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let's talk till it's really dark // Elliot W.
let's talk till it's really dark // Elliot W.
Abrí los ojos con mucha anticipación.La alarma que tenía preparada aún me daba aliento al mostrarme la buena cantidad de minutos para seguir durmiendo. Aún así, mis ojos se negaban a cerrar y mis músculos no querían relajar los mismos. Esta escena se iba repitiendo mas de 3 de veces a lo largo de las horas. La sensación de inquietud sin razón aparente era de las mas odiadas por mi y me molestaba admitir que esa era mi causa a la falta de sueño y tranquilidad. Deshice el moño- que solía armar cada noche antes de dormir- y dejé que el cabello me cubriera el rostro, balanceé la cabeza de lado a lado buscando encontrar la calma en las acciones rutinarias, podría decir que logré el objetivo justo cuando estaba a un paso de rendirme. Cogí el primer par de jeans negros que vi por el suelo y supe colocarlos de manera rápida -por mas apretados que estos fueran- proseguí a colocarme la remera de Iron Maiden que robé del guardaropas de Jace mi último día en casa y terminé de vestirme en los siguientes segundos con accesorios básicos. No tenía clases hasta dentro de un par de horas, pero tenía muy en claro que no me iba quedar encerrada en mi habitación hasta que estas llegasen. Coloqué la mochila a mis espaldas y salí de mi habitación mientras me colocaba lentes de sol. La ventana me mostró un sol enceguedor, iba preparada.
Caminé por los pasillos de la fraternidad muy distraída gracias a la música que iba reproduciéndose por mis audífonos (previamente puestos;claramente, eran mi accesorio favorito y esencial) al llegar a la puerta principal, coloqué una de mis manos sobre la manija de esta. Se me fue imposible el no notar algo extraño en una de las macetas que adornaban el hall. Una instantánea. Eso sólo hacía que el nombre de una persona se apodere de mis pensamientos. Quité los lentes oscuros de mi rostro mientras sercioraba que nadie vea alguna extraña acción en mi y recogí la instantánea en menos de un segundo. Salí del lugar y comencé a leer lo que el muchacho había escrito para mi esta vez.
"En Berlín, un hombre me miró a los ojos, y me pidió dibujar mi corazón. No lo entendí, porque lo hizo de metal, rueda a rueda, como una máquina.
Cuando le pregunté porqué, no me respondió, me dijo que no dejase que se oxidase nunca. O la máquina se rompería.
Ni siquiera estoy seguro de no haberlo hecho ya.
Te espero en el muelle. (Quizás, con un helado)"
Sonreí de lado y cambié los planes mentales con rapidez, mis pies me llevaban al muelle y mi cerebro deseaba que el "quizá" haya sido una afirmación. A su vez, apreciaba cada detalle de la imagen; la cual mostraba a un hombre dibujando un corazón.. no, no el bobo corazón que todos dibujan, este era el órgano que bombea corazón pero tenía algo diferente dentro. Manijas? sí, eso debían de ser.
El olor a mar era de mis favoritos desde que tenía memoria, la briza golpeaba mi rostro y yo me permití el quedarme inmóvil por un minuto, quizá fueron dos. Abrí mi mochila y saqué una de las cámaras que siempre solía llevar conmigo. La T3i era mi mejor amiga y se complementaba muy bien con el lente que había recibido como regalo por parte de mi padre hace menos de un mes. La encendí y llevé el visor a mi ojo derecho. Mi búsqueda terminó muy rápido puesto que, muy cerca al filo del muelle se encontraba el tipo de cabellos despeinados. Me ubiqué bien y capturé una fotografía de él estando de espaldas y con el mar de fondo. De paso a paso, llegué hacia mi destino, me senté a su lado sin decir nada. Quité la mochila de mis espaldas y sonreí mostrándole los dientes. - Creo que viviste un buen tiempo en Berlín, no es así? - dirigí mi vista al mar y respiré hondo. - ¿cuando eras muy joven? - esperaba que la memoria no me fallase.
Caminé por los pasillos de la fraternidad muy distraída gracias a la música que iba reproduciéndose por mis audífonos (previamente puestos;claramente, eran mi accesorio favorito y esencial) al llegar a la puerta principal, coloqué una de mis manos sobre la manija de esta. Se me fue imposible el no notar algo extraño en una de las macetas que adornaban el hall. Una instantánea. Eso sólo hacía que el nombre de una persona se apodere de mis pensamientos. Quité los lentes oscuros de mi rostro mientras sercioraba que nadie vea alguna extraña acción en mi y recogí la instantánea en menos de un segundo. Salí del lugar y comencé a leer lo que el muchacho había escrito para mi esta vez.
"En Berlín, un hombre me miró a los ojos, y me pidió dibujar mi corazón. No lo entendí, porque lo hizo de metal, rueda a rueda, como una máquina.
Cuando le pregunté porqué, no me respondió, me dijo que no dejase que se oxidase nunca. O la máquina se rompería.
Ni siquiera estoy seguro de no haberlo hecho ya.
Te espero en el muelle. (Quizás, con un helado)"
Sonreí de lado y cambié los planes mentales con rapidez, mis pies me llevaban al muelle y mi cerebro deseaba que el "quizá" haya sido una afirmación. A su vez, apreciaba cada detalle de la imagen; la cual mostraba a un hombre dibujando un corazón.. no, no el bobo corazón que todos dibujan, este era el órgano que bombea corazón pero tenía algo diferente dentro. Manijas? sí, eso debían de ser.
(...)
El olor a mar era de mis favoritos desde que tenía memoria, la briza golpeaba mi rostro y yo me permití el quedarme inmóvil por un minuto, quizá fueron dos. Abrí mi mochila y saqué una de las cámaras que siempre solía llevar conmigo. La T3i era mi mejor amiga y se complementaba muy bien con el lente que había recibido como regalo por parte de mi padre hace menos de un mes. La encendí y llevé el visor a mi ojo derecho. Mi búsqueda terminó muy rápido puesto que, muy cerca al filo del muelle se encontraba el tipo de cabellos despeinados. Me ubiqué bien y capturé una fotografía de él estando de espaldas y con el mar de fondo. De paso a paso, llegué hacia mi destino, me senté a su lado sin decir nada. Quité la mochila de mis espaldas y sonreí mostrándole los dientes. - Creo que viviste un buen tiempo en Berlín, no es así? - dirigí mi vista al mar y respiré hondo. - ¿cuando eras muy joven? - esperaba que la memoria no me fallase.
Giah A. Booth
Fecha de inscripción :
24/05/2015
Re: let's talk till it's really dark // Elliot W.
Me había dormido con la misma canción en los oídos que había pasado escuchando prácticamente todo el día anterior. Estaba sumido en un bucle con aquellas palabras y la melodía, que en el fondo era bastante simple, pero entraba por mis tímpanos directamente a mi torrente sanguíneo, enganchándome como una droga.
Y desperté con el silencio aplastándome contra el colchón, roto por los susurros de la vida despertando al otro lado de la ventana entreabierta. Casi agradecí que estuvieran ahí, y no solo yo mismo, tosiendo por la sensación seca en la garganta. Todas las noches acumuladas sin dormir a mi espalda, todas las horas de música en los bares y de estudio sin control empezaban a pasarme factura. Me senté al borde de la cama, pasando los dedos por mi pelo enmarañado.
Necesitaba hacer algo distinto, algo que estuviera lejos de los muros de la universidad, y por más que quisiera subirme a un avión y regresar a Berlín, bueno, hasta yo tenía mis límites.
Observé detenidamente el montoncito de instantáneas que tenía en el escritorio, y una de ellas parecía estar llamándome a voz en grito.
En ella estaban aquellas manos cansadas, marcadas por el tiempo y ennegrecidas por el carboncillo, y el dibujo del mecanismo más complejo que una vez hubiese visto. El del corazón de metal. El que se suponía que era mío.
Busqué un bolígrafo de tinta negra y escribí.
Sin pensar, sin contaminar las palabras, solo escribiéndolas tal y como salían.
Después de dos cafés, una ducha y un largo paseo bajo el sol, encontré el lugar perfecto donde dejarla.
Y me fui, sin móvil, sin nada con lo que nadie más pudiera encontrarme.
Dejé la moto aparcada en un punto bastante alejado, y caminé con las manos en los bolsillos, hasta cruzarme con uno de aquellos improvisados y coloridos puestos de helados. Sonreí de medio lado, y pedí dos iguales, pensando que quizás, también coincidiríamos en aquel detalle.
Helado de yogur, cubierto de chocolate blanco y pequeños trocitos de almendra.
Encontré uno de aquellos desgastados bancos de madera cerca del mar, dejé los vasitos de helado a mi derecha y observé. Todo era una mezcla de colores que hablaban de veranos vividos, de los que quedaban por venir. Pasara lo que pasase, aquellas escenas, eran imperurbables, y por eso me gustaban. El olor del mar, el sonido, incluso en tormenta, era calma para mí.
e devolví la sonrisa cuando llegó, y volví a fijar los en el frente.
- Quince años.- medio reí, al recordar.- Pero allí crecí toda una vida.- hasta que llegué aquí. pensé para mis adentros. Cogí los vasitos, y acerqué uno hacia ella.
- Lo prometido es deuda.
'Are you gonna hide
Are you gonna burn
Gonna answer me?
I'ma gonna take your heart
Love you in the dark,
No one has to see
I want more, I want more
I want more, I want more'
Are you gonna burn
Gonna answer me?
I'ma gonna take your heart
Love you in the dark,
No one has to see
I want more, I want more
I want more, I want more'
Y desperté con el silencio aplastándome contra el colchón, roto por los susurros de la vida despertando al otro lado de la ventana entreabierta. Casi agradecí que estuvieran ahí, y no solo yo mismo, tosiendo por la sensación seca en la garganta. Todas las noches acumuladas sin dormir a mi espalda, todas las horas de música en los bares y de estudio sin control empezaban a pasarme factura. Me senté al borde de la cama, pasando los dedos por mi pelo enmarañado.
Necesitaba hacer algo distinto, algo que estuviera lejos de los muros de la universidad, y por más que quisiera subirme a un avión y regresar a Berlín, bueno, hasta yo tenía mis límites.
Observé detenidamente el montoncito de instantáneas que tenía en el escritorio, y una de ellas parecía estar llamándome a voz en grito.
En ella estaban aquellas manos cansadas, marcadas por el tiempo y ennegrecidas por el carboncillo, y el dibujo del mecanismo más complejo que una vez hubiese visto. El del corazón de metal. El que se suponía que era mío.
Busqué un bolígrafo de tinta negra y escribí.
Sin pensar, sin contaminar las palabras, solo escribiéndolas tal y como salían.
Después de dos cafés, una ducha y un largo paseo bajo el sol, encontré el lugar perfecto donde dejarla.
Y me fui, sin móvil, sin nada con lo que nadie más pudiera encontrarme.
...
Dejé la moto aparcada en un punto bastante alejado, y caminé con las manos en los bolsillos, hasta cruzarme con uno de aquellos improvisados y coloridos puestos de helados. Sonreí de medio lado, y pedí dos iguales, pensando que quizás, también coincidiríamos en aquel detalle.
Helado de yogur, cubierto de chocolate blanco y pequeños trocitos de almendra.
Encontré uno de aquellos desgastados bancos de madera cerca del mar, dejé los vasitos de helado a mi derecha y observé. Todo era una mezcla de colores que hablaban de veranos vividos, de los que quedaban por venir. Pasara lo que pasase, aquellas escenas, eran imperurbables, y por eso me gustaban. El olor del mar, el sonido, incluso en tormenta, era calma para mí.
e devolví la sonrisa cuando llegó, y volví a fijar los en el frente.
- Quince años.- medio reí, al recordar.- Pero allí crecí toda una vida.- hasta que llegué aquí. pensé para mis adentros. Cogí los vasitos, y acerqué uno hacia ella.
- Lo prometido es deuda.
Invitado
Re: let's talk till it's really dark // Elliot W.
-Hace mucho, eh- le respondí. Me era inevitable no imaginar a un mini-Elliot con su cámara en mano, por supuesto, recorriendo todo Berlín; quizá tomando fotos muy mal enfocadas y renegando por eso. - Lo puedo imaginar...- tomé un respiro y le mostré una sonrisa de niña de 10 años. Yogurt con almendra, recordé pocos momentos de mi infancia con tan solo dar el primer bocado. Cerré los ojos al saborearlo y relamí la cuchara de plástico. - Que sepas que me chantajeaste con lo del yogurt, me hizo venir con más ganas - bromeé e intenté no reír, llevé la cuchara de nuevo hacia mi y solté una pequeña carcajada. Luego, el silencio nos vino a hacer compañía. No, no era incómodo y eso era lo mejor de toda la situación. A lo lejos, se podía oír el como unas aves volaban por los cielos como si este fuese de su propiedad. La libertad que mostraban me causaba cierta envidia; me refiero a que, ¡cuantas veces había deseado el que volar sea algo tan fácil! Las olas se fusionaban con el sonido de las aves y creaban esta atmósfera que no planeaba dejar; al menos, hasta después de unas horas.
- Me gustaría volver a Berlin. - elevé un poco la voz al ritmo en el que la oración era finalizada. - Fui cuando tenía 17, con mi padre. Teníamos planeado quedarnos unas 3 semanas, pero volvimos al segundo día de haber llegado. - fruncí el ceño como si la amargura de aquel momento volviese a mi. - Hubo una especie de peligro de atentado.. -traté de recodar - o algo con el gobierno... lo único que recuerdo es que Papá me dijo que lo compensaría luego. - apagué la cámara que tenía colgada y solté un suspiro. -Era mi regalo de cumpleaños.
Sentía cierta libertad de hablar sobre mi padre con Elliot. Digamos que- cada que tenía una nueva amistad- analizaba a la persona y la organizaba por niveles de, uh, confianza. Elliot había sobrepasado el nivel máximo y lo hacía ver como si fuera la cosa más fácil del mundo. Me gustaba oírlo, siempre tiene algo que contar; me gusta que me oiga, siempre tiene buenos comentarios y sentía que le importaba ( y si no, pretendía muy bien que lo hacía) a menudo agradecía su existencia, puesto que, en varias ocasiones el intercambiar experiencias y demás costumbres.. habían sido la solución cuando las cosas intentaban salirse de control.
Mientras llevaba otra cucharada de yogurt a mis labios, recordé la instantánea que me había guiado hacia aquí. Recordé que tenía mucho que decirle al respecto, recordé que quería más detalles de aquel momento relatado. - Ese tipo, el del dibujo.. - lo miré a los ojos esperando su aprobación para seguir con el tema, -No quería que se oxidase, ni que se rompiera.. porque esa maquina era lo que te hace vivir; y sonará cliché, pero, no solo se encarga de mantener los latidos en orden, sabes? - coloqué la cuchara en el vasito, y mejoré mi posición - ¿qué es una vida si no se siente amor, emociones hacia algo o hacia alguien? Nada... y, si llegase a estar rota como dices ...- hice una pequeña pausa, removí en el vasito el yogurt con las almendras- Siempre hay alguna especie de pegamento.
- Me gustaría volver a Berlin. - elevé un poco la voz al ritmo en el que la oración era finalizada. - Fui cuando tenía 17, con mi padre. Teníamos planeado quedarnos unas 3 semanas, pero volvimos al segundo día de haber llegado. - fruncí el ceño como si la amargura de aquel momento volviese a mi. - Hubo una especie de peligro de atentado.. -traté de recodar - o algo con el gobierno... lo único que recuerdo es que Papá me dijo que lo compensaría luego. - apagué la cámara que tenía colgada y solté un suspiro. -Era mi regalo de cumpleaños.
Sentía cierta libertad de hablar sobre mi padre con Elliot. Digamos que- cada que tenía una nueva amistad- analizaba a la persona y la organizaba por niveles de, uh, confianza. Elliot había sobrepasado el nivel máximo y lo hacía ver como si fuera la cosa más fácil del mundo. Me gustaba oírlo, siempre tiene algo que contar; me gusta que me oiga, siempre tiene buenos comentarios y sentía que le importaba ( y si no, pretendía muy bien que lo hacía) a menudo agradecía su existencia, puesto que, en varias ocasiones el intercambiar experiencias y demás costumbres.. habían sido la solución cuando las cosas intentaban salirse de control.
Mientras llevaba otra cucharada de yogurt a mis labios, recordé la instantánea que me había guiado hacia aquí. Recordé que tenía mucho que decirle al respecto, recordé que quería más detalles de aquel momento relatado. - Ese tipo, el del dibujo.. - lo miré a los ojos esperando su aprobación para seguir con el tema, -No quería que se oxidase, ni que se rompiera.. porque esa maquina era lo que te hace vivir; y sonará cliché, pero, no solo se encarga de mantener los latidos en orden, sabes? - coloqué la cuchara en el vasito, y mejoré mi posición - ¿qué es una vida si no se siente amor, emociones hacia algo o hacia alguien? Nada... y, si llegase a estar rota como dices ...- hice una pequeña pausa, removí en el vasito el yogurt con las almendras- Siempre hay alguna especie de pegamento.
Giah A. Booth
Fecha de inscripción :
24/05/2015
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