Cleaning Day || O'Archi || Exprés || +18

Jueves 11 de Junio de 2015 - Media Tarde

Todo esto estaba siendo genial, a lo que me refiero es que Darren en vacaciones era lo que más o menos necesitaba a partir del 5 de Mayo, dos días después del nacimiento de Ella, porque sinceramente cuidar de dos bebés era un poco lioso, pero resistía como podía, no lo veía como una responsabilidad o trabajo ya que si lo veía de esa forma sería super odioso el hacer de padre, lo que jamás en ningún pensamiento de un padre o madre debe pasarse porque por Dios, qué tipo de persona ve como carga a sus propios hijos... casos sí habían pero yo era la excepción a la regla no solo por el hecho de que no tuviera aquellos pensamientos sino más bien porque lo tomaba como un juego, todo era diversión y risas, mi objetivo era que el rubito y la pelinegro crecieran en un entorno super alegre y divertido, aunque bueno no solo era mi objetivo sino más bien el de Darren y yo, jajaja.

El día de hoy, tanto como Mathías y Ella terminaron a merced del sueño luego de un baño. Ahora estábamos un poco desocupados, por mi parte no estaba cansado, para nada -¿Limpiamos la casa?- Le propuse a mi chico quien estaba a mi lado, si bien es cierto, la casa estaba un poco desordenada y algo sucia, hacia una semana y media que no la habíamos limpiado por diferentes motivos, la propuesta la hice porque este era el momento oportuno, todos estaban durmiendo y era aún las cuatro de la tarde, aún no había llegado la noche, lo cual era excelente para nosotros.

Decían que las vacaciones estaban para descansar y siempre había sido hasta que llegaron estas. Tener que cuidar a dos bebés era complicado, sobretodo porque no tenía apenas experiencia y estaba resultando algo difícil adaptar toda mi vida. Sin embargo, afrontaba el cambio con motivación y ganas, por lo que eso era suficiente para aprender a ser un buen ¿padre? Wow, aún no terminaba de creerme que era padre. Me gustaba estar con mis dos pequeños y André, no podía negarlo, y por eso no tenía la fuerza de quejarme por algo falso. Estaba feliz a pesar de que mi vida fuese completamente diferente a lo que esperé que sería. Bueno, dicen que las sorpresas vienen cuando menos los esperas, por eso se llaman así, y que no todo salía como lo planeado.

El calor comenzaba a llegar y después de un baño, ambos pequeños cayeron rendidos al sueño en la cama grande donde dormíamos André y yo. Se suponía que ahora teníamos un rato para nosotros, pero no , había que continuar con las tareas. -Pues si, sería bueno limpiar algo.-dije levantándome del sofá y dándole una palmada en la rodilla para que se levantase. Miré a mi alrededor y vi como estaba todo. No era la persona más ordenada, pero esto era demasiado ya. -No sé por donde empezar.-susurré con una mano en jarra y rascándome la barbilla con la otra.

En cierta forma me molesté conmigo mismo ya que parecía que mi chico estaba cansado y haberle propuesto ello, no sé. No creo que fue lo correcto, no dejé que aquella inconformidad o molestia por ello se dejara ver en mi rostro por lo tanto le dediqué una sonrisa y me terminé levantando luego de aquella palmada que me dio en la pierna. Empecé a caminar en busca de la escoba, escuchaba atento las palabras de mi chico y negué ligeramente con la cabeza -Debemos empezar por donde sea, al final terminará limpio- Comenté en un tono divertido y entre risas, con la escoba en mi diestra y me dirigí al inicio de la sala para empezar a barrer, tranquilamente. No me molestaba tomar una escoba y hacer la limpieza, porque en un momento de mi vida estuve solo con Mathías y el dinero no alcanzaba para alguna señora de limpieza por lo tanto aquellas labores me tocaba hacer a mí, quiera o no. Aún no se me da tan bien el barrer porque no ejecutaba la acción al cien por ciento para que todo quedara reluciente pero me esforzaba.
-Vamos, ánimo- Dije cuando estaba cerca de él, dándole una palmada en el costado bajo de su espalda, dándole un corto beso en los labios como ... ¿Motivación? Jajaja.

Llevar una casa yo solo era complicado, pero tener que cuidar también de dos niños se convertía en una tarea prácticamente imposible. Es cierto que con la ayuda de André todo era más sencillo pero aun así me estaba costando adaptarme a esta vida. Eso sí, estaba feliz porque tenía a las mejores personas del mundo conmigo, no cambiaría nada de lo que estaba ocurriéndome, solo que era difícil adaptarse. Ver a André con la escoba me hizo sonreir, sobretodo cuando me vino a animar con un beso y una caricia. -Estás muy sexy así. Solo te falta un delantal.-bromeé un poco. Lo primero que hice fue agacharme para comenzar a recoger todos los juguetes. En una casa tan pequeña, los niños jugaban en el salón y luego se les olvidaba recoger por lo pequeños que eran. Uno a uno los fui guardando en  la cesta que se encontraba en una esquina del salón, justo al lado del mueble de la televisión. -¿No crees que deberíamos comprarnos un apartamento más grande?-solté de repente. Ahora que André volvía a trabajar podríamos intentar buscarnos una casita más grande para los seis.-Podríamos alquilar esta para sacarnos un dinero extra o dejarlo para guardar cosas. Además, gracias a las becas que me han dado apenas he tocado mis ahorros universitarios. No sé, tal vez haciendo números encontremos algo más grandecito.-no quería hacer presión y por eso me arrepentí de haberle mencionado lo de una nueva casa. Estaba volviendo a trabajar y tampoco podía pedirle mucho más.

Mi primera actividad para ayudar con la limpieza de la casa es pasarle la escoba por todo los lugares y eso es lo que estaba haciendo con cautela para que ningún rastro de polvo se quedara. Pasaron los minutos, luego de besar a Darren comentó algo que me hizo sonreír y solté una ligera carcajada -Si tu quieres me saco el bóxer y me pongo el delantal- Respondí en un tono provocativo pero divertido, no pude evitar soltar una carcajada alta. Él sabía que se trataba de una broma en cierta forma, lo único que sí era cierto es que me gustaba andar solo con una prenda por los lados de la casa, pero horitas debíamos centrarnos en la limpieza, ya tendremos después nuestro espacio para darnos cariño y mimos, mostrar de esa manera lo cuánto nos amamos.

Terminé de barrer y justo cuando iba para el otro palo para trapear, me quedo un poco frío por esas palabras que dice. La situación económica de nosotros dependía en sí del viaje a Argentina porque pensaba gastar los ahorros que tenía para el avión y otras cositas más, observé en el rostro del muchacho arrepentimiento, me acerqué a él y le brindé una suave caricia en la espalda. -Más tarde me pondré a jugar con los números y así sacar el total que tenemos ahorrados- Comenté en un tono tranquilo, dejé un beso sobre sus labios -Pero eso sí, sea cual sea el total. Te aseguro que tendremos una nueva casa ¿Vale?- Le dije en un tono dulce a mi muchachote. Ahora, por la familia que tenía me tocaba esforzar el doble, mi objetivo: El bienestar de los seres que más amo en el mundo.

Daba igual lo que le dijera a André, siempre iba a responder con una de esas bromas pícaras que me harían sonrojar. Bueno, me sonrojaban antes porque ya estaba tan acostumbrado que le respondía de la misma manera para continuar con el juego. No sería la primera vez que dejábamos lo que estábamos haciendo para hacer algo más íntimo, pero ahora ,con dos hijos, teníamos que aprovechar cualquier minuto para mantener la casa limpia y con nuestros deberes de amos de casa. -Sé que eres tú el que desea ir desnudo.-dije entre risas. Agarré un peluche de Ella y se lo lancé a la cara.

Sabía que hablar ahora mismo de mudarnos no era lo más factible. Estábamos acostumbrándonos a los gastos de tener dos niños que ,como era normal, requerían de muchos cuidados y productos especiales. Sin embargo, es cierto que esta casa se nos estaba haciendo pequeña y que cuando los bebés creciesen iban a necesitar un dormitorio.  Sin embargo, André ni se molestó y decidió apoyarme. No quería ser un caprichoso, pero creía de verdad que nos hacía falta algo más grande. -Eres demasiado para mí. No te merezco.-sonreí buscando de nuevo sus labios para darle otro beso. -Comprarnos una casa juntos es un gran paso.-sonreí emocionado. Ahora daríamos otro paso más en esta relación.

-Claro, porque hace mucho calor- Respondí a su comentario en un tono divertido, aunque en parte era cierto que andaba con pocas prendas sobre mi cuerpo porque hacía calor pero a más de eso era como una costumbre el estar semi desnudo, porque trabajar como modelo ha hecho que perdiera vergüenza total de mostrar mi cuerpo, además tenía un físico que, unos cuantos envidiaban aunque claro no lo hacía con mera intención de presumir, sino por la costumbre y tal. -Aunque sé muy bien que estar así te gusta- Dije en un tono con cierta picardía.

Tenía el palo para trapear la casa, sin embargo, la idea de mi chico por comprar una casa más amplia me dejó fuera de lugar porque tenía planeado ciertas cosas pero como le mencioné, luego de esto empezaría a jugar con mi calculadora para hacer una especie de presupuesto para sustentar económicamente una nueva casa, realizar una tabla de amortización con un valor y tasa de interés que nos convendría pero sobre todo para que no nos caiga como una especie de balde con agua fría porque no me quiero imaginar que nos hagan desalojar esa nueva casa por falta de pagos, sería algo horrible para todos. Negué ligeramente con la cabeza -No digas eso, que me pondrás- Obviamente lo dije en un tono bromista, pero yo era quien no se merecía a alguien como él. Sonreí un poco y le acaricié la mejilla durante el beso. Poco a poco, poco a poco tendremos un nuevo hogar... es una promesa- Le prometí aquello, una promesa que estaba muy seguro de cumplirla.

André era alguien que disfrutaba enseñando su cuerpo y no podía culparlo. Tenía músculos que ni sabía que existían, unos tatuajes que le añadían muchísimo atractivo y era modelo. Ejerciendo esa profesión no podía tener vergüenza. Yo podía quejarme mucho pero ,por dentro, estaba encantado con cada segundo que le veía con poca ropa pues me encantaba su cuerpo. No iba a ser hipócrita. Lo primero que me dejó babeando por André fue su espectacular físico, aunque solo viese sus brazos tatuados por el uniforme del bar. Luego me di cuenta de que era una persona llena de amor y que necesitaba que se lo diesen. La convivencia e interminables conversaciones hizo el resto. Y ahora estaba locamente enamorado de él. -Sieeeeeempre hace calor.-dije riendo. Encontré un muñeco de Mathias que llevaba varios días buscando y sonreí para lanzarlo sobre el sofá.-Claro que me encanta, pero eres una tentación andante.-bromeé porque era la verdad. Lo veía por la mañana así en la cocina y ya pensaba en mil cosas sucias que hacer. Maldita edad.

Estaba feliz de poder estar imaginando un futuro con André. Sabía que no iba a ser sencillo el comprarnos una nueva casa, pero pronto yo estaría trabajando en otro lado que no fuese el bar y el rubio seguro que ascendería muy pronto para convertirse en alguien con poder dentro de su empresa. Solté una carcajada cuando me dijo aquello y negué. -No es muy complicado ponerte caliente.-dije entre risas una vez más, aunque ambos sabíamos que eso era cierto. Solté un momento las cosas de la limpieza y le di un fuerte abrazo.-Será la casa O’Sean Archibald.-sentencié dándole una palmadita en la espalda para separarme luego. -Y podremos tener mas perros ¿no?-pregunté con aquella cara de tristeza a la que no podía decirle que no.

Me dio una pequeña palmada en la espalda y caminé hacia el inicio de la casa, la entrada para empezar a trapear el piso. Sin embargo, me había olvidado de ese desinfectante con aroma que se le ponía, por lo que en menos de un minuto lo hice y me dispuse a trapear, ahora sí, tomando en cuenta las palabras que decía mi chico, levanté la ceja un poco cuando me dijo que era una tentación andante y me dispuse a verlo por un momento. -¿Yo una tentación andante?- Pregunté en un tono burlón y solté una ligera risa, negué suavemente con la cabeza -Esta tentación es solo tuya- Le aseguré y afirmé con la cabeza, pasando nuevamente a mover las manos de un lado a otro, observaba como el piso quedaba limpio de poco a poco.

La idea de tener una casa más grande y con unos cuantos mejores lujos era una completa idea genial y por qué no una aventura -Tendremos los perros que tu quisieras y será el hogar O'Archi- Me gusta como suena, es decir, la combinación de nuestros apellidos era como una especie de esos ships que salen en las series que mi chico veía en la tv. Solté una ligera risa y me agarré la entrepierna con cierta picardía -Esto te pone caliente- Bromeé y me dirigí hacia el baño para refregar y lavar aquel trapo para darle una segunda pasada del mismo a la casa, con una sonrisa en mi rostro, porque estar con ellos, así estaba: FELIZ.

Me gustaba el equipo que hacíamos en el cuidado de los niños y de la casa y es que no teníamos más remedio que actuar juntos. Entre los estudios y el trabajo no me quedaba mucho tiempo para la casa y tenía la suerte de que André podía llevarse a los niños al trabajo y que luego también me ayudaba. Suponía que cuando acabase la carrera y entrase como policía tendría más tiempo libre ya que el turno era más sencillo; dos mañanas, dos tardes, una noche y tres días libres, o algo así era. -Sí, no puedes ir así porque causas pensamientos impuros en mi inocente cabeza.-dije como si lamentase verlo todo el día con poca ropa, cuando la verdad es que me encantaba. Eso sí, era una tentación. -Pues dicen que a veces lo mejor es caer en las tentaciones.-le guiñé un ojo entre risas y continué limpiando el polvo de una de las estanterías.

Él mientras se dedicaba a limpiar el suelo y no pude evitar pensar en que una casa más grande requeriría más trabajo, pero esta se nos quedaba pequeña. Cuando la compré imaginaría que viviría solo con mis mascotas, nunca pensé que encontraría pareja y dos hermosos hijos. Estaba sorprendido con el cambio, pero feliz.-El hogar O’Archi, me gusta.-confesé con una sonrisa amplia y al verle hacer ese gesto le lancé uno de los cojines que encontré en el sofá. -¡No seas guarro!-exclamé haciéndome el indignado cuando estaba deseando reirme por aquella tontería.

El cojín que mi castaño había lanzado terminó impactando mi rostro, fue un golpe suave, lo dejé sobre uno de los muebles y seguí caminando. En el baó lavé el trapeador, me mojé un poco el cuerpo, ya luego terminaría duchándome, primero era terminar de limpiar la casa. Regresé y una vez más empecé con la acción desde un inicio, nosotros no nos podíamos dar el lujo de comprar aparatos electrónicos para la limpieza del hogar puesto que más importante era satisfacer las necesidades de los chiquillos, al menos eso yo consideraba y no creo ser el único porque de seguro Darren pensaría lo mismo. -¿Y te gustaría caer en esta tentación?- Le seguí el juego a mi novio, lo miré con una cierta sonrisa pícara y continúe en mi acción quería terminar la limpieza de la casa lo más pronto posible porque pronto anochecería, lo que significaba que debíamos darnos prisa para la última comida de los pequeñines. Me agaché para tomar uno de los juguetes de la reina de la casa y lo dejé sentado sobre la mesa.

La idea de comprar una casa con Darren y convertirla en nuestro nuevo y gran hogar, en serio, me alegraba mucho, esperaba por tener un acenso en el trabajo, era cierto que en los últimos meses, tenía una participación relevante dentro de la empresa pues había estado al cargo de proyectos varios, el que más sobresalió fue aquel que motivaría a los modelos jóvenes con sed de triunfar en este mundo, incluso Djordje había participado en él. -Terminado- Solté un poco elevado, mi cuerpo estaba un poco sudado por el esfuerzo físico que había hecho. -Limpio ¿No?- Pregunté sonriente a mi chico

Creí que vendría alguna venganza por parte de André al tirarle aquel cojín, pero se limitó a dejarlo sobre uno de los muebles y continuar. El tiempo se nos echaba encima y dentro de poco tendríamos que despertar a los pequeños para bañarlos,darles de cenar y que fuesen a dormir de nuevo. La verdad es que no podíamos quejarnos de los dos bebés, pues eran demasiado buenos. Seguí , terminando de limpiar todo para que mañana volviese a estar lleno de juguetes y ropa como era normal en una familia con dos niños pequeños que estaban todo el día jugando. Cuando lo miré entre risas vi que su cuerpo estaba mojado ,o sudado, lo cual le daba un aspecto bastante sexy. -Soy alguien débil que es incapaz de resistirse a ciertas tentaciones.-me encogí de hombros con una voz inocente. Lo cierto es que tenía que controlarme para no mirarle más y acabar tirándome encima de él. Era muy malo tener esta edad y unas hormonas revolucionadas.

Era un respiro ver que todo estaba terminado, al menos lo más necesario. El fin de semana ya haríamos otra limpieza mas a fondo , pero ahora mismo estaba todo perfecto. Me acerqué a lo que había limpiado André y asentí porque lo había dejado bastante limpio. -Impecable, amor.-dije sonriente y le di un beso en la mejilla. -Ahora debes ir a ducharte mientras hago la comida. Estás demasiado sudado.-reí pasándole un dedo por su frente empapada. Si se quedaba así cogería frío luego y se pondría enfermo. Entonces ya si que no podría con todo porque estando enfermo sería mucho más dificil todo.

Solté una ligera risa por las palabras que dice, la tentación era grande, eso sí, pero si se tenía la determinación completa se la podía derrotar -Muy pronto serás fuerte- Le aseguré a mi chico -O lo gozarás en el intento- Dije en un tono provocativo, me agradaba muchísimo este tipo de juegos, ya ambos estábamos acostumbrados a ellos. Uno soltaba y el otro respondía y así sucesivamente hasta que nos dejábamos de la situación y nos poníamos a hacer otras cosas como darnos unos cuantos besitos y tal.

Levanté la ceja derecha cuando mi chico me mandó a bañar, ladeé un poco la cabeza y negué entre risas, puesto que se me había ocurrido salir los cuatro junto con los perritos a cenar, claro está que los perros no podían entrar a los restaurantes, al menos la mayoría pero podríamos disfrutar de una comida de KFC o McDonald's, no era de las comidas que un pequeño coma pero una comida cada seis o siete meses no hacía tanto daño ¿No? -O'Archi comerá afuera, esta noche- Me acerqué a él y lo abracé por la cintura -Duchémonos juntos, por favor- Pasé a darle un par de besos cortos en sus labios.

No era capaz de explicar el porqué pero siempre acabábamos lanzándonos indirectas sobre sexo y el deseo que sentíamos el uno por el otro. Seguramente fuese porque nuestro amor era tal que nos deseábamos todo el día, y era cierto. Hacerlo con André no solo era unirnos como una pareja, sino que disfrutaba como nunca porque era un experto. -No sé yo si quiere ser fuerte o seguir siendo débil.-me encogí de hombros con cierta inocencia. ¿Qué era de la vida de una pareja sin estos juegos tontos pero tan divertidos? Para nosotros era algo imprescindible estas bromas por nuestras personalidades y no quería cambiar porque así me sentía bien. Siempre fui un payaso y nada mejor que tener una pareja que no solo me respetase, sino que fuese como yo.

Fruncí el ceño cuando lo vi negar y reírse. ¿Acaso dije algo gracioso? Estaba sudado y le mandé a bañar, tampoco era nada del otro mundo ¿no? Al oir lo siguiente sonreí. Hacía tiempo que no íbamos a comer por ahí porque en el viaje nos gastamos bastante dinero y ahora nos abrochamos un poco el cinturón como decía mi madre. -¿Así que papá nos llevará a cenar?-pregunté con una gran sonrisa. Lo abracé por detrás de la nuca porque no me importaba el sudor, nada de él me daba asco. -Si me lo pides por favor no puedo negarme.-le correspondí los dos besitos. -Pero debe ser rápido para preparar a los niños.-dije separándome y caminando hacia el baño.

¿Ser fuerte o seguir siendo débil? ... Esas palabras me llamaron la atención a pesar de que se trataba del mismo juego, vi la cara de inocencia en el castaño y sonreí por ello, dándole una pequeña caricia en su mejilla -Sé lo que tú quieras- Respondí en un tono dulce como respuesta, ya era total decisión de mi chico resistirse o no a esa tentación, aunque mis palabras servían para cualquier decisión en el futuro.
-Sí, iremos a cenar- Confirmé mis palabras por una segunda ocasión, solté una pequeña sonrisa cuando sentí las manos de mi chico y a su cuerpo estar cerca del mío, pasé a besarle por corto tiempo sus labios y separarme. Asentí con la cabeza suavemente por sus palabras -No hay que olvidarnos de los cachorros, eh- Le advertí a mi prometido, con un pequeño tono divertido. Él me soltó y empezó a caminar hacia el baño, lo hice yo también porque no resultaba necesario ir hacia el dormitorio para buscar las toallas porque allí habían un par, creo, o en caso de haber solo una, la compartíamos y ya, se acababa el lío.
-Con cuidado- Susurré a mi chico, antes de que entrara al baño porque aunque suene loco podían ocurrir accidentes en aquel lugar. Entré segundos después de él y empecé a quitarme la única prenda para poder meterme bajo la ducha, sin embargo, me detuve. -¿Necesitas ayuda?- Le pregunté en un tono divertido a Darren, mirándolo fijamente a los ojos.

No quería ser fuerte y tener que resistirme a André, pues él era como mi droga. Vale que el ejemplo era feo, pero era la verdad. Desde que se había convertido en mi pareja sentía algo que nunca me había ocurrido. Creí haber estado enamorado y ahora veía que esto era el amor de verdad. No quería resistirme a nada, me encantaba pasar cada segundo con él y si había poca ropa pues mejor ¿no? Vale, dejo de ser tan guarro. -Tu chico, eso quiero.-asentí con una gran sonrisa.
No esperé que fuésemos a ir a cenar debido al gran gasto de dinero al que nos vimos obligados debido al viaje, pero cualquier cosa barata podría valernos para pasar un rato todos juntos. Le di muchos besos cuando mencionó que los cachorros también vendría. -Este papá nos cuida mucho.-seguí sonriendo y dándole muchos besos por toda su cara, besos sonoros. Nos duchábamos juntos muchas veces, ahora menos por tener que estar vigilando a los pequeños, pero un baño con él siempre era gratificante. En menos de un minuto ya estábamos en el cuarto de baño y el rubio se encontraba completamente desnudo frente a mí. No pude evitar pasear la vista por todo su cuerpo ya que me gustaba cada centímetro de piel. Me quité la camiseta  y la dejé a un lado. Una sonrisa coqueta se dibujó en mi rostro y asentí. -Un poco de ayuda no estaría mal, la verdad.-me encogí de hombros. Solo me quedaba el pantalón y bóxer.

-Ya lo eres- Le respondí en un susurro suave, era cierto que aún "legalmente" no éramos esposos, pero todo iba con calma, además, también considerando el tiempo corto que llevábamos como novios, casi seis meses, aún así vivíamos juntos, lo cual era algo bueno porque así nos involucrábamos cada vez más el uno con el otro, esto de vivir juntos y armar nuestro hogar nos había enseñado las habilidades, debilidades, fortalezas y miedos de cada uno. La verdad es que me alegraba ser llamado papá, aunque sabía que ser llamado no era suficiente, sabía que mi castaño, el rubito, la morena e incluso hasta los cachorros me lo decían por el esfuerzo que podía dar para que se sintieran cómodos y felices, una sonrisa de cada uno de ellos no tiene precio alguno, su felicidad es la mía.

En el baño, en espera de que me respondiera, rápidamente me terminé por quitar el bóxer que traía puesto, estaba pensando seriamente en dejar ese tipo de prenda inferior y cambiar por los slips, ambos tipos de prenda me gustaba por ello mi indecisión en este momento. Asentí suavemente con la cabeza cuando mi chica mencionó que no le vendría mal una ayudita. Por tanto me arrodillé en el suelo y bajé mis manos hacia el broche de su pantalón, lo fui separando y este bajó un poco, dejando ver el bóxer que traía puesto. Tomé ambas prendas y suavemente las fui bajando, mi mirada estaba fija en aquel miembro que estaba siendo "revelado" al dejarlo descubierto.

Llevábamos ya tiempo juntos y lo mejor es que esos meses eran como años porque habíamos vivido muchísimas cosas importantes el uno con el otro. Sin embargo me seguía pareciendo fascinante que fuésemos pareja, una pareja comprometida para casarse en unos meses.  Mi familia me apoyaba en este gran paso siempre que estuviese seguro y lo estaba. ¿Cómo no iba a estar seguro de querer compartir mi vida con un hombre con André? No solo era perfecto por fuera, sino que por dentro era aún mejor. Me cuidaba y apoyaba en lo que necesitaba y como no sonriese, él se encargaba de hacerme sonreir. Era ,como le llamaba, nuestro papá por todo lo que hacía por nuestro bien. Era único, una de esas personas que eran enviadas para regalar felicidad y ayudar. Algo había hecho en mi otra vida para merecer a un ángel como él a mi lado.

Sabía que en la ducha iba a querer un poco más de amor y mimos. Estaba dispuesto y con ganas porque le quería y no había nada más bonito que amar y ser amado. Agaché la cabeza cuando fui como se iba agachando frente a mí y me iba desnudando. En ese momento quedó a la altura de mi entrepierna, la cual miraba descaradamente igual que yo le miraba otras veces a él. -¿Vas a quedarte todo el tiempo ahí?-pregunté riendo un poco y con la mano revolví su cabello. Metí luego la mano bajo el agua que comenzaba a salir ya a la temperatura perfecta para darnos el baño.

El pantalón y bóxer de mi prometido había descendido hasta sus tobillos le di unos golpecitos en la parte baja de de la pierna para que alzara una y así quitarle de esa pierna aquellas prendas, ese movimiento se repitió con la otra para dejarlo desnudo en su totalidad. El menor pronunció aquellas palabras y alcé la vista, le sonreí con cierta picardía, por unos segundos lo quedé mirando fijamente pues después mi mirada se centró en su miembro, el cual era de un tamaño considerable incluso era más grueso que el mío. -¿Me permites?- Le pregunté a mi chico con un tono ciertamente lascivo. Segundos después tomé la entrepierna de mi chico con la diestra y llevé la punta hacia mi boca, dejando un par de besitos tiernos allí y pasé la lengua por el alrededor de su glande, sentía con cada contacto que mi lengua tenía con esa zona de su cuerpo, su reacción, poco a poco se iba endureciendo lo cual me agradaba porque era una señal de que le estaba gustando lo que hacía, al igual que sus gemidos. Para endurecerlo al cien por ciento empecé a masturbarlo y cada vez que mi mano iba subiendo hasta la punta, hacía que esta misma rozara con mi lengua.

Estaba desnudo frente a André como otras tantas veces ya y no sentía el menor pudor. El rubio conocía cada centímetro de mi cuerpo, tanto lo bueno como lo malo y es que eso era parte de la relación. No tenía el mejor físico del mundo ,ni siquiera superaba a André, pero estaba orgulloso de cómo era. De hecho, mi chico tenía el mejor cuerpo que había visto en mi vida y no lo decía porque fuese mi prometido; por eso pagaban por él para tenerlo en las portadas de sus revistas. Sabía perfectamente lo que pretendía hacer cuando se quedó ahí arrodillado y no importaba; más bien me encantaba. -Claro, tenemos un ratito aún para salir.-susurré pero antes de recibir más respuesta ya estaba lamiéndome la punta de mi miembro. Solo unos segundos bastaron para que se endureciese con sus caricias y lamidas. Coloqué mi mano sobre su cabeza y ,jugueteando con sus cabellos, empecé a gemir flojo. André tenía esa capacidad de encender mi cuerpo con una sola mirada y es que lo deseaba tanto que hasta me preocupaba a veces. Lo amaba como nunca había amado a ninguna otra persona y esta familia que estábamos montando era la más hermosa que podía existir. -Cómo necesitaba esto.-confesé mordiéndome el labio inferior para no despertar a los pequeños.

La respuesta de mi castaño era cierta, teníamos unos cuantos minutos para tener un momento como pareja. Sonreí un poco ya que me había anticipado, pasando mi lengua sobre la punta del miembro de él. Dejé de hacerlo un poco para mirarlo fijamente desde allí, abajo, sentía aquellas caricias que me hacía en mis cabellos, tomó mi cabeza, de seguro que marcaría el ritmo de la mamada. -¿Lo necesitabas mucho?- Le pregunté en un tono bajo y curioso, además  de un cierto toque lascivo, porque el hecho que mi chico me diga eso era una señal de que le daría un buen y agradable momento. Su polla ya estaba completamente erecta en mi mano, bajé la mirada y la fijé sobre esta, sonreí un poco y pasé una vez más mi lengua desde su base hasta la punta, envolviendo una cuanta parte del miembro de mi chico con mi lengua, dejé pasar unos segundos para disponerme a atrapar el glande con mi boca y empezar a succionar, bajando poco a poco mi rostro lo que provocaba que cada vez me la metiera dentro, no pararía hasta tenerla toda dentro de mi boca.

Como dos chicos jóvenes que seguíamos siendo era normal que siempre estuviésemos dispuestos a pasar un rato agradable dejando llevar nuestra cabeza para alcanzar fantasías sexuales. Tenía que admitir que el sexo con el rubio era increíble porque siempre lograba sorprenderme y hacerme disfrutar como la primera vez, posiblemente por eso siempre tenía ganas. Mientras él seguía mamándomela con la lengua, acaricié esos cabellos rubios ,que siempre llevaba tan corto, y soltando pequeños gemidos. -No hay mejor forma para desahogarse, cariño.-le guiñé un ojo con una sonrisa en mi rostro. Volvió a su trabajo de una manera lenta pero enérgica, sacándome los gemidos cada vez más fuertes. Empecé a ejercer presión en su cabeza en cuanto este se fue metiendo mi miembro en su boca. Quería hacerlo lento para que fuese placentero para los dos. Yo ya estaba loco, mordiéndome el labio inferior con fuerza con el único fin de no gemir más alto de lo necesario. Poco a poco veía con mi entrepierna desaparecía en el interior de su boca y ayudé un poco más haciendo un leve movimiento de pelvis para meterla más aún, siempre intentando no causar arcadas.

El menor me había tomado de la cabeza, en un primer momento fue para acariciarme los cabellos, aquella caricia la sentí y fue lo que me hizo sonreír de medio labio. Pero una vez que me había separado para preguntar si en realidad lo necesitaba, empezó a marcar el ritmo de la velocidad y profundidad en que mi boca se movía hacia su entrepierna, devorándola y jugueteando en el interior con mi lengua. Por unos segundos llegué a sorprender ya que de la forma en que me hacía mover mi chico hacía que llegara a introducirme toda la extensión de su polla, la cual era de un tamaño considerable que superaba el promedio tanto en longitud como en grosor, no me producía arcadas. Lo miré desde abajo con ese toque de deseo, que seguramente jamás desaparecerá de entre nosotros, sea cual sea el físico de cada uno, yo no lo dejaría de amar si se pusiera gordito, flaquito, musculote, si se bronceara o tiñera de rubio, pelinegro, pelirojo, etc... mi chico, ese que me enamoró estaba dentro, en el interior. Sentí que el ritmo de su mano aumentó, sabía que estaba a punto de correrse, incluso llegó a producir en mi por unos segundos una ligera arcada pero aguanté no quería cortar de esa forma aquel acto.

Cada vez que André y yo intimábamos sentía como me transportaba al paraíso del placer donde cualquier caricia lograba excitarme. La atracción física era algo imposible de negar porque André era guapísimo y tenía un cuerpo que cualquiera miraría, pero además se unía a eso que  éramos dos personas que se amaban y ese amor se manifestaba de cualquier manera. Practicando sexo era una de esas formas que teníamos de demostrar ese amor, pero teníamos cientos más y  es que siempre intentaba demostrarle que le quería y estaba convencido de que André también porque hacía todo lo posible por  sacarme una sonrisa. No me gustaba ser presumido, más estaba seguro de que éramos la pareja perfecta y esperaba que siguiésemos así durante toda nuestra vida porque esta familia era algo que no quería perder nunca. Aquella mamada que seguía cogiendo velocidad y fuerza ,en parte gracias a mi mano, estaba sacándome un sinfín de gemidos y jadeos que intentaba controlar para no despertar a los pequeños. Mi cuerpo empezó a experimentar las corrientes que indicaban lo que estaba por venir, apreté su cabeza sin apenas y fuerza y comencé a correrme con fuerza en su boca , llenándolo de mucho más semen del esperado. Llevaba unos días sin hacerlo y estaba ,literalmente, cargado.

Decidí usar mis manos y las levanté dejándolas caer sobre el pecho de mi chico, empecé a moverlas buscando sus pezones para pellizcar y juguetear con ellas mientras mi cabeza seguía atendiendo su miembro, aquella polla que estaba dura y dentro de mi boca, estaba siendo estimulada por mi lengua y las succiones que le daba, la mano de él me ayudaba para tomar un ritmo fuerte e intenso, me encantaba escuchar sus gemidos pues era como que me dijera: Continúa, continúa. Sabía que mi chico estaba por correrse, con la estimulación en sus tetillas era de deducir eso así que le puse más empeño, llegando a meter todo su miembro en mi boca y succionar justo luego de segundos de aquellos sentí grandes chorros de semen que fueron directo a mi garganta, me llegué a sorprender por la gran cantidad de semen que traía guardado, incluso una cierta cantidad se regó por la comisura de mis labios y a medida que iba tragando como podía, iba sacando la polla de mi chico, hasta asegurarme que solo su glande esté en mi boca pues empecé a succionarlo hasta sacarle la última gota de semen que tenía, lo miré fijamente a los ojos, me gustaba ver su rostro de placer.