¿Uh? ¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? || June

-Vamos Mathías, patea la pelota. Vamos- Animé al pequeño rubio a que pateara el balón que estaba justamente en sus pies, mientras yo estaba en su frente en una posición como si de un portero se tratase. Ver a Mathías parado firmemente sobre el suelo me llenó de mucha alegría y nostalgia pues los recuerdos aún solían invadir mi mente, para mi suerte, por así decirlo, esos recuerdos no eran del todo deprimentes para mí persona sino más bien alegres. Ya que eran esos momentos en que tenía a Mathías de recién mesesitos sobre mis brazos, su ojos pequeños y cerrados con su boquita pequeña, durmiendo, mientras era observado por mí, con una sonrisa enorme en mi rostro pues él era toda mi felicidad y lo sigue siendo aunque actualmente comparte el puesto con Darren, mi novio, con el que ya llevaba buen tiempo... Sí, muchos si me pudieran escuchar me dirían: Eres un exagerado, son solo tres meses y a eso le dices que es un buen tiempo; pues esas personas estarían super equivocadas, al menos yo, consideraba que llevaba una plena eternidad de pareja con él, una eternidad donde reinaba y presenciaba las risas, sonrisas, bromas y muchas cosas más... todos los momentos, en que Darren estaba a mi lado, se convertían con una gran facilidad en bellos y hermosos.

Estaba distraido divagando en mis pensamientos hasta que un leve sonido que Mathías hizo con sus labios como si de un "Pum" se tratara me trajo a la realidad y la pelota llegó a mis pies, solté una peque risa. -Bien hecho campeón, lo hiciste bien- Dije en un tono halagador, el pequeño bebé soltó una pequeña risilla por ello, tan coqueto como siempre y me sorprendió un poco que halla sido un poco recto la trayectoría de su tiro ¿Acaso el niño nació para jugar fútbol? .... Consideraré en un futuro el hecho de impulsarlo en aquel ámbito pues vamos que tanto como su padre y abuelo por algún momento en su vida han estado involucrados en un equipo de soccer, aún suelo recordar las veces en que mi padre y yo jugábamos en el mismo equipo, él me ponía la asistencia y yo marcaba los goles, según algunos con elegancia ... eso aumentaba mi ego... ese ego enorme que desapareció con la llegada de Ileana a mi vida.
Pateé el balón con suavidad hacia Mathías el cual lo recibió y enseguida se agachó para tomarlo con sus manos, levanté la ceja derecha, muy curioso por ello ¿Qué quiere hacer?. Me quedé viendo al pequeño y empezó a correr hacia uno de los cachorros que andaba por la sala, éste se dio cuenta de la presencia del bebé y animado al ver la pelota (la cual era pequeña y suave) empezó a corretear cerca de Mathías -Titch- Soltó antes de lanzar la pelotita y el cachorro, quien resultaba ser Stitch salió corriendo atrás de ella. Solté una pequeña risa por lo que hizo y negué con la cabeza. -Ven para acá- Le dije a Mathías y lo tomé en mis brazos, en seguida, recibí, un abrazo cariñoso de su parte. Yo reposé un poco mi mentón sobre su pequeño hombro y le empecé a acariciar la espalda. -Te quiero mucho- Murmuré -Papá- Recibí la respuesta del menor, lo cual me llenó de mucha alegría, una pequeña lágrima empezó a caer por mi mejilla derecha.

Una lágrima corría por mi mejilla mientras abrazaba al menor y lo acurrucaba contra mi pecho, de repente, la puerta de la entrada se abrió, tenía una manía de dejar la puerta abierta y sin seguro, lo primero quse me ocurrió fue que se tratara de Darren, por lo que en seguida me limpié la mejilla con mi mano, le había prometido que estando al lado de él, nunca más me vería llorar, una promesa que a veces me sentía capaz de realizar porque la verdad muchas veces me daban ganas de llorar siendo una mayor parte de éstas por felicidad... felicidad al estar con el castaño y el rubito que más amaba.
Me giré y observé que la persona que abrió la puerta no era Darren sino más bien una chica, de cabellos rubios, ladeé un poco la cabeza en seguida notando una cesta que dejó en una de las mesitas junto a un florero, la escena me pareció super extraña, estaba tan confundido y un poco desconcertado que ni siquiera me salían palabra alguna. Mathías en cambio estaba siguiendo con la mirada todas las acciones que ella hacía y sonrió cuando de los labios ajenos salió su nombre -Thías, thías- Exclamó agitando sus manitas y en seguida reaccionó de manera en que siempre lo hacía cuando era acariciado y eso era ocultando su rostro entre risas sobre mi pecho, era un poco tímido en ese sentido, le apenaba sentirse acariciado de esa manera, era un loquito, esa acción del pequeño bebé fue que me trajo a la realidad y negué por su último comentario ya que la verdad es que él, Darren, nos hacía mucho más feliz a Mathías y a mí, mucho más feliz.
-Sí, mi nombre es André- Confirmé y me presenté con la mano libre que tenía me señalé completamente de una manera divertida y con una sonrisa en mi rostro. Y él es Mathías- Cuando lo mencioné volvió a su posición anterior y quedó mirando fijamente a June con una sonrisa amplia en su rostro, después hizo algo típico de él cuando conoce a una nueva persona y desplazó su cuerpo hacia ella con los brazos extendidos para ser cargado por ella, mientras la miraba con sus ojitos azules, heredados por parte de su madre [es lo que pensaba André] -Mathías quiere ser cargado por tu persona- Murmuré, bajando la mirada hacia el bebé por unos segundos pues quedé mirando fijamente a June con una sonrisa en mi rostro, una similar a la de Mathías, aunque él estaba mucho más emocionado por ser cargado por ella -... ¿Quiéres cargarlo?- Le terminé preguntando en un tono tranquilo, manteniendo aquella sonrisa en mi rostro pues lo hacía no solo por el mero hecho de brindar confianza, no, sino que tenía la corazonada de que los tres pasaríamos un buen rato y pues sinceramente me caía bien por las palabras que antes había mencionado que reflejaron su relación de amigos que tenía con Darren, la consideración que le llevaba a él.

Mathías se alegró mucho cuando la rubia le tomó en los brazos luego de su petición y es que al rubito le gustaba mucho ser cargado por gente nueva, parecía que era una especie para fortalecerla relación o dar incapié para el inicio de una relación buena y como tal la chica aceptó. Parpadeé un par de veces curioso por el comentario de la chica, me fue curioso de que ella mencione eso porque debería terminar la universidad primero para después pensar en un bebé porque bueno, eso era una responsable grande. Ileana y yo lo sabíamos aunque ... bueno, yo tampoco es que era tan viejo o experto para ello, sino que en el camino desde el nacimiento del bebé hasta hoy fui luchando contra todo lo que me ponía el destino entre tropiezos y caídas pero el destino mismo me supo recompensar el esfuerzo y cuando estuve por dar el último paso de mi existencia apareció el castaño de mi vida. -Todo es cuestión de cómo es tratado desde que está en el vientre materno- Respondí, la verdad es que no consideraba de que lindo sea en cuestión a la belleza física, eso, la verdad me valía muy poco. Al menos, al André de hoy, el universitario solo buscaba chicas guapas para follar, pero no éste. Pero bueno y lo que dije es cierto, desde el punto de vista del comportamiento, o como algunos conocen: Belleza Interna.

El rubito se puso a jugar con los cabellos de la chica mientras era cargado, con una pequeña sonrisa que dejaba lucir sus dos pequeños dientes delanteros, de forma que solo producía una imagen tierna, algo muy normal en él. -Tiene un año y cerca de ocho meses, en nueve días los cumplirá- Le sonreí un poco a la chica y extendí mi diestra para acariciar la mejilla al pequeño, quien reaccionó de la misma manera que un inicio cuando se acurrucó en mi pecho por la acción de la chica, ya que entre risas se fue ocultado de a poco en el pecho de la chica. Permaneció así por unos segundos ya que levantó la cabeza para mirar fijamente a June e imitó el movimiento que yo hizo, con su manita derecha le acarició la mejilla de ella, con una sonrisota coqueta, tierna y amplia.
Quedé pensativo por unos momentos, desvié la mirada hacia lo que había traído la chica por unos segundos y la quedé mirando a ella -Una pregunta, espero que no te lo tomes a mal y eso. Pero, ¿Venías de pasadita?- Le pregunté en un tono bajo, el rubito dejó de acariciarle la mejilla y me quedó mirando a mí extrañado por mis palabras. -Porque puedes jugar un poco con Mathías, mientras yo le preparo su comida- Solté y pues esa era la razón de la primera pregunta que hice, tratando de no ser tan grosero, solté aquellas palabras.