Man talk | Dorian.

Hace días que no veía a Dorian, el menor de mis hermanos. Ni siquiera en la Universidad. Y si soy sincero, me vine a dar cuenta de ello cuando estuve en Bora Bora. ¿Por qué carajos el enano se había perdido un viaje de derroche y mujeres hermosas a granel? Incluso Stephen había ido y la había pasado como nunca. Apenas llegué a California empecé a indagar con mamá, con algunos de los hermanos de Fraternidad, y también con algunas de las mujeres de su entorno para saber porque estaba tan perdido. Sabía que preguntarle directamente a él no iba a funcionar, ya que su orgullo era tan grande como su tozudez, así que no perdí mi tiempo con eso. Después de atar un par de cabos con los comentarios que recibí de nuestros allegados pude dar con el meollo del asunto, y éste tenía nombre y apellido de mujer; Emilia White. Hasta donde pude enterarme, el enano estaba enconchado con esa chica y ahora que ella se había ido sin dejar rastro, pues era natural que le afectase y que quisiese ocultar ese sentimiento de todos. Apostaba la mitad de mi fortuna a que él quería evitar que lo viésemos débil por una mujer. Ante todos, el enano tenía que ser un Lawson de pura cepa, y eso significaba fortaleza, orgullo, arrogancia y mostrar un Ego que no tenía límites. ¿Y cómo sabía yo eso? Pues porque lo conocía como la palma de mi mano. Además, era la misma táctica que yo aplicaba para mí.

Saber dónde se encontraba era muy fácil; su adorado Yate, junto con Elvis. Dorian era tan maniático que prefería estar solo antes que compartir una habitación en la Fraternidad. En partes lo comprendía, por eso yo hacía lo mismo con mi Pent House, especialmnte cuando me quería llevar a una mujer a la cama sin ser interrumpido. Como hacía caluroso y pensaba darle una visita al Waimea, opté por una vestimenta adecuada para el mar, bastante cómoda. Los lentes de sol y la gorra los usé para pasar inadvertido, ya que lo último que quería era ser reconocido o que los paparazzi interrumpieran lo que sería una tranquila charla de hombres con mi hermano. De camino al Yate, sólo me detuve a comprar una caja de cervezas para no llegar con las manos vacías. Una vez en el yate, entré como si se tratase de mi propia casa. Elvis salió a rebicirme muy contento cuando me dirigía a la cubierta, donde suponía que estaba el enano. El perro movía la cola con entusiasmo. —Hey champ!— Lo saludé y le acaricié la cabeza. —Llévame con el enano.— Le pedí a modo de broma, aunque él sí me llevó. Al llegar a la cubierta, ahí vi a Dorian. Estaba recostado en una de las tumbonas, aprovechando un poco el sol. Supuse que se dio cuenta de que tenía compañía, por lo que me simplemente saqué uno de los Sixpacks de birras me senté en una de las sillas que estaban a su lado. —Dichosos los ojos que te ven, hermanito.— No fue reclamo, más bien extrañeza. Acto seguido destapé mi cerveza. —Por las mujeres, aunque mal paguen.— Alcé la mano con la que sostenía la lata y la acerqué con la intención de brindar. A eso no podía negarse, menos conmigo.

Miraba divertido como Elvis intentaba perseguir una gaviota que a simple vista jugaba con el volando de un lado al otro del yate haciéndolo correr un poco, no me quejaba al menos hacia ejercicio sin la necesidad de lanzarle una pelota o tirarlo al agua para que nadase un rato como solía hacerlo, sin duda el canino estaba tan acostumbrado al océano tanto como yo pues desde cachorro lo enseñe a disfrutar del nado. Aquel día como mucho preferí quedarme en el yate que ir a la casa de los Toros, no porque no disfrutara de su compañía sino porque me consideraba un poco malgeniado como para tener que estar compartiendo mi espacio personal con otros chicos, aquel bote se había convertido prácticamente en mi hogar por lo que me sentía realmente cómodo haciendo mis visitas en la mansión de la fraternidad solamente cuando era realmente necesario o mi hermano Stephen me solicitaba participar en una de las típicas reuniones para tomar decisiones todos juntos sobre nuestra hermandad. Aunque no solía mezclarme directamente con esto, no porque no me importara sino porque sentía que realmente organizarnos o cumplir algún tipo de mandato no era lo mío, así que lo dejaba todo en manos de hermano del cual confiaba en sus decisiones aunque jamás escucharía salir esas palabras de mi boca pues era un placer simplemente bufarme para hacerlo enojar.

Mientras me mantenía tomando un poco el sol, mire como mi mascota se detenía de correr levantando la cabeza como si escuchara algo, así que levante una ceja pensando que tal vez alguien había subido, así fue puesto Elvis corrió al encuentro del visitando, mostrándome que se trataba de algún conocido, un familiar o tal vez un hermano de fraternidad pues eran las únicas personas a las que no les gruñía. Mis pensamientos se corroboraron cuando escuche la voz de mi hermano mayor Christopher saludando al animal para luego acercarse a mi tendiéndome una cerveza- Hey –le saludo recibiéndola mientras le miraba algo extrañado por la visita – Sé que lo es, mírate, cada vez tus brazos son más grandes –le dije bromeando por el tamaño de sus brazos mientras me sentaba para poder brindar con el riendo un poco por sus palabras pues me daban a entender el porqué de su visita, tal vez Elizabeth había ido con el tema de mis “problemas” de los últimos meses – Y por las que nos dan buenas noches –agregue brindando antes de beber un gran trago de la botella – A que debo tu encantadora presencia hermano, te ha enviado mi padre?- dije dudando por esto último pues hacía semanas no le respondía llamadas al mismo, simplemente no tenía ánimos de discutir con el señor Lawson sobre mi vida.

No podía esperar otra respuesta del enano. A veces parecía una diva el condenado, haciéndose el interesante hasta el final. Se lo pasé porque era mi hermano y eso lo llevaba en la sangre, porque sino otro gallo hubiese cantado, como dicen. Sólo bufé divertido ante su comentario acerca mis brazos y flexioné uno de ellos para lucir los buenos bíceps que me gastaba. El músculo se marcó en excelente definición y tamaño, dejando clara la razón de mi mote más conocido en California: Thor. Desde mi regreso a la Universidad yo había comenzado los entrenamientos en el gimnasio con el hermano Wayne y los resultados eran notorios, incluso para quien está acostumbrado a verme a diario. —Y... se hace lo que se puede.— Repliqué con falsa modestia, haciendo obvio el sarcasmo en el tono de mi voz. Un Lawson era todo menos humilde, y como el mayor, yo representaba todas esas cualidades de la estirpe en forma potenciada. —El bro Wayne sabe lo que hace ¿Eh?— Añadí satisfecho mientras bajaba el brazo. Mi meta no era ponerme más grande, sino mantenerme, ya que debía conservar mi habilidad para el equipo de Soccer y cuidar esa condición física que traía a las mujeres botando la baba por mí. —Aunque tú no te quedas atrás... si hasta pareces hombre.— Tenía que burlarme o dejaría de llamarme Christopher, así de fácil. Pero muy en el fondo yo estaba muy orgulloso de ver como el bebé de la casa se transformaba en un hombre hecho y derecho. ¡Hasta tenía más barba que yo el muy cabrón! En ese momento reí y bebí de la cerveza después del brindis. Estaba helada como a mí me gustaba, ideal para un día caluroso como este.

Pero yo no estaba aquí para tonterías, sino para apoyar a uno de los míos. —Aunque no tan buenas noches según supe.— Le repliqué mientras hacía chocas ambas latas, dándole luego un buen trago a la cerveza para darle un chance al enano en pensar la respuesta que me daría. Con eso esperaba que fuese obvio el motivo de mi visita, porque sino lo era, me daría el enorme gusto de decírselo claramente en la cara. —¿Es que acaso no puedo venir desinteresadamente a charlar con mi hermano menor?— Pregunté tratando de sonar desinteresado, pero era demasiado obvio que estaba algo preocupado por él. Yo no era de los que llegaba de forma espontánea a compartir con alguien así como así, ni siquiera con los que más quería. Nunca fui de los que demostraban sentimientos ni mucho menos. Mi aprecio yo lo mostraba con obras, no con cursilerías. Reí un poco cuando preguntó si papá me había enviado y le di otro trago a la birra. —Nah, sabes que si papá quisiese hablar contigo o contar con tu presencia, simplemente lo logra.— Nuestro padre no era precisamente de los que se andaban con rodeos, y aunque estuviese en casa sin la posibilidad de salir a la calle, todavía se salía con la suya en muchos aspectos. En partes yo le envidiaba esa capacidad al viejo de controlarlo todo y me gustaría algún día tener la mitad de ese poder. —¿Y qué hay de tu fabulosa vida? Prácticamente se tiene que sacar audiencia para verte.— No quería que sonase a reclamo, pero la verdad es que no me gustaba que nos separásemos demasiado. Yo entendía que cada uno de nosotros tenía una vida propia, pero igual debíamos mantenernos juntos como familia, en buenas y malas.

Era obvio que mi hermano estaba visitando mucho más el gimnasio, pues en realidad tenía más masa muscular que hacía unos meses, parecía que el mayor de los Lawson trataban de compensar algún defecto con las pesas, pero no hice ningún comentario al respecto solo para no caer a una normal riña de hermanos así que nada más negué un poco con la cabeza mirando aun algo sorprendido el avance, de igual manera yo visitaba el gimnasio a diario pero mis intenciones eran diferentes, yo simplemente buscaba tener buena condición física para mantenerme en buena forma para el equipo de futbol que en realidad era importante para mí, desde adolescente practicaba el deporte y era un honor para mí estar en la línea de ofensiva. Reí un poco al escuchar como nombraba a otro de nuestros hermanos de fraternidad, en realidad no tenía mucha relación con Wayne, no me considera alguien muy amistoso por lo que mi circulo era realmente pequeño, pero aun así nos debíamos relacionar al ser parte de la misma hermandad – Pues supongo, se me hace bastante engreído, creo que se cree una estrella –Dije antes de volver a beber de la lata levantándome esta vez de mi asiento y acariciando la cabeza de Elvis con mi mano libre para acercarme al borde del yate que seguía estático al lado del muelle.

Sé que no vendrías sin un motivo –Dije retomando el hecho de aquella visita sorpresa, esperaba que no fuera nada relacionado con mi padre, sus audiencias y los asuntos que no me interesaban para nada, por lo que en cuanto me comentaste que no tenía que ver con el me relaje un poco volviendo a tomar mientras apoyaba mis brazos en el borde mirando esta vez hacia la enorme mancha azul de agua que teníamos frente a nosotros – Sabes que detesto tener que compartir mi espacio en la casa Épsilon, prefiero mi intimidad –Le dije sonriendo puesto en realidad mis hermanos sabían el amor que le tenía al yate, en realidad la pasión que tenía con el mar, tal vez en otra vida había sido un marino. – Dime hermano, tienes toda mi atención, llego el momento de tu audiencia –Le bromee como respuesta a sus palabras girándome para verlo.

No me extrañó demasiado el comentario de mi hermano menor sobre Wayne. Lo que sí me dio risa fue ver que precisamente Dorian tildase a alguiende engreído, cuando él era un ególatra de primera a pesar de comportarse como un hermitaño. Supuse que el equipo de fútbol americano tenía algo que ver, ya que era algo muy importante para el enano. Lewis era el Quarterback de los Bruins desde hace un par de años y se llevaba mucha de la gloria del equipo, opacando en cierta forma a los demás. Por otro lado, tenía una nena preciosa de su brazo y estaba rodeado de excelentes amigos en la Fraternidad. Quizás mi hermanito estaba celoso o envidioso en cierta forma y no quería reconocerlo. Obviamente no saqué ese comentario a la luz ni le recriminé nada al enano para que no iniciar una pelea innecesaria. Para mí las cosas estaban claras y mi familia estaba de primera en todo, aun cuando no tuviesen la razón. —Quizás... aunque aquello es sólo es una coraza. Una vez que se le conoce bien, el grandulón resulta ser un excelente tipo.— Repliqué con tranquilidad mientras le daba un nuevo sorbo a mi helada birra. Way era uno de los toros con quien mejor me llevaba en la hermandad y era parte de mi grupo cercano de amigos, junto con el desaparecido Louis. —Es sin duda un hermano a quien no hay que juzgar por su apariencia, créeme.— No buscaba que Way y Dorian fuesen los mejores amigos de la vida, pero sí evitar un posible encontronazo entre ellos en el futuro. Con un poco de suerte se caerían bien.

—Eres mi familia, Dorian.— Repliqué, tratando de disimular un poco. También me levanté con la cerveza en la mano y me apoyé de la baranda del Yate, a un metro de mi hermano. En vista de que él no parecía soltar ninguna de las palabras que quería oir, pues decidí sacárselas yo. —Dicen las malas lenguas de la Universidad que la White te dejó y la estás pasando negras por su partida.— Solté sin ninguna clase de corte. —Vine a ver si era verdad, y si estás bien.— Yo estaba preparado para recibir cualquier clase de respuesta. Lo más seguro es que el enano rezongase y se hiciese el orgulloso, o quizás me insultase para huir del tema de conversación. Nada de eso iba a funcionarle. Aunque fuese con una cuchara, yo iba a sacarle palabra por palabra hasta que lograse saber como estaba realmente. —Quizás yo no diga esto a menudo, enano. Pero sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.— Más sincero no podía ser. Con mis hermanos de sangre yo era incondicional. —Mujeres te seguirán lloviendo, sólo tienes que escoger y listo.— Yo reconocía esa cualidad en Dorian porque era algo genético. Ser un Lawson era una razón más que suficiente para tener éxito con las nenas, ya que todas querían compartir la cama y otras cosas más con alguno de los hermanos más famosos de California. —Y si tengo que llevarte de putas, sólo dilo.— Ese era un buen remedio para el mal de amores, yo lo sabía muy bien. Lo raro era proponerle ofrecerle al bebé de la casa. Todavía me parecía mentira que ahora fuese un hombre.

El comentario a la defensiva sobre Wayne me hizo sonreír inmediatamente llevando mi mano libre al hombro de mi hermano dándole un apretón fraternal – Hermano, creo que estás enamorado –Le dije con una sonrisa de lado pensando en que realmente era extraño a un Lawson decir que no se debía juzgar por la apariencia, pues mi padre nos había enseñado toda su vida que aquello era una de las cosas más importantes más para alguien con un apellido tan importante como el nuestro – No se tiene delirios de grandeza, creo que crea películas en su cabeza donde él es la estrella – Nunca tuve un problema en mi vida, siquiera una discusión, de hecho como parte del equipo, en mi posición de defensiva siempre debíamos entendernos y como épsilon siempre lo defendería antes cualquier cosa, pero eran comentarios que se escuchaban a voces que en ocasiones llegaba a corroborar en su aptitud de súper estrella. – Vamos, no te molestes prometo tratar mejor a tu novio –Dije antes de acabar la cerveza de un trago arrugándola un poco antes de tomar una de que mantenía en mi hielera a un lado.

Recosté mi cuerpo a la baranda del yate mientras le escuchaba hablar sobre Litzen, la verdad es que los chismes tenían algo de razón, la chica había logrado lo que ninguna pudo antes, romperme un poco olvidándome realmente de quien era, pero aquello había pasado hacia un tiempo, no había anda que el tiempo no arreglara, pero el hecho de que mi hermano se preocupara me sorprendió un poco –No te preocupes por eso hermano, ninguna chica lograría romperme por mucho –Le dije afirmando con la cabeza pensando un poco mientras reía ante la idea de ir de putas, lo que me hizo negar un poco – Créeme no es problema para mi conseguir compañía femenina, mi cama ya no está vacía hermano –Le dije divertido, pues era cierto además de mis comunes salidas casuales con chicas que no llegaba aprender su nombre, ahora estaba algo así como envuelto con una morena que le gustaba complacerme – Que hay de ti hermano? Alguna afortunada que no se dé cuenta lo pesado que eres?

Enarqué una ceja por el 'cariñoso' gesto de mi hermano menor y su chistecito, aunque dejé que explayase y se sintiese cómodo. Después de todo, yo no estaba aquí para pelear, sino para apoyarle. Incluso llegué a continuar su bromita para que se diese cuenta que yo estaba de buenas. —Uh sí, es que ese grandulón está súper bueno, con todos esos músculos. Su sonrisa es arrebatadora ¿No crees?— Hasta yo mismo me reí de lo gay que había sonado eso, pero ni me preocupé. Yo mis preferencias las tenía bien claras y eso no iba a cambiar jamás. —Bueh... supongo que es el mal de todo capitán de americano.— Cuando el enano alegó que Wayne era mi 'novio', terminé soltándome del apretón que me había dado y le di un manotazo en la nuca, el cual fue más amistoso que doloroso. —Eso lo dices porque te conviene, cabroncete. Luego cuando Way te vuelva mierda no vengas llorando como nena en búsqueda ayuda.— Eso si quería verlo, aunque yo jamás permitiría que Mr. Músculos le tocase un pelo a mi hermanito. Lo que quería probar aquí es que Dorian sólo hablaba tonterías y era incapaz de decirle esas cosas Lewis en su cara. Por lo pronto, yo también terminé la cerveza que traía en la mano y tomé otra de la hielera. En lugar de colocarme en la baranda como lo hizo mi copia menor, fui directo a la tumbona sin uso y me eché sobre ella para quedar justo en frente de él.

—Mmmmhhh...— Rezongué, no muy convencido por lo que había escuchado. 'Ninguna chica lograría romperme por mucho', eso significaba que sí lo habían jodido y que los rumores eran ciertos. —Pues eso espero, enano. O tendré que levantarte a patadas.— Dije después con una medio sonrisa, aunque no duró demasiado al recordar que esa presencia femenina involucraba a una buena cantidad de chicas de la Fraternidad Sigma. ¿Tan desesperado estaba el enano? Puede que algunas de esas mujeres estén buenas, pero la reputación de un Épsilon Mu es algo que tiene que cuidarse. —¿Y llamas compañía femenina a las Sigma?— Pregunté inconforme, ya que sabía la respuesta que recibiría. —Me parece que estás perdiendo el toque.— Agregué, buscando hacerle entrar en razón. Desde mi perspectiva, un Lawson no necesitaba caer tan bajo para tener a una mujer en la cama. ¿Dónde había quedado aquello de que sólo necesitábamos chasquear los dedos para tener una Alpha de rodillas frente a nosotros? Y sino era una Cisne, pues habían demasiadas mujeres en el Estado de California para saciar nuestras necesidades masculinas. —Si todavía existe alguna mujer que te aguante, todos los demás la tenemos fácil, hermanito.— Y es que Dorian era el más malcriado de todos y normalmente era más insoportable que una mujer en sus días. Por eso no fue nada difícil para mí contestarle de esa forma, la cual también era una clase de desvío para no dar detalles de lo que me pasaba con Carter. Aunque claro, conociendo al cachorro menos, de seguro que insistiría en sacarme algo, ya que mis salidas con la Reynolds eran cada vez más seguidas y públicas.

Al inicio en realidad me daba gracia el hecho como mi hermano seguía hablando del compañero de fraternidad pero a medida que avanzaba la conversación ya empezaba aburrirme un poco, no sabía que afinidad tenía mi hermano con este chico, no quería ni imaginarme por qué parecía como si hablara de un súper héroe cuando su nombre salía de sus labios pero tampoco me importaba, simplemente me aburrió la plática de un tipo que no estaba en el panorama más cuando trataban de venderme una lúcida imagen de él, lo que realmente no me interesaba, sería mi compañero de fraternidad, inclusive el capital del equipo pero por eso no tenía que hacerle alguna especie de tributo, en mi manera de ver las cosas mientras no tuviera el apellido Lawson no lo hacía merecedor de ninguna mención especial en mi vida- Ya me aburres, mejor escríbele una carta de amor –Le comente sintiendo su golpe que en realidad a pesar de que sus intenciones no eran molestarme no me gustaba, no me gustaba el hecho de sentir como el menor respecto a mis otros hermanos, tal vez por eso me quedaba al margen en cuanto sus asuntos más cuando se trataba de los negocios, era algo con lo que luchaba a diario desligarme totalmente del negocio familiar y se me conociera por mis propios logros una vez que me graduara.

Elvis vino hacia mí en busca de algún gesto de aprecio por lo que mi mano fue hacia su cabeza acariciando las orejas del mismo que se quedó quieto moviendo su cola lo que decía me mostraba que disfrutaba de aquello – No sé de qué hablas –Dije rápidamente al escuchar la palabra Sigma salir de sus labios, era verdad que muchas veces me había mezclado con sigmas, que podía decir eran increíblemente ardientes, no era un tipo que discriminara a las chicas mientras llenaran mis expectativas físicas, pero siempre me había cuidado de mantener mis enredos de sabanas en privado, jamás se me vio con una chica en público que no fuera parte de mi familia o Emilia, por lo que no entendía a que se refería mi hermano mayor- Te sorprendería las que desean aguantarme –Dije divertido soltando las orejas del canino que simplemente se dejó caer contra el suelo del bote con la cabeza entre las patas, mientras yo caminaba alejándome de mi hermano para tomar una cerveza del montón, pensativo sobre el hecho de que me pudiera ver alguna vez con alguna chica, pues mis encuentro con Dominique eran bastante cuidadosos, jamás en público, solo en el bote lejano de la costa o realmente por mensajes, por lo que podía estar seguro que solo era una suposición de su parte.

Pasé Olímpicamente del tema de Wayne. Yo no había venido aquí para hablar de él, ni mucho menos a pelear con Dorian por algo irrelevante. Si él tenía problemas con Lewis, pues que los resolviese con él, no conmigo.

Su rápida respuesta puso en evidencia que yo tenía razón. Estaba echándose a las Sigmas y ya no había nada que me hiciese pensar lo contrario. ¡Qué fácil era sacarle información a mi hermano! Sólo dije la el nombre de la fraternidad azul y ya saltó a callarme la boca. —Bueno, si quieres jugar a hacerte el imbécil, lo respeto. Pero los demás no lo somos ni nos gusta ser tratados come tales, Dorian.— A veces me sorprendía lo ingenuo que resultaba ser el enano. ¿En verdad creía que podía estar aislado de su familia en el Waimea? Saber de su vida era tan fácil como pagarle al personal de la Marina por un poco información, o quizás al personal de limpieza del bote. Así que yo no entendía esa manía que él tenía de hacerse el misterioso conmigo. La verdad es que poco me importaba donde Dorian metiese el palo mientras supiese mantenerlo en privado, justo como lo hacía ahorita. Si le preguntaba por las Sigmas era por mera curiosidad, por saber si realmente tenía las pelotas de reconocerlo de hombre a hombre. Me equivoqué, al parecer. Quizás mi hermanito había madurado para unas cosas y seguía siendo un crío para otras. —Que quede claro que no busco que me cuentes los detalles de tu vida, no. Por favor tengamos secretos.— Dicho eso, tomé una nueva lata de cerveza, la destapé y le di un bune trago. Que refrescante resultaba una birra con este calor.

—Creo que ya estás bastante grandecito para tomar tus propias decisiones.— Los chismes eran para las viejas, y yo tampoco estaba dispuesto a contar mi vida personal a mis hermanos. —Simplemente me preocupo por ti. Eres mi hermano y eso no va a cambiar por más que te aisles.— Yo me tomaba en serio el papel del hermano mayor y no me importaba si eso le molestaba al resto. Desde que papá estaba preso yo era el representante de los Lawson y como tal me comportaba. Esperaba consideración de par de los míos y eso incluía al enano. —Uhhh... sí. Un montón me imagino.— Respondí sarcástico. Yo sabía que muchas querrían tener el privilegio de aguantarse a Dorian, pero tampoco se lo iba a reconocer de frente. Total, para mí ese éxito venía única y exclusivamente por ser un Lawson, ya que de otra forma ninguna chica se calaría sus desplantes y berrinches de nene consentido. —Podría mencionar algunos nombres, pero luego te pones nena. Así que mejor los dejamos en que yo no sé de qué hablo.— Sí o sí iba a picarse, ya fuese que me lo demostrase o no. Conociendo bien a Dorian, ahorita él estaría atando cabos, pensando la forma en que yo sabía ciertas cosas. La cuestión es que había sido él mismo quien se había confesado sin saberlo. Después de darle otros sorbos a mi cerveza, eructé con toda libertad y vi como Elvis reaccionó. Terminé acariciándolo cuando se acercó.