The Return | Zetacio |

Restaban 9 días para navidad, toda mi mansión estaba adornada con objetos referidos a la fecha. Un árbol gigante justo en medio de la sala, al lado de la chimenea. Brooke hizo un buen trabajo, si, mi novia me ayudo con los adornos navideños porque mi capacidad para decorar era casi nula por no decir que no existía. Ese día fue divertido, un tanto vergonzoso pero en fin, las risas no faltaron. Me encontraba en el living, mi estado era desastroso, parecía que apenas me había levantado de la cama hace 10 minutos. Vestía unos pantalones deportivos largos, ideales para el frio, en mi torso llevo el buzo de la universidad y en mis pies únicamente llevo las medias. Me gustaba andar descalzo por la casa aunque luego mis medias no quedaran de lo mejor. En casa no había nadie, un milagro. Tengo toda la tarde para no hacer nada, seguramente iba a estar tirado en el sofá comiendo a cada rato y viendo televisión o incluso matando el tiempo con juegos de video. Este día era para no hacer nada, ya tuve mucha fiesta anteriormente por lo que merezco una pausa.

En la televisión no estaban pasando nada interesante. Estuve cambiando de canal miles de veces hasta cansarme, quedando derrotado al no poder hallar interesante. Comenzaba a aburrirme, y eso no era bueno. Tenía todo el maldito día para hacer lo que quisiera ¡Y aburrirme no estaba en los planes!

El sonido suave pero constante del timbre logro quitarme aquellos pensamientos. Salvado por la campana, quien lo diría, y hablando de la campana ¿Quién sería la visita? No recuerdo haber llamado a nadie y dudaba mucho que fuera Brooke. Camine hacia la entrada, aunque en realidad no era una caminata pues mis pies eran arrastrados por el suelo de madera, las medias eran los mejores patines que tenia y no iba a desaprovechar la oportunidad de “deslizarme”. — ¡Ya voy! — Dije en voz alta para que la persona detrás de la puerta no se fuera. Segundos más tarde gire el picaporte y tire de la enorme puerta principal. Lo que vi no parecía ser real ¿Era Kitty? ¡Por Dios, si! ¡Era ella! No podía creerlo. — ¿Kitty? — Pregunte como si no creyera. Estaba frente a mí y aun así no podía creerlo. — ¡Kitty! ¡Eres tú! Qué bueno verte. — Logre agregar cuando caí en la realidad. Tenía a una muy buena amiga en mi casa luego de un distanciamiento de su parte. No quería pensar en eso ahora, luego tendríamos tiempo para hablar. Kitty quedo envuelta en mis brazos, casi que me lance sobre ella para poder abrazarla. La echa de menos todo este tiempo, me alegra saber que estaba de regreso. — ¿Cuándo llegaste? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no lo dijiste? Lo siento, muchas preguntas pero es que no puedo creer que estés aquí. Ven, pasa que tenemos muchas cosas para hablar. — Una vez dentro de la casa continúe con las preguntas, parecía un investigador atormentando a un asesino con preguntas hasta que confesara. — ¿Quieres tomar algo? ¿Café, leche, chocolate? —

Todo el reencuentro parecía algo irreal. Al igual que su viaje, su regreso fue una completo sorpresa y claro estaba que esta sorpresa me agravado mucho más que la noticia de su partida. Si no estuviera abrazando a la morena diría que esto no podía ser real y que Kitty continuaba de viaje para jamás regresar. Mi mejor amiga estaba de regreso sana y salva, tan sonriente como la recordaba. Ahora comprendo porque la echaba tanto de menos. — ¡No! Calma nada. No vuelvas a irte de esa forma señorita. — La acuse como si fuese un padre reprochando el mal actuar a su hijo, era un regaño severo pero al mismo tiempo divertido. Fruncí el ceño cuando menciono a Brooke ¿Fue con ella antes que venir conmigo? Eso no era de buenos amigos. Finalmente termine negando con la cabeza, como si Brooke fuera a manejar mis tiempos… tampoco era tan así ¿O sí? — Bien porque no dejare que te vayas sin explicarme que fue todo ese viaje y porque regresaste… Esto fue una locura, pasaron tantas cosas que al ser tantas ni las recuerdo todas. — Con Kitty nos debemos una gran charla de la vida. Ella comenzaría, obviamente, por ese dichoso viaje.

Deje que la recién llegada se sintiera como en casa. No había nadie más en la residencia así que podemos hacer lo que sea sin la necesidad de demostrar cordialidad o buenos modales al resto de mi familia. Agradezco que Wade no esté rondando, eso sí sería un completo fastidio, sobre todo si tenía su particular y muy usada cara de drogado. Mire la bolsa repleta de cosas. Kitty no perdía el tiempo, estaba más que lista para la gran charla y luego seria noche de películas. No iba a negarme a eso, la practica podía esperar… llevo tiempo sin pasar momentos con la morena y hoy sería la primera noche de muchas. — Tu ponte cómoda, iré a la cocina un momento, ya regreso. — Dicho y hecho, fui hasta la cocina para traer algunas servilletas de papel y también algún recipiente para poder dejar allí todo el alimento chatarra. Prepare todo en una gran bandeja de madera, roge a todos los Dioses por no tirar nada y hacer un gran espectáculo de lo bruto que puedo ser. Paso a paso llegue a la sala donde Kitty esperaba ansiosa por comenzar la charla. Yo también estaba ansioso por escucharla, era el momento para despejar todas las dudas que tenia… y vaya que eran muchas. — Estas en casa, de mas esta decirlo pero para que no queden dudas. Mi padre no está, ni mis hermanos… puedes hacer lo que quieras. — Y como en los viejos tiempos, mis manos se ocuparon de revolver los cabellos de Kitty hasta dejarlos completamente fuera de su lugar. Me eche a reír como nunca antes. — Venga, habla ya o juro que comenzare con las cosquillas. —

No perdí el tiempo y fui el primero en probar la comida que trajo Kitty. No podía negarme a las frituras, eran lo más delicioso del planeta. — Oh si, casi lo olvido… ¿Es de terror la película? Porque sino me aburren — Sonreí.

Su sentencia me robo una pequeña sonrisa. Luego de un grave error todos terminaban diciendo algo como eso: Nunca más lo hare. ¿Qué tan cierto es eso? Sucedió una vez, es más lógico que paso de nuevo en un futuro muy lejano y con la persona indicada para ese momento. Lleve la mano diestra hasta la nuca, enredando los pequeños y suaves cabellos que había en esa zona. No agregue nada mas del hecho, Kitty hablaría de ello cuando se sienta más segura y cómoda con todo el asunto. — No te creo ¿Traes regalos? Pero si lo dije en broma — La mire con los brazos cruzados, como si estuviera molesto. En parte estaba molesto, no me gustaba saber que gasto en obsequios, no eran necesarios. Alce una ceja, curvando una leve sonrisa. — ¿Aparentemente? ¡Luces increíble! O quizás me olvide de cómo lucias antes y no puedo comparar. — Bromeo como siempre lo hago, quería retomar la vieja amistad de antes donde todo era pura risas y bromas tontas como si fuéramos dos niños pequeños. — Claro que quiero saber que paso, solo si tu estas cómoda con el tema… no quiero que tu visita quede manchada. — El dolor de Kitty seguramente estaba allí, escondido y listo para quebrarse en algún momento. Era normal, lo que debía suceder tarde o temprano. El precio por jugar el todo por alguien que no lo vale.

Alce los hombros. ¿Buen amo de casa? Por favor, por ahora lo era pero luego de un tiempo Kitty se sentiría libre de hacer lo que quisiera, no me gustaba servir todo el tiempo, era tedioso. Sujete la taza de café con la mano, no sin antes endulzar el líquido con dos cucharadas de azúcar. Mezcle todo dentro de la taza siendo muy suave para evitar derrabar café caliente sobre mi piel, ya tuve algunas malas experiencias al respecto. — De verdad, no era necesario un regalo Kitty. — De nada servían mis palabras, ya tenía el presente frente a mí. Tome la pequeña caja, dejando de momentos el café de nuevo sobre la mesa. Agite el regalo un poco para intentar adivinar que era. Mire a Kitty de forma expectante, y luego quite la pequeña tapa de la cajita. — ¡Wow! Mira esto… Muchas gracias. — Mi atención estaba en aquel regalo doble. Reemplace el pequeño llavera viejo por el nuevo regalo de la morena, también coloque la pulsera en mi muñeca. Quedaba genial, sobre todo porque tenía mi nombre grabado. — Me queda genial ¿No? — Ataque los cabellos de Kitty por segunda vez, riendo de fondo. — Gracias de nuevo, eres un gran amiga Kitty. — Y quizás por eso siento algo de culpa. ¿Por qué no cuide a Kitty cuando se fue? ¿Cómo logre que se fuera?  

Tome de nuevo el café, esta vez bebiendo un poco. La historia del porque no estoy con los toros era simple, la conté varias veces durante las primeras semanas. Hoy, esa historia ya era cosa del pasado, los toros de ahora no tienen ni idea de quien fui. — Comencé a salir con Brooke y no quiero problemas por eso. Ya sabes, las cosas entre fraternidades se pusieron bastante serias, y yo no quería tener que lidiar con comentarios al respecto. Una fraternidad no me dira con quien debo relacionarme… así que me fui para que Ethan no tuviera una piedra en el zapato. Mi vida aquí tampoco es fácil. Mi hermano llego para quedarse y no nos llevamos de maravilla… peleamos casi todo el tiempo. — Ambas manos sujetaba la taza de café. — Estoy pensando en mudarme, quizás sea algo extremista. —

¿Era momento para hablar? Kitty apenas retomaba su vida sin su chico ¿Era tan necesario hacerlo justo ahora? ¿Cuándo todo es tan reciente y todavía llega a doler? Estaba tan confundido, no sabía realmente como abordar el tema o incluso como evitarlo. Ambos sabemos que esa charla debe llegar, solo que ninguno planea hacerlo en el momento incorrecto. Me quede sin palabras, mis expresiones de sorpresa eran demostración de lo agradecido y halagado que estaba. No todos los días tu amiga regresa con regalos luego de estar varios meses perdida por el mundo. Era increíble y no, no dejo de sorprenderme. Parezco un niño que se emociona por la mas mínima cosa que le obsequian. — Esta bien, los acepto y quedas parcialmente perdonada por esa ida sin previo aviso. — Solo quería jugar con ella, como en los viejos tiempos donde las bromas eran la base de la amistad. Todavía se mantiene eso, a pesar de la distancia entre ambos y la ausencia mutua. Me eche a reír, tirando levemente mi cuerpo hacia atrás. Poco a poco la carcajada se fue apagando, quedando como único rastro de ella una sonrisa en mis labios. — No, no fue así… fue como… ni sé como fue la verdad, cuando me di cuenta tu amiga me gustaba demasiado. Fue todo muy natural, ni siquiera nos dimos cuenta y mira… aquí estamos, quien lo hubiera pesando. — La unión Epsilon-Sigma era una mezcla rara, casi impensada por las diferencias de personalidad entre ambos grupos. Quizás Brooke y yo fuimos una gran excepción. Quizás logramos quebrantar esa barrera que diferencia a ambas fraternidades.  

Asiento con la cabeza, bajando un poco la mirada. — Se que no es fácil, y por eso… si no quieres hablar aun lo voy a comprender. Yo… te escuchare cuando estés lista ¿Vale? Solo quiero que estés cómoda con tu regrese, te eche mucho de menos. — Para divertirla un poco, y cortar un poco el ambiente, revuelvo sus cabellos con la mano diestra, riendo por el resultado final de la travesura. Segundos siguientes la abrazo. Un cálido abrazo entre amigos, de esos que intentan hacer olvidar las penas por un breve momento, que dejan saber que estas al lado de quien quieres de verdad. — Hey que no te veo hace meses, no te dejare ir tan pronto… puedes quedarte si gustas, Brenna está de viaje así que tienes su habitación libre o sino la habitación de invitados, cual prefieras está bien. — Como podía dejarla ir en un momento así, donde todo de resumía a su regreso tan doloroso. Libere a Kitty del abrazo, reincorporándome a la postura anterior. Por suerte el momento tenso había pasado, o por lo menos estaba en una pausa evidente. Ahora estaba más convencido que nunca, el tema del viaje saldrá cuando Kitty lo crea conveniente, será lo mejor para ambos. Ruedo los ojos, tomando la pequeña caja con otro obsequio. De nuevo el niño interno que aun vive en mi se hizo presente. — Sabes hace cuanto tiempo no recibo regalos así… No me dejas emocionarme, eso es cruel. — Preste suma atención al relato de la historia de los regalos. Me gustaba mucho, jamás tuve la oportunidad de viajar a esas tierras y tener pequeños recuerdos con historias era algo genial y emocionante. La escena era muy divertida: Kitty parece ser la hermana mayor que relata un cuento al hermano menor antes de ir a dormir. Fue lo primero que paso por mi mente. — ¿Lo dices enserio? No lo creo, es genial ¡Increible! Le hare burlas a Brooke mañana porque ella no tiene nada hecho por duendes. — ¿Infantil yo? ¡Demasiado!

Me quede un tanto sorprendido por la reacción de Kitty, y que espero sea una broma de mal gusto. Yo diciendo que no llevo buena relación con mi hermano mayor y ella haciendo un interrogatorio completo del hijo mayor de los Malone. Mis cejas quedaron fruncidas por el resto del tiempo, y no estaba actuando. — Deja a mi hermano, no y no. — Negué con la cabeza al tiempo que negaba con las palabras. — En fin, no mires a mi hermano señorita. — Le enseñe la lengua. Subí los pies a la pequeña mesa que había frente al sofá, perfecta para relajarse. — Dime ¿Te quedas a comer, no? Podemos pedir pizzas o cocinamos algo… aunque no creas si se cocinar y si, la comida queda muy deliciosa. — Pocos creen que realmente pudo cocinar, pero así era. Vivir con mi padre tenía sus ventajas, jamás tuvimos gente trabajando para nosotros, todo era hecho por nosotros sobre todo por mi padre… ahora no tanto pero recuerdo que de joven si veía a mi padre cocinar y mantener la casa en orden. Aprendí mucho estando con él, soy más independiente y por eso no será un reto ir a vivir solo..