We'll be counting stars || Vincent A. Beaumont [Express]

El tiempo pasaba extrañamente, quizás porque su cabeza estaba funcionando a una velocidad poco habitual. Sintió que había dado vueltas a la casa mil veces cuando su reloj le hizo notar que solo habían pasado cuatro minutos desde la última vez que lo revisó. Ni siquiera era la preocupación por como pudiera afectar su mente la hierba, ya que desde la primera vez que fumó, un par de semanas atrás, se dejo llevar por la placentera sensación que la embargaba, pues estaba completamente relajada, pero aquella sensación de que el tiempo pasaba realmente lento la hicieron sonreír. Hace un rato ya una de las chicas de la casa había compartido un porro con ella y esta vez le había pegado bastante fuerte, haciéndola reir sola frente a la puerta de la casa, completamente cerrada cuando escucha unos ruidos. Era alguien forzando la puerta, como tratando de abrir la puerta intentando dar con la llave correcta, sin éxito inmediato. Thea cerró los ojos y aquel sonido siguió un tiempo más, sin poder saber cuanto ya que si bien lo sintió un buen rato, podría haber sido sin lugar a dudas veinte segundos. Camino a paso tranquilo hacia la puerta y dejo su mano derecha unos segundos sobre el picaporte hasta que atinó a girarlo, viendo a Vincent bastante perjudicado del otro lado de la entrada, lo que causó su risa inmediata.- ¿Buscando el camino a casa, señor?- lo saludó con una sonrisa dulce en su rostro, Vincent le caía muy bien. Demasiado bien.

No tenía conciencia del tiempo y menos de la hora que era, había estado fuera de la casa Omega mucho y la había pasado de maravilla con sus compañeros del Acuario. Celebrando el gran avance del proyecto con los delfines y pues eso merecía una gran fiesta como ellos solían, aparte de que varios eran Irlandeses y conocían un espectacular bar irlandés donde podían beber hasta reventar y sabía muy bien que tenía que quemar toda esa cerveza mañana en la Energy Zone. El conductor designado lo había dejado frente a la entrada de la casa Omega mientras el reía de sus fallidos intentos de bajarse del auto. Estaba borracho a más no poder y a duras penas podía llegar a la puerta, lo cual fue un verdadero desafío. Pero la gota que colmó el vaso fue el impedimento de abrir la puerta, tenía como ¿Cinco llaves? O eso le decía su vista, colocar cada una en el cerrojo era un desafío imposible y más si no eran las llaves correctas.  Bufo y su frente se dio con la puerta, gruño y se alejó un poco tratando de abrirla nuevamente. —Estúpida puerta—murmuró. Escucho como la puerta era abierta y claramente también escucho la risa de ¿Thea? Rió estúpidamente con ella —Así que estúpida puerta es la contraseña—carcajeó mientras se tambaleaba al entrar. —¿Esta no es la casa de las conejitas playboy? —cuestionó pasando su brazo sobre los hombros de Thea. Tropezó cayendo en el suelo en un sonido en seco, rió y volvió a levantarse mientras se sentaba en uno de los taburetes de la mesa de granito de la cocina. —¿Vas a hacer un café? —preguntó apoyando su cabeza en su mano, pero si codo resbalo haciendo que su cara impactara con la mesa y volviera a caer. Se quejó mientras reía. Vaya noche.

Thea se quedo mirándolo unos segundos más, sin poder parar de reír estrepitosamente mientras el chico cruzaba a duras penas el umbral de la entrada, a una velocidad que más lenta y torpe era imposible. Rió ante la pregunta de Vincent, porque se le hacía lo más gracioso del mundo. Y ahí se dio cuenta que tampoco era para una risa tan fuerte como la que se le escapó, y que le estaba pegando bastante aquella hierba fumada hace poco rato. – Esta conejita playboy ya se iba a dormir- le contestó como si nada dándole una sonrisa mientras su mano pasaba por su espalda para dejarlo que se apoyara en ella. Ella estaba algo ida, procesaba algo más lenta y se reia cuarenta veces más, pero al menos podía sostenerse a si misma, cosa que Vincent no podía decir. A pesar de eso rió, debía ser gracioso salir de fiesta con alguien como él- ¿Saliste de fiesta con los delfines?- preguntó bromeando y el chico cayó al suelo.- ¡Hey!- exclamó pero no atinó a mucho, y si bien estaba ebrio, estaba mucho más rápido que ella así que cuando Thea resolvió debía ayudarlo el chico ya estaba sentado en el taburete de la cocina no preguntándole, sino pidiéndole por café.- Eh…. Puedo…- le respondió sonriéndole mientras desarmó un poco el cabello del chico por simple diversión mientras buscaba la cafetera, aun no aprendía donde estaban las cosas exactamente y encontró primero donde estaba el café molido cuando escuchó un golpe seco que la asustó. Vincent había desaparecido y tuvo que caminar lo más rápido que pudo para verlo bajo la mesada de la cocina con un golpe en la cara. Esta vez atinó algo más rápido a sentarse en el suelo para ayudarlo a sentarse a el de la misma manera, llevando sus pequeñas manos al rostro del chico buscando fijamente si tenía alguna herida.- Eres el ebrio más torpe que he conocido- susurró suave con una pequeña sonrisa en los labios mientras seguía demasiado concentrada en buscar la herida.

—¡delfines salieron de fiesta conmigo!—aclaró con algo de dolor en su voz, admitía que se había dado duro con la mesa pero tal vez no dejaría cicatriz ¿Al menos estaba sangrando? No se había fijado de nada ya que seguía en el suelo mareado más por el alcohol en su torrente sanguíneo que por el fuerte golpe. Con ayuda de Thea se levantó del suelo riendo como un idiota, alza una ceja divertido al escuchar las palabras de ella y rió nuevamente. Realmente esa noche podría ganar el premio a su peor borrachera de todas, tal vez la próxima se levantaría en Tailandia sin saber su nombre, como una versión mejorada de las películas de The Hangover. —Soy el mejor borracho del mundo y......tú lo sabes—murmuró balbuceando mientras se acercaba peligrosamente al rostro de Thea. Mientras ella seguía buscando por la herida el no paraba de cantar canciones inentendibles y balbucear estupideces hasta que se tomó muy enserio lo de matar toda la distancia que había entre ambos. —Thea creo que tienes un ojo más verde que el otro—comentó riendo mientras se acercaba cada vez más —¿Son verdessss…no es así? —preguntó frunciendo una mueca tratando de parecer pensativo. Pero para subconsciente bajo el fuerte efecto del alcohol se le había hecho lento que sus labios ya estaban sobre los de ella mientras él seguía pensando; ¿Porqué los Simpsons eran amarillos y él no?

- Eres un mal nuevo amigo, Vin, te dije me gustaban las fiestas, debías invitarme- bromeó mientras se convencía de que nada tan grave había pasado en el rostro de su hermano Omega. Apareció la imagen algo tarde, pero a medida que sus ojos se centraban en el rostro del chico, Thea se imaginó vívidamente a unos delfines con cervezas en las aletas y serpentina alrededor de su cuello ¿Los delfines tenían cuello? Pues la chica creía que uno, pero era gracioso imaginárselos. Y cuando su vista por fin fue hacia el exterior y no a las imágenes que su mene inventaba, es que vio a Vincent más grande. La marihuana causa alucinaciones, ero rápidamente se dio cuenta que no era así, el chico simplemente se había acercado hasta que entre el rostro de él y de la castaña fuera separado por una distancia ínfima. Y extrañamente, no aparecía aquel rechazo que suele acompañar el que invadan tu espacio vital, quizás porque no estaba en sus cinco sentidos o quizás porque a pesar de lo poco que conocía, la buena onda era instantánea y se sentía cómoda aun con sus labios a milímetros.- Son…. Verdes- asintió en un susurro diciendo aquellas dos palabras que a duras penas cuando sus labios hacen contacto con los ajenos, moviéndose contra ellos por reflejo, mientras todo en aquel momento le parecía increíblemente divertido, demasiado gracioso. Nunca había besado a alguien después de fumar, debía comenzar a hacerlo más seguido. Una de sus piernas dio un paso atrás sin separarse enredándose de manera estridente contra la punta de una silla, logrando que perdiera completamente el equilibrio cayendo con Vincent en el suelo. Y bueno, el chico debía , a esta altura ya estar acostumbrado al suelo mientras la chica no pudo aguantar la risa de la situación.

Mientras estaba concentrado en pensar porque Homero seguía siendo amarillo y en cuanto él deseaba serlo también ¿Es por qué era blanco? Tal vez estaba teniendo alucinaciones o algo a causa del alcohol y él verdaderamente era amarillo y vivía en la universidad de Springfield. En un momento volvió a distraerse pero esta vez en el suave pero a la vez fogoso beso que compartía con Thea, no se había dado cuenta del todo al momento en que ambos comenzaron el beso pero realmente no valía la pena concentrarse en recordar porque sabría que no lo haría al sentir aquel distintivo toque de marihuana, lo cual puede que le haya animado más a su ebrio entusiasmo por besar a su amiga. De un momento a otro ambos terminaron en el suelo y como era de esperarse el recibió la mayor parte del golpe al Thea caer encima de él —Ya le dije al suelo que no podemos tener nada ¡Dios! —refunfuñó mientras miraba a Thea reír y después de unos segundos no dudaba en seguirle la carcajada, estaba tan borracho que juraba ver tres castañas encima suyo. —Another! —gritó mientras se acercaba nuevamente hacía Thea, el único problema era ¿Cuál de las tres era la verdadera?

Aquella placentera sensación de la hierba la embargaba por completo, solo la dejaba completamente relajada la mayor parte del tiempo, con una lentitud asombrosa para moverse, hablar fijando su vista en todo, mientras que en ciertos momentos una risa contagiosa y sonora se apoderaba de ella, antes de volver a ese estado de calma. Era aquel Omega contra cuyos labios se movían los suyos sin mayor preocupación el que le abrió la puerta en los primeros días a ese mundo, y de verdad lo agradecía, lo estaba pasando en grande sin que nada sino diversión pasara por su mente.

La caída no fue demasiado fuerte para ella por lo que la risa se hizo presente de inmediato ante la nueva pelea de su amigo contra el suelo.- Te tiene ganas… te arrastraaaaa- dijo arrastrando asimismo las ultimas palabras, volviendo a la calma luego de la risa mientras ponía ahora especial atención al cabello de Vincent, de verdad le había pegado fumar lo que Zoe le había ofrecido, por ello. Con calma acaricia el cabello del chico, como si estuviera ejerciendo una labor muy importante cuando siente que Vincent se acerca , y lo que podría haber sido un nuevo beso se ve interrumpido por un giro a la derecha del muchacho, como si Thea estuviera cinco centímetros al lado. Thea rió escondiéndose en el cuello del muchacho dejando un beso profundo en aquella zona.- Borracho- susurró traviesamente en el oído.