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Mensaje por Amelie R. Cortázar Mar Abr 07, 2015 1:15 am

La mano del nuevo señor en cuestión se encuentra sobre la cintura de Anna, generando pequeñas descargas eléctricas y estar así, tan cerca de ambos hace que simplemente me sienta mareada. Es como estar en caída libre, pero cuando se te olvida la letra de la canción. Ellos se han conocido en un aeropuerto y amor parece fugaz. Dos personas que se conocen en un aeropuerto tienen un setenta y dos por ciento más de probabilidades de enamorarse que dos que se conozcan en cualquier otro sitio... o eso siempre se encargaba de decir mi abuela materna.  Jalo de la maleta de quien me han indicado que viviría con nosotros, quizá me lleve bien como no. Por el momento solo puedo admitir que me ha esquivado bastante la mirada y puede que no sea lo suficientemente bonita para él, pero aún así no tiene porque ser grosero ¿verdad?  Hasta lo estoy ayudando a cargar sus millones de cajas, debería ser un poco más amigable ¿Su papi no le ha enseñado modales? Frunzo mi ceño con algo de rencor mientras miro las pilas de videojuegos que ha encargado a traer, mientras yo solo debía conformarme con algunas pocas cosas de América. La compras de posesiones nuevas me había emocionado por completo, pero aún así ¿Quién le había dado ese derecho? — ¿Y donde quieres esto? — Murmuraba de mala manera mientras apoyaba mi cabeza sobre la pared, un tanto cansada del largo trayecto desde la entrada hasta el segundo piso. La voz femenina de la encargada suena como mi salvación "A comer, niños" y menos de lo que él espera me encuentro corriendo de a zancadas por la escalera para llegar lo más rápido posible al comedor.


—Flashback


Terminé de agarrar la última caja que quedaba el baúl del auto y caminé rápidamente hacia la habitación de Sebastian, donde ambos aún estábamos atorados de preparativos. Aunque debería estar sumergida entre libros, preparándome para un examen, indudablemente debía darle una mano a mi hermano con la mudanza. Afortunadamente está vez no había traído tantos objetos como veces anteriores y mi espalda se encontraba completamente agradecida. Mi alma aún se llenaba de regocijo al tener a alguien familiar tan cerca.  Durante los últimos meses me había sentido mucho más sola de lo que me gustaba admitir frente a todos. Apoye la última caja sobre la cama y sacudí ambas manos en señal de que el trabajo sucio ya estaba terminado. — Bien... ¿A donde quieres esto? — Murmuré con gracia mientras tomaba algunos videojuegos en mis manos y negaba lentamente con mi cabeza en forma de resignación. Definitivamente él se llevaría bien con los Deltas.
Abrí la caja, siendo completamente cuidadosa solo por sí había guardado alguna objeto de valor entre sus prendas y comencé a jalar de las camisetas una por una para poder acomodarlas en lugar que habían indicado. — Estoy segura que te llevaras bien con los muchachos... la mayoría son agradables. — Susurré con entusiasmo mientras creaba una pequeña lista mental de cual sería la forma ideal para ordenar sus prendas... por el momento  solo dejaría lo esencial en un cajón, puesto que uno sabía cuando el clima de California se tornaría helado o caluroso.

Por el momento solo diré que estos han sido mis favoritos. — Dije entre pequeñas carcajada mientras lanzaba unos calzoncillos con distintos dibujos animados en dirección hacia su rostro y fruncía mi ceño ¿Acaso era legal en las Aduanas que la ropa interior se viera de esa forma? Necesitaba una intervención.  O más bien... ropa interior para su próximo cumpleaños.  — ¿De verdad? ¿Era necesario? — Agregué mientras me acercaba a él y dejaba ambas manos sobre su abdomen, ejerciendo pequeñas cosquillas. Y sin previo aviso lo estreche contra mi cuerpo para obtener una pequeña dosis de cariño. Su olor parecía mucho más familiar de lo que recordaba. Inhale apenas un poco su fragancia y reposé mi mejilla sobre su pecho mientras acariciaba lentamente su espalda. — De verdad me alegra que estés aquí. — Susurré con dulzura, agregando una genuina emotividad que solo él podría percibir que no era fingida. Deje dos pequeños golpecitos, indicando que no haría ningún tipo de escena y volví a mi compostura normal.

Tres reglas fundamentales... — Aclaré mi voz como si aquello que estuviera por decir seria completamente crucial y levante mis dedos en el orden que los iba nombrando. — Uno... procura no fumar nada de lo que te ofrezcan estos muchachos. Dos... no asistas a demasiadas fiestas sin antes avisarle a tu hermana favorita y tres... prometerme aunque sea un almuerzo de bienvenida para celebrar que estes aquí. — Finalice dando pequeños aplausos entre mis palmas y embozando una esplendida sonrisa en mi rostro. Deposité toda mi confianza en que él no me negaria ninguna, después de todo siempre habíamos tenido plena confianza en decirnos lo que pensabamos de frente. Me acerqué una vez más a él y estampe un pequeño beso en su mejilla. Quizá estaba transmitiendo mucho más cariño de lo que él necesitaba pero vamos... siempre es necesario un poco de amor y no me sentía completamente a gusto con nadie para ese tipo de demostraciones. Quizá yo lo necesitaba a él en una dosis distinta de lo que él me quería a mí. Siempre soy la que se encariña más, ese es mi hábito.
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Mensaje por Sebastian C. Arnzent Mar Abr 07, 2015 5:39 am

-Te presento a tu madrastra- escucha decir de su padre con una sonrisa en su cara, -Hola...- dejó un silencio y agachó la cabeza, levantó de nuevo la mirada, esa mujer que se había convertido en su nueva madre me dijo con alegría -Ella será tu hermana, espero que se lleven bien.- , Si claro- Pensaba en su cabeza mientras miraba de pies a cabeza a su "hermana" -Hola.- y asintió pero hasta ahí llegaba su cariño, no quería ver otra mujer cerca de su padre a no ser que sea su madre biológica y menos aceptar a alguien que no era de su familia como pariente. -Nos mudaremos con ellas.- le hizo saber su padre y la idea no le gustaba tanto. Desde ese momento evitaba hablar con ambas, pero sabía que tarde o temprano iba a tener que hacerlo. -Dejalo en el suelo, ya lo acomodo yo.- dijo a la chica rubia que venía cargada. Sintió el llamado a comer y observó como ella se fue lo mas rápido posible, tardó un poco para ir ya que se quedó pensando en el trato que tenía hacia ella, no era la culpable de que esto pasara y no tenía porque ser indeferente, malo. Su padre estaba feliz, esa mujer parecía contenta al lado del padre de Sebas, el único que no aceptaba la situación es el y era entendible, pero mas allá de eso era hora de aceptar tal cual era el destino. Fue a comer, miró como su padre sonreía al ver a quien se había convertido en su madre, miró a su hermana -¿Me pasas la sal?.- se quedó en un silencio y tomo coraje -Por favor... hermana.- , despues de haberse negado interiormente a llamarla de esa forma. Se sintió bien consigo mismo al aceptar la realidad. -Esta muy rica la comida... Madre.- decía con una sonrisa pero a la vez se acuerda de su madre, lo poco que se acuerda era ella sonriendo mientras le ayudaba a hacer la tarea y ese es su único recuerdo que le quedó.


Flashback


El día se había acercado y sabía que todo era distinto, a quien una vez le costo encariñarse ahora no puede separarse de ella, no solo era su hermana, se convirtió en su otra mitad, había crecido con ella y dependía tanto de ella. Bajaron del auto en el que habían ido, se lo había comprado despues de tanto de trabajo con su padre y ahorrar, abrió el baúl mediante el botón de la llave, al levantarse empieza a sacar tres maletas, una guitarra, mientras sonreía a su hermana, se pone la guitarra en la espalda ya que estaba en su funda, agarra dos de las maletas y la ultima la agarra Ame, estaba tan contento, entraron en la casa, tenía todo para su comodidad, era lo que esperaba y mas, llegaron a la habitación, no había nadie así que fue dejando sus cosas tranquilamente, la guitarra al lado de una cama que estaba cerca de la ventana, las maletas cerca también, -Dejalo por ahí, ya veré que hago con eso- había dicho. -Eso espero, sino ya sabes recurro a ti.- dijo mientras la veía guardar sus cosas en un cajón, cuando ella terminó, desde su maleta sacó la demás ropa y la colgó en una perchera para guardarla colgando dentro del placard.  Agarró un par de adornos que se había traído y las acomodó en su mueble, todo lo que era cepillo de dientes, crema dental, como si se hubiese ido a un hotel, por las dudas había guardado todo y si sus compañeros eran realmente como le mencionó su hermana pues podrían hacerle alguna broma.

Terminó de guardar algunas cosas de su higiene personal cuando escucha ese comentario sobre su ropa interior, se dio vuelta y al cortar con su frase le tiró con unos calzoncillos en la cara, los agarró después de haberle tapado la cara, los guardó en otro cajón  -Ja, ja que chistosa eres, deja en paz mis calzoncilos que no te han hecho nada, realmente me gustaron en ese momento y lo seguirán haciendo. - dijo riendo. -Obvio que era necesario, solo no molestes con eso que hasta termina dandome vergüenza - terminó de aclarar hasta que en un momento ella se acerca y empieza a hacerle cosquillas -Basta que soy muy cosquilludo apenas me tocan.- expresó mientras trataba de alejarla por lo que el consideraba la mayor tortura cuando de repente siente el cálido abrazo de ella. La apretó con fuerza pero a la vez suave con un brazo colocado en su espalda mientras el otro le acariciaba el cabello y le besaba la cabeza -Y no solo eso, significa que ahora te podré molestar todas las veces que quiera.- sonrió al terminar esa frase, sabía que su hermana se emocionaba por el, sintió las palmadas, largó una pequeña risa y la soltó.

-Esta bien te escucho.- se cruzó de brazos, la miró a los ojos y frunció el ceño para que así viera que tan concentrado estaba, le hacía chistes de esa manera, para que vea como sarcásticamente prestaba atención. Asintió por cada regla mientras ella levantaba lo dedos para hablar, dejó que terminara de hablar, de nuevo ella lo había abrazado junto al beso de ella y la apretó fuerte contra el -Me parece bien esas reglas y si no te aviso en lo de las fiestas antes de una, te aviso al día siguiente en cual estuve.- dijo riendo sabiendo que eso a ella le molestaba, terminó de decir eso y le dio un beso en la mejilla -Ya sabes querida hermana, ahora que estoy aquí no dudes si te pasa algo, de avisarme ¿Está bien?. Por favor.- expresó sonriendo y con dulzura, no quería que nada le pasara a su hermana y si pasaba cualquier problema con un chico se aseguraría de romperle la cara. -Otra cosa, con eso del almuerzo, - aleja su rostro un poco con ambas manos en el rostro de ella, en cada lado -Podemos hacerlo mañana si puedes y tienes tiempo claro, debes estar ocupada dentro de este lugar ahora que me doy cuenta.- .
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Mensaje por Amelie R. Cortázar Jue Abr 09, 2015 5:06 pm

Dale por hecho. — Susurré contra él, confirmando que ambos podríamos tener un almuerzo juntos al fin. Extrañaba bastante las pequeñas jugarretas en la mesa, cuando no nos gustaba demasiado el platillo y simplemente lo lanzábamos al perro sigilosamente. Dí dos pequeños golpecitos sobre mis labios, dando un panorama general de cuando más podríamos tardar en ordenar esas cajas y fruncí levemente mi labios.  Me acerqué hacia el reproductor de música que probablemente era pertenencia de uno de sus compañeros de habitación y me las arregle para prenderlo, conociendo a esos muchachos como lo hacía lo más seguro era que siquiera se enfadaran, más bien entrarían bailando. Presioné el botón para encender y localice uno de las pocas estaciones de radio española que llegaba hasta el país. Si bien con el año había perdido algo de práctica me defendía bastante bien en el idiota e incluso Sebastian sabía decir unas cuantas palabras bajo mi autoria, lo satisfacía bastante a mí parte más patriota.— Muy bien, te daré un panorama general de lo que ocurre por aquí... — Susurré con cierto tono burlón como si realmente él necesitara una especie de guía turista. — Has llegado en una buena época. Recientemente se han unido un batallón de Deltas... y por si acaso, no te ofendas si te dicen "mono". — Deje escapar una pequeña carcajada y tomé una tijera para comenzar a desligarme de una de las cintas de embalaje que contenía la mayoría de las playeras.  Para mi sorpresa se había trasladado la casa entera hacia la residencia.

¿Sabes que es lo mejor de esta universidad? — Musité con seriedad mientras me acercaba a su cuerpo y lo miraba fijamente a los ojos. — Los viernes sirven pizza en la cafetería. — Agregué, sin poder mantener algo de seriedad por unos cuantos minutos frente a él, pero quizá ese era su efecto sobre mi ¿no? la confianza relativamente lograba que todo se volviese más tranquilo y nada genere vergüenza. Deje escapar una carcajada y volví a la tarea anterior, recogiendo alguna de las remeras y llevandolas hacia su lugar de predilección. Él bien sabría que no le daría demasiadas pautas acerca de como sobrevivir en la universidad, tenía la inteligencia suficiente como para arreglarselas solo. Y lo más gracioso de todo : pesé a ser la menor, siempre he jugado una especie de rol a lo "mamá".

Me senté sobre el borde de la cama mientras mordía ligeramente mi labio inferior y cruzaba mis brazos, un tanto altanera. Podía recordar a la perfección la serie de peleas físicas que solíamos tener en nuestra casa natal.  Quizá no tenía la misma fuerza que el muchacho, pero aún así tenía rápidos movimientos.  Por un momento sentí nostalgia del pasado... y era de esperarse, cada vez que podía recordar mi hogar lo hacia. Me paré en su colchón dando pequeños rebotes divertida y levanté una de mis cejas, como si tuviese que entender de que se trataría mi próximo movimiento. Me quede en silencio por unos cuantos segundos y en cuanto pude captar su atención deje escapar una picara sonrisa. — ¡PELEA! — Grité mientras me lanzaba sobre su cuerpo, enroscando mis piernas lo más fuerte que podía en su cintura. Lleve mi mano hacia su cabello y comencé a hacer el famoso "fosforito" sin ningún tipo de esfuerzo. Él parecía no inmutarse por el peso, pero aún así seguramente tendría una respuesta rápida. Amelie 1 -Sebastian 0.
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Mensaje por Sebastian C. Arnzent Lun Abr 13, 2015 3:37 am

Asiente cuando escucha la confirmación de ella -Esta bien.- dice sonriendo y se encarga de seguir guardando las cosas que todavía faltaban bastantes cuando escucha la música sintonizada que provenía de uno de los equipos musicales que ya había ahí, seguro era de uno de los chicos pero el no dijo nada porque ya la deben conocer a ella. Mientras metía sus pertenencias en los cajones se movía al son del sonido, termina de hacer eso así que se dirigió a donde su hermanastra -Esta bien, te escucho.- dijo al mirarla reírse, le gustaba bastante ver la sonrisa de la rubia. -Bueno, asumo que eso es el simbolo de acá y aparte mejor porque podré hacer mas amigos.- le comunicó. La miró acercarse ¿Que será lo mejor? - pregunta con una sonrisa mirándola a los ojos y escucha decir su comida favorita -Entonces los viernes los tendrás reservado porque iremos a comer mucha pizza te aviso.

Abrió la última valija que quedaba ubicada en la cama y sacó el resto de ropa, guardó un poco en el armario cuando empezó a sentir el ruido del colchón rechinar, se dio vuelta y miró a Ame saltando arriba del mismo -¿Que haces ahí? baja.- observó la cara de ella y se dio cuenta de lo que iba a hacer -No lo hagas- dice mientras levanta las manos con el dedo indice extendido, cuando escucha el grito de ella y se le abalanza contra el, la agarra fuerte de la espalda, se mantiene en equilibrio para evitar caerse con ella encima, empieza a reírse pero siente como le agarra la cabeza y le raspa toda la parte de arriba con los nudillos -Eso duele y quemaaa- anuncia al sufrir tanta tortura en un solo lado de su cuerpo, pero eso no iba a quedar ahí -Ahora verás corazón, mi venganza será terrible.- le dice al tirarla en la cama, se endereza, le agarra las piernas para llevarla un poco afuera del colchón quedando medio cuerpo encima del mismo y de la cintura para abajo fuera, se pone encima de ella asegurando que no tenga escapatoria. -Ahora verás- termina de enunciar para hacerle cosquillas en los costados del cuerpo -¿Que se siente querida?- pregunta al seguir haciendole sufrir con eso.

Se aleja de ella para dejarla tomar aire, se pone en una de las esquinas -Boxeador verde en su esquina y boxeador celeste en la suya, ¿Estan listos?-  pone sus manos en la boca como para hacer el ruido de la gente que alentaba. Sebas siempre le gustó ver las peleas de artes marciales mixta, por lo tanto quería practicar y siempre jugaba con su hermanastra a las peleas, cuando creció hizo durante unos años MMA así que estaba bien entrenado, -Vamos, a ver que tienes.- le dice mientras pone sus manos abiertas en guardia. Esperaba a que la rubia se acercara mientras tanto la observaba con una sonrisa. Se quedó pensando en como habían crecido, todo el tiempo que habían pasado jugando, ayudándose, jodiendo entre ellos y después estar en la universidad, era todo muy rápido para el pero se aseguraría de disfrutar todos los momentos que pasara con ella. Escucha la radio que sonaba una música alegre y mientras sigue esperando a la rubia se pone a bailar cuarteto, el cantante era un tal Rodrigo y el ritmo era bastante pegajoso, se movia para un lado, para el otro, giraba rápido ya que ella lo podía agarrar desprevenido, No quiso pelear así estiro sus manos hacia ella Ven vamos a bailar.- le dice mientras seguía moviendose al son de la música.
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Mensaje por Amelie R. Cortázar Lun Abr 13, 2015 10:27 pm

Pesé a que mi tutora siempre había destestado que Sebastian despertara cierto aire masculino en mí, aparte de las luchas no había afectado demasiado. Me gustaba bastante esa sensación de poder que me daba el poder ganarle aún sabiendo que teníamos unas cuantas diferencias físicas, puesto que jamás tendría la misma fuerza que él. Me aprovechaba cada vez que él se distraída tan solo un poco para poder crear un nuevo plan de ataque.  Deje escapar una pequeña carcajada en cuanto escuche a uno de los cantantes iconos de Argentina y no pude evitar resistirme a tomar su mano prácticamente como un impulso en mi ser.  — Bien, no te quejes. Hace mucho que no bailo. — Mencioné  ya escudandome de insultos mientras nos ubicábamos en posición y comenzaba a deslizar mi pies al compás de la música. Adelante, atrás, adelante, atrás. Moví mis caderas como recordaba que mi madre lo hacía cada vez que nos deleitaba con sus danzas y me deje llevar por la armonía de nuestros cuerpos. Incluso era mucho más divertido de lo que recordaba y Sebastian no parecía tener ningún tipo de conflicto con la interpretación de mis pasos.

Lleve mi lengua abajo de mi paladar, tratando de recordar la entonación que los argentinos utilizaban y comencé a canturrear por arriba de la música un tanto animada. — El amor sobre toda diferencia social. Dentro del calendario cada día se va, a pesar de las dudas y el qué dirán el amor puede más. — Musité a la perfección, aún un tanto impresionada de que mis cuerdas vocales se afianzaran a mi persona y colaboraran. Giré a mi acompañante sobre su propio eje, haciendo la misma acción conmigo misma. Lo miré fijamente en dirección hacia sus ojos y deje escapar una ladina sonrisa, reflejando todos mis sentimientos hacia el momento. El cariño, los recuerdos, la emoción.

Deje escapar un pequeño suspiro mientras aprovechaba el pequeño contacto visual que ambos estabamos teniendo y disimuladamente comencé a acercarme en dirección hacia sus labios, llegando hasta el punto conflictivo de sentir su respiración. Pasé mi mano por su nuca, acariciándola lentamente  y con mi mano diestra deje un pequeño golpe sobre su estomago. No pude evitar a comenzar a reír de manera circunstancial mientras negaba lentamente con mi cabeza. — ¿No te enseñaron a no confiar demasiado en las muchachas? — Cuestioné mientras fingía un resolver con mi mano ganadora, llevándola hacia mi boca para soplar sobre la punta de mis dedos. Ahora bien ¿Quién dijo que ser mujer no era divertido?
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