Shake it off → Sigmas

Las puntas de mis pies se elevaban lo más que podían mientras mis manos tiraban de una enorme maleta que se encontraba sobre mi armario, un par de tirones y tuve que hacerme a un lado para que cayera en el piso provocando un golpe en seco, sonreí triunfante al mismo tiempo que abría la maleta, era momento de hacer el equipaje para la excursión, aún faltaban algunos días pero me gustaba siempre estar lista lo antes posible, bueno tal vez también me sentía algo ansiosa pues era la primera vez que viajaría junto a cierto Delta, finalmente salíamos de la friendzone para pasar a la couplezone lo que últimamente me tenía de un humor excelente. Al abrir las puertas de mi armario una canción sonó fuerte de la radio que mantenía abierta desde una página de internet, me gire rápidamente a subirle todo el volumen a las bocinas, después de todo estaba completamente sola en la habitación además que estábamos en medio de la tarde, a ninguna chica le molestaría. Comencé el baile con la cintura suavemente para luego llevar el mismo movimiento a mi cabeza con Shake it off- Taylor Swift levantando las manos mientras caminaba al armario abriéndolo de golpe encontrándome con toda mi ropa, tomando un par de prendas para depositarlas en la maleta sin dejar de cantar.

De repente recordé mis zapatillas preferidas, eran las más cómodas que tenía por lo que me dirigí a mis cajas de zapatos en el closet, pero entonces me lleve una sorpresa al encontrarme la caja vacía, fruncí el ceño empezando a tomar las cajas abriéndolas encontrándome con todos los demás pares menos el que buscaba, de repente sentí un ataque de desesperación empezando a tumbar las cajas, pero nada, tuve pánico, si un pánico compulsivo, me encontré a mí misma debajo de mi cama sacando todos los pares acumulados con el tiempo encontrando algunos que ni recordaba pero no eran los que buscaba. – QUIEN TOMO MIS ZAPATILLAS!! –Grite sin problema desde mi habitación saliendo como un ogro dando pisadas pesadas contra el piso como si fuera un gigante buscando su presa para arrancarle la cabeza sintiendo mis orejas calientes – MATARE A LA QUE TOMO MIS ZAPATOS!! –Grite nuevamente faltándome solo el “Fi Fai Fo” caminando por el pasillo girándome rápidamente hacia las escaleras sin cuidado alguno.

Finalmente había conseguido organizarse lo suficiente como para poder mudarse de una buena vez a la casa sigma, habían pasado semanas desde que entró a la fraternidad pero entre clases y el trabajo no había tenido tiempo de hacerlo. Estaba ansiosa, expectante, podía imaginar como era el asunto gracias a las historias de su hermano y al parecer no había nada mejor que pertenecer a una fraternidad y aunque Jacko había dicho que el la ayudaría a mudarse con el banana móvil, el chico también estaba ocupado, por lo que decidió llamar un odioso taxi y mudarse por su cuenta, ya luego lidiaría con su hermano.

Ni bien cargó sus cosas al coche, se colocó sus auriculares para evitar esa odiosa conversación forzada con el chofer. No se los sacó ni siquiera cuando arrastró las maletas por la entrada de la casa. Su corazón latía de prisa, sólo llevaba lo necesario, un par de cajas las había dejado en la recepción de la residencia que ocupaba antes para buscarlas luego.  Ni bien entró vio como una rubia se precipitaba, sin notarla por las escaleras ¿había visto bien? ¿llevaba un crucifico o era fruto de su imaginación? Shake it off de Taylor Swift retumbaba a través de los auriculares. Cuando llegó a la cima de las escaleras estaba agotada, aún intentaba subir sus maletas por el último escalón cuando ocurrió la colisión, no vio lo que sucedió y lo siguiente que supo era que estaba rodando escaleras abajo, en un torbellino sin control, dos maletas y dos chicas, benditas maletas amortiguaban cada golpe.

Al pie de las escaleras, luego de unos segundos, el mundo dejó de gira y pudo enfocar la vista en una pelirroja que lucía conmocionada, ella probablemente tenía la misma expresión en el rostros - ¿Es.. estás bien? – preguntó con un hilo de voz a la joven (Kelsey) y luego levantó la mirada a la rubia que seguía de pie a un lado de las escaleras.

Entre desde la puerta trasera de la residencia, luego de haber pasado la mayor parte de la mañana estudiando. Mi reproductor de música aleatoria ahora me deleitaba con la voz de Ed Sheeran; tararee apenas un poco mientras dejaba mi bolso en uno de los percheros en la entrada.  Busqué entre mi rejunte de lácteos dentro de la heladera y extendí mi mano hacia el final, para llegar a el yogurt griego que había deseada durante toda la mañana, le adicione una serie de frutos secos y moví mi cabeza hacia ambos lados para escuchar ese famoso “crack” en mi cuello que tanto me relajaba. Tomé una cuchara y cerré el cajón con algo de fuerza, pero el sonido fue estruendoso. Me quede paralizada mirando el mueble y entrecerré apenas un poco mis ojos.

Saquee mis auriculares de lugar, quizá era una alucinación mía. Pude escuchar la voz de Taylor Swift a todo volumen y el chillar de una de las muchachas. Dejé el yogurt sobre la mesada y me dirigí hacia la entrada principal.  Pude ver a Kelsey  junto a Emma, que aparentemente había llegado a la residencia no hace muchos minutos, desparramado en el piso y a Ashley en la punta de la escalera con un crucifijo en sus manos. De manera inevitable comencé a reírme a carcajadas.- ¿Esto es una especie de exorcismo o ritual de bienvenida? – Negué levemente con mi cabeza, aún con una sonrisa plasmada en mis labios.- Estoy celosa, a mí no me hicieron nada similar... –Murmuré mientras fruncía apenas un poco mi nariz.

No sabía que había pasado exactamente pero en medio de mi enojo al girarme contra las escaleras el choque con un cuerpo me hizo perder el equilibrio, quise mantenerme en pie pero me fue imposible por lo que rápidamente mis brazos se estiraron hacia la persona intentando sostenerme de ella pero fue mal idea pues su cuerpo también caía en ese momento, no supe si rodee como en las películas pero mientras bajaba pude observar el techo en múltiples ocasiones además de sentir algunas extremidades ajenas chocar con mi cuerpo para acabar tendida de medio lado en el piso totalmente adolorida soltando un “Ay” con un lloriqueo abriendo los ojos encontrándome con un pie justo frente a mi cara, entonces me di cuenta que no era tan flexible para poder poner una de mis piernas en esa posición, algo asustada moví los dedos de mis pies dándome cuenta que no se trataba de una parte de mi cuerpo así que lo lance hacia un lado lejos de mi cara mientras poco a poco me sentaba en el piso sintiendo los golpes que luego se convertirían en morados por mi cuerpo.

Entonces solté un lloriqueo infantil mirando a las rubias de pie una con un crucifijo por lo que la observe con cara de “wtf”. Cuando la otra víctima de la caída me hablo finalmente me hablo la mire haciendo un leve puchero para luego negar con la cabeza rápidamente- Perdí mis zapatillas! Solo me falto darle un golpe al piso como berrinche antes de observar con mi mirada acusadora a [/color]Ashley y Amelie [/color] – ALGUIEN LOS HA TOMADO SIN PERMISO! –Mi mirada regreso a [/color]Emma [/color] al darme cuenta de algo- Tu quién eres? –Le dije sorprendida notando varios objetos tirados a nuestro alrededor, como si fueran sus pertenencias entonces caí en cuenta, era una sigma nueva.

No supo cuánto tiempo duró aquello, solo que el sonido que se escuchaba no era parecido a nada que hubiera oído antes. Sintió cada golpe en su cuerpo mientras rodaba escaleras abajo. La cadera, las costillas, el muslo izquierdo, el brazo derecho, la muñeca izquierda, por suerte ninguna vez la cabeza y cuando por fin se detuvieron, sólo dos cosas tenía por seguro: uno, no se había fracturado nada y dos, tendría una contractura sin precedentes en el cuello causada por mantenerlo rígido lejos de cualquier superficie que pudiera dañarla. Sintió que movían su pierna, la otra joven con seguridad, se irguió como pudo y la miró, no podía creerlo, seguía preocupada por sus zapatos, luego de aquello, estalló en risas sin poder contenerse, por alivio y por lo estúpido de aquello.

La pregunta la sacó del trance en el que entró al ver todas sus maletas y sus cosas desperdigadas por el lobby de la casa – Soy Emma… Emma Rochtman – sonrió - y esos son mis calzones – se encogió de hombros mientras señalaba toda la ropa interior que cubría el suelo junto a varias prendas más - ¿y tú? – preguntó. Su vista se elevó primero a la rubia que seguía arriba con el crucifico - ¿Qué estaban haciendo? – preguntó confundida, sin caer en la cuenta de que podía ser indiscreta o metida incluso. Luego miró a Amelie, a quien no había visto antes - ¡Amelie! – exclamó contenta de conocer por lo menos a una persona. “¿Lo es? ¿un ritual? ¡Qué peligroso!” pensó – no sé, yo sólo iba subiendo y entonces pues caímos – se puso a gatas, la cadera le dolió – voy a juntar este tiradero – anunció mientras comenzaba a hacerlo.

Los primero movimientos que ejercí al moverme no causaron ningún dolor en mi cuerpo, eso era algo bueno, pero en mi mente no había tiempo para pensar en cosas tan básicas como hacerme daño, tenía que saber quién fue la bruja que robo mis adorables zapatillas, de repente la chica que había rodado conmigo hecho a reír ante mis palabras lo que me hizo sonreír un poco, tenía una risa contagiosa – Soy Kelsey Prescott –Le conteste notando que su apellido era bastante familiar – Ese apellido lo escuche en alguna parte –Le comente antes de mirar alrededor encontrándome con los calzones que señalaba por lo que estire mi mano hacia ellos dándome cuenta que tenían impresos la imagen de bob esponja – Son adorables –Le comente llevándolos sobre mi ropa para medirlos estaba segura de que me quedaban- Creo que hacemos la misma talla, si! Serás mi amiga –Le comente devolviéndoselos con un tono decidido como si fuera un hecho simplemente porque yo lo decía.

Me gire gateando un poco buscando algo de que sostenerme para levantarme mientras le escuchaba hablar con las rubias, al tomar el borde de la escalera me impulse para levantarme pero un enorme dolor en mi tobillo me detuvo por lo que me deje caer sentada de nuevo con un leve grito de dolor – Nooooo –Dije expresando el dolor al darme cuenta que no podía moverlo, al llevar mi mirada sobre el me encontré con la piel roja que parecía estarse hinchando con velocidad- Me duele me duele –Me queje como una niña intentando moverlo de nuevo para soltar un sollozo y mis manos a mi cara intentando soportar el dolor, si solía tolerarlo muy poco. – LLAMEN A UNA AMBULANCIA, POLICIA, BOMBEROS – Les dije tratando de bromear en el momento para no soltar a llorar, no sabía que hacer pues era obvio que no podía levantarme.

Kelsey Prescott, no tenía que verla como una conocida en proceso de amiga sino como una hermana. Era difícil aún para Emma comprender lo que realmente estaba viviendo, cada mujer que vivía en esa casa se convertiría inevitablemente en una parte fundamental de su vida. Observó a la pelirroja, quien al parecer lucía entera y compuesta, eso era bueno. Frunció el ceño, más curiosa que molesta, al ver como la chica ¿se medía su ropa interior? Lo cual era extraño para Emma, quien era algo conservadora en muchos aspectos, la miró de arriba abajo para medirla y descubrió que tenía razón, parecían ser de la misma talla y con esas dos palabras la pelirroja anunció que serían amigas. ¡Vaya! Sería mucho más sencillo de lo que supuso inicialmente, sonrió contenta, radiante, tenía dos amigas: la rubia y la pelirroja – Esto… ¡genial! – se limitó a responder, ¿qué se decía cuando alguien declaraba algo en un tono tan convencido? La sureña no tenía idea.

Sonrió tímidamente, pues al parecer se habían quedado al final solo, ellas dos. Lentamente con cierta parsimonia, comenzó a juntar sus cosas, la ventaja era que ya estaba en la casa y lo metía todo en la maleta sin ton ni son, total tendría que volver a ordenarlo todo luego. Fue entonces que la voz estridente de la pelirroja llamó su atención - ¡¿Qué…?! – no consiguió terminar antes de que la joven estuviera pidiendo una ambulancia a los gritos. Se desesperó un poco, miró  a su alrededor con el rostro alarmado en busca de algún indicio que indicara que se trataba de una especie de iniciación pero juzgando la expresión del rostro de Kelsey, estaba siendo sincera. Se levantó en una fracción de segundos y corrió a sujetarla – No pises ¿duele mucho?… déjame llevarte a los escalones – dejó que Kelsey apoyara casi todo el peso de su cuerpo sobre ella, y la ayudó a moverse hacia el primer escalón - ¿Hay alguien que estudie medicina en esta casa? – preguntó mientras observaba el tobillo de la pelirroja que lucía algo extraño – No luce normal para mí – dijo sonrojándose un poco – al menos que siempre haya sido algo…. – ladeó la cabeza de lado un poco – deforme – añadió en un hilo de voz.

El dolor estaba nublando mi habilidad para actuar de una manera lógica, podía sentir como mi pie empezaba a arder o pesar más de lo que debía, empecé a patear con mi pierna sana tratando de hacer un pequeño berrinche de dolor mientras en mi mente solamente había lugar para la idea de que si me había herido de gravedad lo más seguro no podría viajar con el resto de los estudiantes a Tomorrowworld lo que me preocupaba más  que el estado de mi pie. Abrí los ojos en busca de las rubias pero aparentemente se retiraron de la habitación antes de siquiera poder ver mi sufrimiento, toda mi esperanza estaba sobre aquella chica con mirada dulce a la que acababa de bautizar como mi nueva amiga, hice una mueca que termino en un puchero intentando que mis ojos no se nublaran de lágrimas – No poder viajar! No podre!-Le solté alterada, de seguro no entendería de que hablaba o me daría por loca al soltar aquella frase en medio de un momento como ese. – No lo sé, no lo sé- Ahora todas mis palabras salían en forma de sollozo  como una niña que controla su respiración para poder decir a su padre cual era el motivo de su llanto.

La chica utiliza su cuerpo para poder llevarme hacia los escalones donde pude sentarme mejor, no quería ver mi pie, pues por alguna manera si llegaba a ver su estado entonces en ese momento todo se volvería real -  No no no, tiene que estar bien, debe estar sano! –Suplique al universo antes de bajar la mirada hacia el justo cuando Emma dijo verlo deforme, entonces solté un grito mudo notando la rara extremidad que tenía pie en ese momento – Moriré, moriré, no volveré a caminar –Exagere escondiendo mi rostro unos segundos en mis manos pensando en alguien que pudiera ayudarme en ese momento pero mi desesperación no me dejaban conectar mis ideas – Debemos ir a un médico, de esos que te mueven el pie y lo colocan en su lugar, ayúdame! Por favor –Termine por poner un leve puchero esperando que de verdad la chica tuviera buen corazón como para tomarse el tiempo en ayudar a una casi desconocida.

Emma estaba en un punto en el que no sabía cómo reaccionar, Kelsey hablaba de cosas que no tenían sentido alguno para la castaña, pero al parecer y juzgando lo afectada que estaba sin duda tenía mucha coherencia para ella. Emma la ayudó a sentarse, trataba de trazar un curso de acción. Lo primero era calmar a su hermana, aún era raro para ella pensar así respecto a cualquier sigma pero era de las personas que pensaban que cuanto antes se daba por sentado algo antes uno se acostumbraba a ello. Se sobresaltó un poco al escuchar que decía que moriría, comenzó a negar con la cabeza mientras acariciaba la roja melena de la joven – Tranquila… tranquila, no es tan grave – dijo sin estar segura en absoluto de lo que decía.

Se puso de pie ante las súplicas de la joven – Ya voy… ya voy… no lo muevas – fue casi un sosollo, pero alguna de las dos tenía que mantener la cabeza fría en esa situación así que se exigió a sí misma permanecer calmada. Corrió hasta la cocina (todas las cocinas del mundo estaban por lo general siempre en el mismo sector de las casas), tomó una botella de agua, un poco de hielo que puso en un de los trapos de cocinas haciendo una especie de compresa, todo aquello lo hizo en menos de dos minutos y volvió a donde había dejado a la otra joven – Toma un poco de agua… anda y luego sostén esto contra el pie para aliviarlo – por alguna razón, el agua y el hielo consistían para Emma santos remedios, aunque probablemente fuera fruto de que su madre siempre le daba agua para calmarla cuando algo no iba bien, independientemente de que fuera bueno o no, de que hiciera o no efecto alguno, no importaba era más bien el ritual lo que la calmaba.

Era curioso que nadie se percatara de aquella situación pero recordaba a Jacko diciendo que en una fraternidad todos viven juntos y a la vez cada uno en su mundo, supuso que era así también con las sigmas.  No sabía si ellas tenían una especie de medico de cabecera que venía a atenderlas pero por ser más práctica llamó al 911 y pidió una ambulancia  - Listo… están en camino – anunció al finalizar la llamada mientras volvía a sentarse a lado de Kelsey. Le acariciaba la espalda suavemente haciendo círculos - ¿Es solo el pie o te duele algo más? – preguntó mirando hacia el pie de la joven - ¡Rayos! Mi primer día y ya casi mato a alguien – dijo con cierto pesar y algo avergonzada.

Movía mi pie sano con algo de desesperación, pues nunca sabia como manejar el dolor así que terminaba haciendo una enorme escena o prácticamente me quejaba hasta por las orejas hasta que este pasara entonces todo volvía a la normalidad pero en este caso el dolor no disminuía por lo que provocaba desear poder golpear algo, morder una almohada o simplemente olvidarme de lo señorita para decir cuántas groserías pudiera procesar mi mente, pero allí estaba esta chica dulce con una mirada asustada ayudándome a sentarme mientras  mi pie palpitaba cada vez más fuerte – Esto es una enorme mierda! –grite finalmente llevando mis manos a mi rostro deseando que de verdad se detuviera mientras la chica se alejaba, buscando algo que no llegue a escuchar, jamás me había roto nada, era extraño pues solía ser una torpe de naturaleza, siempre en el suelo tras mis perdidas de balance, o terminaba golpeando un poste de alumbrado eléctrico al caminar desprevenida, esas eran cosas normales en un día para Kelsey.

Cuando la chica se acercó me tendió algo de agua con una compresa con agua, las tome tragando saliva llevando el hielo a mi pie por lo que hice una enorme mueca de dolor intentando mantener el hielo en mi pie sin llorar – No poder viajar –Me lamente casi soltando un sollozo mientras le escuchaba hablar con la ambulancia deseando  regresar en el tiempo unos cinco minutos para poder evitar la caída por las escaleras - ] Me duele mi trasero –Dije notando también que mis nalgas dolían mientras mi tono reflejaba tristeza pura suspirando un poco antes de ver a la chica – Te odiaría en este momento, pero bueno antes de que me doliera nos declare amigas, así que es tarde para eso –Le comente con un poco de humor para poder distraerme del dolor o de lo que justo pasaba escuchando como un auto se estacionaba al frente luego de un par de minutos más, parecía que habían acudido al llamado bastante rápido.

Estaba claro como agua, el pie de Kelsey estaba fracturado y por más que ambas quisieran encontrar otra realidad a esa situación era imposible. Lo hecho, hecho está. Emma no conseguía deshacerse de ese sentimiento de culpabilidad que embargaba su pecho. Ella debió haber anunciado su llegada a la casa o esperado que alguien la escoltara hasta el piso superior en lugar de correr hacía allí en una estampida ocasionada por la emoción típica de novatos.

La observó beber el agua sin dejar de acariciar su espalda esperando de esa forma poder reconfortarla de alguna manera. Estuvo a punto de preguntar a donde no podría viajar pero no quería empeorar las cosas por lo que guardo silencio. Sonrió tímidamente al escuchar sus palabras  - Lo… lo siento – se disculpo con un susurro y así mientras esperaban la ambulancia decidió preguntarle de que iba todo el lío por el que había estado tan alterada antes de caer – Pues me alegra encontrar una amiga, eres mi primera amiga aquí, bueno Amélie pero a ella la conocí en la residencia antes de unirme a la fraternidad, así que eres la primera – dijo sonriendo ampliamente - ¿de qué iba todo eso de las zapatillas? – preguntó con curiosidad, rogando que eso la ayudara a distraerse algo, podía darle un calmante pero no era bueno darle cualquier cosa, esperar a los paramédicos era lo mejor.

Suspire ahora sintiendo las caricias de la chica que me acompañaba que trataban de reconfortarme por lo que simplemente negué con la cabeza ante sus disculpas pues la verdad ella no había tenido la culpa, habíamos caído por andar caminando como una loca por la casa pues la verdad es que era bastante impulsiva y me dejaba llevar todo el tiempo por mis arrebatos sumado a mi torpeza todo siempre terminaba de esta manera, aunque era la primera vez que me formaba una herida real de alguna manera. –Es mi culpa he salido como una loca de mi habitación –Comente con desgano mientras sostenía la bolsa contra mi tobillo para luego mirar a la chica recordando porque estaba tan molesta después de todo al inicio, todo se trataba de que alguna de las chicas habían tomado mis zapatillas sin permiso pues no las encontraba por ninguna parte.

Una de las chicas tomo mis zapatillas preferidas, no las encuentro por ningún lado –Le comente volviendo a suspirar encogiéndome de hombros un poco pues ya no valía la pena siquiera buscarlas, dudaba mucho el poder usar algún tipo de calzado en ese momento, me preocupaba más que mi pie dejara de lucir como una enorme papa, no solo por lo blanco de mi piel si no por la figura extraña que tenía ahora, si quiera parecía un pie – Un enorme tamal, eso parece –Le comente al ladear mi cabeza sin sacar la mirada del tobillo encontrándole finalmente una forma de comparación.

Escuchó con atención las palabras de Kelsey, medio divertida medio preocupada - ¿Segura que buscaste bien? ¿No las habrás lavado? – Emma aún no tenía idea de cómo funcionaban las cosas en la casa sigma, si cada una lavaba sus ropas o si tenían una persona que se encargaba de ello o si lo llevaban todo a una lavandería. Era el tipo de cosas que iría aprendiendo sobre la marcha cuando alguna de sus hermanas la sacara de su error o preguntando. Notó como la pelirroja observaba con desgano su pie, era obvio que el dolor era mucho y que estaba arruinando algún plan que la chica tenía. Emma torció los labios sin saber que decirle.

No pudo contener una carcajada cuando escuchó la comparación - ¿Un tamal? – ladeó la cabeza como si de esa forma pudiera ver otra forma, pero la chica tenía razón parecía un tamal – Si… tienes razón – se encogió de hombros, ya no había necesidad de tratar de ignorar algo que era evidente – pero por suerte con algunos antiinflamatorios y mucho hielo, la hinchazón pasara en unos días ¿cuándo es tu viaje? A lo mejor te recuperas para ese día – dijo con una sonrisa. Decidió dar pie a otro tema antes de que Kelsey volvería a desesperarse por el asunto del viaje, dando paso a su ingenuidad - ¿Todas se prestan todo? – preguntó con curiosidad, no sabía como sentirse al respecto, Emma no era muy delicada con sus cosas pero tampoco sabía si podría compartir todo sin chistar, aunque era evidente que Kelsey tampoco prestaba sus cosas fácilmente – No sé como funciona una fraternidad, más que por lo que me contó mi hermano – admitió algo avergonzada, lo cual se reflejó en el color que subió a sus mejillas.

Mi mirada se profundizo un segundo frunciendo el ceño sin pestañear mientras la retaba con la mirada como si hubiera dicho algo ofensivo pues no quería que pareciera como si no estuviera segura de yo misma haber puesto las zapatillas en otro lugar – No –Levante una ceja para que quedara claro que era imposible, que la única solución era que alguna chica las hubiera tomado, aunque ahora estaba realmente preocupada de que estuvieran en el tendedero mientras yo hacía una de mis usuales escenas que terminaban en un berrinche de niña que se me pasaba un par de minutos después comiendo algo dulce o con un buen sabor para mi paladar. En cuanto le deje claro mi punto relaje mi rostro de inmediato se relajó sonriendo un poco de mi mala suerte observando el pie mutante que ahora tenía como extremidad. La idea de poder mejorar para el viaje era bastante ficticia pues solo quedaban un par de días para partir, suspire ante la decepción de no poder acompañar a los deltas en especial uno con el cual esperaba tener un tipo de acercamiento de esos de películas donde tienen cierta vivencia inolvidable que los hace enamorarse para siempre, si en el fondo aunque solía siempre estar huyendo de los chicos o algo que representara un sentimiento más allá de la amistad en mi vida, también tenía este deseo normal en las chicas en que alguna manera las cosas fueran mágicas al menos una vez en la vida.

No, no todas, en realidad mis zapatos son sagrados –Le explique como si hablara de uno de los mandamientos, levante uno de mis dedos mostrándoselo divertida mientras intentaba no efectuar ningún movimiento con mi pie que me fuera a causar dolor – Aquella que les haga daño sufrirá de la furia de Kels –Comente como si fuera una supervillana pero sin la carcajada final pues la verdad no me salía muy bien. – Es como tener muchas hermanas -Le explique sonriendo cuando recordé que la chica era completamente nueva en el lugar y de seguro se sentía algo desubicada – Creo…. Es que no tengo hermanos, así que es lo más cercano que podría tener a … algún tipo de relación de hermandad – Le explique y luego sonreí- Bienvenida a la familia.

Se mordió el labio al notar que sus palabras la habían ofendido, bajo ningún sentido aquella había sido su intención, la cuestión era que eso de no encontrar algo era algo que le pasaba a menudo a Emma, quien siempre destacó un poco por su personalidad distraída, que no llegaba a ser torpe por supuesto. “Bonita manera de empezar una amistad, ofendiendo a tu amiga de entrada” pensó Emma, lamentándose por ser tan indiscreta, pero no se sintió muy culpable pues estaba claro que lo había dicho sin malas intenciones. Ante el silencio de la sigma supo que no debería volver a tocar el tema ni de los zapatos ni del viaje a la ligera y decidió no hacerlo, además no iba a juzgar su malhumor por ese simple episodio, ella sabía cuan desvastador era que unos planes se frustraran y que era inevitable que no afectaran el humor de uno.

Escuchó con atención lo que Kelsey decía, pues el tono de su voz delataba la importancia del asunto e hizo una nota mental para no olvidarse que “que los zapatos de Kelsey Prescott eran sagrados” y no dudaba que su furia fuera mucha, algo le decía que era una chica que no se olvidaba fácilmente de las ofensas. Trató de hacerse la imagen de tener muchas hermanas, pero no pudo, solo tenía a Jackson y dudaba que las hermanas hicieran lo que ella hacía con Jacko, perder contra él en toda competencia por ejemplo. Tenía una hermana, Melanie, pero solo de título pues no la conocía y estaba segura de que sería muy difícil que llegaran a desarrollar una relación de hermanas, aunque uno nunca sabía, pues si podía adoptar por hermanas a perfectas desconocidas porque no a su hermana de sangre, todo era relativo.

Al parecer no era la única en esa situación, pues Kelsey confesaba que no tenía hermanos, se preguntó cómo sería aquello, el tiempo que estuvo viviendo sola con sus padres fue bastante solitario pero no era lo mismo la presencia de su hermano siempre rondaba el ambiente del trío. Se encogió de hombros – Supongo que aprenderé como es el asunto a medida que pase el tiempo – comentó más para sí misma que para Kelsey, a quien le sonrió ante la bienvenida – Gracias… La verdad es que no esperaba este comienzo, pero me alegro haber entrado a la fraternidad – se sonrojó un poco ante la confesión – La verdad es que no consigo entender como las relaciones se pueden formar de la nada, supongo que serán frutos de la convivencia... no sé. Pero que los miembros de las fraternidades se quieren como hermanos es completamente ciertos. Confieso que al escuchar a mi hermano hablar de sus hermanos deltas pues en ocasiones me sentía celosa, y en parte siempre quise tener ese tipo de lazo con más personas, espero que pueda lograrlo, supongo también que no todos lo logran – jugaba con el borde de su camiseta.