Mi pequeña sorpresita ♥ || Ally

Lunes 18 de Mayo de 2015
El nacimiento de Ella era un suceso que no me lo esperaba por nada del mundo, puesto que nunca creí que era de ese tipo de hombres que cuando estaban ebrios eran muy fáciles de convencer, pero bueno eso fue perdonado por mi amor. Está claro que en el hogar por unas cuantas horas hubo un ambiente tenso por ello e incluso Darren y yo tuvimos una pequeña discusión, sin embargo, todo eso fue solucionado. Al Lunes siguiente del nacimiento de Ella, es decir, el 4, tuve que llamar a mi jefe sobre la situación, cierto es que en la empresa tenía cierta flexibilidad y comprensión por quienes eran los dueños, por ende solo trabajaba tres de los cinco días laborales: Lunes, Martes y Viernes. Con la noticia que le di al gerente general de la empresa, recuerdo que éste se quedó un poco estupefacto, tampoco se lo esperaba y creyó que le estaba jugando una broma, no fue hasta que vía WA le envié una foto de la pequeña bebé junto conmigo y vio el parecido que los dos teníamos, aquellos ojos azules aunque a decir verdad, ella los tenía un poco más oscuros en comparación a Mathías y yo, pero en sí, aquella conversación terminó con un permiso que duraría un mes hasta que la bebé crezca un poco, permiso que a la final por mis palabras se extendió un poco hasta casi dos meses puesto que el viaje a Argentina con los chicos se llevaría a cabo en Junio, en total eran seis semanas, siendo éste el máximo que me podían dar en base a la ley, aunque no tenía tanto trabajo porque aquella campaña de futuras promesas, la incorporación de nuevos modelos a la que yo estuve en el mando y al frente, fue todo un éxito total.

Yo tenía vacaciones pero Darren no, él por más que quería quedarse ayudándome con los chiquillos debía centrarse en los estudios y con las actividades del club, le dije que no se preocupara y que lo dejara en manos del super papá número 2, porque Darren era el número 1 Jajajaja. Era cerca del medio día, llevaba más o menos media hora despierto puersto que la bebé, la pequeña Ella había empezado a llorar, comprendía que estas semanas, las primeras, iban a ser muy molestas porque la nena terminaba despertándose a media noche e incluso en las horas de la madrugada, no solo Darren y yo "sufríamos", por así decirlo, puesto que el pequeño rubito también terminaba levantándose y ayudándonos como podía, como el gran hermanito mayor que es; y, que por cierto aquel pequeño ahoritas estaba dormido plácidamente.
-¿Quién es la pequeña nenita?- Dije en un tono juguetón a la bebé en la pausa que hice, aquella chiquita sonrió por lo que hice, nuevamente acerqué el biberón a su boquita para que se alimente. Una sonrisa en mi rostro estaba fija, con mi dedo meñique hice el intento de acariciar la mejilla de la pequeñita.

Harina, chocolate, caramelo, manzanas, y más chocolate. Ocupaba la cocina entera en distintos postres, Margaret me ayudaba y Rose comandaba sólo con el recetario. Llevar un vestido claro y ligero me facilito en todo momento, teníamos que movernos mucho con los ingredientes, la preparación, para que así al final diese como resultado una bandeja de: Galletas con chispas de chocolate, Brownies y Cupcakes. Todos deliciosos, por su puesto.—Iré a arreglarme un poco, gracias—las abracé a ambas y quité el delantal que llevaba por las dudas, corrí hasta mi habitación, subiendo escaleras de dos en dos con la ayuda de las convers que tenía. Agradecía que ese día las clases quedaran suspendidas por la falta del maestro, ese que ocupaba más horas explicando y así podría disfrutar del tiempo llegando de visita sorpresa a algún amigo. Tomé bolso con llaves, móvil, billetera, agenda, maquillaje y arregle mi cabello un poco antes de bajar, ya en la puerta de la mansión James me esperaba con la puerta abierta y las cajas a un lado del asiento trasero—Muchas gracias.

Indicaciones fáciles, y una ruta con tráfico un tanto complicado por ser lunes al medio día, procuraba que ningún paquete azul se moviera y estaba al tanto de mi Iphone, nunca faltaba una llamada de mi padre o mi madre, cerciorándose de que todo anduviera en orden. No había avisado de mi repentina visita, tan sólo tenía esperanzas de que André estuviera en casa y no tuviera problemas en recibirme, estaba lista para pasar con ellos una tarde, tenía algo de días sin ver a Mathías y justamente le llevaba un pequeño obsequio, no dudaba que le quedase bien aquella prenda que le traía.—Creo que aquí es—miré por la ventana del coche hacia, se estacionó y rápidamente el chofer rodeo el auto para ayudarme a sacar las cajas, mientras yo cargaba con la bolsa de regalo.—Acá, bien James, creo que podré sola, déjame eso en brazos—estiré mis extremidades para recibir los paquetes y así poder mantenerlos por mi cuenta—Toca por mi y puedes retirarte, ya te llamaré luego y no olvides de saludar a Marg por su cumpleaños—respiré tranquila a esperar que André me abriese, conocía la dirección por aquella vez en que vine a dejarlo a él y a su hijo, si no me equivocaba, era el departamento de Darren.

No me podía explicar el por qué se me hacía más difícil hacer dormir a Ella, al menos un poco, con ello me quedaba claro que cada persona es un mundo diferente, especialmente cuando se trata de la etapa infantil. Hice un pequeño pucherito en mis labios al ver que la bebé sonreía y no se dormía ¿Acaso tenía cara de payaso? Digo, porque por más que quería hacerla dormir no quería, entonces quizás no tenía sueño por lo que dejé el pequeño biberón aún lado y me levanté para caminar poco a poco y darle ciertas pequeñas palmadas en su espaldita para sacarle los gases que tenía allí, eso si me era un poco familiar puesto que crié de Mathías los ocho primeros meses. Mi acción estaba siendo eficiente ya que la niña llegó a soltar dos de lo que eran eructos, solté una pequeña risa por ello. -Eres loquita- Dije divertido, alzándola en lo alto, la pequeña sonrió por ello y yo lo hice de igual forma o mucho más amplia por lo muy feliz que estaba al tenerla conmigo, la adoraba un montón.

Dejé de caminar cuando escuché que de la puerta llamaron, ladeé la cabeza y miré fijamente al reloj no podía ser Darren, por más que quisiera él ahoritas debería estar en su salón de clases atendiendo a sus profesores. Entonces, ¿Quién será?. Levanté la ceja por unos segundos, Ella se acomodó en mis brazos y bostezó un poquito, reí por ello y me dispuse a abrir la puerta, podía ser cualquier persona desde mis compañeros de trabajo hasta nuestros amigos pero lastimosamente no era Darren.
Mis ojoz azules se toparon con una silueta conocida, ladeé un poco la cabeza, vaya esto si que nunca lo esperaría, se trataba de Ally. -A los años- Comenté en un  tono bajo y burlón soltando una pequeña risa con la niña en uno de mis brazos, aunque el otro de vez en cuando ayudaba como base para mayor comodidad de la pequeña -Adelante, pasa- Dije en un tono amigable ya que la rubia era una de las chicas que me agradaba, su presencia a más de una sorpresa para mí era confortable, le hice un ademán como caballero para que continuara, procediendo a cerrar la puerta una vez que estuviera dentro de mi hogar, el hogar de la familia O'Sean - Archibald.

No me equivocaba en nada, ese era el piso de los rubios, en cuanto la puerta se abrió el rostro de André apareció sorprendido y sonreí rápidamente detrás de las cajas, pero una vez que vi lo que tenía en brazos mi rostro se des configuró. Parpadee varias veces hasta escuchar bien sus palabras, no era una ilusión, de eso estaba más que segura y la forma en que el bulto que descansaba sobre su pecho estaba vestido, no era definitivamente la de Mathías. Tan solo pude asentir a su invitación, cuando me adentré el departamento tan sólo giré para observarle con la boca entre abierta y los ojos fijos en lo que era una bebe, busqué a algo o alguien más que pudiese explicarme que pasaba, al menos al niño para saber que no estaba dentro de un sueño, el quejido de la niña hizo que me sobresaltase y terminaran mis pensamientos.

—Tantos años, mucho tiempo, ¿ya eres padre otra vez?—Dejé la bolsa de regalo como pude en el sillón que estaba a un lado mío y seguí con las cajas de dulces en mano, sacudí mi cabeza de un lado a otro mientras retrocedía un poco para poder pisar bien tierra. Miré una mesita en medio y dejé descansar los paquetes en ella— ¿Cómo es que...? ¿O no es tuya? ¿Se la cuidas a alguien más?—muchas preguntas y yo seguía con más dudas, pero era mejor callar y esperar a que explicase el joven frente a mí, tenía que haber alguna explicación, algo coherente en la historia que me hiciese dar clic con todo. La bebe se removió en sus brazos y me mordí el labio, tenía la costumbre de que los niños o bebés me transmitiesen paz y ternura, para mí era sencillo. Esas pequeñas criaturas, hermosas, eran lo más nocente en este mundo. Sin embargo, yo también estaba poniéndome algo atormentada con la idea de que ya sean dos hijos y no había tenido la oportunidad de saber de ella.

—¿Y Mathías?—lo busqué por toda la sala, más no escuchaba nada, tenía que tratar de distraer mi mente de la bebé que ahora cargaba André—Wow, necesito un poco de agua—me senté en el miso mueble. Nunca me había sentido tan asombrada por algo, pero con el muchacho era una amistad que nació de casualidad y me sentía tan mal por no haber venido antes, que parecía haber perdido mucho tiempo.

No pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro luego de que en el rostro de la rubia dejara ver lo sorprendida que estaba por la presencia de Ella, pareció que la lengua se la comió un ratón o algo similar ya que apenas asintió con la cabeza, solté una pequeña risa y cerré la puerta con suavidad, una vez que estuvo dentro, con sumo cuidado para no asustar a la pequeña nena.
Empezó a caminar hacia la sala, yo por mi parte le seguí, aunque en unos momentos la observaba en otros observaba a la pequeña quien bostezó un poquito y le hice cosquillitas con uno de mis dedos, a lo cual soltó unas pequeñas risas, dejando de hacerlo cuando la chica se empezó a pronunciar. Solté una ligera risa ya que si bien era cierto Ally desconocía de que Ella había nacido, no la culpaba ya que todo pasó de una forma muy repentina que ni yo me lo había esperado. Sin embargo, su rostro de sorpresa era inédito. Cuando me dispuse a responder ella continúo hablando, esta ocasión preguntó si le cuidaba la pequeña a otra persona, negué ligeramente por ello, moviendo un poco la manta que cubría un poco a Ella dejando ver su cabecito con los cabellos lacios y negros que tenía.

-Mathías se encuentra dormido en el dormitorio, en su cunita- Respondí en un tono burlón porque la mueca de sorpresa en la chica, aumentó un poquito más. Me acerqué a ella y le tiré de la mejilla suavemente, si llevara a Mathías en mis brazos hubiera imitado mi movimiento jajaja -Deberías tranquilizarte un poquito- Dije en un tono tranquilo, empezando a caminar, en esta ocasión hacia la cocina -Sígueme para darte un poco de agua- Esperé unos segundos para que me siguiera, aunque tampoco es que se perdería pero por modales lo hice.
Una vez, estando en la cocina y teniendo una mano libre, la cual la aproveché para tomar un vaso de vidrio, empecé a servirle agua y se lo cedí en una de sus manos. Estaba aún manteniendo un poco el misterio de la pequeña quien estaba un poco adormilada pero con la vista hacia mi, yo mantuve la sonrisa hasta que la noté un poquito más relajada, lo cual era una señal para poder responder con cierta mesura a las primeras preguntas de Ally -No te vayas a sentir mal por no saberlo, pero es que sucedió todo rápido- Me rasqué un poco la cabeza por detrás, una risita nerviosa solté -Primero, la pequeña se llama Ella Reed, como has notado es la nueva integrante de la familia O'Sean Archibald- Negué ligeramente con la cabeza -No, no es adoptada. Es hermanita de Mathías tiene los genes de mi familia, se puede ver un poco en sus ojos azules oscuros- Desvié la mirada en la pequeña y sí, ella había heredado una mezcla del color de mis ojos azules con el oscuro de su madre. -Es la consecuencia de mis actos hace nueve meses, cuando no tenía a nadie a mi lado- Murmuré lo último.

Algunos cabos se iban atando en mi cabeza, las cosas tomaban sentido mientras relacionaba a la bebé en brazos de André, el comportamiento de Darren esos días, el aura que desprendía el propio hogar y bueno, nuevamente la similitud en el rostro de la niña con el recuerdo de Mathías cuando lo conoció. Tan solo asentí a sus palabras, como anteriormente lo había hecho al entrar a su casa, estaba en territorio ya estudiado, recordando esa vez que llegó junto a los chicos del club a lugar para decorarlo en la temporada de Navidad—Gracias—llevé el vidrio hasta mis labios y bebí en un solo trago la mitad de lo que estaba lleno. Respiré profundamente, como si mi cuerpo y mente se preparasen para lo que venía. —Oh no, no me siento mal pero...—dejé el vaso sobre la alacena y me crucé de brazos mientras veía al bebé, parecía con sueño pero aún así estaba atenta a lo que su prontamente padre decía.

Tan solo asentí, mis ojos no se quería despegar de la criatura, pues a pesar de estar demasiado sorprendida, la atención se desviaba a ella. Pequeña, escuché atenta el nombre y mi ceño quedó más que fruncido, mientras mi mentón llegaba al suelo. Rápidamente me compuse, nunca me había mostrado con una reacción o un gesto tan exagerado, menos era propio de mí, pero la noticia fue tan chocante que por sí solo mi boca se había formado en una “o”— ¿Cómo se lo tomo Darren?—cubrí mi boca con una mano, había sido una pregunta tonta e imprudente.—Lo siento, entonces, esta cosita—miré a Ella y le hice ojitos, mientras ella tan solo se quedaba mirándome—Ella Reed, hermoso nombre, hermosa —arrugué la nariz y le acaricié la cabecita, alejé mi mano cuando se removió y observé a André.

Nunca habría creído esta historia de boca de otros, aún no creía que él hubiese sido capaz de ocasionar esto. Pero no me gustaría meterme demasiado, quizás si quería contármelo, lo haría solo y no por mis dudas—Entonces...debí haber traído dos regalos—alcé mi cabeza señalando la sala de estar, mientras me frotaba las manos, tomé el vaso y bebí el último trago—Vamos a fuera, quisiera que me cuentes más de ella—como pude giré su cuerpo con cuidado y lo fui empujando despacio hasta que caminase fuera de la cocina—¿Reed por Reed?—conocía lo que había pasado con la omega morena, parecía que la universidad entera se había enterado, pero no lo confirmaba nunca.

Era un cincuenta sobre cincuenta, la verdad no es que no me agradara hablar del tema pero tampoco es que me comentaba comentarlo a todo el mundo, lo que había pasado fue tan rápido que ni siquiera yo, pude recordar o tomar consideración de la falta de protección de aquella noche. Le mostré una ligera mueca de sonrisa a la rubia, acariciando con la yema de mi dedo índice diestra la mejilla de la pequeña que estaba acomodada en mi brazo, estuve acariciando su suave mejilla por unos minutos más hasta que aquella pregunta que me generó un nudo en la garganta, esa noche puedo decir con certeza que fue la peor que halla pasado en este año, porque nuestra relación estuvo en el fino hilo, creo que prácticamente hasta me terminó cortando, me sentí de ese modo, no tuve su apoyo, aunque no me quería hacer la víctima aquí y diría que mi chico no sabría como tomarlo, es cierto que me ponía en su lugar, yo hubiera reaccionado de la misma manera que él lo hizo... e incluso peor. Pero bueno, eso... ya pasó. -Tranquila- Dije en un tono suave, ambos sabíamos que era una pregunta un poco indiscreto pero es normal -Es normal que preguntes eso. Y bueno, se lo tomó en un inicio mal... pero todo mejoró al paso de las horas y míranos- Dije en un tono burlón, pues si todo hubiera terminado mal, ni siquiera estaríamos en el departamento del castaño... ¿Dónde hubiera terminado yo? ... ¿Acaso sumergido en el agua, debajo del Golden Gate? ... Quizás.

Moví un poco la tela que cubría a Ella para que Ally pudiera ver su rostro, una pequeña sonrisa dejé en mi rostro al ver como la rubia se encariñó de inmediato con la pequeñita, quien la miró fijamente por un buen tiempo con un gesto neutral hasta que al final le dedicó una sonrisa amplia, extendió un poquito su mano que estaba cubierta con un pequeño guante queriendo tocar la mano de la chica, no lo logró pues se removió un poco cuando su cabecita fue acariciada. Solté una pequeña risa, ya que me pareció estar cargando al rubito... hace un año y cerca de nueve meses. -Sí, Ella Reed.- Re afirmé.

Levanté la ceja derecha por lo que dejó, me pareció un poco curioso lo que dijo y negué con la cabeza ligeramente entre risas. -No te preocupes, tampoco lo sabías- Mencioné en un tono tranquilo. Asentí con la cabeza, caminando atrás de la chica, saliendo de la cosa. Ladeé un poco la cabeza, no sabía muy bien a qué se refería con que le contara más sobre la pequeña. ¿Qué podía decirle? Era una nena recién nacida, uh. -Toma, asiento- La invité a sentar a la chica en uno de los sofás de la sala, pasando a sentarme yo también, a su lado .
-Sí, Darren, mi amor, fue quien le puso el segundo nombre- Hasta el día de hoy me preguntaba quién era Reed, pero estaba seguro para que mi chico le ponga aquel nombre, en su honor, de seguro debió ser una gran persona. Muy seguro de eso estoy.
-No sé, que te puedo decir.- Dije sincero, dejé soltar un pequeño suspiro algo pesado -La niña nació hace dos semanas, el 3 de Mayo- Miré fijamente sus ojos, los ojos de la pequeña, ni yo mismo me podía creer que tenía a una pequeña criatura en mis manos, una vez más, no quería cometer el mismo error que cometí con Mathías.

Mi atención estaba puesta tanto en el padre como la niña en brazos, distintos rasgos físicos, pero con ese aire parentesco, ha de ser por la madre. Ya conocía la historia del pequeño rubio que también era su hijo, un poco ya de la bebé y sin embargo seguía sin tragarse el cuento de que ya no era un solo niño que estaba a cargo suyo, si no dos.—Darr es un gran chico, hacen una hermosa familia—claro ejemplo de sus palabras y la única verdad que podría darle a todos sobre esta pareja. Conocía muchos casos, aplicados tanto en hombres como en mujeres que al instante de saber de algo como esto, huían o simplemente utilizaban el rechazo como excusa, una gran lástima para esas familias que podrían haberse formado.

Como había sucedido en un pasado, meses antes, estaba ocurriendo ahora. Lamentablemente tendía a encariñarse rápidamente con los niños, los bebés, como si fuesen un amuleto digno de adorar. Le encantaba como sonreían, como su inocencia era altamente prohibida de tocar, le reflejaba esa infancia que pasó tan bien en Londres. Había veces que desearía volver a ser niña. Se removió un poco en el sillón y siguió observando fijo a Ella, tenía esas ganas de cargarla, pero con temor a que lo hiciese mal—¿Me la permites?—mordí mi labio inferior esperando que pudiese pasarme el cuerpo de la bebé, tan delicada parecía y ha de ser así. Miró la casa y principalmente la sala, que estaba con algunos juguetes por ahí, pasó a mirar a André, estaba un poco cansado y lo notaba.—¿Alguien les ha venido a ayudar con ella?—que gran cuestión, y es que ser padre demandaba tiempo y energía.

Me dispuse a escuchar detalles sobre el nacimiento, aunque eran pocos—Vamos André, no te veo mucho y ahora tienes una hija, ¿cómo te sientes?—apoyé mi brazo en el respaldar del mueble, para poder tener una posición cómoda, escuchaba ladridos y el llanto de un niño—¿Ese es Mathías? —fruncí el ceño, una pregunta tonta sabiendo que teníamos a una bebé entre nosotros y el pequeño descansaba en su habitación.