Adam Bradley Kingson

"La naturaleza es muy cruel. El ángel caído conserva su belleza, pero es feo por dentro."

Adam es complejo, muy complejo. Es un hombre que, a resumidas cuentas, no entiende de términos medios. Para él solo existe el si o el no, el blanco o el negro, los matices no le interesan. Por culpa de esa firme creencia, todo lo que hace, lo lleva al límite. Posee un carácter muy dominante, no se piensa las cosas dos veces, simplemente las hace y doblega a quienes no estén dispuestos a acatar su voluntad. Para él la gente se divide en dos grupos, aquellos que acatan sus órdenes y los que no. A los del primer grupo les concede el ser dignos de su presencia, al resto, les ignora. Cuando algo no le interesa, no disimula, lo deja muy claro y si es necesario, se marcha dejando a quién sea con la palabra en la boca. Porque Adam aborrece profundamente la rutina y el aburrimiento en si, necesita distraerse constantemente. Posee una mente brillante que ha sabido como desarrollar a lo largo del tiempo.

Todo un adolescente en cuestiones psicológicas. Aunque sea más maduro que los hombres de su edad, en el fondo es un crío impetuoso y difícil de controlar. Es tremendamente caprichoso y no solo eso, sino que todo lo que quiere, debe conseguirlo. Cuando se obsesiona con algo, el mundo deja de girar hasta que él obtiene al objeto de su deseo, sea lo que sea. A pesar de haber sido criado en un entorno de alta clase y poseer unos modales exquisitos, en su interior es todo un deslenguado y roza lo irreverente, solo que sabe como ocultar todo eso bajo una capa de perfecta cordialidad. Todo un caballero, hasta que le sacan de sus casillas y los modales se van por donde vinieron. Posee una enfermiza obsesión por el control. Tiene que tenerlo todo, absolutamente todo, controlado. Así es como se siente bien, como está a gusto consigo mismo, si algo se sale de los planes o escapa de su control, es cuando su mundo se viene abajo y las cosas se ponen feas. Cuando Adam se descontrola, lo hace de verdad. Es muy agresivo y violento, tanto que llega a ser peligroso hasta para si mismo. Pero no es así cuando se enfada, sino todo el tiempo, solo que ha aprendido a autocontrolarse constantemente. Por si todo eso fuera poco, tiene unos cambios de humor impresionantes. Pasa de cero a cien en una milésima de segundo, es muy complicado seguirle el ritmo.

Padeció mucho en su niñez, demasiado, y a lo largo de su vida no dejo de tomar malas decisiones y esas experiencias han dejado graves secuelas en su mente, traumas muy difíciles de sobrellevar. Si Adam es así, es justamente por su pasado. Todo ese maltrato, ese sufrimiento, ese dolor. Todo eso permanece guardado en algún rincón de la mente de Adam. ¿Por qué? Porque para que no sufra, su mente a ideado un bloqueo y todo lo que recuerda es vago. Entierra mierda, sobre más mierda. Es frío en el trato con los demás, hasta con sus seres queridos, siempre está tenso y controlando su entorno. Las distancias para él son algo básico, sin lo que no podría vivir. Le gusta que respeten su espacio personal y no soporta a las personas que invaden ese círculo imaginario.

Sin embargo es un hombre risueño, amable. Sus palabras confunden y encandilan de tal manera que puede llegar a excitarte con ellas. Todo su cuerpo, todos sus gestos, desprenden masculinidad y sensualidad, puesto que tenemos delante a un dominante que solo sabes si lo es, si lo conoces. Le gusta manipular y llevar la situación a su favor cuando le conviene, todo un hombre con innumerables caras. El profesor puede mostrarte dos cara de una misma moneda, solo si él quiere te mostrará su control de la situación, su protección, su dominio y su seriedad, porque Adam se muestra serio solo cuando le ocurre algo, cuando piensa algo detenidamente o cuando está observando algo que le gusta. Es guardián de sus cosas y de las personas, bastante posesivo a veces. En su faceta seductora es un galán, un don juan, un caballero... te conquista con su porte elegante, con su porte formal y sus modales de caballero. Las mujeres son sus musas, las que inspiran sus libros. Las que lo inspiran a él. Adora el placer, sucumbe a él y si no se siente atado a nadie. ¿Por qué no disfrutarlo?.

Y entramos en el ámbito más complicado de todos: Los sentimientos, el amor, el cariño... No sabe como manejarse con todo eso. Adam da por sentado que nadie le quiere y nunca le querrá. No ha sido capaz de demostrar afecto ni siquiera a su familia, quienes ya han aprendido a apreciar la más mínima muestra de calidez en ese hombre tan frío, como un tesoro. Nunca ha amado a nadie, ni siquiera sabe como sentirse en situaciones confusas como la que vive en estos momentos de su vida, dividido entre lo que es y lo que debería ser. En el fondo, gracias a su personalidad de hombre controlador y observador, es tremendamente detallista, muy atento y entregado. Lo da todo sin dudar, es generoso y altruista, tanto con sus allegados como con los desconocidos. Y en el plano físico, qué decir... Es insaciable, siempre quiere más y más. El sexo suele ser su forma de solucionarlo todo, es el plano en que se desenvuelve mejor y su arma más eficiente.

—"Las cicatrices no desaparecen nunca. Las heridas cicatrizan y dejamos de pensar en ellas, pero su huella es permanente...

Adam alguna vez perteneció a un barrio de clase media, allá por Londres, veinticinco años atrás. Elizabeth Kingson, su madre una mujer muy hermosa, pero, sencilla y humilde, se sintió dichosa cuando después de lo que pareció una larga espera, el pequeño finalmente estuvo entre sus brazos. Había sido un parto difícil, en medio de una tormentosa noche cercana a noviembre. Pero ahí estaba, un niño que contagiaba a todos de vida, que llenaba todo de luz y esperanza.

Protegido solamente por el techo de un decadente departamento en la planta cuatro de un edificio de doce pisos, Adam pasó ahí los primeros años de su vida. Puede ser que vivieran al día, puede que no tuvieran mucho, pero él era feliz. Apreciaba todo lo que su madre, una secretaria de medio tiempo, podía darle. No necesitaba más que eso, que el cariño y el hogar que por tres años disfrutó.  Hasta la catástrofe. Bradley Davies apareció en su vida, se trataba de su padre. El pequeño Adam jamás recibió una muestra de afecto de él o quizá si, cuando el trataba de enseñarle a jugar al ajedrez, le regalaba juguetes o trataba de hacer algo con él por su cumpleaños. Pero nunca hubo un te quiero, un abrazo, un beso, nada, absolutamente nada, sin embargo aquel hombre frío que aparentemente se preocupaba por él era un monstruo con Elizabeth. Como era de esperar, Bradley poseía un tremendo mal carácter, que salía a flote con Lizzie, violento, abusador... Una mala bestia con todas las letras de la palabra. No contento con aprovecharse de ella siempre que le apetecía, lo hacía delante del pequeño Adam. Palizas y más palizas, golpes, gritos, olor a tabaco y alcohol. Ese era el día a día de ese niño que ni llegaba a los tres años. Sin embargo en algún punto Elizabeth recuperó la razón, hizo sus maletas y junto con el pequeño Adam, dijo adiós a Londres y a la terrible que allí había llevado.

La pequeña familia Kingson se traslada a Sheffield, Inglaterra Elizabeth consiguió un trabajo como secretaria en la universidad de Sheffield y el nuevo hogar del pequeño Adam era mucho más bonito y tranquilo, las cosas parecían mejorar, la pesadilla había quedado atrás y solo serían él y su mami. Cuando el pequeño creía que ya no podía ser peor, todo se fue a pique. Elizabeth encontró un nuevo amor letal, solo que en ese caso, la única que tenía el control era ella y lo cedió todo a aquel que se hacía llamar "Alcohol", sí, Lizzie ahogaba sus penas y sus noches de llanto en licor, todo era mucho mejor cuando no podía recordar al hombre que aún amaba y tanto mal le había hecho. Así, el pequeño Adam tuvo que aprender a valerse por si mismo, su madre no se preocupaba por nada más que su vicio. La vida de Adam se convirtió en un horror, inocente como era en su tierna infancia, no sabía ya que hacer.

Una noche, descubrió a su madre tirada en el suelo, completamente inmóvil. Su primera idea fue que dormía he intentaba pasar la borrachera. ¿Qué iba a pensar sino? Pero no se movía... Pasaron minutos, horas y allí seguía, fría, inmóvil. Pasaron tres largos días, en los que apenas se alimentó con las sobras que siempre guardaba del comedor de la escuela, quedando exhausto, débil y desaliñado. Parecía que el fin estaba muy cerca, cuando en medio de un sueño que rozaba la inconsciencia, escuchó el quejido de su madre, la mujer intentaba respirar con mucha dificultad, el pequeño, quien para ese momento había cumplido los 8 años hizo lo único que podía hacer por su madre, correr afuera y pedir ayuda a sus vecinos. Elizabeth fue rápidamente llevada al hospital pero no fue mucho lo que pudieron hacer por ella, y la mujer falleció.

Desolación. Tristeza. Vacío. Eso fue todo lo que quedó después de que le dieran la noticia de que su madre estaba muerta. Y él, solo en un mundo inmenso, perdido y sin familia. Todo estaba perdido, pero entonces "ella" apareció para salvarle. Le pareció un ángel, toda ella de blanco, hablándole con dulzura. Beatrice Clark, una Psiquiatra. Fue quién se encargó de él y la primera en descubrir cuan afectado estaba aquel chiquillo después de todo lo que había tenido que pasar. Beatirce se encariñó automáticamente del pequeño e inició el proceso de adopción, dispuesta a darle la vida que merecía. Mientras los servicios sociales investigaban el historial del niño, buscando cualquier pariente que siguiera con vida, el proceso de adopción quedó en pausa, pero igualmente Beatrice movió todos los hilos necesarios para que la dejaran hacerse cargo del niño en ves de enviarlo a un orfanato.

Adam sintió que las oportunidades volvían a su vida, que podía ser feliz otra vez. Beatrice y Theodore lo salvaron de aquella vida llena de oscuridad. El matrimonio ya tenían un hijo propio, Henry. Le costó un poco adaptarse a todos los nuevos cambios. Adam era un niño tímido y ermitaño, rara vez salía de su habitación y hablaba poco, solo para lo necesario, algo que resultó muy duro para sus padres adoptivos, quienes no supieron el grave alcance de sus cicatrices físicas y emocionales, hasta que no le tuvieron un tiempo en casa. Aún así, no se rindieron, buscaron cualquier estímulo que le ayudase a seguir adelante pero nada parecía resultar. Pero había alguien quien si iba a lograrlo, y es el último bebé del matrimonio. Hasta que llegó a casa la pequeña Nadine, apenas un bebé. Quedó encandilado con ella nada más verla y precisamente el le dio un apodo que se quedaría con la pequeña. "Nina". A partir de ahí, empezó a recuperarse, poco a poco, manteniendo siempre las distancias emocionales con toda su familia, pero ellos aprendieron a ver sus pequeñas muestras de afecto como un tesoro, acabando por conformarse con eso. Adam encontró un nuevo hogar, una nueva familia y un lugar al que pertenecía. Poco a poco, la tristeza que nublaba sus ojos fue desapareciendo gracias al cariño que sus padres y hermanos adoptivos le brindaban cada día. Se sentía especial por primera vez en mucho tiempo y aunque en su mente conserva aún la imagen de sus verdaderos padres, para él son los Clark su única y verdadera familia.

Pronto llegó la adolescencia y con esa etapa surgieron los problemas. El joven Adam pasó a ser un muchacho airado, furioso consigo mismo y con el mundo entero. A pesar de todo, habían cicatrices en su corazón que no podían simplemente borrarse. Frustrado por querer hacer lo correcto, de seguir las normas y el estilo de vida que sus padres le habían inculcado, trataba de mantener distancia con la población femenina, ya que no creía poder cumplir uno de los diez mandamientos y cada vez que una chica guapa se le acercaba estaba a un paso de sucumbir a los brazos de la lujuria. ¿Como iba a tolerar eso un adolescente hormonado y para colmo, tremendamente atractivo? Muchas iban tras él y se veía obligado a apartarlas a todas, hasta que sus modales desaparecieron y se convirtió en alguien rudo, hosco y descarado, dejó de pretender ser quien no era y dio rienda suelta a sus hormonas, quienes lo dominaban la mayor parte del tiempo. Ligado a su bien ganada fama de mujeriego, llegaron las malas juntas, y con ellas mil y un problemas más. Fiestas, carreras clandestinas, clubes ilegales, empezaron las peleas a puñetazos con cualquiera por cualquier cosa. Aquello, mezclado con una pequeña y secreta adicción a los licores fuertes, le convirtieron en carne de reformatorio. Fue expulsado de un par de institutos y sus padres empezaron a desesperarse. Adam era una fiera incontrolable y empezaban a ver su futuro, muy complicado.  Todo esto hizo que la admiración que Gabriel Clark sentía por su hermano se convirtiera en odio y resentimiento, toda la imagen que tenía de su hermano era una farsa y todos estaban en constante peligro y tensión por su culpa, así que este no se guardaba sus opiniones y le hacía saber a Adam todo lo que pensaba de él, lo que por supuesto siempre terminaba en peleas sangrientas entre los hermanos.

Aún así con todos esos problemas el chico era tremendamente listo y sorprendiendo a muchos cuando llegó el momento el chico fue aceptado por el departamento de Lenguas Modernas y Literatura de la Universidad de Oxford como uno de sus estudiantes. Se muda a un departamento en la ciudad de Oxford, y comienza sus estudios, paralelos a un trabajo de medio turno como encargado de una tienda de libros de segunda mano. Allí nace su amor por los clásicos y se da cuenta que quiere estudiarlos hasta que deje de existir.

Sin embargo, la vida volvió a sorprenderlo al recibir la visita de Michael Truner, el abogado de Bradley Davies. Este último falleció y dividió su fortuna y bienes en partes iguales entre sus dos únicos hijos. La hija fruto de su matrimonio y por supuesto, Adam. En la carta que el abogado le hizo llegar en su momento Bradley le hizo saber a su hijo que esa era su forma de disculparse por su ausencia y el haber sido el peor padre que un niño podría tener. Aquello no le daba a Adam ningún consuelo pero aceptó lo que le correspondía. Pagó a Theodore todo el dinero que este había gastado en sacarlo de problemas, y también lo nombró jefe de las empresas que Davies le había dejado. Quiso regalárselas pero este se negó a aceptarlas, aunque, no se negó a encargarse del patrimonio de su hijo. Así la fortuna de Adam iba en aumento mientras él pasaba sus días en Harvard refugiado en sus libros y atrapado en su infierno personal.

Entre continuas salidas a fiestas, diversiones y mujeres, Adam conoció a Paulina, era su vecina, la chica acababa de mudarse al apartamento frente al suyo en aquel edificio de Oxford Street en donde vivía. Desde el primer momento en que sus ojos se cruzaron con los chispeantes orbes de ella, el moreno quedó totalmente atraído hacia ella. Paulina verdaderamente le gustaba, no solo por su atractivo físico, sino por su forma de ser. La tenaz y persistente estudiante de periodismo le atrapó. Adoraba pasar ratos con ella, descubrir cada una de sus facetas, y lo mejor de todo, amaba pasar las noches descubriendo nuevos límites de placer. Paulina rápidamente quedó atrapada por sus sentimientos hacia Adam, solo que los demonios de Adam no tardaron en alcanzarlos y hacer que la relación terminara de la peor manera posible.

Se reincorpora a la sociedad un año después y así es como llega a UCLA, en donde planea completar su preparación con una maestría y posteriormente un doctorado. Sus malos hábitos habían quedado atrás excepto uno, el sexo, las mujeres, aquel siempre será su refugio.

"El dinero abre mil puertas". Nada más cierto que eso, Michael Turnner, abogado de Bradley Davies, envió una carta de recomendación a los lideres y patrocinadores de Epsilon, señalando al moreno como hijo legitimo de Bradley, y destacando sus cualidades dignas de un hermano toro. Sin embargo, Adam al enterarse de ello les pidió a los lideres que hicieran caso omiso a la carta y lo evaluaran como a cualquier otro, si llenaba todos los requisitos por sus propios méritos y lo querían en dicha casa bien, y si por el contrario no era lo que buscaban prefería saberlo e irse sin deber nada a su progenitor. Pero, valla que Adam es un toro innato, su fuerte personalidad, los numeros en aumento de su cuenta bancaria y su amor por los deportes fueron suficientes para sus futuros hermanos. En un par de meses luego de su llegada a terreno Uclaniano fue nombrado miembro oficial de la fraternidad Roja.

Mascota:
Un Huski albino, macho, llamado Zeus, y una buldog inglés llamada Cherry.
Pertenencia más preciada:
Su casa en Londres.
Mayor miedo
Recaer en sus viejos vicios.
Pareja:
Nada de eso por los momentos.
Canción que te describe:
No tengo una.

Otras cosas:

♦Aunque conserva vagos recuerdos de sus padres biológicos, con los únicos que siente una genuina pertenencia es con los Clark, su única familia.

♦A demás de su idioma materno, Inglés, habla perfectamente español, italiano, francés, alemán, ruso y latín.

♦Es todo un fanático del béisbol. Cada que puede se escapa a ver algún juego, un deporte que sin duda alguna le habría gustado practicar, pero que nunca tuvo la oportunidad.

♦ A pesar de sus responsabilidades, suele siempre hacerse un espacio para divertirse. No cree que toda la vida se trate de trabajo o estudio, por lo que suele buscar su equilibrio entre lo laboral y las salidas.

♦Es muy frío y distante en el trato con todo el mundo, hasta con sus seres queridos o amigos.

♦Es todo un experto en kickboxing y remo, ganó varios trofeos en ambas disciplinas.

♦Hace deportes todos los días laborables. Sale a correr, entrena en el gimnasio, hace pesas, etc. Se cuida muy bien.

♦Es un pésimo cocinero, lo máximo que ha llegado a preparase él solo es un sándwich o comida pre-cocinada.

♦Sabe pilotar a la perfección tanto helicópteros como avionetas, aunque de estas segundas prefiere el vuelo sin motor.