The ideal day is today — Emily.

Por alguna razón me encontraba nervioso, mis manos estaban levemente húmedas aunque el viento chocaban en ellas mientras conducía la Harley, en cada luz roja tocaba mi cabello y pensaba cualquier situación que pudiera pasar, las cueles eran infinitas. Esta era mi primera cita y no quería arruinarla o aun peor, que la arruinasen, pero no manejaba el destino como a una marioneta. Paré la moto esperando a que ella saliese, supuse que el motor se escuchaba y no había necesidad de tocar la puerta pero aun asi lo hice, caminé hasta ella y la golpeé dos veces con mis nudillos. Medio minuto después se abrió dando paso a mi mirada, ¿puede que cada día esté más hermosa? Si, viendo si es posible. Tanto las estrellas como mis ojos eran testigo de ello. Las esquinas de mi boca se curvaron formando una sonrisa y luego de estudiarla mis ojos se encontraron con los de ella.

—Estás hermosa. —y hasta esa palabra era poco para describirla. Ella no sabía a donde la iba a llevar, pero solo le dije que se vistiera bien, claramente lo había hecho y podía asegurar que estuvo más de una hora pensando en que ponerse, por mi parte solo me  puse una camisa blanca con un par de botones sin prender, un pantalón negro y zapatos del mismo color, un atuendo peculiar para salir en mi Harley. Extendí mi mano hasta enredar mis dedos con los suyos y la guié hasta la moto para ayudarla a subir. Cuando estaba desprevenida despojé un mechón de su cara y le besé la mejilla sin volver a hacer contacto visual me subí a la moto y la prendí, haciendo girar el acelerador con mi mano derecha, y rugió al salir con velocidad.

No pude contar los  minutos que pasaron hasta estar cerca del lugar, pero ahora podía ver las luces del muelle y escuchar las olas chocar contra las rocas. Apreté el acelerador hasta entrar y asentí aunque no sabía si ella estaba mirándome. —La playa. —dije con una sonrisa oculta entre mis labios y paré apoyando mis pies contra el suelo para hacer equilibrio. No sabía por que había elegido la playa exactamente, tal vez era por que era mi lugar favorito pero no sabia si era el de ella también. Me bajé y miré las personas amontonadas en varios puestos del muelle, pero donde íbamos a ir era más allá. —Vamos. —tomé su mano nuevamente con una sonrisa, y comencé a caminar por el muelle.

Perdón el post feo.

Vi como anochecia por las ventanas de la habitación, esperando inútilmente que las mariposas en mi estómago decidieran irse a revolotear a algún otro lado. Luego de pasarme toda la tarde por decidir algún conjunto adecuado para aquel "misterioso" lugar al que Zylen había planeado llevarme. Los pocos datos que había tenido la amabilidad de darme me había pasado cerca de dos días pensando en un atuendo adecuado hasta decidir por uno de mis vestidos negros favorito y unas sandalias adecuadas para cualquier ocasión. Mi maquillaje era sencillo para la noche y mi cabello estaba suelto en ondas flojas por dejarlo secar al aire libre. Juguegeaba con cualquier cosa que tuviese en las manos para evitar volverme loca cuando escuché un motor detenerse en la entrada, seguido de un lar de golpes mes entrada principal que me salvaron de mi agonía. Abrí la puerta con una sonrisa más grande que mi cara, mirando en silencio su vestimenta típica de una novela romántica antigua. Con el mismo silencio que causaba mi nerviosismo lo dejé ayudarme a subir a la motocicleta, colocandome de lado para evitar mostrar de más por la corta falda del vestido y aferrandome a la tela de su camisa para evitar que terminaramos en la sala de Emergencias por caerme o algo por el estilo.

El aire golpeando mis piernas y cabello logró acabar con cualquier rastro de nervios que pudiese seguirme molestando y volvía a estar completamente segura de mi misma para el momento en el que llegamos al lugar esperado. Nos encontrábamos a pocos minutos de mi departamento, donde la gente empezaba a llenar un pco más el lugar -Estoy empezando a pensar que quieres llevarme a algún lugar solitario para poder matarme o algo por el estilo-bromee, tomando su mano con la mía para dejarlo guiarme hasta donde fuese que había planeado llevarnos.

Movia mi mano libre, golpeando suavemente mi pierna mientras seguíamos caminando. Aunque no quisiese había una ligera extrañeza en la situación, la idea de estar juntos en una manera diferente a la de nuestra relación que básicamente consistía en molestarnos el uno al otro era agradable... sin embargo también era raro no saber que comentarios o acciones hacer a continuación.