Netflix and Chill — Kenneth

Suelto un suspiro mientras con mucho cuidado trato de estacionar mi auto fuera de la casa Omega. ¿Por qué mierda los estacionamientos debían ser tan pequeños? Está bien, sé que yo no soy una perfecta conductora. He conseguido mi licencia hace poco más de un mes, y puede decirse que ahora mismo soy recién una novata. Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que los malditos estacionamientos eran pequeños, lo juro, estos eran casi del mismo porte que mi maldito auto ¿Cómo se supone que yo iba a poder estacionarlo ahí? Diablos, odiaba esto. Bajo el volumen de la música en la radio, y con mucho cuidado comienzo a mirar a través del espejo retrovisor, a la ves que luego me enfoco en la parte de adelante Vamos Chloe, tu puedes hacer esto, me repito mentalmente y dejo que toda mi concentración se centre en dichosa acción.

No estoy segura de cuanto me he demorado, sin embargo cuando noto que al menos he aparcado de una manera decente, simplemente dejo que el motor de mi coche se apague a la vez que saco la llave y vuelvo a soltar un suspiro. Tomo con cuidado mi bolso que se encuentra en el asiento del copiloto y salgo del auto rápidamente a la vez que le pongo la alarma. Camino con cuidado hasta la puerta y doy unos toques esperando que la abran, mientras me remuevo incómoda. No era la primera vez que iba hasta la casa "Hippie" Sin embargo, pareciera que cada vez que iba el nerviosismo aumentaba. Incluso aunque todo el mundo sabía que tenía amigos en dicha fraternidad, no dejaba de sentirme incómoda cuando me miraban como si fuese un maldito bicho raro. Aunque los Omega no decían nada, ni siquiera el que me acaba de abrir la puerta y me ha dejado entrar luego de informarle que estoy aquí por cierto chico con rulos, estoy segura de que por su mente vagaba la pregunta: ¿Por qué un Alpha viene a nuestra casa? y bueno, no podía culparlos. A lo largo del tiempo mi fraternidad había hecho un arduo trabajo ganándose odio, incluso de una fraternidad que no fomentaba la violencia como eran los Omega.

Saludo con una pequeña sonrisa a los pocos Omega que me encuentro y luego de unos saludos bastante cortés a mi parecer, simplemente pregunto donde puedo encontrar a mi... Amigo. Luego de unas pequeñas indicaciones, comienzo a caminar por los rincones de la casa deleitándome a cada momento con la ambientación de la casa. Era tan malditamente colorida que podría provocarme vómitos, sin embargo para mis ojos era realmente agradable y me encantaba. Sonrío cuando me encuentro con una figura masculina sentada en unos pequeños sillones que parecen ser bastante cómodos. Una televisión está justo en frente y él se encuentra tan malditamente despistado como siempre, su rostro serio como siempre y no puedo evitar soltar una pequeña carcajada—Vaya, no te muestres tan emocionado por mi presencia—me burlo a la vez que camino hacia él y dejo que mi bolso caiga por entremedio de los sillones mientras me siento a su lado. Abrazo a Kenneth con fuerza y beso su mejilla mientras le sonrío—Admítelo me haz extrañado—guiño mi ojo divertida y suelto un suspiro a la vez que me acomodo. Bien, los sillones no solo se notaban cómodos, malditamente lo eran.