucé la terminal una media de 50 veces , buscándola entre cada grupo de personas que veía y ,finalmente, la vi aparecer. Una enorme sonrisa decoró mi rostro y corrí hacia ella para darle un fuerte abrazo. Apenas había cambiado y seguía siendo tan guapa como siempre. No paré de hablar en todo el camino, comentándole cosas de todas sus futuras hermanas. Le hablé de las Alphas, sus historias y también de otras personas de la universidad a las que podría acercarse si quisiera. Durante el camino en mi coche no pasó algo diferente, sino que seguí hablando sin callarme, signo de que estaba feliz de tenerla aquí. Nuestra semi relación fue corta pero muy bonita y por ello le guardaba muchísimo cariño.

Abrí la puerta de casa y enseguida salieron corriendo Pegaso y Stitch, mis dos perros y mejores compañeros de piso que había encontrado.-Siéntete como en casa, Nina.-sonreí porque me solía gustar llamarla así. Rápidamente me dirigí a la cocina para encender el horno donde se encontraba la lasaña que había hecho para ella. -Hice lasaña, recuerdo que era de tus comidas favoritas. Supongo que tendrás hambre ¿no?-comenté sacando un par de refrescos y dejándolos en la mesa. Tras tener todo preparado y la comida en la mesa me di cuenta de que solo hablé yo y no le dejé a ella. -Siento no haberte dejado hablar, ya sabes como soy cuando me emociono. -solté una carcajada. -Cuéntame qué te trajo hasta aquí.-pregunté interesado.

- Te lo vuelvo a repetir, Christy… NO le cuentes a nadie la razón por la que te fuiste de Harvard - volvía a repetir su padre, y si lo hacía era por la simple razón de que a Chris no le importaba si alguien se enteraba o no. A diferencia de su padre, a ella no le interesaba que su apellido se viera envuelto en problemas. - Ya papá, deja de repetirme eso a cada segundo, lo tengo claro - y aunque trató de sonar convencida, su padre había dejado de confiar en el criterio de su hija hacía tiempo atrás. - Ya tengo que irme, mi avión saldrá en cualquier momento - se acercó a su padre para darle un fugaz beso. Lo amaba, pero las demostraciones de cariño hacia él nunca se le habían dado bien. - Cuídate allá y por lo que más quieras, deja de dar problemas, comportate como una Koch por primera vez en tu vida - las duras palabras de su padre le dolieron, pero se mostró indiferente ante eso - Ya... ya, padre, descuida, ni siquiera tendrás noticias mías - y eso la hacía bastante feliz, sería libre de las miradas enfadadas de aquel hombre - ¿De verdad pensaste que te dejaría ir a otra ciudad sin nadie que te vigilara por mi? que poco me conoces mi niña - ella lo miró confundida y él siguió hablando - el próximo mes irá Dunst a vivir allá también, él te dará todo el dinero que yo le permita darte, y te mantendrá controlada. No quiero más problemas, eso está claro - lo que le faltaba, uno de los abogados de su padre como niñero. Se despidió del hombre ya totalmente enojada y se fue directo al avión, sería un viaje corto, pero su papá se había encargado de arruinarlo.

Todo el viaje se fue escuchando música, eso calmaba su mal humor, y una vez llegó a su destino, lo primero que vio fue a Darren. Eso definitivamente la alegraba por completo. Él había cumplido su palabra, estaba ahí para recibirla. Apenas llevaba una maleta, el resto de sus cosas llegarían en un par de días, pero en ese momento se olvidó de ella y corrió también hacia su amigo, abrazandolo como quien no ve a una persona durante años. El chico era especial para ella, por ese día se dejaría llevar por sus efusividades. Durante el camino hacia su casa Darren no dejaba de hablar, la estaba informando de prácticamente todo lo que tenía que saber para comenzar. Normalmente a Chris igual le gustaba hablar, pero estaba tan feliz de escuchar su voz así, tan cerca y no por teléfono, que no lo interrumpió en ningún momento. Además, lo que le contaba igual era de su extraño interés.

Una vez llegaron a la casa del chico, dos perros se abalanzaron directo hacia la puerta. Ella los hubiera acariciado, pero ya se habían ido. - Tu casa está muy bonita cariño - a pesar de no ser una persona tan cariñosa, siempre se había dirigido hacia él de esa forma. Dejó su maleta a un lado de la entrada y sobre ella, la cartera que había llevado cruzada, para observar el lugar mientras él iba a la cocina. En cuanto Darren mencionó la lasaña, su estómago rugió en protesta. No se sonrojó ni nada por eso, Darren era conocedor del tremendo apetito de la rubia - No pudiste haberme dado mejor bienvenida, me estoy muriendo de hambre - aunque una excelente bienvenida hubiese sido también un Darren desnudo sobre la cama. Sonrió para sus adentros ante ese pensamiento y se acercó a la mesa mientras él lo preparaba todo. - Descuida Darren, sé que te encanta hablar, eres incluso más parlanchín que yo y eso lo extrañaba - rió y se encogió de hombros - No hay mucho que contar, metí la pata bien a fondo y me echaron de Harvard - le contó sin vergüenza, olvidando por completo las advertencias de su padre - ya sabes, uno comete un pequeño error y ya quieren comenzar la tercera guerra mundial - rodó los ojos - pero al menos eso me trajo a este lugar, no podría ser mejor - murmuró como quien se había ganado el premio mayor y pensaba disfrutar de él.

Admitía orgullosamente que había extrañado muchísimo a Christy en este tiempo porque fue una persona importante en una etapa complicada de mi vida. Cuando estaba perdido y sentado en aquella silla, ella fue una de las personas que se acercó a mí y quien ayudó a que saliese adelante y encontrase las ganas de luchar para continuar con mi vida. Decían que para recuperarme se necesitaba tener mucho optimismo y ganas, algo que con ella no faltaba porque siempre me animaba con cada avance. Se podría decir que todo se debía a que ambos estábamos en una situación similar y buscamos en el otro la experiencia y apoyo para sobrevivir. A día de hoy seguía recordando a aquella rubia con mucho cariño y una gran admiración por lo que pasamos juntos.

Estaba emocionado de verla y cuando me ponía así no podía evitar ponerme a hablar sin callarme ni un segundo y cuando me daba cuenta intentaba parar. Ahora mismo ella ya sabía todo sobre mí mientras que yo apenas sabía de ella por no haberla dejado contarme nada. Darren, control.  Al fin llegamos a casa, donde tenía preparado algo de comer para ponernos al día y luego le enseñaría a todas sus hermanas y las mejores cosas de la ciudad, un poco de guía para que se adaptase.

-Ya sabes que me gusta tenerlo todo ordenado y teniendo propia casa podía poner lo que quisiera. Como esos comics ahí. -señalé a una estantería repleta de comics Marvel, uno de mis vicios.  Cosas así no podía hacer en la casa Epsilon rodeado de chicos de la alta sociedad. -Que vengas no es algo común, así que tenía que darte una buena bienvenida.-comenté sacando un par de platos para echar la comida y así alimentarnos un poco. -Sí, me paso de parlanchín y no dejo a los demás hablar. Así soy yo.-reí sentándome frente a ella y oyendo atentamente. Fruncí el ceño sin entender bien. Sabía que Christy no era una niña tonta, sino más bien rebelde pero tampoco hacía muchas cosas extrañas. -¿Es malo querer saber lo que hiciste?-alcé una ceja porque tenía bastante curiosidad.

Observaba a Darren mientras platicaba, le encantaba verlo así, parlanchín, con muchos ánimos, parecía feliz. No podía evitar recordar aquellos días en los que apenas lo conoció, estaba en un estado lamentable, y no precisamente por sus lesiones, si no que su ánimo era el de alguien que ni siquiera tenía deseos de vivir. De ese Darren que no tenía deseos de luchar, ya no quedaban rastros, y vaya que había sido un camino difícil de seguir, Christy había estado casi en las mismas, y él le había caído como del cielo. Se había visto reflejada en él y fueron sus ganas de salir adelante lo que la impulsaron también a sacarlo a él del hoyo oscuro en el que ambos se encontraban. Eso sin contar que la amistad y alianza que formaron en ese proceso de rehabilitación se convirtió en algo mucho más importante. Jamás se lo había dicho a él, pero esos meses que estuvieron juntos realmente llegó a amarlo, o algo muy parecido a eso, aunque de ese sentimiento ya solo quedara la amistad. La distancia nunca era buena para conservar ese nivel de sentimientos.

Su mirada se fue directo a donde Darren señalaba, y abrió los ojos bien, bastante entusiasmada, a veces era un poco chico al tener esos gustos, aunque pensar que leer comic solo era cosa de hombres, era bastante machista - ¿Vas a prestarme algunos, no? Digo, para no aburrirme – y es que seguro pasaría tardes aburridas en la casa de las Cisnes…bendita la hora en la que había aceptado la insistencia de su madre para que ella entrara en su antigua fraternidad y siguiera su legado. Esperaba no arrepentirse en mitad del camino.

Siguieron platicando, hablando de la buena bienvenida, y mientras él sacaba los platos para servir la lasaña y ella se sentaba a la mesa, ya lista para comer, su estómago rugía de rabia porque quería probar. – Pero no creas que me molesta eh, me encanta que hables – dijo sonriendo, pues solo era señal de que ya no era el chico deprimido por su accidente que ella había conocido. Cuando los platos estuvieron servidos, pasó por alto unos segundos, la curiosidad de Darren, no porque se avergonzara de contarle, si no porque estaba contemplando la lasaña – cielos Darren, esto se ve delicioso – comentó sonriendo, agarrando un tenedor para probar un poco, cerrando los ojos al degustar el sabor de su comida – mmm, sin duda tienes talento – le guiñó un ojo, antes de beber un poco de refresco. Lo miró, encogiéndose de hombros – con respecto a tu pregunta… al parecer está prohibido relacionarse con un profesor – rodó los ojos – gente amargada que no sabe divertirse… - ella tenía claro que en todos lados estaba prohibido que alumnos tuvieran relaciones con los docentes, pero creía que habían exagerado demasiado – en fin, para hacerte el cuento corto, tenía algo con un profesor, alguien se fue de chismoso, a él lo despidieron y a mí me expulsaron – volvió a encogerse de hombros – y ya me vez, aquí estoy, obligada a fingir que solo quise cambiarme de universidad – soltó una pequeña risa, negando ante esa absurda excusa que su padre le decía a todos los que preguntaban. A ella no le importaba si todo el mundo se enteraba de lo que había pasado, pero al perecer todo el mundo creía que era algo muy grave. Gente loca.


OFF: puse ahí que estaba en las Alphas porque para no cambiar eso, que se supone que pasó cuando llegó xD en fin, luego para justificar que ahora soy Sigma, por todo eso de los cambios de fraternidad y tal, dije que Chris no había aguantado ni 2 días con las Alphas y se había ido xDD