the sky changed || Paris

No era un buen día, estaba nublado y a saber de donde y por qué, había aparecido una tormenta que se estaba ocupando del temporal del momento. No parecía que fuese a llover mucho tiempo e incluso en momentos, cuando las nubes no tapaban el sol un pequeño arco iris salía. Algo bastante bonito, a decir verdad. Poco a poco, tras pasar unas semanas algo decaído, el pelirrojo estaba volviendo a recuperar su característica sonrisa y positividad. Unos malos días, tan solo eso, ahora todo volvía a estar en su sitio. O casi todo.  Knute tiró de las ruedas con sus manos para poder llegar a su habitación en aquel pasillo.

Pero ni si quiera pudo pasar de la puerta. Levantó la mirada y vio que París estaba ahí, así que hizo una mueca y gritó su nombre. —Paris.— Le llamó, bajando la mirada hacia un zapato que estaba bloqueando la puerta. No quería arriesgarse a aplastarlo con la rueda y estropearlo. —¿Puedes apartar eso, por favor?—Para mayor comodidad, echó la silla hacia atrás y lo miró. —Prometo compensarte el favor si quitas la piedra de mi camino.— Dramatizó, haciendo su voz más grave tan solo unos tonos.

Por eso le gustaba la casa omega, por eso apreciaba a todos sus hermanos. A veces se sentía un completo inútil y una carga pesada cuando necesitaba ayuda para bajar un pequeño escaloncito o simplemente cuando no podía participar en alguna de las actividades de la fraternidad porque estaba incapacitado a poder llevar a cabo ese trabajo. Pero de alguna forma y manera, sus hermanos siempre conseguían subirle en ánimo y eso era algo que realmente agradecía.

Hoy tenía una sesión en una locación no muy lejos, con el clima del día decidieron cancelarla y yo me quedé solo en la casa. Mis costillas estaban en mejor estado, aunque aun aveces sentía dolor, y los hematomas y cortes ya se habían esfumado. Ahora estaba recostado en mi cama, leyendo un articulo al cual no presto realmente mucho interés. Solo leo por inercia pero nada de eso queda registrado en mi cabeza. Pero al menos así mantengo mi mente distraída, y no me pongo a pensar si Zoe estará en alguna cita con ese tipo, y también controlo un poco mis ganas de salir de aquí para intentar desquitar lo que siento con personas que ni siquiera conozco. Pero ya dejé toda esa parte de mi vida, y aunque aun siento este deseo por regresar, al menos logro controlarlo.

Escucho mi nombre en una voz familiar y veo a Knute, en la puerta, y reparo en el obstáculo de su mano.
-vale- acepto ayudarlo y me pongo de pie y solo pateo aquel zapato -pero ten por seguro que esto te saldrá caro -digo bromeando un poco al respecto -es un lindo día ¿no?- comento con algo de flojera regresando a mi cama y dejando que la gravedad me llevara de regreso. El impacto me aturde por un par de segundos y me duelen mis costillas así que me quejo un poco -auch- suelto ese quejido que suena un poco falso pero también hay algo de sinceridad en él -¿quieres comer algo?- pregunto girando para mirar al chico.