Kenneth Aidan {ID}

Kenneth es una persona bastante peculiar, algo difícil de entender, alguien que toma tiempo llegar a conocer. Al comienzo, es un chico tranquilo, algo serio, silencioso, pero no es más que la primera fachada, pues lo más seguro es que se encuentre estudiando a la gente que lo rodea, para saber cómo ha de desenvolverse frente a ellos… Lo cuál no ocurre mucho después, ya que Ken toma confianza muy rápido con la gente, si es que llegan a pasar la prueba de confianza del chico.
Divertido, jocoso y dicharachero, tiene el humor a flor de piel, y sobre todo si se trata del doble sentido. Sea cuál sea la situación, siempre está riendo o haciendo reír al resto; no tiene una pisca de vergüenza y no tiene problemas para reírse de sí mismo. Hablar con él se suele hacer realmente cómodo, debido a su humor liviano y a que siempre tiene algo que decir, por más estúpido que pueda llegar a ser.
Siempre le está tomando el pelo a la gente, y le cuesta bastante tomarse las cosas en serio, ya sea una situación delicada, o simplemente los sentimientos de la gente, debido a que su forma de pensar y de sentir es algo diferente a la del resto.
No es del tipo de persona que se pasa toda la noche analizando las cosas, no le da muchas vueltas a los asuntos, no le gustan las explicaciones muy enredadas ni los dramas; cree que la vida es muy corta para pasársela amargado por cosas tan banales, asimismo como cree que las cosas deben de hacerse hoy, pues posiblemente mañana ya sea muy tarde.
Es bastante extraño, porque a pesar de venir de una familia bien posicionada, él se encuentra en contra de todo este tipo de elitismo. Cree firmemente en la igualdad de clases y en ser uno mismo para agradar a otros. Es de la idea que el amor es amor; de que no importa de qué sexos sean dos personas, si se aman, merecen estar juntas. Piensa que cada persona es un mundo, y que nunca debe quedarse con una primera impresión, pues aquello que conoce de primeras no es más que la punta del iceberg, de la personalidad de cada persona. Aún así, detesta a la gente de mente cerrada, homofóbica, o arribista.
Cuando quiere, puede ser muy cabeza dura, y algo imprudente. Si se le mete algo en la cabeza, no está tranquilo sino hasta que lo consigue. No teme meterse en conflictos y ocasionar una riña, así se vayan a las manos; incluso, se podría llegar a pensar que le divierten, pues en cierto modo es una especie de terapia, ya que le ayuda a liberar energía. Algunos cercanos le han aconsejado tomar un curso de boxeo, y a pesar de que ha dicho que lo hará, ciertamente no se encuentra entre sus planes.
Pero a pesar de eso, tiene un corazón de oro, es un chico muy leal y honesto, el cual siempre pone a sus seres queridos en la cima de sus prioridades. Cuando se enamora, puede llegar a ser el chico más dulce y dedicado que vayas a encontrar. Fiel como ninguno, sería incapaz de traicionar la confianza del ser amado... Siempre cuando su contraparte lo respete de igual manera.
Tal vez no sea el más elocuente a la hora de consolar o dar un consejo a alguien, pero sin duda su hombro siempre estará disponible para llorar, y sus brazos abiertos para uno de esos abrazos de oso que sabe dar tan bien.
Kenneth puede presentarse con las mejores intenciones, pero de alguna manera u otra meterá la pata. No lo hace con intención, claro; y lo cierto es que no cae en cuenta de lo que ha hecho sino hasta que el daño ya ha sido causado. Entonces hará de todo hasta ser perdonado, así tenga que arrodillarse y rogar, poner carita de cachorro, entre otras cosas.
Es sumamente despistado, pierde las cosas muy fácilmente y su capacidad de concentración es similar a la de un pez… Aún así, es un chico muy inteligente, y esto no le impide sacar muy buenas calificaciones.
En resumen… Es un idiota, pero tiene buenas intenciones, y de alguna manera de las arregla para agradar a la gente y caer bien.

1989

Era un buen año, en general, cuando dos personas completamente distintas se conocieron, y se enamoraron. Emma, de diecinueve años, y George, de treinta; no podrías haber dado con una pareja más dispareja, pues él había estudiado Economía, y ella era una novata estudiante de Enfermería; él disfrutaba salir de fiesta, y ella quedarse en casa a ver una película; él venía de una acomodada familia inglesa, y ella de una de clase media; él estaba haciendo un magíster en UCLA, y ella nunca había salido del estado de California. Estos dos ejemplares se conocieron por casualidad, un día a la hora de almuerzo, en la cafetería de UCLA, cuando ambos hacían juntos la fila y pidieron exactamente lo mismo de almorzar; una simple casualidad que desató la curiosidad de uno por el otro. Y así, después de quedar un par de veces más para almorzar, para tomar café y unas idas al cine, comenzaron una bonita relación, que los llevó unos años después al altar.

1993

Había transcurrido casi un año desde la unión de la feliz pareja, cuando se enteraron de que la joven Emma se encontraba embarazada. Fue entonces cuando George, de manera sutil, le sugirió a Emma que tal vez sería una buena idea que dejara sus estudios en su último año y los retomara en el futuro, cuando su hijo fuera más independiente; y también sugirió la idea de mudarse a Londres, pues él estaba comenzando un negocio, el cual daría mayores frutos en la capital Inglesa. A ambas proposiciones, las ingenua Emma dijo que sí, y a mediados del año 1993, ambos dejaban Los Angeles, en busca de un futuro mejor.
Unos meses después de esto, específicamente el día martes doce de Octubre, a las 8:32 am, nacía el pequeño Kenneth en Londres. Era más pequeño y pesaba menos que el promedio, lo cual definitivamente no fue un vaticinio de cómo sería el chico en el futuro.

2000

Desde pequeño, Kenneth demostró dotes artísticas en la escuela, especialmente en el ámbito teatral. Participaba en todas las obras de teatro que se realizaran, incluso si eran musicales (Sobre todo si eran musicales). Además de eso, solía tener muy buenas calificaciones, sobresaliendo de la media, exceptuando ciencias porque... Bueno, aquello simplemente no era lo suyo.
Pero no todo era tan perfecto en la vida del pequeño Kenneth, pues en casa las cosas no iban muy bien. Su padre engañaba a su madre constantemente, y las discusiones entre ambos se hacían cada vez más frecuentes. Se podría pensar que estos problemas familiares repercutirían en las calificaciones o el comportamiento de Kenneth, pero él optaba por ignorar los problemas que no le concernían y refugiarse en el teatro, como le había aconsejado una maestra cuando lo vio mal debido a ese mismo tema.
Al poco tiempo después, Kenneth aprendió que haciendo caso omiso de un problema, este no desaparecería simplemente, como lo pudo comprobar cuando su madre, cansada de las constantes infidelidades y de haberse dejado a sí misma en segundo plano, decidió tomar sus cosas y volverse a Los Angeles, para empezar de cero. Si se preguntan porqué no se llevó al pequeño Kenneth con ella, su argumento era que él estaría mucho mejor con su padre, quién tenía estabilidad económica, a diferencia de ella. Pero aquella no era suficiente explicación para Kenneth, quién tuvo que crecer con una madre ausente.

2009

En general, la infancia de Kenneth transcurrió sin sobresaltos, y estuvo básicamente centrada en la actuación, la escuela, sus amigos, y volleyball, deporte que comenzó a practicar a los diez años. Sus amigos siempre fueron una gran red de apoyo para sobrellevar el hecho de tener una familia disfuncional, un padre incomprensivo y una madre ausente; pero no por eso no generó un gran rencor hacia sus padres: hacia su madre por haberlo abandonado, y hacia su padre por haber sido el causante de que su madre los abandonara. Si bien, mantenía contacto con su madre, y para su cumpleaños número dieciséis había decidido perdonarla pues veía que ella ponía de su parte y que su intención nunca había sido abandonarlo... No podía decir que su padre hiciera el mismo esfuerzo por tener la aceptación, cariño o respeto de su hijo, por lo que el rencor hacia él permanecía intacto.
Por otra parte, al llegar los dieciséis de la mayoría de los amigos de Ken, comenzaron a conseguir trabajo, exceptuando a los de mejor situación. Kenneth podría perfectamente haber hecho como sus amigos y no haber conseguido un trabajo, porque no necesitaba el dinero, pero le pareció una buena idea comenzar a juntar para el futuro. Para un auto, tal vez, o lo que fuera, pero que fuera pagado con dinero ganado por él y no con el de su padre.
Como sabía que su padre se mostraría en contra de que él trabajara, comenzó a hacerlo a escondidas de él, en los horarios en que antes solía practicar volleyball, o simplemente salir con amigos.

2011

Kenneth siempre se sintió apasionado por las artes, en especial la fotografía y el teatro, y a pesar de que planeaba cursar esta última disciplina en la universidad, se encontró con un impedimento: su padre. Éste lo manipuló para que estudiara Economía en la Universidad de Oxford al igual que lo había hecho él, o de lo contrario, no financiaría sus estudios y se vería obligado a marcharse de su casa y arreglárselas por cuenta propia. Kenneth estudió sus opciones, y a pesar de que estudiar y trabajar para pagar sus estudios parecía ser una alternativa muy tentadora, sabía que con un sueldo de mesero no podría costear todos sus estudios y pagar un lugar donde vivir. Por lo que finalmente aceptó la oferta de su padre y entró a estudiar dicha carrera.

2015

Habiendo cumplido veinte años, Kenneth decidió finalmente dejar la casa de su padre y mudarse a Los Angeles. Ya lo había hablado con George y de alguna manera había logrado convencerlo de que terminar sus estudios en UCLA sería una buena idea (Probablemente su padre sólo se quería deshacer de él, y esta se presentaba como la oportunidad perfecta), con el compromiso de que terminaría su carrera.
Apenas hubo terminado su primer año, armó sus maletas y se mudó a Los Angeles, a casa de su madre. Sin duda, aquella morada no tenía las mismas comodidades que la mansión de su padre, y tenía que compartirla con más gente; Alan, la pareja de Emma; Grace, la hija de Emma y Alan, de sólo siete años; y Emma, claro. Pero no podía importarle menos a Kenneth, pues su vida había dado un drástico giro al dejar a su padre y darle una segunda oportunidad a su madre, al nuevamente poder ser parte de una familia, y al poder comenzar de cero en una nueva universidad, en un nuevo país.

A pesar de que siempre había pensado que eso de unirse a una fraternidad era una gran estupidez, razón por la cual no lo hizo durante el año que estudió en Inglaterra, Kenneth se lo planteó al momento de transferirse a UCLA; y luego de conocer las opciones, finalmente decantó por Omega Eta, a pesar de que sentía que en todas encajaba cierta parte de su personalidad. Pero era Omega la fraternidad cuya filosofía se acercaba más a la del chico, aquella comunidad relajada donde se podía vivir en armonía y no gobernado por elitismos ni prejuicios.

Mascota: Ruby.
Pertenencia más preciada: Sus anillos; su iPhone; su cámara; su moto, Nicki.
Mayor miedo: La soledad; la muerte.
Canción que te describe: Probablemente más de una.
Otras cosas:
✖ Es zurdo.
✖ Tiene más de 50 tatuajes.
✖ Por lo general, habla muy lento, y con su acento inglés bastante marcado.
✖ Suele utilizar malas palabras para expresarse.
✖ Es algo inseguro cuando se trata de mostrar su torso desnudo, puesto que no está al 100% conforme con su cuerpo, por lo cual además va al gimnasio periódicamente.
✖ Lleva un tiempo ahorrando para un auto; si bien, podría pedírselo a su papá, prefiere ser él quién lo compre. Mientras, maneja el de su madre, o su motocicleta, a la cuál llama Nicki.