Vacaciones en el mar || Zeta

Mathías ya estaba convirtiéndose en un niño mayor con uso de conciencia y justo ahora es cuando debíamos hacer nuestro mayor esfuerzo para que tuviese una infancia lo más feliz posible. Hablando con Zeta se nos ocurrió darnos un paseo en el yate que compramos hace bastante tiempo y así pasar un rato agradable y pesar. O ,al menos, intentarlo porque a mí no se me daba demasiado bien que digamos. Aquel barco lo compramos gracias a que Zeta logró convencerme y llevábamos un tiempo sin hacer nada en él. Cuando planeamos todo se me vino a la cabeza que era algo excelente que hacer con Mathías. El rubio nunca había estado en un barco y seguro que sería un buen recuerdo para cuando creciese. André tenía que trabajar y dijo que se llevaría a Ella con él. Era aún más pequeña para eso y no iba a disfrutarlo tanto. Sin embargo, Mathías seguro que se emocionaba muchísimo con la idea pues así de alegre era él.
 

Me encontraba en la cocina preparando la comida del pequeño. Había hecho carne y papas con algunas verduras que luego pasé por la batidora. Cuando tuviese hambre solo tendría que calentarlo allí y todo solucionado. Le había dicho que teníamos una aventura y cuando fui a ver que estaba haciendo lo encontré con su mochila , una botella vacía de agua y un sombrero. No pude contener una carcajada y me acerqué a cogerlo entre mis brazos. -No dejas de soprenderme, monkey.-bromeé dándole un beso sonoro. Aquel apodo vino en el momento en que una vez intentó escalar por mi brazo para que lo cogiese y porque siempre se agarraba a mi cuello. No sé, me recordó a un monito pequeño y así se quedó el apodo. Con él sobre mis brazos fuimos a su armario para vestirlo en condiciones. Le puse antes protector solar para que su piel fuese absorbiéndolo y así le hiciese efecto antes. Después le puse una camiseta corta con un bañador por las rodillas y el gorrito lo quería y no iba a ser yo quien se lo quitase.

Tarde entre hombres y un pequeño niño. Entre clases y la familia apenas si podemos ser los buenos amigos de antes. Con Darren pasamos muchas aventuras juntos, desde que nos conocimos en la fraternidad e incluso luego de dejarla hace ya mucho tiempo atrás. Ahora mi mejor amigo lleva la vida del sueño con Andre y dos hermosos hijos, los consentidos de nuestro grupo de amigos. Como negarnos esta salida al mar como antes, en nuestro yate que compramos mitad y mitad. Ayudo al cantante a preparar los aperitivos para el día, aunque nuestro yate tenga algunas pequeñas provisiones en caso de emergencias. El chiste de la salida era pasar un rato entre amigos y no perdiendo el tiempo, sin contar que llevamos cañas para ver si tenemos suerte y atrapamos un pez. Miro a Darren sobre mi hombro. La forma en que llamo a Mathias me llamo mucho la atención. — ¿Monkey? ¿Enserio? Ahora lo harás un Delta. — Comento con una sonrisa. Me daba igual las rivalidades entre las fraternidades, de hecho Sebastian y Andrei eran dos personas increíbles que no hubiera podido conocer de seguir siendo un Epsilon.

Los dueños de casa fueron a preparar sus cosas. Me quede en la cocina resguardando que nada se quemara y que los alimentos se cocinaran a la perfección. Nada debe salir mal en esta salida. Todo debe ser jodidamente perfecto. Ok, quizás no  tan perfecto... somos hombres y no somos tan cuidadosos o minuciosos como lo seria una mujer. Estamos en desventaja por eso. Darren regreso junto a Mathias, el mas emocionado de los tres. — Campeón, ayúdame a preparar la comida. — Juego con los cabellos de Mathias, alborotandolos un poco. — Repasemos, Archibald. Sin celulares, ni parejas ni llamadas ni nada. ¿Trato? — Salio a la luz mi lado de empresario negociador. Brooke sabe de la salida y de las pequeñas clausulas, sin llamadas ni nada hasta mi regreso.

Estaba bastante emocionado por hacer una salida con mi mejor amigo después de tanto tiempo. Habíamos salido todos juntos más veces, pero extrañaba el pasar un rato con él para confesarnos nuestras cosas y hablar de idioteces como siempre hacíamos. Aparte teníamos con nosotros al pequeñajo Mathías que se iba a convertir en el rey. El tiempo no estaba ahora mismo para baños, pero por si acaso llevaba los manguitos por si nos apetecía darnos un pequeño chapuzón. Íbamos a una zona segura en la apenas habían corrientes y estaba protegida por seguridad. Nada podía salir mal ¡nada iba a salir mal!  Mientras que Zeta me ayudaba a preparar el resto de la comida para nosotros, fui en busca del rubito para traerlo vestido como debía ser. Aquel gorrito no le pegaba nada, pero era un niño pequeño que habría visto un gorro así en la televisión y ahora quería ponérselo, así que nada.

-Tú no lo has visto. Cada vez que cojo a Ella escala por mi otro brazo como un mono. Es mi pequeño monito ¿verdad, Matthi?-dije entre risas mientras empezaba a hacer cosquillas con muchos besos por su pecho. Este empezó a reírse también. Al llegar a la cocina lo solté y este se puso al lado de mi amigo para ayudarlo como le había pedido. -Dist dist.-dijo llamando a Zeta. Cada vez que le oía hablar sonreía como un tonto, pero es que amaba tanto a ese pequeñajo. -Vale, pero debo llevar el móvil. André está con Ella y yo con Mathías, no podemos quedarnos incomunicados.-dije sonriendo y encogiéndome luego de hombros. Entendía que este día era para nosotros ,y André no se molestaría, pero el móvil debía venirse, aunque lo dejase en la habitación.

Al momento que Darren relata la historia del nuevo y llamativo apodo de Mathias, yo miro al pequeño niño intentando lograr una imagen visual de la historia. El primer pensamientos que tuve fue que el niño tenia un poco de celos de su hermana menor. Algo normal entre los hermanos. Recuerdo que Wade no estaba muy contengo con mi llegada al mundo y sus intentos por llamar la atención eran cada vez mas obvios hasta que la etapa de los celos se termino. — Puede que tenga celos, ¿No?. — Rasco mi barba de algunos días sin apartar la mirada del pequeño hombrecito. — No lo creo, Matt es el mejor hermano mayor del mundo. — Sonrió levantando al pequeño del suelo. — Mira... te paso la comida y tu la dejas en la caja ¿Vale? — Hablo con el rubio, el mini Andre. Mathias afirmo muchas veces con la cabeza siempre sonriendo con toda esa inocencia y alegría de un niño. Comencé a guardar algunos alimentos ya preparados. Ayudo a Mathias a dejar todo en su lugar y de la mejor forma posible, hay muchas cosas por llevar y no pretendo cargar muchas cajas.

Asiento a la petición de mi mejor amigo, comprendiendo la situación de tener que estar alejado de su pareja que muy seguramente no dejara de preocuparse por el cuidado de Mathias. No me sorprende en absoluto, es mas yo haría exactamente lo mismo. — De acuerdo, solo tu móvil encendido por si nos atrapan unos piratas. — Ataco con cosquillas a Matt, provocando que el niño explotara en risas. Yo no me quede atrás y también me rió. — Ya, basta de juegos que quiero ir a navegar pronto ¿No, campeón? Ya tenemos un gorro de capitán y todo para ti. — Comente con emoción, contagiado por el entusiasmo del menor. — Si logramos pescar algo cenaremos en casa. Pescado a la parrilla. — Le digo a Darren. — Y si no pescamos nada compramos uno y parrillada en casa. —

Lo de que Mathías tuviese celos era una idea que se me pasó por la cabeza alguna vez, sin embargo era imposible porque pasábamos todo el tiempo con los dos. De hecho, a la hora de dormir, no era raro que acabásemos los cuatro en la misma cama, André y yo en los extremos, y los pequeños en el centro. -Nah, lo hemos hablado muchas veces para que ninguna sienta celos y creo que lo hacemos bastante bien.-me encogí de hombros. No me preocupaba porque Mathías siempre hizo lo mismo, era un pequeño monito que iba saltando de un lado a otro. Aprovechando que los dos empezaron a guardar las cosas en la mochila me fui a echarle comida a los cachorros, luego les puse agua fresca y ,finalmente, me aseguré de que el balcón y todas las ventanas estuviesen cerrados. Si no tenía entendido mal, André llegaría por la tarde, así que había que dejar todo cerrado.

Sonreí cuando Zeta aceptó que llevásemos el móvil para cualquier urgencia que pudiese pasar. -Venga, vámonos.-saqué del frigorífico un zumo fresco para que el pequeño lo bebiese durante el camino y este lo cogió entre sus manos con una gran sonrisa  y risas por lo que mi amigo le decía. -Si no pescamos nada compramos algo y decimos que lo cogimos.-sugerí bromeando y me coloqué mi mochila y la del rubito en mis hombros. Por último, lo cogí a él entre mis brazos para bajar por la escalera. -André se llevó el coche , así que nos toca ir en el tuyo.-comenté dejando que saliese de casa y cerrando la puerta, no sin antes despedirme de los cachorros que se quedaron mirándonos.  Bajamos por la escalera y sonreí ampliamente al sentir que el día estaba perfecto para un día así. Le puse las pequeñas gafitas de sol a Mathias como hacíamos los mayores y así él se sintió todo un jovencito.

— Pienso lo mismo. No creo que Matt sienta celos alguno, seria muy raro de el. — Comento con seriedad mas preocupado por dejar los alimentos perfectamente en sus empaques que en la conversación. Esa mínima desatención no significa que no me interese el tema, al contrario, si me preocupa las reacciones del niño frente a su nueva hermana. Era un gran cambio para el, y para suerte de sus padres Mathias es un niño demasiado adorable que acepta a su hermana y no muestra señales de rechazo o celos. Me alegra que Darren viera lo mismo que yo, pues no debería preocuparse por cosas que jamas sucederán. Tuvo suerte en tener dos hijos increíbles y formar una familia muy unida que iba en aumento cada vez mas. — Toma Matt, lleva esto. — Le di al niño una pequeña caja que contiene objetos de pesca. No hay de que preocuparse, la caja lleva un seguro que el niño no pobre abrir aunque quisiera. Cuando Matt tomo distancia me acerco hasta Darren para susurrarle — ¿Van a buscas mas hijos ustedes? Los veo muy emocionados y no me sorprende ver miles de niños por esta casa. — Bromeo riendo por lo bajo. Llegamos hasta mi coche, el clásico descapotable de hace algunas décadas atrás. Amaba este auto.

Dejamos todo dentro del coche, que a decir verdad eran muchas cosas y casi llegue a pensar que no íbamos a tener suficiente espacio. Por suerte estaba equivocado. — Increíble día. — Comento dejando que mis gafas de sol cubrieron mis ojos.  Subimos al coche con la misma emoción, incluso un poco mas ahora que estamos viajando hacia el muelle para comenzar la gran aventura. — En marcha. — Hice rugir el motor de mi auto y acelero de repente, yendo directamente hacia el muelle sin ninguna parada.

Lo que menos quería era ver a Mathías celoso de Ella o viceversa. Ambos eran mis dos amores y siempre estábamos intentando que no les faltase de nada. Hoy estaba yo con el rubito y André con Ella; mañana sería al contrario para no fomentar celos ni nada parecido. No sabía cómo estaba saliendo pero yo creía que lo estábamos haciendo muy bien y que  no ocurría nada malo. -Vive en su mundo de felicidad. Aún es muy pequeño para celos.-dije con tranquilidad. Con el  tiempo se vería lo que ocurría ,pero por ahora estaba confiado en que no pasaba nada. En cuanto Zeta le dio una cajita a Mathías la cogió feliz y empezó a caminar con ella creyéndose mayor. -Míralo, todo un hombrecito.-negué riendo sin perderlo de vista.

Al oir su pregunta solo hice una cosa solamente. Levanté la mano y le enseñé el anillo que André me había dado hace tiempo. Aún no había hablado con nadie sobre la propuesta de matrimonio porque queríamos ir con cuidado y hacerlo oficial cuando fuese el momento, pero no podía controlarme. -Tal vez vengan más.-le guiñé un ojo volviendo a bajar la mano. Siempre quise pertenecer a una familia de muchos hermanos y me quedé solo con uno al cual no cambiaría por nada. Mathias y Ella sí se criarían con más. -Aunque tampoco lo hemos hablado aún.-me encogí de hombros.

Mathías, al ver el coche descapotable, nos miró a ambos con cara de sorpresa y luego una sonrisa traviesa. Le encantaba ir ahí con todo el viento revolviéndole la cabellera. -¡El coche mágico!-exclamé riendo y luego lo senté en la sillita, colocándole el cinturón de seguridad. Me senté de copiloto y arrancamos el coche para irnos a pasar nuestro día.