Walking on sunshine [Francisco Muzule]

Ese día el clima era especialmente caluroso, el sol teñía el cielo de un color celeste brillante por el cual viajaban las mullidas nubes que parecían estar hechas de algodón.
Demás era decir que esa era una mañana perfectamente hermosa. Sin embargo mi jornada sería la de un jueves habitual, ordenar mi parte de la habitación, hacer una visita al lavadero para dejar mi ropa en buen estado y luego volver para almorzar antes de ir a clase.
Seamair mi pequeño perro corría por todo el dormitorio mientras yo continuaba remoloneando en la cama con la vista fija en la ventana. Mi peludo perro indignado ladró para captar mi atención y se acercó hacia donde me encontraba colocando sus patas delanteras sobre la cama en busca de mis manos para que le hiciera caricias. Lo mimé durante varios minutos, pero mi vista no se despegaba del cielo, y mi rostro disfrutaba de la sensación de la brisa colándose por la ventana.
-¿Quieres dar un paseo Seam? -El canino movió su cola insistentemente y algo en mi cabeza estalló. -Al diablo con la rutina. -Me dije a mi misma, hoy me tomaría un día libre para mi, para distenderme estirar las piernas y gozar de aquel hermoso clima californiano.

Me paré lentamente y caminé hacia el ropero, de donde saqué un par de jeans y una sencilla camiseta de tirantes, me vestí y al cabo de unos segundos bajé con mi mascota que caminaba junto a mi asegurado con su correa, con paso glorioso. Reí ligeramente mientras caminábamos por los pasillos de la casa Omega hasta llegar al estacionamiento dónde estaba aparcada mi vespa. -Muy bien, quédate quieto. -Le ordené, abrí mi mochila y con mucho cuidado introduje el cuerpo de Seamair dentro de ella, dejando fuera tan solo su cabeza, me la coloqué y con suma delicadeza y monté en mi moto que luego de un ligero golpe de pedal se puso en marcha.

No tardamos mucho en llegar al muelle, así que luego de aparcar, liberé a el perrito sacándolo de la mochila y emprendimos la caminata pero inesperadamente la imagen de un chico, o mejor dicho de un amigo captó mi atención. -¡Fran! -Exclamé a toda voz. -¡Tanto tiempo! -Apuré el paso para llegar a donde se encontraba el Delta amigo del cual hacía bastantes semanas que no tenía noticias.