More Than Words ◆●■▲ Wayla

Estaba más que nervioso, sabía que debía hacer algo antes de perderla para siempre, no solo porque la amaba con todo mi corazón si no porque ella lo merecía, merecía que luchara por lo nuestro mil veces antes de darme por vencido, teníamos días sin hablar, todo aquello me había hecho sentir que caía en un abismo del cual no podía salir sin ella, pero otra vez la vida me enseña que a veces debes abrirte con las personas a tu alrededor pues ellos siempre te darán una mano en los peores momentos. Mis cómplices esta vez habían sido amigos muy cercanos, mi hermano, Reed y Luca. Justo antes de que la mayoría de los Omegas salieran de viaje hacia Tomorrowworld bajamos al sótano el cual me ayudaron a acondicionar el lugar como deseaba, todos los almohadones en el piso como siempre creaban una superficie suave y cómoda, por eso era uno de los lugares preferidos por todos, además de las telas que caían desde el techo que le daba un toque gitano romántico según me comento Reed, llenaron el lugar de velas para según ellos crear un ambiente perfecto, pero no me importaba mucho como se viera el lugar sino lograr expresar con las mejores palabras lo que sentía para poder recuperar a la persona más importante de mi vida.

Luego de que la líder Omega me explicara que todo estaba listo, fue momento de poner manos a la obra, aquel día me había esforzado hasta en mi aspecto usando una camisa en lugar de una remera además de usar algo de perfume bueno solo quería causarle una vieja imagen cuando me mirara. Luca fue el que tenía que actuar ahora luego de que Reed se marchara pues el vuelo salía en unos minutos, así que me quede en medio de la habitación, a solas esperando por el sonido de sus pasos, mi mejor amigo debía encontrar a Layla, vendarle los ojos sin razón y traerla hasta el sótano. Diez minutos después escuche los dos pares de pasos acercándose a mí, además de sus voces, me quede en completo silencio hasta que Lucas le dijo contar hasta veinte antes de sacarse la venda, entonces los pasos de mi amigo se alejaron rápidamente escuchando como la puerta se cerraba con llave dejándonos encerrados dentro del lugar, fue cuando solté un suspiro – Layla –La llame totalmente nervioso sintiendo mi corazón bombear a toda velocidad.

Mi habitación se había vuelto una especie de búnker equipado con todo lo que necesitaba. Por ejemplo del lado derecho, junto a mi mesa de luz había una caja repleta de chocolates, palomitas de maíz, papas fritas y golocinas; a su vez, entre ella y la cama varias botellas de agua sin gas cerradas permanecían implacables sobre una pila de libros que había leido un millon de veces y cuyos diálogos practicamente me sabía de memoria. En el "sector izquierdo" estaban los materiales de la universidad, entre los que abundaban pintura, cartón y carbones. Todo en un perfecto orden acumulativo que me permitía una buena existencia en aquel pequeño rinconcito de la casa morada que me pertenecía.
En resumen, mi habitación era mi nuevo refugio, donde pasaba largas horas estudiando, o sencillamente no haciendo nada. A eso se habían resumido mis últimos días, a no hacer nada. Tomé uno de las aquellas novelas sumamente familiares, y rebusqué en ella hasta localizar mi parte preferida en la que Cathy dice a Nelly: "Mis grandes sufrimientos en este mundo han sido los sufrimientos de Heathcliff, los he visto y sentido cada uno desde el principio. El gran pensamiento de mi vida es él. Si todo pereciera y él se salvara, yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el mundo me sería del todo extraño, no me parecería que soy parte de él." No sabía a que se debía mi reciente obsesión por Cumbres Borrascosas, ni si quiera me agradaba tanto, pero la verdad es que no podía dejar de leerlo, no podía dejar de leer o de hacer cualquier cosa que se me antojara hacer porque sinceramente si paraba de leer aquellas lineas, si dejaba de estudiar, de pintar o de comer dulces, no tendría otra cosa en que ocupar mi mente; mi avergonzada y estúpida mente que desde la fiesta delta no paraba de rememorar una y otra vez aquel aberrante trayecto en taxi con Wyatt. Mi actutid había sido tan patética...  Ni si quiera había sido capaz de desahogarme con mis amigos, de buscar ayuda, solo quería permanecer allí, en silencio, hasta que por algún motivo las cosas llegaran a una resolución cuyo proceso de ejecución no me implicara. Era plenamente consiente de que darse por vencida no estaba bien, que me volvería una idiota,  pero no tenía el valor para nada y esta vez quería convertirme en una cobarde.
Pasé la hoja de la novela como en una especie de trance aunque el sonido de una voz hablando cerca mio me interrumpió -¿Eh? -Pregunté desviando mi mirada a regañadientes y obligándome a focalizarla en el Omega que había ingresado en mi espacio inesperadamente. Él musitó un par de palabras más que tampoco llegué a comprender, parecía que hablaba en un dialecto desconocido. El muchacho se acercó con un pañuelo largo en sus manos y llevó a mi rostro, buscando tapar mi mirada. -Luca ¿Que estás haciendo? -Me moví en varias direcciones buscando evitar aquella venda, aunque fue un caso perdido, en un santiamén esta se encontró anudada detrás de mi nuca.
Los minutos siguientes no fueron más agradables o esclarecedores, él fue guiándome hacia un sitio que no tenía en la casa Omega, que no tenía idea de donde se encontraba, entre protestas e intentos de escape de mi parte, desde luego. -Vamos... ya está, iré a dónde deba ir pero ¿Serías tan amable dejarme ver? -Sin previo aviso nos detuvimos, las palmas de sus manos que me guiaban se apartaron de mis hombros y me ordenó que contara hasta veinte.  Se escuchó un sonido metálico y... -Oh, no, ¡No! -Acababa de trancar la puerta, me había encerrado. Me quité la venda y dí unos pasos atolondradamente hasta el umbral por el que el muchacho había salido . Estaba en el sótano, pero aún así, necesitaba salir. Mi respiración se aceleró mientras tiraba del pestillo. -¡Abre! ¡Por favor! -Esto no podía estar ocurriendo, me volteé en busca de algo que me permitiera poder salir, me daba pánico estar encerrada en algún sitio por más que este fuera conocido. Quizá podía localizar una llave de repuesto, un teléfono, algo que me ayudara pero no, no había nada de eso. Poco a poco mientras mi visión recorría a toda velocidad el lugar fui dándome cuenta de que se trataba toda esa escena. -No... - El aire de mis pulmones salió de golpe y no volvió a entrar debido a la enorme opresión  de tristeza que invadió mi pecho. Frente a mi estaba la persona que tanto me había esforzado por evitar durante todos esos días. -Wyatt...  -No supe que decir, tan solo deseaba correr a mi refugio.

Escuche su desesperación a salir del lugar, no era de menos si te acaban de encerrar en un sótano aunque la verdad el nuestro parecía más un hermoso living para relajarse, aun así su reacción era totalmente valida, escuche la puerta tratando de ser forzada por ella hasta que se detuvo al escuchar mi voz, estaba nervioso por lo que empecé a rascar mis manos una contra la otra esperando que de verdad no explotara conmigo como la otra vez o al menos que quisiera escuchar lo que tenía que decir, mi nombre saliendo de entre sus labios fue algo triste, el tono apagado como si de verdad deseara estar en cualquier lugar menos allí, trague saliva bajando un poco mi rostro pensando bien que palabras utilizar, sabía que debía aprovechar la oportunidad por lo que no podía equivocarme no con ella, así que simplemente tome una enorme bocanada de aire para que el oxígeno llegara a mi cerebro y trabajara de la mejor manera.

Layla… -Repetí suave como un susurro solo para que se tranquilizara un poco, lo menos que quería era que sintiera aquello como un ataque a su intimidad o algo por el estilo - No… Yo… - Vaya que era difícil expresarse en una situación como aquella pero sentía que si llegaba a abrirme sinceramente tal vez ella podría darme otra oportunidad a pesar de haber sido un idiota – Eres lo mejor que me paso en la vida –Solté como si hubiera estado aguantando toda la vida por soltar esa frase - Sé que debe ser difícil estar con una persona como yo… todo esto –Dije hablando de mi ceguera señalando mi rostro con mis manos – Mis inseguridades… Yo detesto sentirme incompleto en alguna forma, detesto sentirme defectuoso, entonces llegaste tú…. Cambiaste todo eso, pase de ser algo roto a ser el ser más afortunado de todos… - Trague saliva suspirando esperando de que verdad escuchara y entendiera cada una de mis palabras – Entonces cuando paso en el lago… no pude pensar que de verdad volvía a estar defectuoso en otra forma para ti… No poder… darte lo que quieres y mereces… - Podía sentir mis manos frías de los nervios que sentía al decir todo aquello pues solo escuchaba su respiración – Lo siento… Lamento haberme portado como un imbécil por mis miedos, mereces que de todo de mi… No hay cosa que más desee en el mundo que hacerte feliz… Y hacerte mía – Esto último lo dije algo avergonzado con una sonrisa nerviosa - Claro si me das la oportunidad de intentarlo juntos –Dije esto más suave pues en realidad tenía miedo de que ella de verdad no quisiera intentarlo más y dejar que lo nuestro se terminara – Entiendo si tu respuesta es no –Negué con la cabeza- Aunque … por favor no me dejes… -Le suplique aterrorizado al final sintiendo mi voz quebrar un poco intentando controlarme.

Mi corazón latía excesivamente rápido, sin embargo no era de la misma manera en que solía acelerarse cada vez que estaba junto a Wyatt, esta vez la causa era el nerviosismo generado por estar encerrada en un lugar sin ventanas varios metros por debajo del nivel de la superficie. Gradualmente como la sangre bombeada por este pequeño motor natural, recorría mi cuerpo aumentando mi presión cardíaca mis pulmones buscaban absorber todo el aire posible en cada uno da las inhalaciones que cada vez eran más rápidas y repentinas. -Debes calmarte... -Me dije a mi misma mentalmente. No era la primera vez que tenía un ataque de claustrofobia pero sí hacía muchísimos años que no lo experimentaba, así que no reconocía del todo las sensaciones que estaba invadiendo mi cuerpo y tomando posición de mi mente. Me sentía aletargada pero agitada a la vez, me costaba respirar y debido al esfuerzo que estaba realizando en desempeñar esa tarea comencé a hiperventilar y a marearme. -Maldición. -Abracé mi pecho e intenté concentrarme en el muchacho frente a mi, en la habitación a mi alrededor, había velas, los almohadones estaban dispersos por el suelo como usualmente, y él llevaba una camisa, su cabello estaba cuidadosamente ordenado y podía apostar que su piel al igual que su aroma debían de ser reconfortantes. Era igual que la primera vez que lo vi. Mi nerviosismo continuó pero al menos el sonido de su voz y esos detalles que me hacían rememorar momentos de "felicidad" por así llamarlo, contribuyeron un poco. Pude intuir que se proponía antes de que lo dijera y aunque un tiempo atrás deseaba que él tomara esa postura, anhelaba que recapacitara me sentí mal. Demasiado mal. -Wyatt... -Mi voz sonó entrecortada debido a mi irregular toma de aire. Mis manos temblaban, sin embargo debía esforzarme por hablar no podíamos continuar así, sin comunicarnos. -Yo... yo nunca podría verte como algo defectuoso o incompleto... Mi opinión acerca de ti no puede ser más alejada de eso... -Exhalé bruscamente una bocanada de aire, y de forma violenta inhale todo lo que pude. -Cuando te dije que sí... Cuando nos besamos por primera vez, cuando acepté que te amaba, yo comprendía lo que era estar con una persona como tu, con alguien que no puede ver. Lo entendía, sabía que nuestra relación no iba a ser exactamente igual que la de otras parejas en algunos aspectos. Pero no me importó, no me importa ahora, ni tampoco me importará. No necesito que me digas cosas como "que bonito vestido luces hoy" o "que bien te sienta ese color" No, esas son estupideces...  Todos absolutamente todos tenemos una o varias cegueras y en algunos casos estas son mucho más graves que las ceguera de los ojos. -Mi ceño se frunció levemente, y de nuevo tuve que inspirar aire, me dolía el pecho debido a la presión que estaban ejerciendo mis pulmones para poder expandirse y al esfuerzo que implicaba hablar. -No cambiaría nada de ti. Nada, porque con lo que me das puedo ser feliz en esta vida, la siguiente, y la siguiente. -Ok... de acuerdo, puede que suene ridículo dado que estaba teniendo un ataque de claustrofobia y que además estaba discutiendo con mi novio en una habitación sin ventanas mientras me asfixiaba lentamente por el pánico pero en ese pequeño lapso de tiempo en que mis oídos captaban sus profundas palabras  una nueva emoción se hizo presente en mi interior y esta fue la necesidad de tocarlo, de abrazarlo, de acariciar su rostro, el rostro que no me atreví a ver antes, porque me conmovía... y sencillamente, porque lo amaba, más de lo que cualquiera puede expresar en palabras. -Tu no fuiste un idiota... -Di un par de pasos en su dirección pero titubee. -Tu reacción fue entendible... si me hubiera sucedido a mi me habría comportado de la misma forma... -Admití avergonzadamente. -La verdad, es que lo siento, la otro noche en el taxi enloquecí, me comporté como una imbécil... No te comprendí pero yo también... también soy demasiado insegura  y dejé que esos miedos también se inmuscuyeran en nuestra relación. -Oxigeno, necesitaba respirar, mis rodillas comenzaron a tambalearse también y supe que estaba en problemas, aún así debía esforzarme.  -Tu... no... no tienes que forzarte a intentar nada... Y no te dejaré... nunca podría hacerlo... Wyatt... ¿Por qué complicamos tanto las cosas?   -Una ronca risa se escapó de mis labios y me rendí. -No tienes una llave extra ¿No? Creo que debo sentarme o me desmayaré...  

Jamás había estado tan nervioso, mis manos sudaban un poco por lo que simplemente las rosaba con la tela de mi pantalón para secarlas moviéndolas de manera torpe mientras esperaba su respuesta, la manera en que decía mi nombre me hacia percibir tristeza pues no sonaba de la misma forma de cómo lo hacía cuando me hablaba sonriendo o alegre al verme, lamí mis labios que estaba algo secos pues no dejaba de tragar saliva a causa de mi discurso. Al empezar a escuchar sus palabras baje mi rostro un poco avergonzado de verme a mí mismo de aquella manera, alguien roto o defectuoso pero desde que mi enfermedad me había quitado mi vista muchas veces había caído en el mismo pensamiento una y otra vez sin importar cuantas veces mi hermano o mis amigos afirmaran que estaba completo, supongo que era algo con lo que tenía que lidear, me aceptaba pero no por eso sentía rabia en mi interior de no poder simplemente ser como los otros, aunque sin duda como una vez lo dije si no fuera ciego no estaría en aquella situación, a lo mejor no hubiera conocido a Layla o tal vez no nos hubiéramos encontrado en aquel baño de la manera que lo hicimos, ese día que mi vida empezó porque ella marco el hecho de que empecé a vivir.

Cada palabra que salía de entres sus labios se me quedaba grabada en la memoria, era tan irreal que una persona tan perfecta para mi sintiera esas cosas por mí que volvían mi vida sin duda en algo grandioso, me acerque dando un paso para buscar el contacto con su cuerpo, al estirar mi mano me encontré con su brazo por lo que deje que mis dedos acariciaran su piel bajando hasta tomar su mano para luego imitar el movimiento con la otra mano hasta tener ambas y acercarme más a su cuerpo con ahora lo que era una pequeña sonrisa pues a pesar de todo ella seguía allí, conmigo y no me dejaría – No tienes que disculparte por nada, simplemente dijiste lo que no te atrevías a decir en tus 5 sentidos –Le comente acercando mi rostro al suyo uniendo mi frente en su sien con ternura, estaba cansado de no sentirla cerca de mí, como si de repente yo mismo fuera un desconocido al no encontrarme a su lado – Me gustaría poder ver, solo para admirar tus ojos y decirte lo mucho que te amo –Le comente suavemente acercándome barbilla dejando un dulce beso que subía hacia su odio- No necesitamos la llave –Le comente con suavidad cuando me dio a entender que estaba a punto de sentir un ataque de pánico al encontrarse encerrada como los que yo solía tener cuando me encontraba rodeado de una multitud sin poder orientarme – Solo concéntrate en los besos –Dije justo antes de acercarme a sus labios para empezar a deleitarme con ellos.

- Muy bien, concéntrate Layla. El  oxígeno ingresa por las fosas nasales, debido a la propiedad física... ¿Cómo diablos se llamaba? ¡No, importa! Debido a esa propiedad física que obliga a los espacios vacíos a llenarse, eso quiere decir que si yo abro mis narinas y expando mis pulmones el aire ingresará.- Efectivamente... Me concentré en abrir mis costillas, en expansionar  mi abdomen hacia el frente, forzando a mi diafragma a descender para que la zona baja de mis pulmones pudiera permitir el pasaje del aire. Sin embargo nada funcionó, las clases de respiración y yoga que mi madre obsesivamente me había obligado a tomar luego de mi primer ataque de claustrofobia se vieron resumidas a esto, un ridículo intento de oxigenación que estaba apunto de culminar en un inminente desmayo.
El aire continuó colándose por mis fosas nasales emitiendo pequeños chirridos y mis pulmones, deseosos de él gruñeron con unos sordos ronquidos que indicaban mi asfixia, mientras las manos de Wyatt tomaron las mías aliviando levemente mi nerviosismo.
-Wyatt. -Me dije a mi misma. Cerré mis ojos y decidí dirigir mi atención al contacto de sus manos con las mías. Su piel era cálida como usualmente y suave, sus grandes manos, con sus largos dedos se unían a las mías sin problema alguno, casi como si estuvieran pensadas para coincidir cómodamente unas con las otras. ¿Cuánto hacía que no estábamos así? ¿Cuánto hacía que no lo tocaba sin sentirme mal por ello? Desprevenidamente su rostro se acercó al mio, como si él también sintiera esa necesidad de contacto, que poseía mi cuerpo.
-Con esto es suficiente... -Musité ahogada, no necesitaba nada más, con que me amara al igual que yo lo amaba a él, era más que suficiente para mi. Mis rodillas se flexionaron levemente al sentir sus labios en mi rostro y seguidamente su calmada voz junto a mi oído.
-Me asfixio... -Repliqué aunque en ese preciso momento sus labios tomaron posesión de los míos, fundiéndose en un beso que me hizo olvidar absolutamente todo a mi alrededor, incluso a mis caprichosos pulmones.

Sabía que el momento era serio, la conversación era lo más importante que tenía ahora pero no podía evitar sonreír al sentir el contacto de sus manos al igual que su respuesta al dejar que nuestros dedos simplemente se entrelazaran con delicadeza como lo habían hecho siempre, podía sentir como su cuerpo reaccionaba al encierro, su respiración era escasa por lo que me preocupaba pero también sabía que si lograba que pensara en otra cosa dejando de lado el hecho en que estábamos bajo llave entonces volvería a la normalidad –Entonces respira –Fue lo último que dije antes de que la conversación se sellara con un dulce beso que parecía volver a mi corazón a la vida luego de haber estado sin palpitar en una larga temporada, su aroma que tanto amaba golpeo mi sentido del olfato logrando que otra vez sintiera que todo tenía sentido, ella tenía sentido, nosotros, no había un mundo para mi sin su compañía, sin sus risas, sin su amor.

Cuando sus labios respondieron a los míos me di cuenta que su respiración se normalizaba, me sentí orgulloso de mi en ese momento mientras mis manos soltaban las suyas para ir hacia su cintura para lograr que su cuerpo se uniera con el mío mientras creaba un pequeño movimiento entre nosotros a cortos pasos, caminando por la habitación esperando que mi sentido de orientación no fallara pues sus besos podían lograr que mi cabeza divagara a cientos de kilómetros de donde estábamos actualmente sintiéndome volar en el infinito. Sonreí contra sus labios deteniéndome donde pensé que empezaban los cojines enormes que estaban en el piso creando una especia de cama comenzando a inclinarme sobre ella con insistencia para que entendiera que lo que deseaba era que ambos termináramos en el suelo, no sabía de donde estaba tomando las agallas para ser yo el que tomara el mando de la situación pero me encantaba la sensación de ser el que intentaba provocar pues era la primera vez que lo hacía.

Desee responderle que no era tan sencillo respirar en esas circunstancias, que lo más conveniente era salir de allí antes de que la situación se volviera incontenible para mi pavoroso cuerpo que no dejaba de temblar.
Sin embargo no pude, su rostro ya estaba junto al mio, y cualquier pequeña idea de deteriorar ese momento se borró al instante. Hacía meses que soñaba despierta con un instante como ese, en el que aquella barrera imaginaria que se había fabricado entre ambos desaparecía y todo volvía a la normalidad, como debía ser, no podía decir que "no" ni aunque eso implicara morir asfixiada, mis estúpidos pulmones deberían acostumbrarse.
Mis labios se regocijaron con el suave roce de los suyos, disfrutando de su familiar textura, de su suavidad y  también de su calidez que ahora me resultaba aun más embriagante.Wyatt para mi era eso, embriagaba cada uno de mis sentidos, con él era sencillo dejarme llevar, no pensar y sencillamente respirar. Con él las cosas se volvían simples y con sentido, incluso aunque no llegara a comprenderlo aunque pudiera explicarme, cómo o cuándo habíamos llegado a todo esto. No se como definirlo, capaz que no deba hacerlo... no lo se, pero con Wyatt todo es diferente, es como si estuviera en el lugar que debo estar.
Imité su acción y mis brazos, por instinto rodearon su cuerpo, dejándome atraer hacia él y también atrayendolo hacia a mi, mientras sus pies indicaban que debíamos desplazarnos, no tuve que meditarlo mucho, me dejé guiar por la habitación sin tener idea de hacia donde íbamos, no podía ver, no quería abrir mis ojos por miedo a que todo aquello fuera un producto de mi imaginación que desapareciera al entreabrir mis parpados. Esto era demasiado bueno para ser real, muy muy bueno. El pequeño impacto de mis piernas contra los cojines me mareó, pero esta vez el mareo no fue por falta de aire, sino porque aquel contacto fue un tanto inesperado, estaba demasiado pendiente de mi cuerpo y el suyo como para recordar que había cosas a nuestro alrededor.
Él se inclinó sobre mi y supe lo que pretendía, no era necesario explicaciones o diálogos, suspiré contra sus labios y aparté mi boca de la suya unos escasos centímetros, por lo que me rostro continuó teniendo contacto con el suyo, pero estaba a la distancia adecuada para contemplar su sonrisa. -Se ve determinado.... -Musitó la voz de tímida voz de mi consciencia. -Pero y si... -Besé con afecto su mejilla y susurré con timidez. -Wyatt... tu, ¿De verdad quieres? -No deseaba arruinarlo por mi ansiedad esta vez.

Por primera vez en mucho tiempo simplemente no me estaba cuestionando totalmente mis actos, solamente me dejaba llevar por el momento totalmente decidido a lo que estaba a punto de pasar, mi hermano había sido claro, tenía que ser un hombre  y simplemente ser un poco seguro de mí mismo,  no era tarea fácil para mí pero por el momento estaba funcionando. Ayudaba un poco el hecho de que los besos de Layla lograban sacarme de la atmosfera, era como si de verdad pudiera transportarme a cualquier lugar que deseara, aunque en realidad no importaba si estuviera en un sótano, ático, en medio de un parque, mientras sus besos saciaran los míos cualquier lugar era perfecto para estar en ese momento. En cuanto sus pies golpearon los cojines del suelo sonreí, ella se separó un poco para preguntar si estaba seguro lo que me hizo soltar una pequeña risa, pues después de tanto tiempo era algo irónico que preguntaba,  entonces asentí con la cabeza sin dudarlo mientras mis manos iban en busca del borde de su blusa para comenzando a tirar de ella hacia arriba sin problema sin detenerme hasta que la prenda simplemente cayera en el suelo, entonces mis manos fueron a sus hombros  acariciando su piel con suavidad bajando por sus brazos, me encantaba el contacto de su piel y como en mi mente se dibujaba la silueta de su perfecto cuerpo en cuento lo recorría con mis manos con toques delicados de mis yemas.

Acerque mi rostro despacio hacia su cuello en el hueco que se formaba donde se creaba su hombro dejando un dulce beso subiendo despacio hacia su barbilla dejando un camino con mis labios  hasta llegar a su oído sonriendo, por primera vez me sentía totalmente seguro de todo lo que estaba pasando – Te amo – Le solté antes de que mis manos abandonaran las suyas cuando terminaron el recorrido para tomar sus caderas y de esa manera  haciéndonos girar para ser yo el primero en dejarse caer sobre los cojines trayéndola conmigo de esa manera evitaba que se hiciera daño, entonces una de mis manos libres busco su mejilla para atraer su rostro de nuevo al mío besándola con toda la delicadeza posible mientras mis pies retiraban mi calzado despacio, estaba listo, solo esperaba que ella también.

Un suspiro ambiguo se escapó de entre mis labios al ver su asentimiento acompañado de una pequeña risa como respuesta a mi pregunta.
Y simplemente, la pequeña parte de mí que aún esperaba otro rechazo, por ridículo que esto pareciera dada las circunstancias aparentes en las que nos encontrábamos, sintió un verdadero alivio al obtener una confirmación visible y audible de que todo aquello estaba sucediendo y no era un mero producto de mi imaginación.
Cómo si mi cuerpo tuviese una especie de interruptor, que se activaba o mejor dicho se desactivaba únicamente con los besos de Wyatt, mi mente gradualmente fue apagándose, y los recurrentes pensamientos con los que convivía esfumándose.
Sus manos fueron a parar al borde de mi blusa, que suavemente se deslizó por mi cuerpo conforme él tiraba de ella y pese a lo inesperado que este gesto me resultó viniendo de Wyatt, no lo detuve, porque otra vez una sensación ambigua se hizo presente, la de extrañeza y a la vez tranquilidad o agrado.
Tan solo me quedé allí petrificada como una pequeña, aguardando que aquella prenda se alejara de mi cuerpo, hasta la textura de la piel de las palmas de sus manos recorriendo mis hombros y mis manos me generó un ligero e imperseptible estremecimiento, que contuve al entrelasar mis dedos con los suyos.
Es bastante increible que una persona racional y adicta al pensamiento como yo, se vuelva tan incoherente, en circunstancias como esta. Muchas veces, incluso mis profesores, me catalogaban como alguien excesivamente pensante, sin embargo en el único momento en que podía tranquilizarme y fluír dejandome llevar era con Wyatt, y quizá esa era la prueba de que lo amaba, quizá finalmente había encontrado mi lugar de tranquilidad en él.
Sonreí ante el contacto de sus labios con mi piel, que fue reaccionando con pequeños movimientos al sentir como ellos avanzaban por su recorrido hasta mi oído.
-Yo también te amo. -Contesté volteando como sus manos lo indicaban, y luego dejándome caer, despacio sobre su cuerpo en los almohadones. Acerqué mi rostro al suyo justo en el momento en que su mano buscaba mi mejilla para atraerme hacia a él, uniéndonos nuevamente en un profundo beso, que esta vez no me molesté en limitar. Llevé mis dedos hacia su cabello y jugué con él disfrutando de su suavidad, lo había extrañado todo este tiempo...

Finalmente la chica que recordaba antes del incidente en el lago regreso, pude sentir como sus movimientos dejaron de ser planeados y algo incomodos a realmente dejar que el momento fluyera, mis palabras lograron tumbar el ultimo ladrillo que creaba aquella pared que nosotros mismos habíamos levantando luego de aquel nefasto día, pero que ahora quedaría atrás para siempre pues hoy estaba decidido a reescribir la historia para darle pie nuevamente a ese momento de felicidad absoluta que sentía cuando ambos estábamos felices el uno con el otro. Su respuesta ante mis palabras me hicieron sonreír como un idiota mientras seguía con los besos que buscaban saciar la ausencia que habían marcado en las últimas semanas, mis manos fueron a su espalda ahora sin ningún pudor dejando claras mis intenciones de querer sacar cada una de las prendas que llevaba encima pues inmediatamente tome su sostén buscando la manera de sacar el broche mientras los besos se detenían unos segundos solo para poder concentrarme totalmente en la labor.

Sus manos fueron a mi cabezo despeinándolo de una manera que me encantaba mientras mis manos comenzaban a recorrer la piel que había dejado desnuda segundos antes, volviendo a dibujar sus hermosas líneas en mi mente mientras mis manos seguían luchando con el broche de su sostén gracias a la posición, sonreí deteniendo los besos - Cada vez los hacen más complicados –Comente suavemente sobre el broche pues no podía liberarlo con una sola mano por lo que solté un suspiro dándome cuenta que debía respirar un poco y tomarme el tiempo de disfrutar el momento aunque la verdad aunque fuera yo el que rechazaba la idea de un encuentro sexual con ella también sentía la necesidad de poder intimar con ella. Poco a poco me fui sentando en los cojines para que ambos quedáramos a la misma altura – Necesito de tu ayuda –comente tragando saliva tratando de calmar mi respiración, para que mis actos no se saliera de control como la última vez.

Mis labios se movieron sobre los suyos con espontaneidad, explorándolos y disfrutando de su tan conocida textura y sabor, que por algún extraño motivo hoy me resultaba aún más dulce, quizá esto se debía a lo mucho que los había extrañado, o sencillamente a que hoy no había ningún tipo de barrera entre ambos. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al comprender lo que sus dedos pretendían hacer al juguetear con el broche de mi sostén, si su acción de quitar mi camiseta me había resultado sorpresiva este gesto me resultó aún más inesperado. En parte esta era una faceta que desconocía de Wyatt, su parte más impulsiva, confiada y en cierto punto más "joven". Me reí brevemente al escuchar su comentario, infundiendome una especie de ternura que me dio ganas de besarlo nuevamente. -Sí, según se comenta por ahí, los padres tienen la esperanza de preservar la virginidad de sus hijas al crear ropas interiores más difíciles de quitar. -Balbuceé sin prestar atención a lo que decía, como si las palabras fueran ajenas a mi y mi cerebro no procesara información alguna.
Incliné mi rostro en dirección al suyo y deposité un pequeño beso en su mentón al mismo tiempo que él se incorporaba parcialmente hasta quedar sentado. Cuando sus palabras volvieron a romper el silencio, la especie de trance que había invadido mi cerebro se resquebrajo levemente transportándome en parte a la realidad. La respiración de Wyatt era acelerada, incluso podía notar un poco tenso su cuerpo bajo el mio. -Bien, tomémoslo con calma. -Musité pacientemente esbozando una sonrisa. -No hay prisas amor, respira.

No sé en qué momento todo lo pasado era como si hubiera sido años atrás, de repente me sentía totalmente lleno y feliz de estar con ella, solos como antes, besándonos, acariciándonos, compartiendo aquel momento intimo en nuestra propia burbuja, así que suspire al quedar ambos sentados sobre los almohadones mientras mis manos se rendían al forcejeo con la prenda escuchando sus palabras antes de soltar una risa ante el comentario – Bueno, creo que tus padres… llegaron un poco tarde –Le comente divertido, aunque sabía que ella no era virgen cuando nos conocimos, nuestro último encuentro fallido de mi parte había al menos unido nuestros cuerpos completamente, lo que me llevo a recordar la sensación que hizo mi corazón acelerarse un poco más al igual que mi entrepierna reacciono a aquello lo que no me importo ocultar en ese momento. Su rostro se acercó al mío dejando un beso en mi mentón lo que me hizo sonreír, gestos como esos eran los que me volvían loco respecto a ella, era simplemente la chica más dulce que jamás conocí, era perfecta en cada leve detalle aunque ella no lo aceptara, acepte con la cabeza cuando me pidió tomármelo con calma por lo que suspire sonriendo, era fácil para ella soportar, las mujeres solían tener más control, pero aun así lo intentaría, por lo que lleve mis manos en busca de su cuerpo, topándome con sus brazos por lo que subí mis caricias por ellos hasta encontrarme con su cuello que atraje hacia mí para poder besarla – No me importa si no resulta a la primera, tenemos toda la noche para tratar –Le comente entre besos llevando mis manos hacia su cintura acariciándola con suavidad.

Me uní a sus risas encogiéndome de hombros, no podía objetar ninguna respuesta a su comentario ya que estaba en lo cierto, hacía bastante tiempo que mi virginidad se había perdido, además también creía que un sujetador cuyo broche es un "hueso duro de roer" no me habría detenido de hacerlo en su momento, así que no supe que agregar y di aquella pequeña broma como sanjada. Mi preclara mente no tenía ideas ingeniosas en ese momento, una de las contraindicaciónes negativas de dejarte llevar y no pensar.
Un nuevo impulso motivado por el afecto o por mi adicción a Wyatt, me llevó a acercar mis labios a su mentón, mientras simultáneamente dos respuestas de su cuerpo se hacían notorias. En primer lugar, su respiración que pareció acelerarse levemente obligándome a apartarme para estudiar sus facciones; y en segundo, "el despertar" de una zona de su cuerpo que solía estar "adormecida". Suspiré mis palabras siguientes, obligándome a seguir los consejos que acababa de darle yo también. Necesitaba estar tranquila, debía respirar, porque sorprendentemente aunque hasta hace una fracción de segundos antes no me había percatado de ello, estaba nerviosa y ansiosa, incluso un poco rígida, debido al inminente deseo de que todo aquello funcionara, no por mi, sino por él, y por nuestra relación.
Otro suspiro se escapó de boca, estaba volviéndome una miedosa ridícula, pero temía tanto otra crisis... No soportaría una situación similar, en la que él me evitara. -Pesimista... Eres una pesimista.- Murmuró la vocecilla de mi consciencia. Sin embargo fue él con sus palabras que logró otra vez apaciguar mis pensamientos.
-¿Que has hecho con Loosle? ¿Dónde lo has dejado? -Sonreí, su cambio de actitud más confiada me agradaba. -Tienes razón... Tenemos toda la noche... -Susurré tímidamente antes de que sus labios se entrelazaran con los míos nuevamente.

Era increíble la sensación de haber pasado de estar ambos bastante deprimidos a ahora estar riéndonos juntos en un momento tan íntimo, sentí nuevamente sus labios en mi barbilla, aquel de su parte me encantaba, me demostraba en solo aquel beso muchos sentimientos juntos o al menos eso me producía, cuando escuche su suspiro me lo tome de la mejor manera sonriendo escuchando luego sus palabras, la verdad no sabía que había pasado conmigo, pero tal vez el miedo a perderlo me había hecho golpearme la cabeza para finalmente despertar y darme cuenta lo mucho que podía perder por el hecho de mis miedos – La idea de perderte me cambio –Comente antes de centrarme en el beso sonriendo contra sus labios cuando le escuche responder con el mismo optimismo, comenzando a inclinar mi cuerpo contra el suyo de manera que poco a poco fuéramos cayendo contra los almohadones de nuevo, la idea de pausar el momento simplemente me hacía poner más ansioso por lo que en cuento mi cuerpo se acomodó sobre el suyo mis labios de separaron de los suyos en busca de su cuello comenzando a dejar un camino humedecido por mis besos sobre su piel, deleitándome con su olor, textura y sabor mientras poco a poco iba bajando buscando su escote aun cubierto por su sostén haciéndome camino entre sus montes tomándome el tiempo que fuera necesario para llegar a su abdomen mientras mis manos acariciaban su cintura llevando poco a poco mis dedos hacia su broche soltándolo despacio, sonriendo triunfante al poder deshacerme de una de sus prendas dando un beso en su vientre en la parte baja de su ombligo- Una menos –Dije sonriendo levantándome un poco para tomar el borde de sus pantalones tirando de ellos hacia abajo buscando poder retirarlos de sus piernas por completo dejándolos caer en cualquier parte dándome cuenta que yo seguía con toda mi ropa, por lo que me coloque de rodillas comenzando a retirar los botones de mi camisa con torpeza, bueno el hecho de ser más determinado no me daba experiencia, seguía siendo algo torpe con mis movimientos por las ansias y el nerviosismo.

Una pequeña sonrisa se esbozó en mi rostro, y como reflejo mis brazos se abrazaron a su cintura  tiernamente ¿Por qué siempre tenía que ser así? Tan perfecto... Tan dulce... diciendo las palabras justas en el momento justo, me enamoraba más y más con cada uno de sus detalles y gestos, y en teoría hacía años que me había resignado a que esto, a que el amor volviera a conquistarme, pero con Wyatt enamorarse era algo imposible. ¿O sea cómo puedes no enamorarte de un chico cómo él? Tendría que ser una piedra para no amarlo...
Nuestros labios volvieron a unirse nuevamente con afecto y otras emociones muy complejas (que no definiré porque son evidentes), mientras su cuerpo poco a poco guiaba al mio hasta los almohadones otra vez, acomodándose sobre el mio con suma facilidad. Es bastante sorprendente pero a pesar del tiempo que llevábamos sin esta clase de contacto cercano, mi cuerpo parecía recordar al suyo... Mi corazón se aceleró ante la expectativa de estar cerca de él nuevamente y mi respiración lo imitó volviéndose más profunda y vaticinando que dentro de pocos segundos perdería la cabeza.
Sin embargo pese a que lo prevía, mi mente se esfumó sumamente rápido, cuando sus besos comenzaron a transportarse por mi cuerpo. Suspiré y mi piel fue reaccionando al contacto de sus labios, que dejaban un camino de pequeñas descargas eléctricas que la erizaban.
Casi no me dí cuenta que mis pantalones habían desaparecido, debido al mar de sensaciones que me estaban invadiendo en ese momento. -Una menos. -Asentí sonriendo y deteniéndome a observarlo. Wyatt estaba completamente vestido, mientras que el número de ropa que yo aún mantenía en mi cuerpo era muy escaso. Como si leyera mi mente sus manos comenzaron a desabotonar su camisa, en un gesto que me resultó extremadamente sexy pero sumamente tierno a la vez. -Espera, te ayudo. -Reí ligeramente, debido a su ansiedad. Llevé mis manos en dirección a su camisa para imitar su accionar, aunque vaya sorpresa me llevé al darme cuenta que mis dedos eran igual de torpes que los suyos, sin embargo eso no impediría que lográramos nuestro cometido. -Otra menos... -Musité segundos después

Tuve que soltar una risa cuando copio mis palabras sobre la cantidad de ropa que iban saliendo de nuestros cuerpos, de repente vestirme tan formal no había tenido mucho sentido para mí, pues con una remera ahora mismo estaría sintiendo su piel rosarse contra la mía, pero ahora ambos luchábamos con los botones ambos ansiosos por lo que pasaría, solté a reír nuevamente mientras finalmente mis dedos ayudaban logrando que mi casa cayera en por allí sintiendo el frio de la noche directamente en mi piel aunque no me importo – Cuantos Omegas se necesitan para sacar una camisa –Le comente sonriendo para estirar mis manos a su rostro esperando que acercara el mismo a mis manos ayudándome, cuando encontré sus facciones pase mi dedo pulgar con dulzura por sus labios siguiendo la línea de los mismos dándome cuenta que la chica sonreía lo que me hizo suspirar feliz – Así debes permanecer siempre, sonriendo –Le dije acercándome a su rostro para besarle con suavidad mientras mis manos iban a mi pantalón comenzando a soltar el cinturón comenzando a retirarlo también con algo de torpeza pero esta vez sin dejar que nuestra unión se deshiciera.

Cuando la prenda termino junto a las otras sonreí contra sus labios negando un poco con la cabeza antes de alejarme unos centímetros – Me vuelves loco, me vuelves vivo –Dije acercando mi frente a la suya rosando mi frente contra ella antes de sentarme poco a poco sobre la suavidad de la superficie llevando mis manos a los lados de su silueta acariciando su cuerpo bajando a las caderas lo que me producían olas de placer que se iban centrado en mi entrepierna que ahora sufría al sentirse cautiva en mi bóxer.

Las sonrisas de Wyatt junto con pequeños gestos en los que se veían reflejados buen ánimo y una cierta despreocupación desconocida hasta el momento para mi, inflamaban mi pecho de su alegría contagiosa. Adoraba verlo así, sin ninguna barrera que nos alejara y siendo por primera vez tan "él". Observé la prenda que se apartaba de su cuerpo hasta que calló en el suelo junto a mi blusa y fue inevitable que segundos después mis ojos, tímidamente, recorrieran por una pequeña fracción de tiempo su torso desnudo. Justo en ese instante en que mi mirada memorizaba los contornos de su pecho, su broma me hizo volver a la realidad y una ligera carcajada se escapó entre mis labios. -Dos, más un poco de suerte. -Agregué aún sonriendo mientras acercaba mi rostro a sus cálidas manos. Inmediatamente la mueca de mis labios se hizo más pronunciada al sentir el contacto de sus dedos recorriendo mis facciones. -Sonreiré siempre que tu sonrías conmigo. Es fácil sonreír cuando tu también lo haces. -Murmuré con sinceridad, dejando que sus labios tomaran posesión de los míos y también de mi cabeza que se perdía en el goce de disfrutar de aquella textura tan característica y embriagante de ellos. No pudo definir como me siento cada vez que Wyatt me besa, o sencillamente me acaricia, la única imagen que podría asemejarse vagamente a lo que siento es flotar, siento mi cuero flotar a miles de kilómetros de distancia de mi conciencia, cada vez que él se contacta conmigo. Es que cuando me toca, parece que todas las emociones se transmitieran como diminutas partículas de corriente eléctrica, que traspasan nuestra piel.
Un leve sonido me hizo abrir mis ojos, cerrados desde algún momento durante el transcurso de nuestro beso. Al abrirlos, y poder ver nuevamente, comprendí que aquel ruido sordo había provenido del impacto de su pantalón con el suelo, así que ahora estábamos en igualdad de condiciones. -Una pequeña dosis de locura es saludable... -Respondí con voz un tanto ida, percibiendo como poco a poco también el control sobre mi respiración se iba a marchando a medida que sus manos recorrían mi cuerpo.

Sonreí cuando ella soltó aquellas palabras, si ella sonreiría cada vez que yo lo hiciera entonces trataría de hacerlo en cada minuto de mi vida a su lado, era extraño pensar que me imaginaba terminando mis años a su lado y que todo habría valido la pena, viviría una vida plena de esa manera, de repente los besos callaron nuestras bocas comenzando un juego que abandonaba lo dulce o lo delicado, sino que exigían poco a poco un poco más de parte del otro, sintiendo como ahora nos encontrábamos con la menor cantidad de ropa, por lo que mis manos comenzaron a recorrer su piel empezando a subir por su cintura para ir directo a sus pechos comenzando a disfrutar de sus montes sobre aquella prenda que no había podido sacar minutos antes, por lo que fruncí el ceño ya que le había pedido ayuda antes pero la prenda seguía allí, escondiendo su piel de mí, pero aun así no dije nada, mis manos fueron en busca de su broche nuevamente mientras comenzaba a sentir mi respiración agitarse ansioso en realidad de que todo se postergara tanto, era como estar en una película en cámara lenta esperando por un final que no llegaba nunca.

Layla –Hable contra sus labios – me lo pones difícil –Dije sin poder sacar la prenda aun, no sabía si aquel sostén simplemente era mi peor enemigo, pero lo parecía en el momento, por lo que solté un sonido frustrado separándome de sus labios solo para concentrarme en el movimiento de mis dedos mientras mi cuerpo completamente me pedía más al tener el calor del suyo tan cerca. Entonces solté un suspiro de frustración dejando mis manos quietas soltando una risa ahogada final.

La usual ternura de nuestros besos fue dejando espacio al anhelo de “más”, que poco a poco iba transformándose, al menos en mi, en una especie de necesidad.
Con ímpetu, mis labios se esforzaron por trasmitir sencillamente esa emoción moviéndose por instinto, motivados por ese deseo de contacto con él, que era igual o incluso mayor que el día de la cabaña. –Wyatt… -Su nombre se escapó de mi boca en un susurro cargado de afecto, pero con una nota apremiante infiltrada sin querer.
Aún no podía comprender el transcurso de del tiempo desde que había ingresado sótano, primero mi ataque de claustrofobia, luego nuestra charla que inevitablemente había derivado en esto, en nuestro presente, todo transcurrió rápidamente, demasiados “acontecimientos” en tan pocos minutos, sin embargo, pese a la gran velocidad con la que ellos se escapaban anteriormente, en este instante parecíamos ir en cámara lenta, lo cual hacía que cada una de sus caricias fuera aún más intensa y pareciera “quemar” mi piel. Cerré mis ojos y me perdí nuevamente entre lo que me parecía una marea de besos, emociones y caricias.
-¿Qué? –Musité automáticamente al oír mi nombre, mientras abría mis ojos.–Difícil…. –Repetí sin comprender en absoluto sus palabras ¿A que se refería? Observé su rostro especulativamente, y en ese preciso momento en que su manos se alejaban de mi cuerpo y su risa resonaba en la habitación caí en la cuenta de lo que sucedía. La que estaba postergando el momento era yo, al no prestarle mi ayuda con las prendas restantes. –¡Ah! Lo siento… yo… estoy un poco grogui. –Reí levemente llevando mis manos hacia el broche de mi sostén y dejándolo junto al resto de la colección de prendas de vestir. Tomé sus manos con suavidad y las coloqué en mi espalda justo donde antes había estado el “seguro” de aquella indumentaria. –Siente... Ya no está…  -Murmuré con un hilo de voz.

Entendía que la Omega se encontrara en medio de un trance disfrutando de mis caricias pues podía escuchar sus respiraciones agitadas que se pausaban en ocasiones a causa de los aumentos de mis caricias o cuando mis manos se aventuraban más atrevidamente en su cuerpo, cuando finalmente me di por vencido dejando mis manos caer ella parecía no entender de momento que pasaba por el tono de su voz por lo que continúe riendo unos segundos hasta que finalmente tomaba mis manos para guiarlas hasta su espalda donde pude sentir su piel totalmente expuesta a mí lo que me hizo callar la sonrisa tragando un poco de saliva antes de soltar un largo suspiro, sonreí acercándome a sus labios para robar un rápido beso – Nos has salvado, le estamos agradecidos –Comente suavemente tratando de sonar serio cuando imitaba a lo que tenía entendido un dialogo de una película para niños donde había una especie de personajes con voz chistosa. A pesar de la broma no quise reducir la intensidad del momento por lo que tome los hombros de Layla para dejarla recostada nuevamente en los almohadones empezando a bajar mis manos por su perfil hasta llegar a sus caderas donde me encontré con la tela de la última prenda que aun protegía su cuerpo, esta vez de mi – Eres perfecta –Solté suave al dibujar las líneas de su cuerpo en mi mente mientras empezaba a tirar de la prenda por sus piernas con mucho cuidado aprovechando la oportunidad para acariciarlas al mismo tiempo hasta llegar a sus pies donde deje las bragas caer sin importarme donde, entonces me di cuenta que no sabía qué hace, estaba a pesar de decidido, algo nervioso también- Ok…-Dije más para mí mismo que para ella, subiendo mis manos por sus muslos pasando mis mano por su entrepierna hasta llegar a su vientre rosando las yemas de mis dedos, hasta que me di cuenta que debía continuar, por lo que muy torpemente subí mi cuerpo sobre el suyo esperando no lastimarla con mi peso-