Wild Tattoo ■ Gornie.

La castaña había tenido un mes un tanto agitado, las cosas con Matthew habían quedado en la nada misma, por lo que no estaba segura que seguirían funcionando, pero era algo del que todavía no quería pensar, no se encontraba preparada para saber la respuesta de eso. Lo único que necesitaba en estos momentos era ver a sus amigas, el grupo Gornie, con tres integrantes incluyendo a la castaña, era la mejor cosa que había encontrado en la universidad. Y hoy era un día especial para las tres, habían planeado esto hace un par de semanas cuando a Emilia se le ocurrió la brillante idea, por supuesto tuvo una respuesta al instante y positiva ¿Por qué no? Hace tanto que ya se conocían que hacerse un tatuaje juntas era algo súper genial.

Habían acordado encontrarse en el local de tatuajes, porque en ese momento cada una venía de algún lugar diferente por sus múltiples actividades, lo cual era lo más práctico. La castaña había terminado de hacer su rutina de ejercicio, que se basaba en correr 30 minutos, en uno de los predios de UCLA, para luego hacer unos cuantos abdominales y demás ejercicios, le gustaba hacer dichas actividades físicas, la despejaban de todos los problemas, más lo relacionado con lo amoroso, últimamente se sentía vulnerable, tonta, derrotada, no parecía la habitual Cynthia llena de vida, por lo que esperaba que pronto pasara eso y volviera a ser la de siempre, hacer ejercicios era algo así como una terapia personal que la ayudaba en eso.

Bajó finalmente del automóvil, para caminar unos cuantos pasos hasta el local, sonrío al ver a sus amigas, Emilia se encontraba de espaldas por lo que miró a Shayla haciéndole gestos para que no dijera nada, ni la delatara, sonrío picara, caminando lentamente hasta estar detrás de su amiga. Cuando de pronto saltó para prendérsele como Koala, rodeando sus piernas alrededor de la cintura de Emilia. — ¡ATRAPADAAAAAA! — Estalló en risas, esperando la reacción seguramente violenta de su amiga, sin quitar esa sonrisa, para luego mirarlas. — ¿Preparadas para esto? Tengo que admitir que me da un poco de miedo la aguja, va a ser mi primer tatuaje, ojalá el tatuador esté bueno, así por lo menos me distraigo con eso. — Guiñó un ojo mirándolas con diversión. Otra de la ayuda que tenía para volver a ser la misma, eran Gornie, sus amigas siempre sacaban lo mejor de ella o bueno a veces también su lado malvado, pero eso era un detalle.

Estalló en risas al ver rápidamente la reacción de la rubia, la sacó bastante gratis, por momento pensó que la iba a tirar para atrás para que caiga al suelo, por lo que le daba las gracias internamente. Sonrío en dirección a ambas para luego bajarse de la espalda de su amiga y hacer una reverencia como un mago luego de un show. — Siempre. — Río nuevamente, correspondiendo el abrazo, para luego enarcar las cejas ante el comentario de Emilia, sobre ser virgen, estalló en risas mirando a su alrededor las miradas se posaban en nosotras tres, lo cual lo hacía todo muchísimo más divertido. Era muy inusual esos comentarios que tenían entre las tres, que solo ellas se entendían, por lo que las personas que pasaban por al lado las veían cual bichos raros. Algo que en verdad la tenía sin cuidado. — ¡Sí señores es lo último virgen que me queda, se va todo! — Gritó al igual que su amiga había hecho, siguiendo el juego de ella, estaba segura que más de uno la miraría con vergüenza, pero no le importaba en absoluto, esto la divertía en sobremanera.

Sonrío de lado con cara de pervertida, un gesto bastante gracioso ante el comentario de Shayla sobre que era una babosa, no lo iba a afirmar, ni negar pero todas sabían la respuesta. — Solo voy a decir, que mirar no es ningún crimen, y si lo fuera no me molestaría terminar presa. — Les guiñó el ojo divertida, tomando la mano de su amiga para entrar al negocio de una vez por todas, en cuanto cruzaron la puerta rápidamente siguió la mirada de Emilia luego de su comentario, estaba tanto en la razón. — Somos dos, creo que es amor a primera vista. — Susurró mordiéndose el labio inferior a modo broma en respuesta a lo de su amiga. — No digas más Emilia, el paquete completo se ve tentador, ya imagino lo demás. — Estalló en risas, negando mientras giraba al admirar todas las imágenes de diferentes tatuajes que había por todo el local, lo bueno es que ya tenían pensado un diseño en especial porque si no fuese así estaría miles de horas tratando de elegir algo entre tantos dibujos increíbles que había. Estaba tan ensimismada mirando los tatuajes de la pared que el comentario de la rubia la tomó por sorpresa, mirando a ambas con los ojos abiertos como platos, no pensaba ser la primera, quizás si alguna de ellas iba primero se iba a hacer la idea, pero bueno, también estaba bueno sacárselo de encima. — Bueeeeeno, todo sea por el equipo, aparte voy a ser la primera en enamorarlo. — Les guiñó el ojo divertida, mirando al tatuador. — Voy a ser la primera en la lista, no seas tan rudo. — Hizo puchero tratando de convencerlo aunque luego río por lo ridícula que seguramente se vería.

Al segundo que pasó comenzó a arrepentirse de haberse dado como tributa para comenzar con el tatuaje, le emocionaba que su primer tatuaje fuese este por que simbolizaba algo realmente duradero, y eso era lo más seguro que tenía en este momento. Se preguntaba que pensarían sus padres de lo que estaba por hacer, seguramente su madre al principio le diría que pensara dos veces para saber si estaba segura de lo que hacía, pero luego accedería por que entendía que era algo importante para las tres. Además unas semanas antes de viajar hacia California, le había dicho que las amistades que hacía en la universidad estarían por el resto de su vida, por lo que no dudaría que lo entendería. Algo totalmente diferente a su padre que seguro negaría con la cabeza y la ignoraría por unas cuantas semanas, pero que va, eso no interesa, siempre ha sido la rebelde en la familia. Volvió en sí al escuchar a sus amigas hablándole al tatuador, ver a Shayla en modo amenazante, le hizo sacar una sonrisa bastante divertida, era gracioso verla así. ― Ya has escuchado a mis amigas, así que tienes mucha presión encima. ― Asintió mientras, el hombre solo se limitaba a asentir y la guiaba hasta el asiento que a su lado estaban todas las agujas y demás utensilios para llevar a cabo el tatuaje, más de la mitad no sabía muy bien para que servían.  

En cuanto se sentó observó a ambas, mientras les soltaba una miraba cual perrito al que acaba de mojarse bajo la lluvia. Bastante gracioso por cierto. Emilia comentó algo sobre su hermano, que la hizo reír. Lo cierto es que era demasiado celosa si se trataba de Alexander, pero con el tiempo que ya llevaban juntas, la confianza hacia la rubia había hecho que tuviera ganas de emparejarlos a toda costa, aún sabiendo que atar a su amiga era algo casi imposible, la conocía demasiado. ―Ya sabes que mi hermano, para ti siempre es bienvenido. ― Le guiñó el ojo riendo, lo mejor que podía hacer ahora era distraerse con cualquier cosa, charla, o lo que sea. Empezó a mirar hacia los dibujos, y luego hacia el tatuador que ya comenzaba a acercarse a su piel. ― Y... dime, Eres tu el protagonista del sexo en el sofá que comentaste ¿no? ― Le lanzó una sonrisa pícara, sabía que el hombre seguro estaría acostumbrado a que se le lanzaran de esa manera, no buscaba ligar sino sacar cualquier tema para distraerla, y como había comentado anteriormente pues se le ocurrió. ―Solo preguntaba... ― Se encogió de hombros, divertida por la reacción del hombre, bastante sorprendido con la pregunta.

Lo bueno es que solo tardaron unos cuantos minutos en hacerle el tatuaje que habían elegido, por lo que no fue bastante consciente del dolor, ya que cuando se dio cuenta estaba terminado. Suspiró aliviada, levantándose de un salto, para ir directo al espejo. ― Wow. ¡Es hermoso! Me encanta... Quién diría que ya he dejado la virginidad en cuanto a tatuajes... ― Sonrío admirando el tatuaje en su cadera. ― Es su turno ahora... ― Les sonrío con malicia, mirando a ambas de sus amigas.

Su hermano había llegado no hacía tanto tiempo a la universidad para continuar con la carrera, pero en esta ocasión realizar una maestría, al principio la idea de tenerlo no solo en el mismo continente, sino que en el mismo país, y además compartirían el mismo campus, no es que tampoco se llevaran mal sino que todo lo contrario, eran muy unidos, y siempre lo habían sido, he ahí el problema. La castaña era demasiado celosa en cuanto a su hermano, y a veces hasta prefería no saber los ligues de él para no odiar mujeres por que sí, según ella ninguna estaba a la altura de él. Claro a excepción de su amiga. — Cuando quieras puedes darle una sorpresa, tengo un juego de llaves de su habitación… — Le guiñó el ojo a su amiga, de manera divertida. No es que su hermano supiera tampoco de este doble juego de llaves, pero tampoco es que iba a ir a incendiar la habitación o algo por el estilo, solo para tenerla por las dudas.

Se acomodó en el “famoso” sofá, sin importarle la historia y las manchas de semen que con efectivos lavados salieron. Solo quería molestar un poco al hombre mientras se distraía y no pensaba en el tatuaje, que ahora sentía un tanto una molestia, muy leve igualmente. — Suerte Shay…. Y ten cuidado Emilia la pervertida…— Dijo con una sonrisa, al tiempo que chocaba los cinco con Emilia, hacerse este tatuaje había sido un gran paso para ella, puesto que por fin se había sacado un tanto el pavor por las agujas, ahora estaba lista para en un futuro hacerse uno más. — Creo que ya las entiendo, no puedo esperar para hacerme otro tatuaje. — Río mirando desaparecer a la rubia para antes gritarle a espaldas de ella. — Trata de no gritar mucho. — Admiraba totalmente a la rubia por hacerse el piercing en aquella zona tan delicada, y también que es demasiado sensible, de solo pensar que una aguja atravesaría su pezón, un escalofríos le recorrió por todo el cuerpo, negando con la cabeza, definitivamente no podría hacérselo.  

Pasados unos cuantos minutos, el tatuaje de Shayla ya se encontraba listo y perfecto. Otro punto más para el hombre tatuado. — ¡Shaaaaaay! ¡Hermoso te quedó! Ahora ya vamos completando el clan Gornie. — Dijo divertida, desde que habían creado ese ship entre su gato Bernie, y el gato pervertido Gordofo, de Shayla, sus vidas habían dado un giro de 360º, desde entonces no se habían separado una sola vez. — Sí te tatuabas a Gordofo creo que no te iba a alcanzar piel. — Estalló en risas refiriéndose a lo grande que era ese gato por lo gordo que era, pues lo único que tenía como meta era comer, y al principio abusar de Bernie, ya luego con el tiempo fue un consenso sexual. Ni bien se paró a mirarse la pelinegra, nuevamente volvió Emilia, con sus dos perforaciones, sonrío de oreja a oreja acercándose a ella.— ¡ Te quedó increíble, te ves hermosa Emi!  Y además que valiente, cuanto sufrimiento en un día, te admiro! — .