Cookies! [Mia A. Teixeira]

Era media tarde y sorpresivamente aún me encontraba en la casa Omega ya que mi profesor de saxofón amablemente había suspendido las clases del día entero por "cuestiones personas". En mi fuero interno era más que consciente de que debía aprovechar esas horas extras de libertad estudiando ya que dentro de poco tendríamos una nueva tanda de entregas y pruebas, sin embargo mi cabeza estaba cansada de leer música, de realizar ejercicios constantemente y en cierto punto necesité silencio. No un silencio completo, eso era algo imposible teniendo en cuenta el lugar donde vivía pero si un silencio de mi propia música.

Lo sucedido las últimas semanas en verdad me había desgastado, si bien no todo era malo, el suceso negativo ocurrido en mi vida y también en la de Jesse era algo tan fuerte que competía con las cosas buenas que estaban ocurriendo hoy por hoy en mis días, por tanto eso me sumía en un constante pasaje entre dos tipos de emociones, una de un cierto entusiasmo sumamente desconocido que implicaba comenzar a conocer a alguien nuevo, y en el lado opuesto, una tristeza cubierta de melancolía que por otra parte generaba perder un persona querida. Era irónico que alguien nuevo ingresara a mi vida y otra persona saliera de ella, justo al mismo tiempo.

Bajé por las escaleras de la Casa Morada rumbo a la cocina, si bien no era una gran cocinera de vez en cuando realizar actividades de ama de casa servían para distraerme. Cuando llegué, inesperadamente no encontré a nadie allí, así que casi al instante me lancé en dirección a la despensa lista para  tomar varios ingredientes típicos (como harina leche y huevos), busqué una receta de galletas con chispas de chocolate en mi celular y... ¡Gualá! En menos de medio minuto la encontré, así que sin titubeo alguno me puse en movimiento. -Nada como la glucosa para mejorar el humor. -Me dije a mi misma mientras me distraía ligeramente de mi tarea para escoger una canción en mi móvil, pese a supuestamente necesitar silencio.

Luego de elegida la canción que inspiraría mi buena cocina puse a calentar el horno y releí con atención los ingredientes que necesitaba en la pantalla de mi celular mientras, simultáneamente, comencé a moverme por la cocina en busca de cada uno de ellos.
Tomé los dos tipos de azúcares de la alacena (el azúcar moreno y el común), harina (que gracias al cielo también encontré en el último rincón de una de las repisas de la aquel mueble), los huevos que estaban en la heladera junto a la mantequilla, sin embargo todo se complicó un poco más cuando llegué al ítem en la lista que decía "bicarbonato"... Tenía bicarbonato porque hace un tiempo me enteré por medio de una compañera que estudia ciencia, que esta sustancia es un buen blanqueador natural de los dientes sin embargo, estaba el frasco que lo contenía estaba en mi habitación. Dejé todo sobre la mesada de la cocina y subí prácticamente corriendo a mi dormitorio, por lo cual luego de unos escasos minutos me encontré otra vez en aquella instancia portando aquel ingrediente. -Muy bien... Ahora las pepitas de chocolate. -Me dije a mi misma. Le di un golpe a una de las esquinas de la alacena, que supuestamente, no abría y cogí el chocolate aprovechando para observar cuantas reservas de ese tesoro secreto, cuyo paradero conocíamos únicamente Zoe y yo, nos quedaban.

Finalmente después de todos esos aprontes comencé a realizar la masa mediante el procedimiento que indicaba aquella página web, que en verdad me hizo la vida mi simple, así que al cabo de media hora la primer tanda de galletas ya estaba en el horno, desprendiendo un aroma dulce que inundó todo el lugar y al parecer atrajo a una muchacha. -Sí, esperemos que estén ricas. - Observé a la morena con una sonrisa mientras oí sus palabras, no recordaba haberla visto antes quizá era nueva, o había llegado mientras yo estaba de viaje. -Encantada Mia, soy Breya. -Le habría tendido una mano para que me la estrechara a modo de saludo pero mis palmas aún estaban cubiertas de harina y masa. -Para nada, ya casi termino tan solo me falta meter al horno esta bandeja, si te quedas un rato más podrás probarlas. -Murmuré distraídamente, dirigiéndome hacia la pileta para lavar mis manos. -Y... Dime Mía, eres nueva por aquí ¿Verdad? -Le pregunté con cierta curiosidad intentando comenzar una especie de conversación casual. No me agradaba eso de convivir en la misma casa que alguien sin conocerlo, lo menos que podía hacer era esforzarme por saber un poquito más de aquella chica.

La idea de tener esas galletitas listas y crujientes para acompañar con un rico café con leche con toques de canela me generaba una gran ansiedad, no solamente porque mi estómago se encontraba algo hambriento sino porque una de las mejores meriendas es la cacera, la que uno fabrica con sus propias manos por el mero hecho de desear comer algo rico.
Mi sonrisa se volví más pronunciada cuando la muchacha con aires positivos me alentó afirmando que mis galletas serían deliciosas, la verdad que deseaba que su sabor fuera aunque sea la mitad de bueno que el aroma que ellas desprendían al hornearse dentro de aquel horno. -Genial, es bueno merendar acompañada. -Exclamé amistosamente dirigiéndome hacia el lavatorio para lavar mis manos cubiertas de harina y masa.
Aún con las manos bajo el agua me volteé cuando mencionó lo que parecían ser unos afiches de propaganda. -Mmm... ¿Has puesto algunos en las carteleras de la universidad? Allí muchas personas podrían verlos. También podrías colocar algunos donde los Omegas los vean, no creo que a Zoe le moleste. -Murmuré pensativamente. -Con que clases de surf... que bien, en realidad no conozco a nadie que ahora esté buscando asistir a clases, tengo un par de amigas que surfean quizá pueda interesarles perfeccionarse, si es así te aviso. -Con mis manos ya lavadas nuevamente volví hacia la alacena pero esta vez para buscar el café, si bien las galletas con chispas de chocolate suelen tomarse con leche, mis meriendas eran con café o con chocolate caliente, en esta oportunidad en particular me inclinaba por el primero. -¿Te agrada el café? -Le pregunté casualmente.