What Could Have Been // RIRCHARD WILDE

Lo primero que hizo el castaño al llegar a la que sería su nueva habitación en la casa Delta, fue buscar un espacio especial para el atril de su guitarra. Abrió una maleta grande, de donde sacó algunos viejos libros, gruesos todos, que de presencia daban aspecto de un chico letrado, pero que en el fondo no eran más que antiguos comics del universo de marvel entre partituras que debía aprenderse para su nuevo curso de teoría musical. Cubrió su cama con una cubierta tapizada con con la portada de uno de sus discos favoritos “The dark side of the moon”, de pink Floyd. Ya teniendo su cama vestida era libre de aventarle cosas encimas, cosas que traía en su maleta, cosas que eran importantes de acomodar para sentirse más en casa. Algunas fotos de sus amigos más cercanos en Gales, en general eran fotos ridículas, algo graciosas, meras instantáneas con alguna dedicatoria por la partida del castaño a esa tierra tan lejana llamada pero conocida como California.

Sonrió al ver la composición de instantáneas en la pared, y no pudo evitar sentir una punzada de nostalgia al dejar toda esa vida atrás, pero continuó emocionado por lo que le esperaba en su nueva casa de fraternidad. Botellas de cerveza vacías de una marca irlandesa, una harmónica vieja, y tickets de un recital a Stone temple pilots, the cure y hasta daft punk, son los trofeos que pondría en su repisa. El resto que sacaría de su maleta, serían cartuchos de videojuegos para su play station vita, play station, y su portátil que ya estaba encendido y cargándose sobre el espacio vacío que quedaba sobre la cama. Una canción sonaba desde él, mientras que el último juego indie de streaming se descargaba, ésta era Mercy, de Muse. Miró la maleta de sus ropas, y rió como bromeando consigo mismo. Sabía que no la desempacaría en mucho tiempo. La ropa saldría de allí hasta que tuviese que lavarla.
Llevó sus manos empuñadas hacia su cintura, observando las cosas de su compañero de habitación, en general no estaban mal. Miró la Xbox y supo que pronto encontraría un hogar en la gran casona

¿Eso era un poster de star wars?, se preguntó curioso acerca de sus compañeros de habitación. Algo le decía que encajaría bastante bien, pero no quería emocionarse ni ilusionarse por ver un xbox360, o una tv tan buena, no, aunque... nadie podía culparle por sonreír como un bobo cuando vez una cosa como esa, sin embargo, la sonrisa sobre sus labios se desvanece rápido y la mueca de su rostro cambia a una de completo asombro cuando  una voz masculina proveniente del pasillo irrumpe la habitación - Hey! – exclamó más sorprendido que a modo de saludo - vaya! Pensé que la casa estaba vacía! - comentó como si explicando eso se disculpara por responder asustado, aunque tal vez solo él notara. Cuando llegó por la mañana solo tuvo oportunidad por conversar con el jefe de fraternidad, antes que todos. Parecía ser que todo el resto de la casa o estaba durmiendo, o estaba en clases, pero bueno, ya encontraría espacio para presentarse al resto de la casa de forma más oficialmente, aunque tal vez no sea necesario.- Gracias… estoy bien de momento bro… - dijo alzando las palmas, ignorando al montón de chucherías esparcidas por su cama, no quería ser una molestia para nadie, y su primera misión era agradar allí -   Me has pillado husmeando en las cosas de mi compañero – bromeó palmeando sus manos y luego extendió una palma vacía - Soy Idris, un gusto – se presentó el Gales de pronto mirando a su compañero detenidamente por primera vez. Parecía un buen tipo, simpático. El primer punto a favor, de los chicos de la fraternidad era poder circular por ella cómodamente, cómo él le hacía, sin playera, calzando pijama, ya era un buen indicio de lugar.

Sonrío abierta y genuinamente cuando el castaño aprieta su mano sin siquiera pensar en que cuando se estaba presentando algunas de sus sílabas se arrastraban tal cual lo hacía un oriundo de Gales hablando el inglés. Había hablado tan poco con la gente en Norteamérica que no era del todo evidente, tal vez ayudaba que llevaba más tiempo viviendo en el país, sin embargo, es otra cosa la que le llama profundamente la atención y no pierde el tiempo en hacerlo notar: Wilde? – murmuró a penas le escucho decir su nombre mientras apretaba su mano. - Richard… Wilde? – volvió a repetir algo absorto en su asombro. ¿Podía ser que el primer muchacho que se le acercaba fuese la razón de que se encontrase estudiando en estados unidos? - No puede ser hermano…! – exclamó bajando la mirada y riendo. Limpia su nariz en un acto de puro nerviosismo mezclado con emoción. Se detiene un momento, y lo piensa ¿Cuántas eran las probabilidades de que el chico que tuviera en frente fuese su hermano?, de seguro si venía con el rollo de “hey estoy buscando a mi hermano que se apellida igualito a ti” me miraría como un maldito friki, y lo que menos quería era eso, después de todo, aparte de buscar a su medio hermano, buscaba encajar en una hermandad. Un hermano, es lo que buscó toda su vida sin darse cuenta, es por eso que siempre fue tan sociable. - Qué locura… tenía… un… maestro en la secundaria, que se llamaba de la misma forma… – mintió revolviéndose el cabello mientras evitaba su mirada. Un mero acto involuntario que hacía cuando mentía de esa forma tan descarada pero necesaria en este caso. Decir la primera cosa cuerda que se le venía a la mente parecía razonable para no parecer un raro del todo. Sonrió, alejando ese pensamiento de su mente, estaba seguro que el apellido era bastante común en estados unidos, y no debía confiarse de eso, pero lo segundo le dejó completamente frío - De…. De verdad? – dijo perdido entre el bombardeo de indicadores que decían que el muchacho que tenía en frente era su medio hermano, sin embargo dos coincidencias podían perfectamente ser casualidad - Vaya! Ahora si me siento como en casa! – exclamó, después de todo, si el chico que tenía en frente no era quien buscaba, sería igual de agradable tener cerca a un chico que tuviera la misma nacionalidad - Y yo que me traje toda esta chatarra para sentirme como en casa.. - bromeó señalando algunas botellas y latas de marcas de cerveza locales de Gales y Gran Bretaña en general - ¿Hace cuánto que estas en california? – preguntó bastante más curioso que antes por indagar en datos, solo para descartar la remota posibilidad que giraba ahora dentro de su cabeza mientras aceptaba que le ayudara a organizar las cosas que habían en su maleta.

Encontraba que Idris era un poco extraño, pero ¿quién no lo era? Y lo mejor es que era galés. Posiblemente se anotaría en más de una de las bromas que tenía pensada para hacerle a las rosadas, cosa que llevaba mucho tiempo sin hacer. Quizás ponerle polvos pica-pica en los calzones o chile en los labiales o su mayor plan… robarle la parte de arriba de sus bikinis y hacer la soga más larga de bikinis alguna vez hecha. Sí, tenía muchos planes. Cuando el chico le dijo que ya se sentía como en casa, no pudo evitar sonreír, ya que él también había pasado por lo mismo, eso de llegar a un país totalmente nuevo y ser bien recibido.

¡Hey! Aquello que llamas chatarra son tesoros personales. Por ejemplo yo me traje una bandera de Gales, un par de amuletos druidas, botellas de cerveza y un par de cosas más de allá… es normal que quieras tener cerca tus raíces, bro. –le dijo inspirado, como si estuviera vendiendo un producto o algo, para luego soltar una carcajada. Creo que me puse un poco intenso –añadió con otra risa. Se acercó y comenzó a ayudarlo con su equipaje, tomando algunas poleras y pantalones, dejándolos en los cajones que se le habían asignado.

La siguiente pregunta lo tomó un poco desprevenido, que hace cuánto tiempo había llegado a Los Ángeles y no supo si contar desde la primera vez que llegó o desde que volvió luego que desapareció de la nada sin dejar explicaciones ni despedidas… y había dejado solo a su Derek, aunque eso era otra historia. Por primera vez llegué hace un año y estaba muy perdido. Mi madre había muerto hacía un par de meses de un cáncer que no se le detectó a tiempo y nunca conocí al hombre que me engendró… supongo que era uno de esos idiotas que embarazan mujeres y luego se van como si el hijo que creó fuera nada más que basura. –relató con algo de rabia, pero trató de tranquilizarse un poco, ya que no quería agobiar al otro con su historia, aunque por algún extraño motivo lo sentía cercano.

Bueno, mucho de hablar de mí…No quiero que sientan pena o mucho menos de mi situación ¿Y tú… cómo te trató la vida en Gales, bro? –le preguntó curioso, mientras seguía guardando la ropa de la maleta en el armario.

Dejo caer su humanidad sobre la cama luego de hacerse espacio sobre ella. Miró al chico que tenía en frente mientras hablaba. Tal vez solo era su acento que le parecía ligeramente familiar, pero en el fondo él quería creer otra cosa. Quería pensar que era el destino, que fugazmente un relámpago de suerte acababa de azotar su vida, y el muchacho que tenía en frente era su hermano, el que su padre estaba buscando y que el castaño se había ofrecido para ayudar a encontrar, pues Idris estaba seguro que el muchacho no estaría muy abierto a la idea de encontrarse con su padre después de todos esos años de abandono. Pero el joven galés creía en las segundas oportunidades, y ahora que sabía que tenía un hermano por ahí en el mundo era algo gigante, que no podía ignorar.
-Eso es algo bueno – comentó asintiendo mientras tomaba una pequeña pelota de baseball y comenzaba a jugar con ella - La vida se vuelve aburrida cuando uno deja de serlo – volvió a decir, dejando de lado sus pensamientos para volver a ser él de forma genuina, pero no por mucho tiempo. Mientras se pasaba la pelota de una mano a otra, no podía evitar sentir algo de ansiedad, y a medida que el relato de Richard continuaba más lo sentía, él era su hermano, si no, las coincidencias eran demasiadas. No podía evitar sentirse tocado por el relato de un chico que podría bien ser como el muchacho que su padre abandonó. Y cuando llama idiota al tipo que lo había engendrado no pudo evitar sentir un vuelco en el estómago. Él podría estar hablando de su propio padre -Asi que… no viviste con tu madre… – murmuró sin poder creerlo. Estaba sorprendido, si es que el muchacho que tenía en frente era realmente su hermano, esa parte de la historia no la conocía - Eso… debió ser duro – apretó los labios y le miró fijamente. Ahora hasta habían razgos de su cara que le recordaban a su padre. - Y…- rompía el joven galés el silencio con su concentración algo perdida. Realmente no sabía como obtener más información que confirmara lo que pensaba - ¿Tu… nunca… pensaste en busca a tu padre?... tal vez, no sabía que… tenía un hijo – bajó la mirada nuevamente, otra vez cayendo en ese mero acto involuntario que le delataba al mentir. Sabía que si él era el hijo de su padre, él estaba al tanto desde hace mucho tiempo. Pero algo le decía que debía obtener más información, saber más. Pero Richard preguntaba por su vida, y al pensar en la comparación de ambas vidas titubeó un poco antes de hablar - No mucho…- rascó su nuca - todo bastante aburrido. Tampoco conocí a mi padre, el tipo era un total hijo de puta – comenzó a hablar sin mirar más que su pelota que comenzaba a ir de una mano a otra sin saber bien el porqué ahora mentía.

El joven galés asintió pasando la pelota de una mano a otra. Parecía que su compañero de casa tenía todo ese asunto muy superado y no le era difícil hablar de ello en lo absoluto, lo cuál le producía un sentimiento de angustia peor. Esquivó su mirada, para llevarla justo al marco de la ventana, pensando en cómo debió ser su infancia, y si todavía cabía la posibilidad que el chico que tenía en frente no era su hermano, pensar en cómo debía ser la vida de un chico de aproximadamente la misma edad que el que tenía en frente y había pasado por las mismas cosas ¿Tendría la misma madurez, la misma aceptación al conflicto?, Idris rascó su barba y volvió a mirarle mientras le escuchaba hablar sobre la posibilidad de que su padre halla dejado flores en la tumba de su madre, e inmediatamente un recuerdo vago vino a su mente. Él jugando con saldados verdes de plástico por debajo de la mesa de la cocina hace algunos bastantes años, su padre y su madre entrando de forma drástica. Tanto, que Idris ni siquiera es capaz de decir que se encuentra en ese sitio. Su madre reclamando seguir viendo a una mujer aún después de muerta. Todo parecía confuso en ese momento, pero ahora se hacía un recuerdo muy vívido y real, que ni siquiera escuchó la última parte de lo que decía. Su mente de hombre ,que no podía hacer dos cosas al mismo tiempo, se encontraba ocupando todos sus recursos en buscar las coincidencias en la pelea de sus padres comparándolas con el relato de Richard. Pero luego, un recuerdo más reciente. Su padre confesandole todo, una mujer fuera del matrimonio, un niño abandonado de similares características a él. Un fugaz remordimiento de conciencia de su parte hace que ahora quisiera buscar a su hijo nuevamente, todo a causa de la muerte de su madre, hace poco más de un año. Idris no podía dejar de mirarlo ahora, no cabía duda ¿O todavía si? -  Créeme si. Era bastante aburrida - agregó rápidamente el galés al darse cuenta que estaba a punto de ser puesto a prueba. Ahora que ya había dicho una mentira, debía acomodar su vida a ella, y probablemente debía seguir mintiendo. Idris era malísimo para ello, y estaba seguro que fallaría en algo evidente -    Esta bien - aceptó en tono calmado, sin poder creer internamente que había accedido a ello ¿Por que lo hizo?, solo por la remota posibilidad de obtener más datos acerca de él. Podía ser su hermano, y utilizaría esta oportunidad para averiguarlo.

- ¿Esas no son dos preguntas juntas? - preguntó y se llevó una mano a la frente palmeandola. - ¿Acabo de gastar mi pregunta? - se lleva la otra a los ojos y dice-   ¿Esa pregunta no cuenta verdad? - y al darse cuenta que había vuelto a hacer otra pregunta maldice por lo bajo - Bien, omite estas preguntas y yo omitiré que haz hecho trampa haciendo dos preguntas al mismo tiempo - ríe bromeando y contesta - vamos a ver.. estudié toda la vida en el Saint Johns College, en Cardiff, por lo que viví un tiempo alejado de mis padres   -¿acababa de decir padres? - mi madre... volvió a casarse, y el otro fue como un padre para mi - se apresuró a corregir. Parecía que comenzaba a perseguirse dentro de su propia mentira, pero para pasar rápido de ello aclara su garganta y prosigue- Nadie me llamaba de una forma particular, Idris estaba bien... ¿No cuenta cómo me decían mis ex novias verdad?   - bromea volviendo a ser él mismo una vez más.