Seattle Vs Chicago - Wayne Lewis

**Hoy había partido entre los Mariners de Seattle y los Chicago Cubs y no había nada en este mundo que pudiese despegarme de la televisión de la Fraternidad. Y es que después del Fútbol Americano no había deporte que me gustase más que el Béisbol. Mi equipo de preferencia eran los Yankees de Nueva York, pero igual yo veía todos los partidos de las Grandes Ligas. La verdad es que a veces me sorprendía a mí mismo, porque entre las temporadas de Béisbol, Fútbol Americano y la Liga Europea de Soccer, prácticamente no tenía tiempo de nada más. Y aún así me daba chance de estudiar, salir con mis amigos y lo más importante; hacer enojar a una rubia muy especial que se había instalado en mi corazón sin que yo me hubiese dado cuenta. ¡Era una tramposa esa nena! Debería ser ilegal que una mujer pudiese estar tan buena y que a la vez me volviese tan loco como sólo ella lo podía hacerlo. Había días en que Ava se ponía roja por mis piropos y demostraba interés en mí, otros días donde decía que me odiaba, otros donde llegaba a golpearme... ¡Qué difícil era esa chica! Quizás por eso es que me gustaba tanto... creo.

-Hey Bitch! Eso no se pregunta a un Toro, al menos no a Wayne Lewis.- Uno tenía que estar seriamente enfermo para negarse a unas cervezas con un buen amigo y un partidazo por comenzar. Además, debo admitir que el encuentro me caía como anillo al dedo, porque aparte de pasar un rato excelente, yo también necesitaba de un buen amigo para contarle sobre Ava May Chambers, una mujer que se me había metido en la cabeza y en el corazón como ninguna otra lo hizo antes. Hasta ahora sólo le había hablado a Leo acerca de ella, pero ese Bro sólo me gastaba bromas al respecto. Yo necesitaba ahorita a un amigo que pensase más allá del sexo y la atracción física, y el moreno Chris parecía ser el ideal. -Y trae cerveza de verdad, no esas de niñas que tú tomas.- En realidad no sabía bien que tipo de cerveza tomaba Christian, pero nunca estaba de más joderlo un poco. Lo bueno de este cabrón es que no se toma las cosas a pecho y siempre se puede bromear con él. Aunque bueno, un poco picado si es. -¡Esta tarde ganan los Cubs!- Sabía que esecomentario iba a picarlo mucho, por eso lo dije. No di chance a que me respondiera y colgué el teléfono. No había nada más que decir, esta sería una tarde de deportes con uno de mis hermanos Toros, sin mujeres.

Estando en la casa, me ocupé de prepararlo todo. Como siempre, nuestra fraternidad contaba con todo lo que se necesitaba para una tarde deportiva; toneladas de snacks, frituras y comida chatarra. Serví lo suficiente en algunos bowls y saqué una de las cavas con mucho hielo picado para evitar que las cervezas se calentasen. Salirme de mi estricta dieta no iba a significar mucho problema, ya que justamente por estas épocas yo me encontraba en una de mis mejores formas; fuerte como un jodido roble y tan marcado que mis abdominales se marcaban por debajo de las ajustadas camisetas que usaba para lucirme. Una tarde de Junk food no podría borrar eso jamás. Cuando estuvo todo listo para no levantarnos del sofá en al menos tres horas llegó Glovesclock con las cervezas en mano. -¡Joder enano, creí que no llegabas! Una mujer comprando ropa se tarda menos.- Sí, ese era mi saludo. Le tenía confianza a Christian. Luego estreché su mano con fuerza extrema para hacer que le doliera y cuando arrugó su cara en muestra de dolor lo solté. -Qué nena te has puesto.- Luego le di unas fuertes palmadas en la espalda y sonreí burlón.**

-Creo que usted se ha equivocado hermano, el que toma cerveza de niña es usted- Contesto en tono burlón y detengo el auto en frente de la licorería, estoy a punto de colgar cuando escucho que el cabrón dice que Chicago ganará el partido, trato de ignorar el impulso a berrear como mocoso pero son los Marines, sencillamente algunas neuronas se me han desconectado del cerebro. -Que se te caiga la lengua, Lewis- gruño de mal humor y cierro la puerta de mi auto de un portaso. -Te veo al rato, perra- cuelgo la llamada y camino hacia la entrada del local.

Llego a la casa Epsilon cargando una caja de cervezas en una mano, pateo la puerta suavemente para que se cierre detrás de mi y camino directo hacia la sala de cine de la casa, que era el lugar destinado para mirar los partidos deportivos. Wayne ya esta allí cuando entro en la habitación y me saluda con insultos, suelto una carcajada y estrecho su mano, el puto me aprieta como si quisiera romperme la mano, pero, aunque duele aguanto como si nada. -La mujer parece otro brother, ¿me extrañaste mucho?- bato las pestañas como lo hacen las chicas o al menos eso intento, se que eso le dará material para meterse conmigo pero, también se que sirve de distracción y usando esos escasos segundos en el que Lewis está desprevenido (que no son más de 1 o 2) le meto un codazo en el costado sin preocuparme en medir mi fuerza, total, así nos jugabamos entre nosotros y era el único toro al que podía patear hasta que me cansara y no chillaba. -Por cierto, hoy ganan los Marines- me aparto de él para ir hacia la pequeña cava que había en la estancia, no lo dejo pasar al ver bowls con snaks en las mesas, me carcajeo y después de meter las cervezas en el hielo, tomo un par y le paso una de las botellas a mi compañero, me lanzo en una de las poltronas. -Alguien está excesivamente servicial hoy, como se nota que amas mi compañia- dejo caer el comentario en tono burlon y me esparramo en el sillón poniendome cómodo.

**Que descarado resultó ser la perra de Christian. ¿Qué yo bebía cerveza de niña? ¡Jah! ¡Si quien había traido las birras de limón la última vez había sido él! Según decía para tratar de defenderse, las había comprado para hacer un 'Beer Tastings' con el resto de nuestros hermanos Toros, pero yo lo tomé como base para mis típicas bromas y hasta ahora no me cansaba de utilizarlo para joderlo. -Te recuerdo que no queremos hacer Beer Tasting, marica. Queremos tomar cerveza y ya.- No era difícil, sólo tenía que traer unas Bud y ya estábamos hechos. No pude más que reír por lo energúmeno que se puso el cabrón cuando le dije que ganarían los Cachorros. Me di cuenta que mi objetivo de picarlo había sido exitosa por su respuesta y también por el portazo que le había propinado al inocente carro. Quise decirle que estaba más sensible que una chica en sus días, pero me colgó la llamada de inmediato. Seguro que se había dado cuenta que casi lloro de la risa por haberlo jodido facilmente.

En casa las bromas siguieron. -Ya quisieras, putón. Pórtate como hombre aunque sea por un rato ¿Sí? Necesito un bro aquí, no a una niña en sus días.- Le miro serio y después me río. Chris podía ser un verdadero payaso cuando se lo proponía. Quizás por eso me caía tan bien. Al sentir el codazo que el hijo de puta me dio en el costado derecho, retuve el quejido para no darle gusto. Entre todos los Toros sólo él y Leo lograban golpearme de forma que me doliese, al menos un poco. Esa era una de las infinitas ventajas de estar tan fuerte y entrenador, o de ser un 'saco de músculos' como ellos decían. Mi respuesta automática fue enredar mi brazo alredor de su cuello y apretarlo con bastante fuerza, haciéndole difícil respirar. Luego le estrujé los nudillos de la otra mano en la cabeza, justo como se solía hacer con los niños. Esa era mi forma de decirle enano cabrón,muy a pesar de que él era de estatura normal. La cuestión es que como yo medía casi dos metros de altura (únicamente superado por el bro Leo por un jodido centímetro), pues los veía a todos como unos pequeñuelos. -¿Quieres apostar, nena?- Dije al soltarlo. Él aprovechó y se alejó de mí, lo cual era una decisión bastante inteligente, ya que de lo contrario terminaría golpeándolo más y más hasta cansarme.

Con la birra en mano yo también terminé recostándome de mi poltrona favorita, esa inmensa que era capaz de contenerme por completo, con todo y esa espalda de toro. -¿Y quién dijo qué aquí hay algo para ti?- Pregunté con toda la seriedad del mundo, evitando reír a toda costa. -Si quieres algo, ya sabes donde está la alacena.- Agregué todavía fingiendo. En cierta forma Chris podía pensar que yo no mentía, ya que bien conocido era mi apetito. ¡Comía como una bestia hambrienta! Y unos cuantos Snacks no iban a poder conmigo. -¡JAJAJA! Sólo estoy jodiendo, perra. Come lo que quieras.- Sabía que igual no me iba a hacer mucho caso si mantenía eso de que todo era para mí, pero igual quería ahorrarme cualquier comentario marica que pudiese hacer. Ya los cinco segundos de gay los había tenido hace rato y si me venía con otros cinco más, pues ya me empezaría a preocupar. Después de beber media cerveza de un solo trago, me volteé hacía él. -Entonces... ¿Qué apuestas?- Volví a preguntar.**

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OFFTOPIC: Bro, se me ocurrió que podríamos ponerle un poco de emoción al tema con una apuesta.
El que pierde tiene que cumplir con alguna penitencia que acordemos on rol. ¿Qué te parece?
Podríamos lanzar dados unas tres veces cada uno, y quien sume más puntos ve a su equipo ganar.
Igual eso es para divertirnos no más, ya que igual tendremos esa conversa que queríamos.
Ya me contarás que te parece la idea, y si aceptas, pues inicias en el post que viene.

-Modo machote activado- pronuncio tratando de imitar la voz de un robot y casi al mismo tiempo suelto una sonora carcajada, me encanta joderles la paciencia a mis hermanos y sobre todo con los que mejor me llevaba, el cual era el caso de Wayne. El muy maldito me ha dejado con el cuello adolorido, pero, hago mi mejor actuación y finjo que estoy perfecto, le propino otro codazo y escapo como si nada. -Tu tienes ganas de abrazarme y el marica soy yo, ¿no?- se que con ese comentario lograré picarlo aunque no lo demuestre, sonrío por mi victoria y aplasto mi trasero en el sofá. No estoy prestando mucha atención, llevo la botella a mis labios y me bajo la mitad de un solo trago, me refresca y quita el malestar en la garganta a causa de el "abrazo" de mi brother, lo miro alzando las cejas al escuchar la palabra "apuesta" pero no digo más, antes de nada debo pensar en algo que al perder lo haga quedar en ridículo, pues, se que el también está pensando en ello.

Suelto otra carcajada al escucharle decir que lo que hay sobre la mesa no es para mi, me importa tres pepinos, agarro un bowl que contenía palomitas de maíz y sacando un gran puñado lo meto todo en mi boca y mastico todo lo humanamente escandaloso posible. -Pues que mal, no pienso levantarme bro- termino mi cerveza de un trago y me inclino hacia la cava para tomar otra botella a esta sin embargo le doy solo un trago y la dejo sobre la mesa. -Que bien, porque de todas formas pensaba hacerlo, puto- acompañado con mis palabras va un puñetazo fraternal en su hombro.

Me concentré en el inicio del partido, la jodedera se pausa por unos minutos mientras inicia el partido, pero en cuanto inicia el himno la paz termina, obvio no voy a quedarme de brazos cruzados y me apunto a esa apuesta, confío en los Marines. -Venga va, apostemos, ganan los Marines, tendrás que pedirle prestado vestidos y tacos a una alpha, y dejarte pintar y peinar por Claire y luego pasear por la casa de los monos tal cual como quedes. ¿Que apuestas tu?- lo reto con la mirada y espero que diga lo que quiere apostar.

Los jugadores toman sus posiciones y justo ahora pongo toda la fé en mi equipo, será muy gracioso ver a el bro vestido de mujer y paseando por los terrenos de los monos, eso me dará material para molestarlo hasta el final de mis días.

El miembro 'Christian E. Glovesclock' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dados' : 3

**Como casi siempre, el moreno era más veloz que yo, aunque no tan creativo. -Uy sí papi, es que estás buonote... ¡Ufff!- Le respondo a modo de juego para luego morder mi labio inferior de forma muy sugestiva. Puede que Chris me haya ganado en velocidad esta vez, pero en palabras no podría, menos en fuerza. Aunque decidí usar esta última más tarde para joderlo como correspondía y lograr que pidiese clemencia al Gran Wayne. Siempre lo lograba, esta vez no tenía por que ser diferente.

Me reí al verlo comer palomitas de maíz como un verdadero salvaje. Como me hacía falta un momento de camaradería masculina donde los modales valiesen un comino. Pero lo que me daba más risa aún, es que sabiendo que el cabroncete de Chris iba a hacer lo que le saliese del forro de las pelotas, yo había preparado una pequeña trampa; Picante Habanero para las palomitas. Sí, de ese bien fuerte y que tardaba un poco en hacer el efecto. -Están buenas la cotufas ¿Verdad?- Le pregunté con toda la inocencia del mundo, como sime hubiese costado hacerlas y quisiera alguna clase de halago. La risa de la buena vendría cuando mi amigo se enchilase, se pusiese rojo como un tomate maduro, buscase agua como desesperado y luego me mentase la madre. -Por cierto, una Alpha golpea más duro, niñita.- No podía pasar por alto esa oportunidad de burlarme de él y de presumir un poco, mostrándole mi bíceps derecho con mucho orgullo. No había terminado de flexionar el brazo cuando ya el músculo se marcaba definido, marcado y estiraba por completo la manga de mi camiseta. -Cuidado te haces daño, golpear acero puede romperte la mano.- Añadí con una sonrisa soberbia y bajé el brazo para tomar un puñado de chips de papa que había preparado sólo para mí. Como estaban de buenas esas jodidas papas que tenía tiempo sin comer. También aproveché para hacer todo el ruido posible.

-Muy bien, acepto porque estoy seguro de que ganarán los Cubs. Por lo que tú tendrás que traer a un Mono a la casa Epsilon por su propia voluntad y sin obligarlo de ninguna forma, presetarlo ante todos los Toros y luego darle un beso en la boca con lengua y todo, declarando tu homosexualidad reprimida.- Yo no tenía nada en contra de las preferencias de las personas, pero sabía que no había peor castigo para un heterosexual que se dudase de su hombría y de sus gustos por las mujeres. Lo sabía porque yo era uno de ellos. -Y decir que tu eres el pasivo, claro está.- Agregué, dándole más sazón a la apuesta. Últimamente yo estaba en muy buena racha y había ganado todas las apuestas sin importar cuando difíciles eran los retos ni cuan vergonzosas fuesen las penitencias. Un macho pecho peludo tenía que salir siempre adelante y eso era lo que yo hacía. Acto seguido le di un buen apretón de manos a Chris para cerrar la apuesta como los hombres y me volví a recostar sobre el sillón. Con eso ya quedaba pactado nuestro acuerdo, y como hombres que éramos debíamos honrarlos. Esa era una de las reglas de nuestra Fraternidad, e incumplir nuestra palabra podía tener consecuencias muy graves, aun cuando se tratase de juegos tontos entre nosotros.

Para celebrar el inicio del partido, destapé una cerveza y me la tomé fondo blanco. Segundos después retumbó un sonoro eructo que lancé para expulsar todo el gas ingerido. Fue la sensación más maravillosa del planeta tierra. Cuando hubo cambio de inning en el partido, volteé mi cara para ver al mariquita. -¿Y qué onda tú? ¿Ya encontraste hembra?- Pregunté.**

El miembro 'Wayne Lewis' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Dados' : 6