shh its a pijama party | private.

De una patada se quita los tacones que lleva e intentado mantener el equilibrio para no caerse de nuevo, se agacha para recogerlos del suelo. Había estado deseando hacer aquello durante las ultimas horas pero no habia podido hacerlo estando en el club o las personas a su alrededor -especialmente las chicas- la mirarían de un modo no tan educado. Echa su cabello fuera de su cara e intenta en un patético esfuerzo caminar derecha hasta la casa de los Epsilons, toma el brazo de Parker para mantener el equilibrio pero aquello era prácticamente imposible tomando en cuenta que la rubia se encontraba igual que ella. ¿Como habían logrado caminar hasta la casa de los toros? Bella no tenia ni idea, simplemente recordaba vagamente el hecho de haberse encontrado con la sigma en uno de los clubes cercanos a la universidad y comenzar a beber una ronda de tequila para luego terminar con shots de vodka. Si, aquello no había sido la idea mas brillante de la castaña pero sin duda que se había divertido en el bar hasta que por algún motivo habían decidido darle una visita a Julian. ¿Había sido Parker o ella la que había sugerido la idea? No importaba, ya que se encontraban paradas frente a la fraternidad de los toros en aquel momento lanzando piedritas que encontraban en el suelo a la que suponían que era la ventana del chico. —¿Estas segura que esta es la ventana correcta? —le pregunta a la chica pestañeando varias veces para así mantenerla enfocada en su visión.

Había tomado mucho mas de la cuenta y estaba segura de que pagaría las consecuencias al día siguiente pero por ahora solo intentaría molestar al chico hasta que saliera a saludarlas. —¡Juuuuuuulian! —canturrea y suelta una de esas típicas risitas de borracha luego de decir aquello. —Somos un asco en esto —comenta con diversión. Habían estado lanzando aquellas piedras por al menos unos buenos cinco minutos pero ninguna había dado con su objetivo. Posiblemente era el hecho de que ninguna de las chicas tenia la coordinación suficiente en ese estado como para arrojar algo a un punto en especial. Siente un peso sobre su espalda nada familiar y mira sobre su hombro para ver a la rubia sobre ella. —¡Caballito!—grita y comienza a correr por toda la calle pero sus piernas fallan haciendo que ambas caigan al suelo en un estruendo de gemidos y risas. Las risas no dejaban de salir de sus labios por mas que intentara detenerlas, aun en el suelo lleva sus manos a su cara e intenta contener las carcajadas pero aquello es en vano ya que vuelve a reír.

Si hubiera sabido que me encontraría en esa situación aquella misma mañana, probablemente me habría quedado tirada en mi cama. Pero, en realidad, si lo analizábamos con un poco más de profundidad, daba igual. Probablemente iba a terminar en una cama. Claro, la diferencia se encontraba en diferencia de cantidad de alcohol en mi cuerpo entre la mañana y esa misma noche. La maravilla de las cosas sin planear, era justamente eso. Todo llevaba a una planificación efímera, momentánea, completamente fugaz. Se daba pie a sorpresas y uno decidía luego si las mismas eran buenas o malas. Estaba segura que que ni Bella ni yo sabíamos lo que iría a suceder aquella noche, y sin embargo ahí estábamos: Ebrias, y trastabillando hacia la residencia Epsilon. No creía estar borracha, estaba segura de aquello; porque de lo contrario, no habría pisado ni una partícula de césped de aquella casa. Conocía a varios de ellos, y mientras Julian era una excepción, con los otros mis relaciones eran un poco... inestables. Tenía lo mío. Amigos extraños, enemistades no declaradas. Era la naturaleza y el versus que hace años se experimentaba en la universidad. Y, aunque mantuviera conversaciones con los residentes en otros lugares, supongo que consideraba aquel hogar como algo intocable. Territorio privado, por supuesto, pero yo misma me encargaba de privatizarme de sus veredas. No quería confusiones, ni problemas.

Ocurrencias de la vida, habíamos terminado enfrente de la ventana de Julian. O al menos lo bastante cerca para tratar de lanzarle piedras y llamar su atención. Por supuesto que estaba bien llamarles 'intentos' a aquellos tiros. Las piedras que alzábamos y lanzábamos con toda nuestra fuerza parecían tomar cualquier camino que el que queríamos: O nos quedábamos cortas y ni llegaban a la pared, o la vez que lo hacían rebotaban contra esta logrando un sonido hueco y débil, y no el llamado que necesitábamos. La estupidez del momento me llevó a realizar otra cosa y de un momento a otro estaba subida a la espalda de Bellamy, simulando un trote en caballo. 'Yija' y 'Ahre' fue todo lo que dije durante unos buenos dos minutos. La verguenza no era impedimento alguno en ese momento, pero estaba segura que luego de aquella noche si lo sería, especialmente para verle la cara a la muchacha sin reírme o sonrojarme ante tal acto. Cada acto se realizó sin pensar, y por supuesto, el de lanzarnos al suelo también. El grado de risa era tal que las lágrimas comenzaron a correr por mis ojos con facilidad y el estómago me dolía de tanto contraerse. —Bella, hay miles de ovnis que titilan en el cielo —señalé, hablando con total seriedad y una pequeña pizca de temor en mi voz. Claro que mis acotaciones en ese momento no eran del todo fiables -para nada, de hecho- y no supe diferenciar una invasión de naves extraterrestres de las estrellas que veía cada vez que se oponía el Sol. Miré más allá hacia la residencia, donde unas cortinas se habían corrido seguramente para observarnos. Un chico se asomó, y luego, segundos después, otra cabellera rubia se asomó por atrás, segundos después la reconocí como la sub-líder de las alphas, Ally. Confusión y sorpresa invadió sus rostros, y el mío se contornó en una mueca de felicidad. Al menos más de la que ya tenía. —Oh, mira, ¡Funcionó! —espeté, dándole unos golpecitos a Bellamy para que observara hacia donde yo lo hacía. No sabía ni entendía porque estábamos ahí, pero estaba segura que no volveríamos a nuestras respectivas residencias. No sería lo adecuado. Sonreí ante lo que podría suceder y la incertidumbre de la situación. Una alpha, un Epsilon, una Omega y una Sigma. Parecía el inicio de un mal chiste.

—Creo que la diferencia está en que yo merezco decidir esta vez—estiré mi brazo nuevamente para pasar a acercarme y tomar el mando del plasma, acomodé mi pijama nuevamente en la parte del busto por si se bajaba, lanzándome a por el objetivo sobre el cuerpo de Julian—Infeliz—me quejé con fuerza y atrapé su muñeca, le quité el control y me dispuse a levantarme para poner la cinta de la película—Será Cinderella—tomé el Cd y me acerqué hasta el blu-ray, antes de continuar con otro movimiento, me vi atrapada por las cosquillas, patalee y traté de empujarlo—Detente Julian, no seas malo—reía sin tener la suficiente compasión de que los demás toros estuviesen en sus lechos, acomodados para descansar. Una vez que me deshice del pelinegro, acomodé algunas almohadas al respaldar y me recosté sobre la cama, luciendo mis piernas tras el corte del vestido de dormir—Trae las sodas—rogué y conseguí convencerlo con un puchero, cuando tuvimos todo en orden, llevé mi dedo índice hasta el botón de “Play”, la introducción de la productora apenas empezaba cuando un par de risas en el exterior llamó mi atención.

—¿Oíste eso?—consulté a mi acompañante, mientras mantenía la mirada fija en la ventana, nos levantamos simultáneamente y caminamos hasta esta, corriendo conjuntamente las cortinas y apreciando el espectáculo—¿Esa es Bellamy?—fruncí el ceño y terminé con un par de carcajadas, contagiada por la euforia que derramaban al solo darse cuenta que habíamos abierto la cortina—¿Podemos dejarlas afuera?—la noche reclamaba mi maratón de películas románticas, hecha para derramar al menos una lágrima de emoción ante esta pantalla grande. Lo vi acercarse al ventanal y abrirlo, a la vez que saludaba al par de muchachas, ambas lucían inestables, tambaleándose de un lado a otro—Ya vuelvo—alcé una sonrisa ladina en mi rostro y retrocedí con inseguridad, cuando estuve en el baño de la habitación, llené un pequeño jarrón, que ya no mantenía vivía a la flor que aguardaba por él, con agua y salí de la habitación a la más cercana, donde se suponía que Julian dormía, pero que a casualidad de la vida, no nos encontrábamos ahí. Sin importarme mucho, a desgracia de ellas dos, yo no tenía el mejor humor y deshacerme de ello, suponía un par de jugarretas, tomé un poco de impulso con mi brazo derecho y lo elevé, sabiendo que el líquido bañaría al par de ebrias, definitivamente lo estaban—Chicas, está lloviendo. ¿Quieren entrar?—hice un mueca de preocupación, saludándolas desde aquella ventana.

En aquel estado de ebriedad en el que la castaña se encontraba no pensaba con claridad las cosas que sucedían a su alrededor y era por eso que cuando la rubia anuncio que Ovnis estaban en el cielo, se sentó de golpe completamente alterada. —¿Ovnis? Entonces tenemos que buscar nuestros cascos de aluminio —comenta con completa seriedad. Estaba a punto de levantarse o al menos a hacer el intento de aquello, cuando su acompañante vuelve a llamar su atención y aquella vez dirige su mirada hasta una de las ventanas de la casa, dándose cuenta de que Julian no se encontraba solo si no que también estaba con Ally. Levanta una de sus manos en señal de saludo y sonríe ampliamente. —Hola Ally —dice con una risita, intenta levantarse aquella vez pero termina cayendo al suelo y resopla con una sonora risa. Posiblemente estaba haciendo el ridículo en frente de la alpha y el toro pero su cerebro estaba tan afectado por el alcohol que había tomado aquella noche que ni siquiera le interesaba. Vuelve a reírse junto a Parker, su estomago estaba comenzando a doler y la respiración se le estaba cortando pero no podía parar. Es entonces cuando siente como algo frió y húmedo corre por su espalda y se da cuenta de que era agua. ¿Había comenzado a llover y ni siquiera cuenta se habia dado? Levanto la mirada al cielo esperando sentir las gotas de lluvia en su rostro pero nada sucedió. Llevo su vista hasta la ventana en donde la alpha se encontraba y frunció levemente el ceño. —¿Esta lloviendo? —le pregunta realmente confundida. Paso una mano por sus cabello ahora húmedos y sacudió la cabeza un par de veces cuando Julian dice aquello. —Nooo estoy muy divertida aquí —murmura como si fuera una niña de cinco años, pero al final termina tomando la mano de el para levantarse.

Trastabillea un poco mientras camina y sujeta con fuerza uno de los brazos del chico para así no perder por completo el equilibrio. —Estoy mojada —dice haciendo un puchero pero suelta una risita y continua caminando. Una vez dentro de la habitación se apoya en una de las paredes y va bajando de a poco hasta terminar sentada en el piso. Restriega uno de sus ojos con su mano y mira a su alrededor. —Oh Julian ¿no te han dicho que primero debes invitar a una chica a una cita antes de llevarla a tu habitación? —le pregunta al chico y sonríe con diversión para luego cerrar los ojos durante unos segundos. Su cabeza estaba comenzando a doler un poco lo que significaba que el alcohol estaba comenzando a abandonar su cuerpo. La resaca que tendría el día siguiente seria una de las peores de su vida. Abre uno de sus ojos y una sonrisa amplia se posa en sus labios en dirección al chico. —Pijama Party —dice con emoción y lleva su mirada hasta Ally. —¿Nos haremos faciales y haremos una pelea de almohadas?

Escuché pasos en el pasillo, me preocupé al pensar que se trataría de algún toro curioso o recién despierto, pero tanto escuchaba murmullos de voces femeninas reconocibles, alivié el peso que se acumulaba en mi pecho. Traer a este par, al interior de la casa, tal vez Julian necesitaba una gran bofetada o bien podría ser que quisiera intentar terminar con mis estribos. Caminé hasta la habitación en la que estábamos y descanse junto al marco de la puerta, observando como las muchachas entraban a esta, solté un suspiro lleno de frustración, sorprendiéndome ante su sugerencia—¿Es una venganza por la película?—cuestioné de manera simultánea, negando con mi cabeza ante la idea de pasar la noche con un par de ebrias hormonales—A mí no me ha llevado si quiera a cenar, pero estoy acá—era un poco estúpido seguirle la broma a alguien en el estado de Bellamy, contemplé ambas figuras, una desparramada sobre el suelo y la otra, próxima a estar en la misma posición.—Divertido para ti, patán—escupí el insulto con fuerza y caminé dando pasos firmes hasta la misma cama que él—¿Las cuidarás tú?—tomo una manta que se encuentra doblada a los pies del colchón y me cubro con ella, pues el vestido podría traer un mal pensar, que era lo menos que quería.

—Claro que si—escuché a la castaña hablar y con facilidad, le quité una almohada a la cabeza de Julian para aproximarme hasta ella en el suelo—¿Qué tal si la pelea, la empezamos ahora?—cubrí su rostro con la tela rellenada y sonreí después de unos segundos de hacer presión sobre ella—Ya vuelvo, tengo una idea—le avisé al pelinegro, que a juzgar por la sonrisa que llevaba estaba disfrutando mucho verme con esta actitud. Corrí hasta el baño, busqué entre el pequeño stand del propio un frasco de colonia, ya sea vacío o no. Di con mi objetivo, que a suerte del dueño, no tenía casi nada y lo enjuagué. Al terminar la limpieza, abrí el gripo y llené como contenido a la botella, le puse la tapa encima, haciendo presión con mi dedo para ver si funcionaba bien el spray—Chicas—llamé la atención de ambas, al girar, les chorree agua en sus rostros, a cada una y sonreí con malicia, me crucé de brazos y miré a Julian—Iré por algo de ropa, deben de estar incómodas—le mostré un gesto lleno de compasión, apresurándome a ir hasta sus pies, tomando ambos como podía para jalarlo—Sal de la habitación, por favor—ordené, señalando la puerta y avancé hasta la misma para ir a su recamara por mi bolso de ropa.